lunes, 3 de octubre de 2016

CAPÍTULO 184: Y FUE UN LABERINTO

Dios, cada vez estoy más cansada. Tengo mi cabeza sobre el regazo de Quique, que acaricia mi pelo constantemente, mientras vemos una película absurda de tiros y más tiros que no hacen otra cosa que provocarme náuseas. En el sofá de al lado, mi hermano, Juliet, Vero, Richard… esto es el camarote de los hermanos Marx. Organizar cenas de amigos en mi estado no puede ser bueno. Después del susto de ayer, parece que todos quieren estar en esta casa y apenas tengo tiempo para mí. Eso me agobia, mucho, pero no puedo decirles que se vayan.

-Ay por favor, qué asco de película… - digo sincera –

-Pero si está genial… - dice Quique –

De repente, noto de nuevo ese dolor que me atraviesa la tripa. Joder. No Malú, no estás de parto. Te lo dijo ayer el médico, es normal, respira hondo, no son contracciones, es muy pronto y…

-Aggg – me quejo de repente dando un respingo –

-Qué pasa? – pregunta Quique asustado –

-Madre mía… - respiro aceleradamente – otra vez… pero… - me incorporo como puedo bajo la atenta mirada de todos – esta vez es más fuerte…

-Pero nena… - Vero se incorpora apurada al verme –

-Creo que son contracciones Quique… me duele… - digo con gesto de dolor ya de pie –

-Vale, tranquilidad… - se incorpora como un resorte – la bolsa… - se pone a dar vueltas sobre sí mismo, una vez más, poniéndome nerviosa – La bolsa Richard! – exclama cogiendo a Richard de la camisa –

-Qué bolsa? – pregunta asustado sin enterarse de nada –

-La bolsa de la ropa pedazo de inútiles! – grita Vero dándome la mano llevándome hasta la puerta –

-Ay dios, que vienen! – exclama Juliet emocionada –

-Que vienen… me cago en la puta… - escucho susurrar a Quique mientras no para de dar vueltas sobre sí mismo – Las llaves del coche cojones!

-Te quieres tranquilizar? – escucho gritar a Vero – qué padre por favor… que estás poniendo negra a Malú.

-Negro me estoy poniendo yo de no encontrar nada en esta casa! – grita -

-Cállate! – si no tuviera este dolor, estaría muerta de risa de verles discutir –

-Hermanita, vamos contigo? – dice Jose sujetándome -

-Si… quieres que te acompañemos cariño? – pregunta Vero dulcemente –

-No, vosotros esperad aquí – ordena Quique tropezándose y agarrándose al perchero. Juliet esboza una pequeña carcajada –

-Mi cuñado lo tiene todo bajo control… - susurra Jose con ironía –

-Os llamo cuando sepamos algo… - Quique me agarra de la mano y salimos de la casa, dejando a media familia pensando que, por fin, van a nacer.


-Mira, yo ya no tengo coronarias para esto… - dice soltando la bolsa en el suelo de la entrada –

-Y qué quieres que haga? Si se mueven y es como si me fuera a salir un alien del ombligo…

-Me voy a traer un ecógrafo del hospital y nos ahorramos estos viajes… - pasamos al salón y allí están todos, esperando –

-Falsa alarma otra vez… - dice Quique dejándose caer en el sofá – he sudado tanto que ni metiéndome en un túnel de lavado se me pasaría…

-Me encanta que te tomes la paternidad de una forma sosegada y tranquila… - le dice mi hermano con cierta sorna –

-Malú, le puedes decir a tu hermano que pare, que no puedo dejar de reirme con su humor? – dice sarcástico –

-Vero, le puedes decir a mi marido que me transmite tanta tranquilidad saber que lo tiene todo bajo control, que quiero parir aquí? – digo sarcástica –

-Nena, pero estás bien? – dice riéndose -

-Si… está todo bien, si no estoy de parto ni nada que se le parezca… - digo restándole importancia – me ha dicho que los niños empiezan a moverse más y que notaré cosas así durante estos dos meses… pero que vaya cuando crea que no es normal…

-Lo que no es normal es este hombre… - mi hermano le señala – que parece que ha parido él.

-No me tontees cuñado, que hoy ya he tenido suficiente… - me levanto del sofá – cada mochuelo a su olivo, mañana será otro día y, seguramente, volveremos al hospital. Descansad, el día será duro – dice con voz seria –

-Sobrinos míos… - Vero se agacha a mi barriga – vuestro padre es gilipollas…

Se hacen una burla que me hace soltar una carcajada. Otro susto más, espero que sea el último.



-Mamá, que puedo llevar los platos yo… si los puedo llevar sobre la barriga, mira… - dice poniéndose uno de ellos sobre ella –

-Tu hija es una mesa, hay que aceptarlo – digo saliendo de la cocina –

-Una mesa es lo que te voy a estampar en la cabeza! – grito –

Salgo de la cocina sonriendo. Me encanta cuando se pone así de borde.

