sábado, 29 de noviembre de 2014

CAPÍTULO 110: EN UN PARPADEO EMPEZÓ TU VIAJE

-Corre que te matan Rick!!

-Me cago en mi vida… joder!

-Eh! – grito al entrar al salón – quieres no decir tacos delante de la niña? – Quique ni me mira, sigue fijo a la pantalla – qué hacéis?

-Estamos a punto de pasarnos esta pantalla… - contesta Quique sin mirarme – vamos!!

Les observo un segundo. El enfado que creía tener desaparece cuando les veo… me produce hasta ternura.

-De donde habéis sacado esa consola?

-La tenía en una bolsa en el estudio… supongo que cuando me traje la guitarra y el piano, estaba por ahí… - sigue mirando atentamente la pantalla – después de esta pantalla, jugamos al de fútbol Juliet…

-Si!

-Hola? Estoy aquí eh? – hago gestos y escucho como Quique ríe –

-Corre, corre! – grita Juliet – Si!!! – alza el puño, parece que han conseguido su objetivo al ver como chocan sus manos –

-Tengo otro mando, juegas con nosotros? – Quique me mira ilusionado, como si fuera un crío pequeño –

-No he jugado en mi vida a la consola… - digo sonriendo –

-No? – pregunta sorprendida Juliet – Yo enseño a Malú, te vamos a machacar Rick…

Es curioso, creo que estoy haciendo cosas desde que estoy con Quique que no había hecho en mi vida. Entre ellas, jugar a la consola sentada en el suelo. Cuánto glamour. Juliet se afana en explicarme para qué sirve cada botón, pero no creo que sepa dar un pase seguido. Y si a eso le sumas que yo de fútbol entiendo poco, voy a perder. Y no me gusta perder.

-Nosotros elegimos el Madrid – digo convencida –

-Eh, ni hablar, eso no vale, encima de que sois dos… - se queja –

-Tú a callar, que te vamos a ganar, verdad Juliet? – la niña asiente convencida –

-Pues me cojo a… - empieza a pasar equipos – al Manchester mismo…

-Te vamos a ganar Rick… - dice Juliet – tú no sabes como juego yo al fifa…

Me entra la risa al comenzar el juego. Mi primera gran jugada es chutar desde el centro del campo hasta la grada. Estallo en una carcajada.

-El botón de pase es la x Malú… - se burla Quique –

-No me piques, que tu no me conoces cuando me pico…

Tras varios goles de Quique, decido ponerme en serio. Me estoy cabreando.

-A ver… pase la x, chutar el circulo, centrar el cuadrado… correr… cual es el de correr? – Juliet me indica el botón correspondiente – y como puedo quitarle el balón? – me lo indica Juliet – vale…  te vas a cagar…

Me encanta cuando se enfada. Mírala, toda concentrada intentando hilar algún pase. No quiero reirme… no quiero reirme…

-Jajajajajajajajajaja! – estallo en una carcajada al ver como chuta para su propio campo –

-Eh! Que te pego eh? – da un manotazo al aire que casi impacta en mi brazo –

-Es que me encanta como te picas… - digo risueño –

-Córner. Malú, yo saco, tú rematas… - dice Juliet y Malú la mira con cara de… qué hago? – Dale al círculo todo el rato – dice la niña –

Malú funde el botón del círculo desde antes de que Juliet saque el córner pero, increíblemente, remata de cabeza y marca.

-Gooooool!!!! – Malú lanza el mando y se levanta – tomaaaaa!!! – se abrazan las dos, mientras yo me quedo con cara de póker – Quién se ríe ahora eh? Lalalalala – se pone a bailar de manera graciosa – con quien he marcado?

-Ramos – dice la niña con claro acento inglés –

-Espera… jajajaja! – vuelve a sentarse en el suelo – pon la repetición, esto se lo tengo que mandar a Sergio…

Tras un partido, una revancha y otra revancha más, conseguimos ganar Juliet y yo. Evidentemente, este momento lo tengo que inmortalizar y no puedo evitar colgarlo en las redes sociales. En la foto, aparece Quique haciéndose el enfadado, con las manos de Juliet y yo en primer plano, con los cuernos maluleros. Revuelo al canto. Me encanta hacer estas cosas.

-Entonces… - me siento en el sofá al lado de Quique – en Navidad cenamos juntos…

-Si, yo voy a Sevilla para la cena y ya el 26 nos venimos aquí.

