-Si? – descuelgo el teléfono extrañado –
-Rick? Soy Rose
-Hola Rose! – contesto emocionado –
-Estás ocupado? – su voz suena algo apagada –
-No, claro que no, dime – aparece Malú en la cocina, le digo
en voz baja que es Rose –
-Verás… ha habido un problema y… mi médico me ha propuesto
operarme ya…
-Operarte ya? – exclamo asustado – Qué ha pasado?
-Bueno… las analíticas no van demasiado bien… y se han
organizado para operarme, pasado mañana, pero la decisión la tengo yo…
-Entiendo… - suspiro – necesitas que vayamos a por Juliet?
-Rick yo… - habla atropelladamente, algo apurada – siento
mucho todo esto de verdad, puedo esperar a después de navidades…
-No Rose… - le corto – lo importante es tu salud… nos haremos
cargo de Juliet, no te preocupes…
-Dios… esto ha ido muy deprisa… - escucho como comienza a
sollozar – son fechas demasiado señaladas…
-Rose… necesitas que vayamos para estar contigo? – me sale
del alma esa proposición –
-No Rick… - suspira - lo que necesito es que me asegures que
Juliet estará bien…
-Te lo prometo Rose – contesto sincero –
-Si me pasa algo…
-No digas eso Rose – vuelvo a cortarla – lo más importante es
tu estado de ánimo, y tienes que estar fuerte… todo va a ir bien, Juliet va a
estar bien y la vamos a cuidar hasta que estés bien… te lo prometo…
-Rick… - comienza a llorar – esto es demasiado… no sé como
agradeceros esto…
-No llores Rose… - intento no emocionarme – cuéntame lo que
quieres que hagamos…
Tras una larga conversación con Rose, le cuento a Malú lo que
ocurre. El giro que han dado los acontecimientos me da hasta vértigo. Juliet
llegará mañana por la noche a Madrid y nos ocuparemos de ella hasta saber qué
ocurre con Rose. Me da pena, una pena tremenda… no se merece que le pase esto,
pero lo único que podemos hacer por ella es cuidar de la niña. Unas fechas como
éstas, para un niño, deberían ser las más felices… soy consciente del reto que
tenemos por delante… principalmente, hacer que Juliet no piense demasiado en lo
que ocurre, si es que lo sabe, y conservar su inocencia. Rose me ha contado que
su abogado, amigo de su hija, se hará cargo de tenernos informados sobre lo que
va ocurriendo. Eso me deja algo más tranquilo, pero no del todo, ni mucho
menos.
-Quique, vamos a poder cuidar de ella verdad?
Malú está nerviosa, esperando impaciente la llegada de Juliet
en el aeropuerto. Me encuentro nervioso, siento una responsabilidad enorme en
este momento.
-Claro que sí – contesto convencido, pero por dentro, tengo
las mismas dudas –
-Mira, ahí está! – Malú sale corriendo hacia ella –
La niña viene acompañada de una azafata del avión, como suele
hacerse cuando menores de edad vuelan solos. Al verla, Juliet se abraza a ella
y rompe a llorar. Pobrecita, con 12 años eres todavía pequeño para entender
algunas cosas, pero te das cuenta de lo que ocurre a tu alrededor…
-María Lucía Sánchez y Enrique Valverde verdad? – pregunta la
azafata con unos papeles en la mano –
-Si, somos nosotros…
-Pueden identificarse por favor? – le enseñamos nuestros dnis
– perfecto, firmen aquí por favor…
Tras asegurarse que somos nosotros las personas que tenemos
que hacernos cargo de la menor, y enseñarle todos los papeles que nos ha mandado
el abogado de Rose, salimos del aeropuerto con Juliet. No para de llorar, la
pobre imagino que sabe por qué ha venido a España. Rose me contó que la niña no
sabía de la gravedad de la situación, pero sí que estaba enferma. Es un dato a
tener en cuenta, tenemos que evitar que la niña se asuste demasiado.
-Bueno Juliet – intento hablar de manera alegre – qué te
parece si vamos a un mcdonalds a comer como osos?
La niña se alza de brazos, con el cinturón ya abrochado, en el
asiento trasero del coche. Miro fugazmente a Malú que me mira preocupada.
-Podemos ir a casa si quieres, y así conoces a nuestros
perritos, te apetece cariño? – propone Malú, con voz dulce –
La niña vuelve a repetir ese gesto de indiferencia. Su mirada
perdida mirando el suelo se traslada a la ventanilla. Suspiro mientras pongo el
coche en marcha, va a ser difícil que la niña esté alegre.
-Chicos! Mirad quien ha venido!! – Malú grita con tono alegre
para que los perros salgan a recibir a Juliet –
Danka es la primera en llegar. Olisquea a la pequeña, que ríe
tímidamente.
-Acaríciala, no hace nada cariño… - la anima Malú –
El resto de ellos se acerca y repite el mismo ritual. Danka
parece tener un sexto sentido muy desarrollado, puesto que se deja acariciar
con mimo, incluso, restriega su carita por las piernas de la niña. Me parece
conmovedor. El gesto de Juliet ha cambiado algo con los perros, menos mal.
-Cuánto perro… - dice riendo la niña – qué bonitos…
-Y son muy cariñosos, verdad que si amores? – Malú agarra en
brazos a Sidney – venga Juliet, voy a enseñarte tu habitación de acuerdo?
La niña asiente y su gesto vuelve a cambiar a tristeza. Subimos
las escaleras hasta llegar a la habitación. Como ha sido tan precipitado,
apenas hemos podido adaptarla a lo que sería una habitación de una niña, pero
ya la iremos decorando.