-Eh, super de buen rollo tu mujer eh? – dice Vero con sorna –

-Sabes que siempre está de buen humor… - digo riéndome – Bueno… pues ya está… y ahí aparece la virgen María – digo señalando a Malú, emperrada en llevar algún plato, saliendo de la cocina con su madre –

-Si fuera virgen no estaría así… - señala su barriga –

-Qué es ser virgen mamá? – Se escucha a la pequeña Lucía, dejándonos mudos a todos –

-Nada cariño, cosas de la tita Malú… - le tapa los oídos con ambas manos – podéis moderar el lenguaje? Quiero mantener su inocencia al menos un par de años más…

-Jajajaja – río – bueno… pues a cenar… Pepi, en esta silla estarás más cómoda… - le cedo la mía –

-Es increíble, le hace la pelota a mi madre en vez de a mí… - dice Malú indignada sentándose –

-Como debe ser hija, que a ti ya te tiene muy vista…

Malú lanza una mirada matadora a su madre, que se la devuelve con la misma intensidad. No hay duda, son madre e hija. Y si mi hija se parece a Malú y alguna vez me lanza esa mirada, me cagaré en los pantalones y le dejaré hacer lo que quiera.

Tras la cena, decidimos poner uno de los vídeos de la boda. No los hemos visto enteros, así que todos deciden quedarse. Tengo a Malú sentada a mi lado en el sofá, tapándose la cara cada vez que alguna imagen suya aparece en la pantalla.

-Oye pues fue bonita la boda no? – digo irónico –

-Ay… - se queja poniendo sus manos en su barriga –

-Hija qué pasa? – Pepi se levanta como un resorte –

-Ay… - se queja de nuevo – una patada… - responde –

La miro de reojo y resoplo mirando a los demás, que ponen los ojos en blanco. Nadie vamos a hacer caso a otra falsa alarma parece ser.

-Ay! – exclama –

-Hija! – su madre se pone a su lado –

-Ay que ahora sí… - dice aguantando el dolor – Quique…

-Dime… - digo todo tranquilo, mirando a la pantalla -  

-Que es una contracción, que ahora sí…

-Claro… - digo irónico –

-Pero… - su madre me mira –

-Ay!! – se queja amargamente – Quique por favor! – exclama levantándose del sofá – que te lo juro! –

-Que no se te olvide la bolsa cielo… - contesto mirando la tele –

-Pero qué clase de padre eres tú! – exclama su madre – Pero qué os pasa a vosotros?

Vero esboza una carcajada, al igual que todos.

-Las llaves Pepi… - dice Vero toda tranquila –

-Jose, que es tu hermana, ayúdame a llevarla que está de parto! – exclama –

-Que no está de parto mamá… - dice desganado mirando a la tele –

-Quique! – grita Malú – Ay mamá, la mano, la mano, la mano…

-Aaaaaagggg – grita Pepi – hija por dios, no aprietes tanto!

Oigo la puerta cerrarse y me acomodo en el sofá. Noto como Richard me mira, así que le devuelvo la mirada.

-No está de parto verdad? – pregunta algo preocupado –

-Que no, que es lo mismo que el otro día… - contesto con menos calma que antes -

-Cómo es el dicho ese que tenéis aquí? – se queda pensativo – ese de… a la tercera va la vencida?

Le miro con el ceño fruncido. Los demás me miran algo asustados durante unos segundos. Como un resorte, nos levantamos todos del sofá y vamos hacia la puerta corriendo. La puerta se abre antes de que lleguemos y aparecen Pepi y Malú, con todo el pelo rebolicado, y con una sonrisa avergonzada.

-Se me ha pasado… - dice Malú avergonzada –

-Buah… ni el parto de la burra colega… - susurra frustrada Vero volviendo a entrar al salón –


-Ay que ver eh? – le digo a Malú – menos mal que estaba aquí tu madre… - digo con toda la ironía posible - 

CAPÍTULO 183: Y FUE UN REMOLINO

Estoy gorda, es un hecho. Estar de 7 meses es lo que tiene. Cómo añoro mis vaqueros, ya no me los puedo poner. Y el sueño, que me hacía dormirme por las esquinas en el primer trimestre, ha dado paso a un insomnio mortal cada vez que me acuesto. Cuando me tumbo en la cama, es como si todos mis órganos se apelotonaran en mi garganta. Soy como un globo a punto de explotar. Y Quique ahí, dormido, qué envidia. Ojalá yo estuviera tan tranquila, pero la idea de dar a luz a dos personitas no me hace ni puta gracia, es más, me pone muy nerviosa. Joder, qué incómoda me encuentro. Me revuelvo en la cama, pero no encuentro la postura. Hoy se mueven más de la cuenta. Maldita sea… eso ha sido una contracción? Como cojones sé si es una contracción?

-Ay! – pego un saltito al notar una patada más fuerte de lo normal – hostia… - empiezo a respirar aceleradamente – Quique…

-Mmm… - se queja dormido –

-Quique… - digo asustada – que vienen…

-Que pasen… - murmura todavía dormido –

-Imbécil! Que estoy de parto!

