domingo, 9 de noviembre de 2014

CAPÍTULO 100: BLANCO Y NEGRO

Ha llegado el gran día. Conforme entramos al estadio, los nervios se apoderan de mí. No quiero ni imaginarme cómo estará ella. Desde que hemos visto el estadio, no hemos dicho una palabra. He notado como tragaba saliva al ver la marea de gente que esperaba haciendo cola. Dios, esto es muy grande. 


Observo el campo de fútbol, es enorme. Los colores rojiblancos inundan las gradas. Es realmente bonito. Por primera vez, la noto dudar, más nerviosa de lo normal. Observo el escenario. Es el más grande que he visto, con un gran pasillo central.

Durante el ensayo, veo como Malú se queda absorta de vez en cuando, mirando hacia adelante, quizá imaginándose lo que va a ser ver todo ese horizonte, que ahora divisa vacío, lleno de sonrisas. El último concierto de una gira que ha estado llena de momentos especiales. Nunca había pensado pasar un verano como el que he pasado. Si lo pienso fríamente, nunca había pensado conocer a alguien como Malú. Sigo observándola detenidamente, hablando con su banda, ultimando detalles, conversando con los invitados a este macroconcierto. Yo me mantengo en un segundo plano, hoy es su día, yo lo único que puedo hacer es disfrutarlo en la sombra. He decidido que voy a ver el concierto con el staff, desde los laterales del escenario. Quiero estar cerca de ella en este momento. Mis padres y mis amigos estarán en la grada… y Vero, que seguro se encarga de inmortalizarlo todo. 10 cámaras estarán repartidas también por todo el estadio, se encargarán de dejar grabado para siempre este concierto.

El concierto se ha convertido en todo un acontecimiento social. Gente conocida va a estar allí, disfrutando sin duda de lo que va a pasar. Tras el ensayo, Malú esta seria, con cara de estar pasándolo mal realmente. Su madre me mira y me hace un gesto, como diciéndome que la anime, así que decido hacerlo.

-Ya habéis terminado el ensayo? – digo acercándome –

-Si, se escucha fatal verdad? Deberíamos ensayar más, no sé que pasa con el sonido, está raro, está como… - comienza a hablar atropelladamente –

-Eh eh! – alzo las manos, cortando su discurso – cómo que se escucha mal? Se escucha perfecto, eso es porque estás nerviosa…

-Nerviosa? Como no voy a estar nerviosa? – alza la voz – mira todo eso… - señala hacia adelante – no puedo hacer esto Quique…  - agita sus manos, algo nerviosa -

-Cómo que no puedes hacerlo? – le miro incrédulo – a ver… siéntate… - la siento en el asiento de Rubén, en el piano – respira… - me mira un poco aterrada – mira hacia arriba… está despejado… te acuerdas que teníamos miedo por si llovía? – sonríe tímidamente – pues no va a llover… y no va a llover porque este concierto va a ser memorable y no se podía suspender…

-Joder… - resopla mirando al suelo – nunca he estado tan nerviosa…

-Pero eso no es malo… - me pongo en cuclillas delante de ella – lo malo es que esos nervios te hagan pensar que no eres lo suficientemente buena… - sonríe irónicamente, como si acabase de leerle la mente – eres más que eso, y hoy vas a demostrarlo.

Me mira apretando los labios, reflejando su miedo.

-Cuánto tiempo llevabas esperando esto? – pregunto sujetando su barbilla – es otro sueño más que vas a cumplir – suelta una risilla nerviosa – no dejes que esos nervios te hagan no disfrutarlo…

-Vas a estar aquí verdad? – me pregunta a modo de ruego –

-Si, voy a estar aquí mismo… - sonrío enternecido –

-Está todo tan bien organizado… - suspira – me da miedo estropearlo…

-Malú… - resoplo – tú no puedes estropear nada… - acaricio su cara – todo esto está montado para ti, y todos saben que hoy vas a hacer el mejor concierto de tu vida… mírales – les señalo – están emocionados… - baja la cabeza sonriente – piensa dónde estábamos hace 6 meses… - resopla recordando – hubieras dado cualquier cosa en ese momento por estar aquí… y lo has conseguido…

-Joder… - sonríe nerviosa –

-Estoy convencido que lo de hoy va a ser espectacular… - digo seguro – no dudo ni un instante… y no quiero que tú lo hagas porque sabes que estás preparada para esto y para lo que se le ocurra a la loca de tu mánager… - estalla en una carcajada – no solo eres lo suficientemente buena, eres la mejor, no lo olvides.

