miércoles, 19 de noviembre de 2014

CAPÍTULO 106: DICEN POR AHÍ (II)

Joder, cuánta cara conocida, qué barbaridad. La verdad es que conozco a la mayoría porque son amistades de Malú, quizá no intimas, pero sí que me ha presentado a algunos. Tengo la sensación que todos me miran extrañamente sorprendidos, quizá porque nadie se esperaba que Malú tuviera los cojones de acudir a un evento como éste conmigo. Nunca lo ha hecho con ninguna de sus relaciones según me ha dicho. Eso me hace sentirme orgulloso y con una sensación de responsabilidad a partes iguales. Tengo que dar la talla, eso es así, es como otra prueba más.

Nos sentamos en los asientos reservados, al principio me siento un poco un intruso, pero luego dejo de sentirme así al ver a las parejas del resto de artistas. Supongo que es lo que se suele hacer. La grada está situada en un lateral del escenario. Con una pasarela, se unen, haciendo la recogida de premios mucho más emocionante. Abajo, el público, gritando como descosidos cada vez que divisan a algún ídolo. La gala comienza, creo que estoy incluso más nervioso que ella.

La gala avanza tan rápido que casi no me doy ni cuenta. Ahora empiezan los premios gordos. El presentador anuncia los nominados a mejor canción. Ahora si que estoy nervioso, el primer premio al que opta Malú. Cuando oigo su nombre por parte del presentador no puedo evitar lanzar un “toma” al aire. Malú se levanta del asiento, con su vestido que le hace todavía más preciosa, coge mi mano fuerte para luego soltarla y comenzar a caminar por la pasarela. Aclamada, llega, recoge su premio y se dispone a soltar un corto pero intenso discurso de agradecimiento. Tengo la sensación que no va a ser la última vez que pise ese escenario para recoger un premio.

Tras la actuación de un grupo musical internacional, llega otro de los momentos cruciales de la noche. El de mejor álbum. Tanto tiempo de trabajo es recompensado con otro premio. De nuevo, Malú se levanta y repite el mismo ritual, esta vez, dejando un beso en mi mejilla. La gente aplaude y yo estoy un poco abrumado. Casi tanto como ella, que casi se queda en blanco durante su discurso, pero lo solventa con esa maravillosa risa que hace contagiar a todos los presentes. Tras agradecer a todos los que han colaborado en que el disco saliese adelante, se despide con la mayor de las sonrisas. Ya lleva 2.

-Eh tio, dile que deje algo para los demás…

La voz de Antonio me sorprende por la espalda. Cada vez que se va Malú, me siento algo raro allí sentado. Suerte que detrás de mi está Orozco, para hacerme un poco más amena la espera entre premio y premio.

-Jajajaja! – río dándome la vuelta – tengo que ir a Ikea para comprar alguna estantería para tanto premio tío…

-Mira, por ahí viene la reina de la noche…

Malú aparece con una gran sonrisa y me recibe con un beso en los labios que no pasa desapercibido para nadie.

-Madre mía, qué carrera me he pegao… casi me mato…

-Le estaba diciendo que dejes algo para los demás… - responde Antonio fingiendo indignación –

-Calla, que les he pagado una pasta a todos para que me los den… - dice de broma –

El presentador anuncia la actuación de Pablo Alborán y el palacio enmudece ante su voz y su piano. Qué bonito canta el tío joder. Es la antesala perfecta para el premio que, sin duda, más ilusión le haría si se lo dieran, el de mejor gira. Ahora si que noto el nerviosismo en ella. Uno a uno, salen en la pantalla las imágenes de las giras de cada uno, incluídas las de un grupo internacional tremendamente conocido que dio dos conciertos en España. Son los grandes favoritos, o eso parece, aunque ya se han llevado dos premios.

-Y el premio 40 principales para la mejor gira, festival, o concierto en España es para… - el presentador hace un parón para darle emoción – el tour sí, de Malú!

Ahora si que no he podido evitar saltar de la silla. Malú se tapa la cara, visiblemente emocionada. Se levanta y se abraza a mí, puedo escuchar como solloza tímidamente. El premio más especial para ella, sin duda. No nos decimos nada, solo puedo reir y, al mismo tiempo, tener unas ganas de llorar tremendas cuando la veo tan emocionada. Baja la rampa y el palacio, su palacio, no deja de aplaudir. El lugar en el que tantas veces ha sido feliz durante este año. El lugar donde volvió a cantar después de lo que ocurrió. Ese lugar hoy se hace todavía más especial para ella. Recoge el premio, puedo notar en la pantalla el temblor en sus manos. Casi 17 años haciendo esto y todavía se emociona, me parece admirable. El palacio comienza a corear su nombre, y ella ríe tímidamente, se escucha al estar tan cerca del micrófono.

