Joder, cuánta cara conocida, qué barbaridad. La verdad es que
conozco a la mayoría porque son amistades de Malú, quizá no intimas, pero sí
que me ha presentado a algunos. Tengo la sensación que todos me miran extrañamente
sorprendidos, quizá porque nadie se esperaba que Malú tuviera los cojones de
acudir a un evento como éste conmigo. Nunca lo ha hecho con ninguna de sus
relaciones según me ha dicho. Eso me hace sentirme orgulloso y con una
sensación de responsabilidad a partes iguales. Tengo que dar la talla, eso es
así, es como otra prueba más.
Nos sentamos en los asientos reservados, al principio me
siento un poco un intruso, pero luego dejo de sentirme así al ver a las parejas
del resto de artistas. Supongo que es lo que se suele hacer. La grada está
situada en un lateral del escenario. Con una pasarela, se unen, haciendo la
recogida de premios mucho más emocionante. Abajo, el público, gritando como
descosidos cada vez que divisan a algún ídolo. La gala comienza, creo que estoy
incluso más nervioso que ella.
La gala avanza tan rápido que casi no me doy ni cuenta. Ahora
empiezan los premios gordos. El presentador anuncia los nominados a mejor
canción. Ahora si que estoy nervioso, el primer premio al que opta Malú. Cuando
oigo su nombre por parte del presentador no puedo evitar lanzar un “toma” al
aire. Malú se levanta del asiento, con su vestido que le hace todavía más
preciosa, coge mi mano fuerte para luego soltarla y comenzar a caminar por la
pasarela. Aclamada, llega, recoge su premio y se dispone a soltar un corto pero
intenso discurso de agradecimiento. Tengo la sensación que no va a ser la
última vez que pise ese escenario para recoger un premio.
Tras la actuación de un grupo musical internacional, llega
otro de los momentos cruciales de la noche. El de mejor álbum. Tanto tiempo de
trabajo es recompensado con otro premio. De nuevo, Malú se levanta y repite el
mismo ritual, esta vez, dejando un beso en mi mejilla. La gente aplaude y yo
estoy un poco abrumado. Casi tanto como ella, que casi se queda en blanco
durante su discurso, pero lo solventa con esa maravillosa risa que hace
contagiar a todos los presentes. Tras agradecer a todos los que han colaborado
en que el disco saliese adelante, se despide con la mayor de las sonrisas. Ya
lleva 2.
-Eh tio, dile que deje algo para los demás…
La voz de Antonio me sorprende por la espalda. Cada vez que
se va Malú, me siento algo raro allí sentado. Suerte que detrás de mi está
Orozco, para hacerme un poco más amena la espera entre premio y premio.
-Jajajaja! – río dándome la vuelta – tengo que ir a Ikea para
comprar alguna estantería para tanto premio tío…
-Mira, por ahí viene la reina de la noche…
Malú aparece con una gran sonrisa y me recibe con un beso en
los labios que no pasa desapercibido para nadie.
-Madre mía, qué carrera me he pegao… casi me mato…
-Le estaba diciendo que dejes algo para los demás… - responde
Antonio fingiendo indignación –
-Calla, que les he pagado una pasta a todos para que me los
den… - dice de broma –
El presentador anuncia la actuación de Pablo Alborán y el
palacio enmudece ante su voz y su piano. Qué bonito canta el tío joder. Es la
antesala perfecta para el premio que, sin duda, más ilusión le haría si se lo
dieran, el de mejor gira. Ahora si que noto el nerviosismo en ella. Uno a uno,
salen en la pantalla las imágenes de las giras de cada uno, incluídas las de un
grupo internacional tremendamente conocido que dio dos conciertos en España.
Son los grandes favoritos, o eso parece, aunque ya se han llevado dos premios.
-Y el premio 40 principales para la mejor gira, festival, o
concierto en España es para… - el presentador hace un parón para darle emoción
– el tour sí, de Malú!
Ahora si que no he podido evitar saltar de la silla. Malú se
tapa la cara, visiblemente emocionada. Se levanta y se abraza a mí, puedo
escuchar como solloza tímidamente. El premio más especial para ella, sin duda. No
nos decimos nada, solo puedo reir y, al mismo tiempo, tener unas ganas de
llorar tremendas cuando la veo tan emocionada. Baja la rampa y el palacio, su
palacio, no deja de aplaudir. El lugar en el que tantas veces ha sido feliz
durante este año. El lugar donde volvió a cantar después de lo que ocurrió. Ese
lugar hoy se hace todavía más especial para ella. Recoge el premio, puedo notar
en la pantalla el temblor en sus manos. Casi 17 años haciendo esto y todavía se
emociona, me parece admirable. El palacio comienza a corear su nombre, y ella
ríe tímidamente, se escucha al estar tan cerca del micrófono.