-No vas a cenar con nosotros en Nochebuena?

La pregunta con tono apenado de Juliet me parte el alma. No habíamos caído en ese detalle, pero Quique debe cenar con su familia, y más después de todo lo que ha pasado este año. La forma de explicarle la situación que tiene Quique me conmueve.

-Verás cariño… - la coge en brazos y la sienta en su regazo – mi familia sois vosotras, pero también mis padres, mis primos… así que hemos decidido que la Nochebuena la pasemos separados pero el resto de las navidades juntos. Además, vamos a hacer una cena de Nochebuena antes, los 3, te parece bien? – la niña asiente no muy convencida – te lo vas a pasar muy bien con la familia de Malú.

Hemos tenido una conversación previa a esta. No sabíamos con quien se quedaría Juliet, pero Quique está convencido que debe pasarla conmigo. Quizá porque sabe que esa noche será un poco menos triste si estoy pendiente de la niña. En mi familia siempre hemos tenido la tradición de las navidades en familia, es el único momento del año en el que podemos juntarnos todos, aunque este año faltarán algunas personas. Pero habrá una persona nueva, Juliet, y eso me hace tener algo de ilusión. Y quizá por eso Quique está convencido que debe pasarla conmigo. No obstante, hemos decidido hacer una cena el día de antes, con Vero y Lucía y algunos amigos más. Va a ser como la antesala a una noche alegre y triste a la vez.


-Juliet, hemos pensado salir a pasear un ratito por…

Me quedo mudo al ver a la niña tumbada en la cama, boca abajo, con claros signos de estar llorando. Al escucharme, pega un respingo y se da la vuelta, dándome la espalda. Dudo durante un instante, pero decido acercarme a la cama y sentarme a su lado, sin decir nada. La miro de reojo, es una situación un poco extraña, porque ni ella habla ni yo tampoco, aunque estoy deseando hacerlo.

-Quieres hablar de algo preciosa? – acaricio su pelo con gesto preocupado. La niña niega con la cabeza – quieres que te deje sola un momento? – la niña asiente tímidamente –

Me levanto de la cama a regañadientes, no me gusta dejarla así, pero entiendo que igual necesita intimidad. Justo antes de salir por la puerta, escucho mi nombre.

-Rick… - la voz sollozante de Juliet me hace girarme – no te vayas…

Suspiro con tono apenado y deshago mis pasos. Vuelvo a sentarme a su lado y, sin hablar, hago que se abrace a mí. No se el tiempo que pasa llorando en mis brazos, no quiero preguntarle, no es el momento, es el momento de consolarla por algo que todavía no sé lo que es, pero que no importa en este momento.

-Es su cumpleaños… - dice entre sollozos –

-De quién cariño? – pienso que es el de Rose y se me encoge el alma –

-De mamá…

Tras decirlo, vuelve a echarse a llorar. Intento reprimir yo mis lágrimas pero me es prácticamente imposible. No ha dicho nada esta mañana, imagino que no se ha acordado y que, de repente, ha venido a su mente. Me apena la situación, ni siquiera sé qué decirle, qué hacer para consolarla. No se si me viene grande la situación, quizá no haya que decir nada, pero no puedo evitarlo.

-Sé que la echas de menos… - digo comedido –

-La abuela y yo siempre íbamos hoy al cementerio a dejarle unas flores… pero este año no las va a tener… - vuelve a romper a llorar e intento no hacerlo con ella –

-Juliet… - susurro apenado – no pienses en eso… - reflexiono un segundo y se me ocurre una idea – quieres hacer algo en su recuerdo verdad? – la niña asiente – bien… haremos algo, no te preocupes…

-Chicos, nos vamos a… - Malú irrumpe en la habitación y la cara de ilusión se le transforma – qué pasa?

Le hago un gesto para contarle después.

-Vamos a comprar unas flores y las vamos a llevar a un sitio muy bonito, te parece? – la niña alza la mirada algo avergonzada y asiente – venga, vamos a secar esas lágrimas… - paso mis pulgares por sus mejillas – y vamos a elegir las flores más bonitas que encontremos…


-Te gusta el sitio cariño? – la niña se queda observando el agua y asiente comenzando a caminar hacia la orilla del lago –

-Qué lástima me está dando Quique… - Malú se aferra a mi cintura y pone su cabeza en mi hombro –

-Ya… pero quiere hacerle algo… vamos a dejarla, y cuando lo haga, vamos a por ella.