-Bufff… - resopla mirando el premio – no puede ser… - comienza a reir, la típica risa de cuando alguien está nervioso – todos los premios son especiales… estar nominada ya es especial… pero este premio es… - traga saliva y se hace un silencio, roto por los aplausos – esta gira ha significado para mí tantas cosas buenas que no puedo explicarlo… - hace otra pausa, para coger aire – en primer lugar quiero dedicárselo a mi familia en el escenario, a Rubén, a Yaiza, a Carlos, a mi hermano, a Paco, a Julián y a Yago… gracias y enhorabuena, porque esto es vuestro. – alza el premio, toma ya, empezamos intensamente el discurso – en segundo lugar, quiero compartir esto con todos los técnicos, gente de producción, no solo los míos, sino los de todos mis compañeros… sin ellos, ningún concierto sería posible – el aplauso es unánime, está en todo esta mujer – quiero agradecer y compartir esto con todas y cada una de las personas que han comprado una entrada para ver nuestro show… sin vosotros esto si que no sería posible… os quiero, de verdad… - se pone una mano en el pecho para darle más énfasis – y por último, quiero dar las gracias a mi familia, a los que están y a los que, desafortunadamente, se han ido, - se me hace un nudo en la garganta al saber que lo dice por su tío – que me han ayudado y enseñado a ser mejor cada día… y, por supuesto, a ti – mira hacia la derecha, señalando a la grada, buscándome, hasta que nuestras miradas se cruzan en la lejanía – sin ti si que no habría podido hacer esto. Te quiero.

Millones de luces rojas me alumbran, o esa es mi sensación. Maldita sea, está completamente loca, absolutamente ida de la cabeza. Todos me miran, pero prefiero hacerme el loco, como si la cosa no fuera conmigo. De verdad ha hecho eso? Joder, tengo que recetarle algunas pastillas para controlarla, me pregunto cuales le irían bien. Yo ahora mismo necesito un orfidal, me he puesto muy nervioso de repente.

-Muchas gracias de verdad, os quiero!

Malú se despide entre risas tímidas, sabe lo que ha hecho. Acaba de disipar cualquier duda, si es que existía después de nuestra primera aparición pública. La voy a matar y me la voy a comer a besos después, si, eso voy a hacer.


No puedo parar de reír. La he liado pero bien, es maravilloso hacer lo que me salga de ahí abajo. Y me ha salido darle las gracias así, se lo merece, por todo lo que me aguanta, por todo lo que ha hecho. Me va a matar, eso está claro… Jajajajaja! Soy tan feliz…

-Estás loca… - leo en sus labios mientras me acerco –

-No te ha gustado? – pregunto con sorna –

-Dios… - pone los ojos en blanco – eres un caso…

-Ay, que le da vergüenza al pobre…

Me abrazo a él cual niña pequeña. Qué ridícula soy y qué enamorada estoy, para qué lo vamos a negar. Esto no se me habría ocurrido hacerlo con otra persona que no fuese Quique.

Tras recibir mi cuarto premio y apenas poder decir nada de lo abrumada que estoy, llega el momento de actuar. Cómo quieren que cante ahora? Estaba 4 veces nominada y me he llevado el pleno, no es posible, no es factible, no es normal esto. A veces creo que lo que me está pasando no tiene ninguna explicación, todos mis compañeros trabajan como yo para conseguir reconocimiento. Yo no trabajo para conseguir premios, me basta con hacerlo bien, pero a nadie le amarga un dulce. Sin duda, esta noche es una de las más felices de mi vida, y no solo por mí, sino por ver a Quique a mi lado, medio integrado con mis compañeros de profesión. Es bueno hasta en eso, hasta en hacer que no sienta que estoy metiéndole en un mundo en el que no sabe desenvolverse.


Tras cantar 4 canciones y disfrutar como una enana de nuevo, la fiesta termina con el típico cátering de después, donde se cuece todo lo interesante. Chismorreos, gente que se conoce de buenas a primeras, ideas para nuevas colaboraciones… Soy consciente de que soy blanco de muchas miradas, creo que alguna más curiosa de la cuenta, puesto que hay algún periodista por allí, pero nadie va a amargarme esta noche ni va a hacer que deje de ser espontánea. No me separo apenas de Quique, que, en cuanto tiene ocasión, no deja de alabarme. Esa sensación de estar enamorada y saber que la otra persona también lo está es simplemente maravillosa. Es como saber que los dos queremos lo mismo. Esa es la clave de nuestra relación, que vamos en el mismo barco. Qué metáfora tan bonita.



-Jajajajajaja! Quique, por favor, bájame!!

-Ni hablar, la reina de la noche tiene que entrar en casa como una reina!

Me tiene cogida en brazos, como a las novias en su noche de bodas. Abre, todavía no se muy bien cómo, la puerta de casa y nuestros perros salen a recibirnos. Llevo sobre mí los 4 premios que me han dado esta noche. Dios, todavía no puedo creérmelo.