-Para… - susurra emocionada – para que no me viene bien llorar antes de un concierto…

-Estoy muy orgulloso de ti – digo sonriendo – no sabes cuánto… - dejo un beso en su frente, que lo recibe con una sonrisa emocionada – te quiero ver sonreir, aunque estés nerviosa… todos los que te queremos, lo estamos, pero hoy es un día para no parar de sonreir. No hay sitio para el miedo ni para la inseguridad… estás por encima de eso – asiente medio convencida –

-Malú, todo bien? – aparece Alejandro en escena –

-Todo perfecto… - le mira sonriente – voy a comenzar a prepararme… - se levanta decidida – hoy va a ser un gran día…

-Esa es mi chica! – exclamo, abrazándola cariñosamente –

Malú desaparece del escenario, destilando optimismo, incluso dando algunos saltitos. Qué fácil de motivar es. Sonrío agradecido, quiero que disfrute esto. Su madre me mira y me hace un gesto con el pulgar en alto. Qué mujer.

-Estaba nerviosa eh? – dice Alejandro, mirando hacia el estadio –

-Un poco… pero es normal supongo… - me alzo de hombros –

-Era muy insegura al principio… - sonríe melancólico – ha crecido mucho… - le miro con una media sonrisa – hace años yo estuve aquí… y solo de pensar que lo que yo sentí, lo va a sentir ella hoy… - suelta un bufido – se lo merece – sentencia –

-Más que nadie… - digo convencido –

-He escuchado lo que le has dicho… - me mira – ha sido sin querer, no suelo ser cotilla… - se excusa – querer a alguien no es solo decírselo… - vuelve a mirar hacia delante, dándole solemnidad al momento – es demostrarlo… - mete sus manos en los bolsillos – y ella necesitaba alguien que lo hiciera… - suspira – me alegro de que lo haya encontrado…

Me quedo mirando a Alejandro, un tanto avergonzado. Habla con tanto cariño de ella, que me da la sensación de estar hablando con su padre o algo así. Da una palmadita en mi hombro, sin mirarme.

-La primera impresión que tuve sobre ti… - resopla sonriendo – no me equivocaba.

Vuelve a dar una palmadita en mi hombro y se adentra en el backstage, sonriente. Me quedo allí, plantado, mirando hacia la grada del fondo que se ve lejana. Siento una sensación de responsabilidad extraña. Parece que todo el mundo me considera uno más allí. Y eso no es solo algo que haya conseguido yo… eso también lo ha hecho ella. Miro mis pies, casi al borde del escenario. Me imagino esos gritos mezclados con el nombre de Malú, provenientes del público, y se me eriza la piel. Lo de esta noche va a ser mucho más que un concierto. Si la vida son momentos, el de esta noche va a quedarse grabado en mi retina para siempre.


Comienzo a vestirme. La charla con Quique me ha hecho tanto bien… sigo estando nerviosa, pero ya no tengo miedo. Solo tengo que hacer lo que hago siempre, lo mejor que pueda, darlo todo… y así saldrá perfecto. Todos me miran emocionados… lo que no saben es que me ponen más presión todavía. Quique está especialmente cariñoso. Ha conseguido que vengan algunos de los de la isla, entre ellos, Juliet. Qué alegría ver a esa niña. Dios, mi instinto maternal va en aumento por días. Tengo la extraña sensación que este va a ser el último concierto de una etapa… como si después de esto, tuviera que dar algún paso en mi vida. En mi vida personal para ser exactos. Todo esto viene a mi mente cuando observo a Quique, hablando animadamente con mi madre. Me ha cambiado la vida completamente, en todos los sentidos.

Cuando todos se dispersan y se disponen a ocupar su lugar, me quedo sola un segundo. Como si se tratase de una escena de una película, escucho de fondo a toda esa gente. No he querido asomarme, quiero que me sorprenda. Quiero que la primera vez que vea eso lleno, sea cuando estoy subiendo las escaleras comenzando a cantar. Así será más especial. Desde la distancia del pasillo, observo a Quique dar vueltas. Está nervioso. El hombre que no se inmuta con nada, que siempre reflexiona antes de entrar en pánico, está nervioso. Sonrío triunfante sin querer. Es humano, como yo. Camino decidida por el pasillo, acompañada por gente del staff. Quique se gira al escuchar los tacones y me mira. Noto como respira hondo un par de veces. Me agarra de la cintura con firmeza, mirándome.

