lunes, 3 de octubre de 2016

CAPÍTULO 183: Y FUE UN REMOLINO

Estoy gorda, es un hecho. Estar de 7 meses es lo que tiene. Cómo añoro mis vaqueros, ya no me los puedo poner. Y el sueño, que me hacía dormirme por las esquinas en el primer trimestre, ha dado paso a un insomnio mortal cada vez que me acuesto. Cuando me tumbo en la cama, es como si todos mis órganos se apelotonaran en mi garganta. Soy como un globo a punto de explotar. Y Quique ahí, dormido, qué envidia. Ojalá yo estuviera tan tranquila, pero la idea de dar a luz a dos personitas no me hace ni puta gracia, es más, me pone muy nerviosa. Joder, qué incómoda me encuentro. Me revuelvo en la cama, pero no encuentro la postura. Hoy se mueven más de la cuenta. Maldita sea… eso ha sido una contracción? Como cojones sé si es una contracción?

-Ay! – pego un saltito al notar una patada más fuerte de lo normal – hostia… - empiezo a respirar aceleradamente – Quique…

-Mmm… - se queja dormido –

-Quique… - digo asustada – que vienen…

-Que pasen… - murmura todavía dormido –

-Imbécil! Que estoy de parto!

-Qué? – grita incorporándose – cómo de parto?

-Haz algo por favor… - se me cambia la cara al notar otra contracción –

-Vale, respira… respira… - respira como yo, soltando mucho aire – Malú, que estás de 7 meses…  - dice con gesto reflexivo intentando restarle importancia -

-Y yo que quieres que haga? – grito – ahggg… - exclamo de nuevo – llévame a algún sitio por favor… - le suplico –

Se le cambia la cara. Se queda blanco como la pared y con una expresión de pánico que todavía me asusta más.

-Vale… tranquila… - se levanta de la cama, cayéndose al tropezarse con la pata de la cama – me cago en la puta… tranquila…

-Cómo era eso que dijo Marta? Para concentrarse… - me pongo de pie, sujetando con mis manos la tripa -

-Mira un punto fijo… ese cuadro… - habla a toda prisa mientras se viste – descríbelo…

-Es una montaña… - me agarro la barriga con fuerza – ay… - vuelvo a notar un dolor extraño – se ven muchos árboles…

-Eso es, eso es… - se pone la chaqueta sobre el pijama – venga, vamos…

Bajo las escaleras intentando serenarme, pero la respiración agitada de Quique no me deja. Ya en las escaleras, Quique baja a toda prisa, agarrándose a la barandilla al tropezar. Casi se mata.

-Quique por dios, que me estás poniendo muy nerviosa!

-Tú respira… - coge aire y lo suelta aceleradamente – los nervios no… no codnf… - da vueltas sobre si mismo, trabándose, sin poder hablar – no conducen a nada – balbucea abriendo la puerta –

-La bolsa Quique…

-La bolsa… - se da la vuelta a toda prisa buscándola –

-Las llaves…. – respiro intentando tranquilizarme –

-Donde coño están las llaves? – dice desesperado –

-Quique por favor! Que me estás poniendo muy nerviosa!!! – noto otra vez el dolor y le doy un manotazo en el brazo – ay! – exclamo – la mano, la mano, la mano…

Me da la mano y aprieto fuerte.

-Hostia puta!! – grita revolviéndose – Malú, que me rompes la mano!

-Cállate! Es tu culpa!!

-Vero? – le oigo hablar por teléfono mientras sigo apretando su mano – que vienen

-Que viene quién? - escucho como contesta - 

-Los niños, que Malú está de parto! – grita –

-No grites joder! – exhalo desesperada –

-Pero cómo van a venir ya? Si está de 7 meses!! - la oigo gritar - 

-Pues sietemesinos coño! Yo que sé! – exclama –

Le miro un momento y me parece un cuadro de Picasso. Lleva la bolsa colgada del cuello, el móvil sujetado entre su oreja y el hombro y con la chaqueta sobre el pijama. Quién nos vea salir así se va a estar riendo durante años.

-Vamos Malú – me agarra de la mano tras colgar el teléfono –

-Te quieres serenar un segundo? – le grito, me noto sudorosa – te crees que es fácil mover mis kilos más los de ellos después de una contracción?

-Es verdad… - dice acelerado – voy a por una silla… la del despacho, que lleva ruedas…

-Como me saques de aquí con una silla de escritorio es que te juro que te corto los huevos – grito –

Me mira asustado y, por un momento, me da pena. Hasta que viene otra “contracción”.

-La mano, la mano, la mano – grito acelerada –

-Aaaaaaggggg – grita al apretarle – Malú! Que me la rompes! – grita –

-Ya… - respiro hondo – ya… ya está… - digo soltándole –

-Ya? Puedes andar? – me pregunta con el bolso al cuello –

-Ay por favor… - le miro y no puedo evitar reirme – eres un cuadro…

-Un cuadro va a ser como no lleguemos al hospital… - dice nervioso – venga… camina despacio… pasitos cortos…


-Si es que no me haces caso…

-Que si que te hago caso Quique… - entro a casa y dejo la bolsa en el suelo – ya has oído al médico… no tiene nada que ver con el estrés…

-Yo también soy médico y te digo que mejor que te lo tomes con tranquilidad… - veo como mira hacia el salón sorprendido – qué hacéis aquí?

Entro al salón y veo a Vero, Richard, Rose, Juliet, y Lucía allí. Qué es esto?

-Nos hemos venido en cuanto me has llamado Rick… no has dicho a qué clínica íbais - contesta Rose – como Vero tenía llaves pero no cogíais el teléfono…

-Pues falsa alarma… vuelvan a sus casas, la calle es segura… - contesta Quique de broma –

-Pero nena, tú estás bien? – pregunta Vero preocupada –

-Si… - digo avergonzada – el médico ha dicho que es normal que note dolores extraños, pero que hemos hecho bien en ir…

-Pues lo que yo decía, pero como lo dice el marido, no sirve… - dice burlón –

-En fin… que nos quedamos con las ganas de verles las caras todavía… - dice Vero desganada – pues nada… a la cama… y descansa! – me apunta con el dedo – 

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