-Chicas y chicos, mirad! Vuestra madre es una estrella! – grita a los perros, dejándome por fin en el suelo –

-Eres muy tonto eh? – digo riendo –

-Hasta Sidney ha aprendido que eres una estrella, mira con qué carita te mira…

Sidney, la hija de Danka y Urko, me mira con carita de no haber roto un plato. Es increíble como está creciendo. Cada vez me gusta más el nombre que hemos elegido. Sidney, el sitio donde Quique y yo nos conocimos, somos románticos hasta para eso. Se le ocurrió a él, como todas las buenas ideas.

-Voy a prepararlo todo, nos vamos a dar un baño que verás tú…

-Quique, son las 6 de la mañana… una ducha es suficiente… - digo renegando –

-Qué? Ni hablar… hace falta un baño, con su espumita, su musiquita…

-En fin… - pongo los ojos en blanco – yo voy a comer algo, tengo mucha hambre…

-Viva el romanticismo! – grita subiendo las escaleras –

-Que no grites! – digo riendo –

Tras comer unas lonchas de queso que me he encontrado en el frigorífico, subo a regañadientes al baño. Tengo tantas ganas de acostarme… pero no me puedo negar, a un baño con espuma no me puedo negar. Dios, qué noche. Más que por los premios, estoy contenta por haber dado un paso adelante. He presentado a Quique en sociedad, cosa que no había hecho jamás con ninguna de mis relaciones. Quizá porque no estaba suficientemente segura de ellas, quizá por timidez, quizá por miedo. Pero todas esas dudas se van cuando le veo.

Entro al baño y me lo encuentro ya dentro de la bañera llena de espuma, con cara insinuante.

-Hola muñeca – dice con voz sexy –

-Estás tonto, de verdad… - me da por reirme –

-Y el premio a mujer más sexy del mundo es para…. – simula un redoble – Malú!

-Gilipollas… - sigo riéndome mientras me quito cuidadosamente el vestido –

-Deja de insultarme y ven aquí – abre los brazos, llenos de espuma – yo también quiero mi premio…

-Ah si? – le miro insinuante, ya desnuda – no me mires así que me da vergüenza…

Me mira con cara de absoluto deseo, de arriba abajo. Me meto en la bañera y me hace tumbarme encima de él. Noto sus ganas nada más tumbarme, aunque creo que está intentando ser un poco romántico, pero creo que el romanticismo se acaba de terminar solo con rozarnos.

-Me has hecho esperar mucho… - dice besándome el cuello –

-Estaba comiendo… tú es que no tienes hambre? – digo intentando no perder el control –

-Mucha… - susurra con voz ronca – no lo notas?

Coge una de mis manos y la lleva a su entrepierna. El sentido del tacto siempre me ha parecido el más especial de todos. Aunque cualquiera de los 5 sentidos se hacen especiales en una situación así. El sabor de su boca, mezclando algo de tabaco, alcohol y su sabor, el olor de su pelo entremezclado con el jabón, el sonido de su voz, ansiando poseerme de una vez, su mirada, tan lasciva y romántica a la vez… y el tacto… sus manos sobre mi cuerpo, las mías sobre el suyo… el tiempo es algo tan relativo cuando estamos juntos… Da igual que sean las 6 de la mañana. Con mis manos controlo la situación, me siento a horcajadas sobre él y comenzamos de nuevo otro baile más. Me recuerda al jacuzzi en Nueva York, solo que ahora estamos en una bañera, en casa.

Tras dejarme que me mueva a mi antojo, me agarra las caderas con fuerza, fijándolas, no dejándome moverlas, de eso ya se encarga él. El agua se mueve a nuestro compás, incluso rebosa por los laterales de la bañera, pero me da igual. Se incorpora sin dejar de moverse dentro de mí y, literalmente, empieza a devorarme. El tacto mezclado con el gusto, su boca sobre mis pechos, sin dejarme respirar. Luego llega a mi boca, ansiosa por encontrar la suya. No puedo dejar de gemir, cada vez que lo hacemos es diferente a la anterior. Me obliga a darme la vuelta y se arrodilla detrás de mí, para comenzar de nuevo a mover sus caderas. Tengo que poner mis manos sobre los azulejos, buscando no hundirme en el agua del placer que estoy sintiendo. Poco después, mis manos se dirigen a su pelo, de espaldas a él. No para de besarme el cuello, pero quiero más y se lo hago saber con mis tirones en su cabello.

Me dejo caer en la cama, con mi pijama ya puesto y mi pelo ya seco. A mi lado, parece que Quique ya se ha dormido. De repente, viene a mi cabeza que las navidades se acercan, unas fechas que no puedo evitar que me hagan ilusión pero que, a la vez, me inundan de algo parecido a la tristeza. No se si es exactamente tristeza o nostalgia… pero este año creo que van a ser unas navidades llenas de contrastes. Por un lado, las primeras sin mi tío, por otro, las primeras con el que es, sin duda, el hombre de mi vida.

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