-Estás preciosa.

-Gilipollas… - sonrío bajando la cabeza – anda, deséame suerte…

-No la necesitas… - me abraza – cómetelos – me da un beso en los labios –

-Por supuesto – contesto convencida –

-Así me gusta… - acaricia cuidadosamente mi rostro -

-Malú, tenemos que empezar

Mi staff está nervioso en este momento. Apenas 5 minutos antes de comenzar, la adrenalina se adueña hasta del más tranquilo. Comienzo a caminar, dándome la vuelta para observar a Quique, que me mira sonriente, con las manos en los bolsillo, hasta diría que con gesto orgulloso. Sonrío negando con la cabeza. Llego abajo del escenario, todo mi equipo ya está allí.

-Unas palabras jefa, te estábamos esperando… - dice Rubén –

-Emmm… - me quedo pensativa – por qué no habla Julián? Se le da mejor… - digo sonriendo ante las tímidas risas – ha sido un placer trabajar con todos vosotros… - me miran algo emocionados – Hoy cerramos gira, pero espero que hagamos muchas más… - noto un tono emocionado en mi voz – no hay que estar tristes, hoy vamos a disfrutar más que nunca… - todos asienten – grito de guerra!
Hacemos el grito, repitiendo el ritual de todos los conciertos y todos corren a sus puestos. Ahora si que estoy nerviosa, pero siento un nerviosismo mágico, unas mariposas en el estómago preciosas. La última vez hasta dentro de algún tiempo que me subo a un escenario. Siento algo de tristeza, pero, a veces, es necesario parar para saborear mejor las cosas.

Subo las escaleras cantando ya los primeros versos de “Ni un paso atrás”… como tantas otras veces, pero, en realidad, como nunca lo he hecho antes. No puedo evitar abrir mis ojos de par en par cuando veo ese estadio, que hace unas horas estaba vacío, lleno hasta la bandera. Siento el vértigo en mi estómago, pero, en vez de acobardarme, me hace estar todavía más segura de lo que hago. 




-Joder… - exclamo sorprendido – está especialmente impresionante…

-Está con un subidón que ni se lo cree… - comenta alguien de su staff – con lo nerviosa que estaba…

-Si miro hacia el estadio, me mareo… - se escuchan risas detrás de mí – hablo en serio…

-Este niño… - Pepi se sitúa a mi lado – a ver, me puedes decir qué le has dicho para que se anime de esa forma? – me coge del brazo –

-No hace falta decirle mucho… ella ya lo sabe… - digo riendo –

Está perfecta, con una afinación que roza la perfección, y, como no podía ser de otra manera, sin parar de moverse. Como en aquel palacio hace ya varios meses, y como en cada concierto en el que la he acompañado, me siento orgulloso. Más orgulloso de lo que nunca he estado de nadie. Conforme van saliendo compañeros de profesión a cantar, y conforme va acercándose el final, siento una sensación rara. Me he acostumbrado tanto a este ritmo que no se exactamente qué va a pasar cuando se acabe. Todo el backline está bailando sin descanso, cantando a pleno pulmón las canciones, pero yo, en este tramo, estoy solo observando. Admirar a tu pareja es una de las claves para que algo funcione, siempre lo he dicho. Y yo la admiro, la admiro mucho. Por lo que hace y por lo que es.

La presentación de los músicos ha sido un cachondeo pero se respiraba un aire de emoción importante. No quiero imaginarme lo que va a ser la despedida. Blanco y negro es una de esas canciones que, cuando la escuchas, te vienen a la mente tantos nombres que apenas puedes contarlos. Amigos, familia, gente a la que quieres… incluso, como dice Malú muchas veces, ella a veces piensa en Danka. Globos de color blanco y negro aguardan escondidos en el estadio. Según me han dicho, han ido repartiéndolos a la entrada, como una especie de homenaje a Malú. He mantenido el secreto como he podido, pero me moría de ganas por ver si, realmente, iba a resultar factible que la gente hinchase sus globos durante la actuación. La cara que ha puesto cuando ha visto los de la primera fila ha sido de foto, pero cuando las luces se han encendido al final de la canción, y el estadio estaba lleno de globos, se ha echado a llorar, sentada en la silla, justo después de cantar ese verso que ella misma se inventa para los conciertos “mientras sea junto a vosotros, siempre lo intentaría… y que no daría” Pues justo ahí, justo coincidiendo con la última palabra, las luces se han encendido. Me doy la vuelta, emocionado. Si sigo mirando la estampa, necesitaré arrancarme los ojos para dejar de llorar. No puedo evitarlo, ha sido demasiado bonito, mágico. Mágico como todo lo que consigue Malú en el escenario. Me seco las lágrimas, riéndome de la misma emoción.