-No es justo que una niña tenga que sentirse así… - se queja Malú – no deberían pasar estas cosas…

-Ya lo sé…

Observo como Juliet deposita las flores en el agua y comienzan a moverse. Se queda paralizada mirándolas, como si con ellas se fuera algo más. Nos acercamos despacio, sin hablar. Llego a su altura y me agacho detrás de ella.

-Recordar no es malo Juliet… lo malo es olvidarse de las personas que quieres…

-No quiero olvidarme… pero me pongo triste… - dice apenada todavía mirando las flores –

-Lo sé… - sonrío enternecido – eres una chica muy valiente…

La niña se gira hacia mí, totalmente emocionada, y me abraza. La recibo con todo el calor que puedo. Miro de reojo a Malú, que, para variar, está llorando. Qué sensible es. Y cómo me gusta que lo sea. Se agacha y se abraza a nosotros durante unos segundos.

-Bueno… - intento recuperar la compostura – quieres que volvamos a casa? – la niña asiente sin soltarse de Malú –


Se nota cuando Juliet está triste. Es como Malú, transparente, no puede disimular. Hace rato que se ha metido a su cuarto a ver la tele, no quería estar en el salón y no hemos querido obligarla. No puedo evitar ir a echar un vistazo. Al entrar en la habitación, veo como duerme medio destapada, con la tele encendida. Sonrío sin querer, todavía es una niña. Apago la tele sin hacer ruido y me acerco a la cama. Subo las sábanas y la manta hasta su cuello y Juliet se mueve un poco hasta acomodarse. Aparto un poco el pelo de su cara y dejo un beso en su frente. Apenas unos días en aquella isla bastaron para que le cogiese cariño y, ahora, apenas han bastado unos días para que me sienta responsable de que esté bien. Al darme la vuelta, me encuentro a Malú apoyada en el marco de la puerta, mirándome embelesada, con una sonrisa tierna. Sonrío algo avergonzado y salgo cerrando lentamente la puerta.

-Eres un cielo, lo sabías no? – me da un beso –

-Algo me habían dicho… - digo bromeando –

-Vas a ser un padrazo… - sonríe algo avergonzada –

-Ah si? – bajamos las escaleras hacia el salón –

-Si… y espero que sea con mis hijos… - vuelve a sonreir avergonzada –

Sonrío y la abrazo por detrás mientras caminamos hasta llegar al salón. Al entrar, la luz tenue de la lámpara alumbra el árbol de Navidad que pusimos hace días.

-Me gustaría tanto pasar la Nochebuena contigo… - susurro –

-Y a mí… - nos sentamos en el sofá casi en la misma posición, abrazándola por la espalda – pero mañana vamos a hacer nuestra Nochebuena particular…

-Ya… - contesto no muy convencido – te voy a echar de menos jefa…

-Y yo… - ríe levemente –

-Así que quieres que sea un padrazo con tus hijos no? – sonrío –

-Nuestros – remarca – nuestros hijos…

-Quieres tenerlos eh? – sigo sonriendo –

-Me lo he imaginado varias veces desde que estamos juntos… pero el otro día me pasó que lo pensé y fue como si lo estuviera viendo… - confiesa –

-Yo también me lo he imaginado… - contesto de manera tierna –

-Me da miedo que se nos acabe esto… - se da la vuelta para mirarme – no me había sentido tan bien con alguien en mi vida…

-Uy madre… - río – la Navidad te pone muy tierna eh?

-Jo… es la verdad… - contesta avergonzada –

-Sabes que a mí me pasa lo mismo contigo… - vuelvo a abrazarla – lo sabes no? – asiente –

-Menudo año… me han pasado cosas tan diferentes que parece que haya pasado más tiempo… - reflexiona –

-Ha sido un año difícil… - dejo un beso en su pelo – pero lo vamos a despedir juntos… - alza la mirada sorprendida – qué? – pregunto sonriente – pensabas que iba a empezar el año lejos de ti o que?

-Vas a venirte conmigo en Nochevieja? – pregunta ilusionada –

-Pues claro… - contesto – si me invitas claro…


Me abraza fuerte, más fuerte que otras veces. Tan frágil en algunas ocasiones, tan fuerte en otras… 

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