-Bufff… - resopla mirando el premio – no puede ser… -
comienza a reir, la típica risa de cuando alguien está nervioso – todos los
premios son especiales… estar nominada ya es especial… pero este premio es… -
traga saliva y se hace un silencio, roto por los aplausos – esta gira ha
significado para mí tantas cosas buenas que no puedo explicarlo… - hace otra
pausa, para coger aire – en primer lugar quiero dedicárselo a mi familia en el
escenario, a Rubén, a Yaiza, a Carlos, a mi hermano, a Paco, a Julián y a Yago…
gracias y enhorabuena, porque esto es vuestro. – alza el premio, toma ya,
empezamos intensamente el discurso – en segundo lugar, quiero compartir esto
con todos los técnicos, gente de producción, no solo los míos, sino los de
todos mis compañeros… sin ellos, ningún concierto sería posible – el aplauso es
unánime, está en todo esta mujer – quiero agradecer y compartir esto con todas
y cada una de las personas que han comprado una entrada para ver nuestro show…
sin vosotros esto si que no sería posible… os quiero, de verdad… - se pone una
mano en el pecho para darle más énfasis – y por último, quiero dar las gracias
a mi familia, a los que están y a los que, desafortunadamente, se han ido, - se
me hace un nudo en la garganta al saber que lo dice por su tío – que me han
ayudado y enseñado a ser mejor cada día… y, por supuesto, a ti – mira hacia la
derecha, señalando a la grada, buscándome, hasta que nuestras miradas se cruzan
en la lejanía – sin ti si que no habría podido hacer esto. Te quiero.
Millones de luces rojas me alumbran, o esa es mi sensación.
Maldita sea, está completamente loca, absolutamente ida de la cabeza. Todos me
miran, pero prefiero hacerme el loco, como si la cosa no fuera conmigo. De
verdad ha hecho eso? Joder, tengo que recetarle algunas pastillas para
controlarla, me pregunto cuales le irían bien. Yo ahora mismo necesito un
orfidal, me he puesto muy nervioso de repente.
-Muchas gracias de verdad, os quiero!
Malú se despide entre risas tímidas, sabe lo que ha hecho.
Acaba de disipar cualquier duda, si es que existía después de nuestra primera
aparición pública. La voy a matar y me la voy a comer a besos después, si, eso
voy a hacer.
No puedo parar de reír. La he liado pero bien, es maravilloso
hacer lo que me salga de ahí abajo. Y me ha salido darle las gracias así, se lo
merece, por todo lo que me aguanta, por todo lo que ha hecho. Me va a matar,
eso está claro… Jajajajaja! Soy tan feliz…
-Estás loca… - leo en sus labios mientras me acerco –
-No te ha gustado? – pregunto con sorna –
-Dios… - pone los ojos en blanco – eres un caso…
-Ay, que le da vergüenza al pobre…
Me abrazo a él cual niña pequeña. Qué ridícula soy y qué
enamorada estoy, para qué lo vamos a negar. Esto no se me habría ocurrido
hacerlo con otra persona que no fuese Quique.
Tras recibir mi cuarto premio y apenas poder decir nada de lo
abrumada que estoy, llega el momento de actuar. Cómo quieren que cante ahora?
Estaba 4 veces nominada y me he llevado el pleno, no es posible, no es
factible, no es normal esto. A veces creo que lo que me está pasando no tiene
ninguna explicación, todos mis compañeros trabajan como yo para conseguir
reconocimiento. Yo no trabajo para conseguir premios, me basta con hacerlo
bien, pero a nadie le amarga un dulce. Sin duda, esta noche es una de las más
felices de mi vida, y no solo por mí, sino por ver a Quique a mi lado, medio
integrado con mis compañeros de profesión. Es bueno hasta en eso, hasta en
hacer que no sienta que estoy metiéndole en un mundo en el que no sabe
desenvolverse.
Tras cantar 4 canciones y disfrutar como una enana de nuevo,
la fiesta termina con el típico cátering de después, donde se cuece todo lo
interesante. Chismorreos, gente que se conoce de buenas a primeras, ideas para
nuevas colaboraciones… Soy consciente de que soy blanco de muchas miradas, creo
que alguna más curiosa de la cuenta, puesto que hay algún periodista por allí,
pero nadie va a amargarme esta noche ni va a hacer que deje de ser espontánea.
No me separo apenas de Quique, que, en cuanto tiene ocasión, no deja de
alabarme. Esa sensación de estar enamorada y saber que la otra persona también
lo está es simplemente maravillosa. Es como saber que los dos queremos lo
mismo. Esa es la clave de nuestra relación, que vamos en el mismo barco. Qué
metáfora tan bonita.
-Ni hablar, la reina de la noche tiene que entrar en casa
como una reina!
Me tiene cogida en brazos, como a las novias en su noche de
bodas. Abre, todavía no se muy bien cómo, la puerta de casa y nuestros perros salen
a recibirnos. Llevo sobre mí los 4 premios que me han dado esta noche. Dios,
todavía no puedo creérmelo.
