-Mamá, déjame la corbata por favor! – digo frustrado –
-Está torcida – vuelve a intentar colocármela –
-Que no! – exclamo – está bien así… vamos a serenarnos por
favor… - me miro al espejo -
El día más importante de mi vida y creo que está ocurriendo
lo que me había imaginado. Mi madre histérica mirándome de arriba abajo,
colocándome la chaqueta, la corbata, el pelo, cada dos por tres. Mi hermana
histérica mirándose al espejo, poniéndose capas y capas de maquillaje porque se
nota sombras que nadie ve, solo ella. Y mi padre sentado en el sofá, esperando
que estemos todos arreglados para vestirse.
-Martín! – exclama mi madre indignada – quieres vestirte de
una vez que mira qué hora es?
-Si… faltan 3 horas y estamos a 20 minutos de la finca…. Y tu
hija todavía no se ha puesto el vestido…
-Papá! – se gira nerviosa –
-Buah, voy a sudar como un pollo con esta ropa… - me quejo
quitándome la chaqueta y dejándola sobre el sofá –
-Qué haces??? – exclama como loca mi madre – que se te
arruga!!
-Dios… - resoplo –
-Por favor os lo pido, no me toquéis el pelo… - ruego a todos
los asistentes… que cada vez son más –
-Necesito verte con el traje puesto… - ruega Vero –
-No me pongas más nerviosa Vero…
-Malú, no te muevas que no te puedo maquillar…
Menudo despliegue. Esto es demasiado. Parece el camarote de
los hermanos Marx. Yo no puedo con este estrés, necesito un orfidal. Aunque me
quede dormida justo antes de decir el sí quiero, me da igual. Noto unas
palpitaciones incesantes en el pecho cada vez que me miro el reloj. Y cada vez
que miro a Vero, que está hiperactiva. Para dentro y para fuera todo el rato,
no sé qué cojones hace.
-Te quieres estar quieta Vero??? – grito –
-Vale vale… - dice alzando sus manos – ay coño, es que estoy
nerviosa…
-Pues imagínate yo… y encima me ponéis más nerviosa todos
dios mío… - miro mi reloj – cuánto falta?
-Hora y media… - responde escueta Vero –
-Voy a potar… yo hoy poto, te lo juro… - digo nerviosa – un segundo
Vivi… - le obligo a apartarse – me va a dar un brote psicótico…
-Tranquila nena, si esto está hecho! – exclama Vero – solo hay
que disfrutarlo…
-Dios… - intento respirar hondo – termina ya Vivi por favor…
que necesito vestirme… - miro el vestido nerviosa -
-Si dejaras de moverte habría terminado hace media hora…
Sonrío casi sin querer. Tiene toda la razón. Serénate Malú,
no pasa nada si llegas un pelín tarde, la novia tiene que llegar tarde, no van
a empezar sin ti.
Bajo del coche un tanto abrumado. Desde fuera ya se sabía que
esto era una boda, pero la decoración por dentro es increíble. Un altar
improvisado, donde figuran nuestros nombres, con varias sillas, dos delante y dos
detrás, imagino que para nosotros dos y los padrinos, y tres detrás... creo que para las niñas, que van a ser nuestras damas de honor. Enfrente del altar,
montones de sillas más, forradas con tela blanca. El sol luce espectacular, el
sueño de toda novia y de todo novio. Mucha gente se gira al escuchar que
alguien ha gritado que llegaba el novio. Genial, si antes tenía calor, ahora
mucho más.
-Ese máquina!! – el primero en llegar es Álex – ya pensábamos
que te habías rajao! – me da una palmadita en el hombro – pero tío… - me mira
de arriba abajo – no te veía tan formal desde la graduación! – estalla en una
carcajada y sonrío –
-Madre mía! – exclama Marta al verme – qué guapo! – se lleva
las manos a la boca – qué ilusión!! – exclama de manera divertida –
-Y mi princesa dónde está? – digo refiriéndome a mi ahijada –
La primera vez que veo a Rocío tan tímida. Se asoma por
detrás de la pierna de su padre, mirándome con cara tímida.
-Has visto qué guapo está el tito? – dice Marta – venga, dale
un beso!
La niña camina juntando sus manos tímidamente hasta llegar a
mí. Me agacho a su altura.
-Pero cómo puede ser tan guapa esta niña? – exclamo y le doy
un sonoro beso en la mejilla – a ver… - le obligo un poco a que se de la vuelta
– qué vestido más bonito cariño!
Se ríe tímida. Qué ternura me provoca. El vestidito de la
niña es ideal, de color blanco con volantes. Maravilloso. La gente allí
presente se acerca a mí a darme la enhorabuena y todas esas cosas que hacen que
el novio se ponga más nervioso. No puedo evitar mirar el reloj y cuando dan las
17:00, mis nervios se acrecentan. Se acrecentan mucho.