-Hemos pensado que lo mejor es que la decoremos como tu
quieras, podemos ir de compras esta tarde, te apetece? – propone Malú –
-No importa, así está bien… - responde tímida Juliet –
-Sabes lo que vamos a hacer? – me pongo en cuclillas frente a
ella – vamos a pedir pizza para comer, una pizza enorme, te parece?
-No tengo hambre Rick… - contesta con gesto triste –
-Cariño, aunque no tengas hambre, tenemos que comer un
poquito de acuerdo? – insiste Malú –
-Quiero ir al baño, donde está? – contesta la niña –
Resoplo. Esto va a ser muy difícil. Es normal, está en un
lugar extraño y debe imaginarse la magnitud de la razón por la que está aquí.
-Quique… - murmura Malú al entrar de nuevo a la habitación – qué
hacemos?
-Creo que lo mejor es dejarla un rato tranquila…
-Pero tiene que comer algo… y está tan triste… - susurra Malú
–
-Es normal… supongo que se está dando cuenta de lo que ocurre…
-Ya pero tenemos que intentar que lo piense lo menos posible…
se lo prometimos a Rose…
-Ya lo sé Malú… pero acaba de llegar y me imagino que la
despedida ha sido dura… conseguiremos que no se de demasiada cuenta de lo que
ocurre…
La niña entra seria a la habitación, creo que nos ha
escuchado. Miro a Malú que tiene cara de circunstancias.
-Bueno Juliet, entonces quieres que pidamos pizza? – vuelvo a
hablarle con tono alegre –
-Rick, ya te he dicho que no tengo hambre… - contesta de una manera
tan seria que me sorprende –
-Pero tienes que comer un poquito Juliet, puedo preparar
alguna cosa y…
-Te he dicho que no vale? – me grita – os pensáis que no me
entero de lo que pasa… - hay un silencio tras esa frase – mi abuela se va a
morir verdad?
-Qué? Claro que no Juliet – digo poniéndome en cuclillas de
nuevo –
-Deja de tratarme como una niña! Ya no lo soy! – vuelve a
gritar –
-No te trato como una niña, solo…
-Déjame en paz… - la niña sale de la habitación, dejándome
con la palabra en la boca.
-Joder… - exclamo levantándome, intentando ir tras ella, pero
Malú me detiene –
-Déjame que hable yo con ella vale? – dice dulcemente –
tranquilo… - me da un fugaz beso en los labios –
Bajo las escaleras preocupada. Pobre Rick, la reacción de la
niña no es nada personal contra él, pero se ha quedado con una carita… veo como
Juliet está en el jardín, sentada en una de las sillas. Salgo, noto el frío
propio de Diciembre, pero decido sentarme a su lado.
-Tienes frío? – pregunto comedida, la niña niega –
-Lo siento…
-No tienes que disculparte Juliet… pero sabes que Rick se
preocupa por ti…
-Ya lo sé! – exclama – pero es que… - la niña comienza a
sollozar – no puedo estar contenta…
-Cariño… - me siento más cerca de ella y paso un brazo por
sus hombros – tu abuela no se va a morir, pero está enferma, eso si lo sabes
verdad? – la niña asiente – y no podía cuidarte ni tú podías cuidarla a ella en
este momento… pero solo será un tiempo… - dejo un beso en su pelo – tu abuela
va a ponerse bien ya lo verás…
-Toda la gente que quiero se muere… - sentencia amargamente
la niña y se me encoge el alma –
-No tiene nada que ver con eso Juliet… - suspiro – la vida es
muy bonita pero a veces es injusta… y eso es algo que tienes que aprender… -
dejo otro beso en su pelo – ya no eres una niña del todo… estás creciendo… y
eso lo sabemos… sé que no es lo mismo, pero nosotros vamos a hacer todo lo que
podamos para que estés bien aquí de acuerdo?
Juliet se abraza a mí llorando y tengo que hacer serios
esfuerzos por no hacerlo yo.
-Venga cariño… no pienses que van a pasar cosas malas… eso no
te ayuda, ni a ti ni a nadie… siempre hay que pensar que las cosas tienen
solución… y tu abuela se pondrá bien…
-Me lo prometes? – dice la niña alzando la mirada –
-Te lo prometo… - contesto sonriendo conmovida –
Juliet vuelve a abrazarse a mí. No soy de prometer cosas que
no puedo asegurar… pero esta es una excepción.
-Rick se ha enfadado? – pregunta inocentemente –
-Claro que no cariño… - sonrío – Rick no se enfada casi nunca…
Miro hacia el salón y me encuentro a Quique, apoyado en el
marco de la puerta, mirándonos con cara tierna. Se acerca temeroso hasta llegar
a nuestra altura. Al verle, Juliet deshace el abrazo que no unía y baja la
cabeza.
-Lo siento Rick…
Miro hacia él y sigue con esa sonrisa tierna. Me vuelve loca
ese gesto. Se agacha hasta estar a la altura de la niña y acaricia su cara dulcemente.
-No pasa nada cariño… ven aquí anda…
Abre los brazos y la niña se abraza a él fuertemente. Me mira
un instante solo para sonreírme de nuevo con ese gesto tierno.
-Ya sé que no tienes mucha hambre pero… es que… necesitaba
una excusa para que Malú me deje pedir una pizza… - la niña se ríe tímidamente –
-Si que tengo hambre… –
dice la niña con voz tímida –
-Ves? Ya sabía yo…
Juliet entra en el salón con otra cara. Gracias a Dios, no soportaba verla tan triste. Antes de entrar al salón, Quique me coge de la mano y pasa un brazo por mis hombros, dejando un beso en mi frente que me provoca una sonrisa inmensa.
-Qué buena madre vas a ser... - dice sonriente mirándome -
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