-Chicas y chicos, mirad! Vuestra madre es una estrella! –
grita a los perros, dejándome por fin en el suelo –
-Eres muy tonto eh? – digo riendo –
-Hasta Sidney ha aprendido que eres una estrella, mira con
qué carita te mira…
Sidney, la hija de Danka y Urko, me mira con carita de no
haber roto un plato. Es increíble como está creciendo. Cada vez me gusta más el
nombre que hemos elegido. Sidney, el sitio donde Quique y yo nos conocimos,
somos románticos hasta para eso. Se le ocurrió a él, como todas las buenas
ideas.
-Voy a prepararlo todo, nos vamos a dar un baño que verás tú…
-Quique, son las 6 de la mañana… una ducha es suficiente… -
digo renegando –
-Qué? Ni hablar… hace falta un baño, con su espumita, su
musiquita…
-En fin… - pongo los ojos en blanco – yo voy a comer algo,
tengo mucha hambre…
-Viva el romanticismo! – grita subiendo las escaleras –
-Que no grites! – digo riendo –
Tras comer unas lonchas de queso que me he encontrado en el
frigorífico, subo a regañadientes al baño. Tengo tantas ganas de acostarme…
pero no me puedo negar, a un baño con espuma no me puedo negar. Dios, qué
noche. Más que por los premios, estoy contenta por haber dado un paso adelante.
He presentado a Quique en sociedad, cosa que no había hecho jamás con ninguna
de mis relaciones. Quizá porque no estaba suficientemente segura de ellas,
quizá por timidez, quizá por miedo. Pero todas esas dudas se van cuando le veo.
Entro al baño y me lo encuentro ya dentro de la bañera llena
de espuma, con cara insinuante.
-Hola muñeca – dice con voz sexy –
-Estás tonto, de verdad… - me da por reirme –
-Y el premio a mujer más sexy del mundo es para…. – simula un
redoble – Malú!
-Gilipollas… - sigo riéndome mientras me quito cuidadosamente
el vestido –
-Deja de insultarme y ven aquí – abre los brazos, llenos de
espuma – yo también quiero mi premio…
-Ah si? – le miro insinuante, ya desnuda – no me mires así
que me da vergüenza…
Me mira con cara de absoluto deseo, de arriba abajo. Me meto
en la bañera y me hace tumbarme encima de él. Noto sus ganas nada más tumbarme,
aunque creo que está intentando ser un poco romántico, pero creo que el
romanticismo se acaba de terminar solo con rozarnos.
-Me has hecho esperar mucho… - dice besándome el cuello –
-Estaba comiendo… tú es que no tienes hambre? – digo
intentando no perder el control –
-Mucha… - susurra con voz ronca – no lo notas?
Coge una de mis manos y la lleva a su entrepierna. El sentido
del tacto siempre me ha parecido el más especial de todos. Aunque cualquiera de
los 5 sentidos se hacen especiales en una situación así. El sabor de su boca,
mezclando algo de tabaco, alcohol y su sabor, el olor de su pelo entremezclado
con el jabón, el sonido de su voz, ansiando poseerme de una vez, su mirada, tan
lasciva y romántica a la vez… y el tacto… sus manos sobre mi cuerpo, las mías
sobre el suyo… el tiempo es algo tan relativo cuando estamos juntos… Da igual
que sean las 6 de la mañana. Con mis manos controlo la situación, me siento a
horcajadas sobre él y comenzamos de nuevo otro baile más. Me recuerda al
jacuzzi en Nueva York, solo que ahora estamos en una bañera, en casa.
Tras dejarme que me mueva a mi antojo, me agarra las caderas
con fuerza, fijándolas, no dejándome moverlas, de eso ya se encarga él. El agua
se mueve a nuestro compás, incluso rebosa por los laterales de la bañera, pero
me da igual. Se incorpora sin dejar de moverse dentro de mí y, literalmente,
empieza a devorarme. El tacto mezclado con el gusto, su boca sobre mis pechos,
sin dejarme respirar. Luego llega a mi boca, ansiosa por encontrar la suya. No
puedo dejar de gemir, cada vez que lo hacemos es diferente a la anterior. Me
obliga a darme la vuelta y se arrodilla detrás de mí, para comenzar de nuevo a
mover sus caderas. Tengo que poner mis manos sobre los azulejos, buscando no
hundirme en el agua del placer que estoy sintiendo. Poco después, mis manos se
dirigen a su pelo, de espaldas a él. No para de besarme el cuello, pero quiero
más y se lo hago saber con mis tirones en su cabello.
Me dejo caer en la cama, con mi pijama ya puesto y mi pelo ya
seco. A mi lado, parece que Quique ya se ha dormido. De repente, viene a mi
cabeza que las navidades se acercan, unas fechas que no puedo evitar que me
hagan ilusión pero que, a la vez, me inundan de algo parecido a la tristeza. No
se si es exactamente tristeza o nostalgia… pero este año creo que van a ser
unas navidades llenas de contrastes. Por un lado, las primeras sin mi tío, por
otro, las primeras con el que es, sin duda, el hombre de mi vida.
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