Mi madre me mira con tanta ternura que tengo que hacer
verdaderos esfuerzos por no explotar. Entre lo nervioso que estoy, las miradas
de todos y el imaginarme a Malú llegando, las ganas de llorar son evidentes. Y,
por si fuera poco, Vero llega en el momento justo para desatar todavía más mis
nervios. Pensaba que iba a llegar con ella, pero parece que va a llegar con sus
padres y ella se ha adelantado. Richard, vestido de traje, baja del coche con
Lucía de la mano. Hostia, pero si van igual igual vestidas Rocío y ella! Rose
llega con Juliet, Rose con un vestido de chaqueta y Juliet con el mismo vestido
también que Rocío y Lucía. Qué guapa está la niña… Vero , con un vestido verde
turquesa que le sienta muy bien, se acerca a mí haciendo aspavientos en cuanto
me ve.
-Dios mío!! – se lleva las manos a la cabeza – Ay! Ay! Ay!! –
exclama algo emocionada – que voy a llorar!!
-Tan feo voy? – digo de broma sonriendo –
-Madre mía… qué emoción!! – exclama y me da dos sonoros besos
–
-Dónde está la novia? – pregunto nervioso –
-Ahora vendrá… - sonríe – nervioso?
-Yo? – intento hacerme el fuerte – para nada… - digo irónico –
-Hola Rick… - Juliet me saluda tímida – vas muy guapo… -
parece ruborizarse -
-Ven aquí anda… - le doy un abrazo sentido – tú si que estás
guapa… - cojo su mano y hago que se de la vuelta – pero bueno!! Por qué creces
tanto cada día?? – se ríe tímida –
Rose y Richard me saludan amistosamente y Lucía se queda en
un segundo plano, cogida de la mano de su madre. Me mira con ese gesto suyo tan
tímido y tan pillín a la vez. Sonrío de nuevo conmovido y vuelvo a agacharme
como he hecho con Rocío antes.
-Dónde está mi bombón? – veo como Lucía se esconde un poco
avergonzada detrás de su madre –
-Venga Lucía, saluda al tito Quique…
La niña se acerca a regañadientes porque ve como todo el
mundo observa la escena. Se abraza a mí tiernamente.
-Tas muy guapo tito… - dice tímidamente –
-Ay que me la como… - digo enternecido dejando sonoros besos
en sus mejillas – si pareces una princesa!! – exclamo y se ruboriza un poco –
-Quique, necesitas un hijo urgentemente… - aparece Alejandro
por mi espalda que ya me ha saludado anteriormente –
-Calla calla… - digo intentando restarle importancia – sabes algo
de Malú? – pregunto nervioso –
-Tú no sabes que la novia tiene que llegar tarde o qué? –
pregunta Pastora acercándose – mírale, qué nervioso está…
-Que no estoy nervioso! – me ajusto la chaqueta un tanto
ansioso –
-Apenas… - susurra Vane sonriendo irónicamente –
Me sudan las manos. Mi madre ha decidido dejar de hacer
comentarios, cosa que agradezco, porque me pone cada vez más nervioso. Miro al
cielo desesperado, necesito que llegue ya. Yo creo que un cuarto de hora de
retraso está bien. De pronto, comienzo a escuchar murmuros y afino la vista. Un
coche llega. Tiene que ser ella. Noto mis piernas temblar. Tiemblan muchísimo.
Escucho un sonido en el cielo y alzo la mirada. Qué cosas… está pasando un
avión justo por encima de nosotros. Sonrío intentando contener la emoción. El
momento ha llegado.
-Llego tarde papá… qué desastre… - digo mirando la hora –
-Desastre? – pregunta mi padre – tú crees que puedes decir
que qué desastre con lo preciosa que vas? – sonrío avergonzada – además, que la
novia tiene que retrasarse…
-Tu padre tiene razón… - dice mi madre sin girarse hacia mí –
tranquilízate hija, estamos llegando…
Mi hermano es el que conduce. Se le nota algo nervioso,
aunque no lo diga. Precisamente cuando está tan callado es cuando se le nota
que está nervioso. No me puedo creer hacia donde estoy yendo. Hacia mi propia
boda. Me imagino a Quique esperándome y los nervios en el estómago aumentan.
Qué difícil es encontrar a alguien con quien estés dispuesto a casarte. Pero
mucho más difícil es encontrar a alguien que sepas que está dispuesto a casarse
contigo. Lo difícil es encontrar la correspondencia en el amor. Y yo lo tengo. Le he encontrado.
Entramos en el cortijo y cientos de coches se agolpan a la
entrada. Siento unos nervios parecidos a cuando voy a salir al escenario. La
responsabilidad de estar ante un momento importante. Debe ser eso. El momento
más importante de mi vida quizás. El coche se para, y parece que mi corazón lo
hace a la vez. Respiro hondo un par de veces antes de que mi padre me abra la
puerta del coche. Al abrirlo, escucho ese murmuro de mucha gente hablando. Alzo
la mirada y veo lo que me espera. Quique esperándome frente a una gran alfombra
roja que llega hasta un altar que lleva nuestros nombres y un montón de gente
mirándome. Dirijo la mirada al suelo para no caerme al bajar del coche. No voy
a llorar. No tengo que llorar. Dios, qué ganas tengo que llorar joder!
No hay comentarios:
Publicar un comentario