-Madre mía… - se escucha exclamar a Malú, todavía sollozando – y encima ahora toca despedirse… - se queja, como todo el estadio, que grita un no unánime – bueno… - intenta serenarse – joder, qué cosa más preciosa me habéis hecho, de verdad… - se pone la mano en el pecho –

Siento unas ganas irrefrenables de ir corriendo y darle un beso, pero me contengo, no sería de recibo, se le quedaría la misma cara que a Sara cuando Iker le dio aquel beso en la final del mundial. Jajajaja. Sería genial hacer lo mismo. No, hay que mantener el tipo.

-En fin… yo pensaba ponerme profunda ahora mismo… - dice riendo – pero ahora no sé muy bien qué hacer… - mira hacia mi lado – mira, voy a improvisar.

Mierda. Siento miedo. Improvisar es algo que se le da demasiado bien, sobre todo para ponerme a mi colorado como un tomate.

-Esta gira ha sido… - resopla – ha sido increíble y eso lo habéis hecho vosotros posible… - la jalean – no encuentro palabras para agradeceros esto… - señala al estadio entero – gracias de verdad… - vuelve a tocarse el pecho y deja que el público aplauda sin seguir hablando – antes, cuando he presentado a la banda… me ha faltado presentar a alguien que… - mierda, mierda, mierda – un día que Carlos se puso malito… - le mira y luego me mira a mí – nos ayudó a no suspender un concierto, verdad? – mira al resto de la banda, que asienten – no solo nos ayudó ese día, a mí lleva ayudándome, preocupándose por mí, cuidándome… - la gente grita un oh en tono enternecido – desde que le conocí… así que creo que debo agradecérselo en este momento… - se gira hacia mí – gracias Quique – me hace una reverencia, la misma que hace al resto del grupo –

-Está loca… - digo avergonzado, escuchando las risas del staff –

-Aprovechando que estoy ahora en un momento tierno… - se ríe pícaramente – quiero darle las gracias también a mi familia, a mis amigos, los que están aquí en el escenario y los que están en la grada – les señala – gracias a todos por venir en un día tan importante para mí – la gente sigue aplaudiendo y gritándole – Para esta última canción de esta gira… - vuelve a escucharse un no unánime – quiero que vengan aquí todos los compañeros que han cantado conmigo hoy – les hace un gesto para que salgan – todo mi backline, todo mi equipo, venga, todos aquí – ordena –

Uno a uno van subiendo todos. Malú pone cara rara, como buscando a alguien, hasta que me ve. Me señala, camina hacia mí. Niego con el dedo, qué está haciendo? Se ha vuelto loca, se le ha ido la pinza, no es posible. Miro a mi alrededor, me he quedado solo, el resto ha salido al escenario.

-Ven aquí – me ordena –

-Que no, qué estás haciendo nena? – digo negando con la cabeza –

-Sal aquí, tú también formas parte de esto, ven conmigo.

Me coge de la mano y me obliga a salir. Madre mía, no se ni como estoy andando, me tiemblan las piernas. Empiezo a escuchar mi nombre, venga ya, las de las primeras filas se han drogado o algo.

-Es que es un poco tímido el pobre – dice riéndose – ahora sí que estamos todos – no me suelta la mano, la obligo a hacerlo, pero me agarra de la cintura y se abraza a mí –

Me da por reirme. Definitivamente se le ha ido la pinza. Nos mira todo el mundo, lo intuyo, porque no me atrevo a mirar demasiado al estadio. Por fin me suelta, obligándome a agacharme para darme un beso en la mejilla. Me escondo entre toda la gente que está en el escenario. Alejandro me da de nuevo palmaditas en el hombro, le ha cogido el gusto.

-Ahora que están todos, que lo mío me ha costado… - se ríe – recuerdo hace un tiempo… en aquel palacio de deportes… - la gente comienza a gritar – dije que había cumplido un sueño… hoy… vosotros… - les señala – habéis cumplido otro de los que tenía… jamás pensé ver esto lleno. No paráis de cumplir sueños que se agolpan en mi cabeza y, os prometo, que hasta que las fuerzas me permitan subirme a un escenario, me esforzaré todo lo que pueda en seguir cumpliendo sueños con vosotros, todos los que podamos. – el aplauso se hace atronador – gracias Madrid, por este fin de gira tan increíble, gracias!! – alza la voz, emocionada, con algunas lágrimas recorriendo su rostro – nos volveremos a ver muy pronto!!