-Qué? – grita incorporándose – cómo de parto?

-Haz algo por favor… - se me cambia la cara al notar otra contracción –

-Vale, respira… respira… - respira como yo, soltando mucho aire – Malú, que estás de 7 meses…  - dice con gesto reflexivo intentando restarle importancia -

-Y yo que quieres que haga? – grito – ahggg… - exclamo de nuevo – llévame a algún sitio por favor… - le suplico –

Se le cambia la cara. Se queda blanco como la pared y con una expresión de pánico que todavía me asusta más.

-Vale… tranquila… - se levanta de la cama, cayéndose al tropezarse con la pata de la cama – me cago en la puta… tranquila…

-Cómo era eso que dijo Marta? Para concentrarse… - me pongo de pie, sujetando con mis manos la tripa -

-Mira un punto fijo… ese cuadro… - habla a toda prisa mientras se viste – descríbelo…

-Es una montaña… - me agarro la barriga con fuerza – ay… - vuelvo a notar un dolor extraño – se ven muchos árboles…

-Eso es, eso es… - se pone la chaqueta sobre el pijama – venga, vamos…

Bajo las escaleras intentando serenarme, pero la respiración agitada de Quique no me deja. Ya en las escaleras, Quique baja a toda prisa, agarrándose a la barandilla al tropezar. Casi se mata.

-Quique por dios, que me estás poniendo muy nerviosa!

-Tú respira… - coge aire y lo suelta aceleradamente – los nervios no… no codnf… - da vueltas sobre si mismo, trabándose, sin poder hablar – no conducen a nada – balbucea abriendo la puerta –

-La bolsa Quique…

-La bolsa… - se da la vuelta a toda prisa buscándola –

-Las llaves…. – respiro intentando tranquilizarme –

-Donde coño están las llaves? – dice desesperado –

-Quique por favor! Que me estás poniendo muy nerviosa!!! – noto otra vez el dolor y le doy un manotazo en el brazo – ay! – exclamo – la mano, la mano, la mano…

Me da la mano y aprieto fuerte.

-Hostia puta!! – grita revolviéndose – Malú, que me rompes la mano!

-Cállate! Es tu culpa!!

-Vero? – le oigo hablar por teléfono mientras sigo apretando su mano – que vienen

-Que viene quién? - escucho como contesta - 

-Los niños, que Malú está de parto! – grita –

-No grites joder! – exhalo desesperada –

-Pero cómo van a venir ya? Si está de 7 meses!! - la oigo gritar - 

-Pues sietemesinos coño! Yo que sé! – exclama –

Le miro un momento y me parece un cuadro de Picasso. Lleva la bolsa colgada del cuello, el móvil sujetado entre su oreja y el hombro y con la chaqueta sobre el pijama. Quién nos vea salir así se va a estar riendo durante años.

-Vamos Malú – me agarra de la mano tras colgar el teléfono –

-Te quieres serenar un segundo? – le grito, me noto sudorosa – te crees que es fácil mover mis kilos más los de ellos después de una contracción?

-Es verdad… - dice acelerado – voy a por una silla… la del despacho, que lleva ruedas…

-Como me saques de aquí con una silla de escritorio es que te juro que te corto los huevos – grito –

Me mira asustado y, por un momento, me da pena. Hasta que viene otra “contracción”.

-La mano, la mano, la mano – grito acelerada –

-Aaaaaaggggg – grita al apretarle – Malú! Que me la rompes! – grita –

-Ya… - respiro hondo – ya… ya está… - digo soltándole –

-Ya? Puedes andar? – me pregunta con el bolso al cuello –

-Ay por favor… - le miro y no puedo evitar reirme – eres un cuadro…

-Un cuadro va a ser como no lleguemos al hospital… - dice nervioso – venga… camina despacio… pasitos cortos…


-Si es que no me haces caso…

-Que si que te hago caso Quique… - entro a casa y dejo la bolsa en el suelo – ya has oído al médico… no tiene nada que ver con el estrés…

-Yo también soy médico y te digo que mejor que te lo tomes con tranquilidad… - veo como mira hacia el salón sorprendido – qué hacéis aquí?

Entro al salón y veo a Vero, Richard, Rose, Juliet, y Lucía allí. Qué es esto?

-Nos hemos venido en cuanto me has llamado Rick… no has dicho a qué clínica íbais - contesta Rose – como Vero tenía llaves pero no cogíais el teléfono…

-Pues falsa alarma… vuelvan a sus casas, la calle es segura… - contesta Quique de broma –

-Pero nena, tú estás bien? – pregunta Vero preocupada –

-Si… - digo avergonzada – el médico ha dicho que es normal que note dolores extraños, pero que hemos hecho bien en ir…

-Pues lo que yo decía, pero como lo dice el marido, no sirve… - dice burlón –

-En fin… que nos quedamos con las ganas de verles las caras todavía… - dice Vero desganada – pues nada… a la cama… y descansa! – me apunta con el dedo –