Pobre Pepi, llorando como una magdalena. Y pobre Pepe, su padre, que también se está secando las lágrimas. Coño, está todo el mundo llorando, incluído yo. Nah, eso no puede ser, hay que acabar esto con una sonrisa.

Comienzan las tenues notas al piano de la última canción de esta gira que ha sido tan especial para ella. Especial porque ha vivido momentos en los que pensaba que jamás volvería. Especial porque ha visto que su trabajo tiene recompensa, y es precisamente esta, la de mirar al frente y ver miles y miles de personas abarrotando un estadio de fútbol para verla. Sonrío orgulloso, un poco apartado del centro del escenario, junto a Alejandro y gente del staff. Tras los primeros versos, comienza la fiesta. Malú se arranca, por última vez en esa gira, el trozo de falda que le quedaba, y comienza a saltar. Miro alrededor y no se si reirme o qué hacer. Parecen poseídos por algún tipo de droga. Decido unirme a la ida de olla generalizada, poniéndome al lado de Vane.

-Ahora hacemos el bailecito de los músicos, pásalo – me grita al oído –

Comienzo a descojonarme y voy diciéndoselo al resto. Algunos ponen cara de no entender nada, pero, sobre todo, el staff sabe de lo que hablo. Cuando comienza la estrofa, Jose y Yago comienzan esos pequeños pasos, simples, pero que, al seguir a Malú, quedan hasta bien. Nos unimos. Algunos se unen un poco después, tras pillar cómo se hace. Malú se gira hacia nosotros, muerta de risa, apenas puede seguir cantando, pero lo hace, como buena profesional.

Tras esto, comienza el estribillo, y, de nuevo, seguimos la coreografía. Al acabar, viene la parte en la que Malú hace su bailecito sexy con el micrófono, pero se acerca a mí peligrosamente, pie de micro en mano y, a mi lado, provocándome, lo hace. Saco toda mi ironía y me alejo del lugar, haciéndome aire con una mano. Escucho las risas del resto y decido ignorar lo que ha podido pasar entre el público ante esa imagen. Está como una cabra, una vez más me reafirmo. La adrenalina del escenario le hace estar todavía menos cuerda.

Seguimos con los bailecitos durante el segundo estribillo, que deriva en una cantidad de saltos seguidos, sin descanso, que creo que no daba desde aquel gol de Iniesta. La euforia posee el escenario y aquello se convierte en una discoteca improvisada, de estas que, cuando suena un temazo, se arma la de Dios. No se con cuanta gente me he abrazado saltando. Escucho a Malú ir de un lado a otro del escenario dando las gracias, mientras, los demás, seguimos allí, entre los músicos, saltando. Malú se pone a saltar en el centro del escenario y va poniéndose cada vez al lado de una de las personas que allí estamos. Llega mi turno y se abraza a mí, es casi el momento de ir al centro de la pasarela central.

-Gracias cariño…. – dice pegada a mi oído –

-Venga ya… - comienzo a reirme – eres muy grande – doy un sonoro beso en su frente – corre!

Sale corriendo hasta la pasarela, donde, encima de una plataforma, comienza a despedirse de nuevo.



-Gracias Madrid!!! Nos vemos muy pronto!!! – grita emocionada –




Tras esto, la música comienza a acabarse y, con un sonido de baterías y guitarras entremezclado, como anunciando la despedida, Malú desaparece bajando en esa plataforma. Los demás, mientras tanto, aplaudimos. Reconozco que estoy algo emocionado. Vamos saliendo del escenario mientras las guitarras no paran de sonar. Tengo la sensación que ha sido un absoluto éxito. No es solo la sensación... estoy seguro de ello. Antes de llegar al backstage, todavía en el escenario, Pepi me coge del brazo y no puedo evitar abrazarla. Creo que tengo exceso de adrenalina. Bajamos del escenario todavía gritando, algunos saltan emocionados. Sonrío hasta que me encuentro con Malú, ahí no puedo evitar aumentar mi sonrisa todavía más. Corre hacia mí, abrazándose a mi cuello, llorando como una niña. Imagino lo especial que ha sido todo para ella. El último concierto de la mejor gira de su vida.

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