sábado, 15 de noviembre de 2014

CAPÍTULO 103: MÓJATE CONMIGO EL ALMA

Llevamos apenas unas horas en Nueva York y creo que me quedaría aquí para siempre con él. Voy a tener que comprar un álbum específico para todas las fotos de este viaje. No hemos parado de hacernos fotos en la habitación, ni durante el paseo que hemos dado por la quinta avenida. Anochece rápido, asi que hemos decidido volver al hotel y, mañana, más tranquilamente, visitar los sitios emblemáticos de esta ciudad tan increíble.

-Vístete elegante, tenemos una cena… - me mira con media sonrisa –

-Vamos a salir? – pregunto sorprendida –

-Tú vístete elegante, hazme caso…

Renegando, me meto en la ducha, sin él. Me ha convencido para arreglarnos los dos en baños distintos. Sí, esta habitación… o mejor dicho, suite, tiene dos baños. He decidido hacerle caso y dejar que me sorprenda. Voy a arreglarme como si fuera a una boda o algo así, lo he decidido. No sé el tiempo que llevo en el baño, pero Quique no ha intentando entrar para cotillear. Cuando salgo, me lo encuentro con las manos en los bolsillos, vestido de traje, mirando por la ventana. La mesa de la habitación está preparada con una cena de gala, hay marisco y mil cosas más. Se da la vuelta al escuchar mis tacones por la habitación. Dios, nunca le había visto vestido de traje, está guapísimo, parece un ejecutivo, o el protagonista de la novela de moda.

-Vaya… - me mira de arriba abajo, con mirada de deseo – me has hecho caso…

-Vamos a cenar aquí? – pregunto algo sorprendida –

-Tome asiento señorita Sánchez – retira un poco la silla para que me siente, en un acto de caballerosidad –

-Jajajajaja! – me da la risa – y esto?

-Me apetecía hacer algo así… - se sienta enfrente – en realidad, siempre he querido hacer algo así.

-Algo así? Algo de película te refieres? – digo sonriendo –

-Exacto… - retira la servilleta y la pone sobre sus piernas, le imito – cenar con unas vistas así – mira por la ventana – no te parece romántico?

Miro hacia la ventana. Cientos de rascacielos se alzan, con sus luces, ante nosotros. Impone, impone mucho, es una visión preciosa, impactante.

-Aunque bueno, yo ya ceno con buenas vistas todas las noches la verdad… - me mira intensamente –

-Para de hacer eso! – me quejo riéndome – pareces un galán de una película que intenta conquistar a la dama…

-Ah, perfecto, entonces voy bien… - dice sin darle importancia, con un gesto gracioso –

-No hace falta que me conquistes… - digo algo avergonzada – madre mía… qué pedazo de cena… - miro la mesa –

-No hace falta que te conquiste? Eso es porque ya lo he hecho? – pregunta sabiendo que voy a asentir – genial… - sonríe triunfante ante mi sonrisa avergonzada –

La cena transcurre de una manera tan divertida que casi me atraganto varias veces. Es muy payaso, siempre está intentando que me ría, y siempre lo consigue.

-Bufff… ya no puedo más… - alzo mis brazos en señal de derrota –

-Voy a llamar a recepción para que traigan una grúa… - le miro extrañada – para llevarme a la cama, no me puedo mover…

-Jajajajajaja! – estallo en una carcajada – qué imbécil eres…

-Bueno… cierra los ojos – me ordena –

-Qué? – de repente, me pongo nerviosa –

-Que cierres los ojos… - repite –

Le hago caso sin hacer preguntas, no sé por qué. Noto como se sienta a mi lado. Mi corazón va muy rápido, más que nunca yo creo.

-Ábrelos… - susurra pegado a mi oído –

Al abrir los ojos, veo sus manos ante mí, portando una cajita. El corazón me da un vuelco, me quedo paralizada.

-Ábrelo, que no muerde… - dice con voz dulce –

Mis manos tiemblan un poco, quizá porque me imagino lo que es. Mientras abro la caja, Quique habla a mi lado, con voz algo nerviosa.

-No te había regalado todavía un anillo, con lo que te gustan… es algo simbólico eh? No quiero que te asustes… - comienzo a reir levemente –

-Quique… es precioso… - digo emocionada –

-Bueno… es simbólico pero… quería que supieras que… - balbucea – no tiene por qué ser ahora, ni ya, ni dentro de unos meses… que puede ser dentro de años, o no pasar… - le miro mientras habla - lo que tú quieras… pero que… - se pone cada vez más nervioso – que quería que supieras que… que quiero casarme contigo.

No puedo evitar reirme. Verle tan nervioso me hace gracia. Observo el anillo una vez más. Un anillo sencillo pero elegante a la vez, creo que de oro, con un brillante en el centro.

-Te ríes? – dice algo avergonzado –

-No me lo vas a preguntar? – digo sonriendo mirando el anillo y a él alternativamente –

-Eh… - se pone todavía más nervioso – claro… emmm… joder… - le da la risa y me contagia –

Mientras reímos, nos miramos y, poco a poco, la risa va desapareciendo. Quique me mira como nunca me había mirado nadie, me siento especial, me siento única en este momento. O quizá es que este momento es único, aunque sea simbólico.

-Te quieres casar conmigo? – pregunta incluso con voz temerosa –

Sonrío avergonzada mirando hacia el anillo. Alzo la mirada y le veo mirándome así todavía, como si se fuese a poner a llorar de un momento a otro. Sin decir nada, coge el anillo de la caja y mi mano derecha. Sigo temblando, no me había dado cuenta. Pone su anillo en mi dedo anular con sumo cuidado.

-Te tomé prestado un anillo, espero que no te importe… - le miro interrogante – por no equivocarme de talla… - me mira el anillo, ya en mi dedo – te queda bien…

-Me queda perfecto… - me quedo mirando mi mano, maravillada –

Nos miramos sonriendo hasta que, irremediablemente, nos besamos. Sin dejar de hacerlo, me levanto de mi silla y me siento en su regazo. No me puedo creer que me haya pedido que me case con él, aunque los dos sabemos que no es para hacerlo ya, ni siquiera hay que poner fecha. He entendido perfectamente lo que quería demostrarme con esto, o eso creo. Todavía en su regazo, y con su mano acariciando mi pelo, miro el anillo, casi sin creérmelo.

-Has visto la inscripción verdad? – pregunta –

-Qué inscripción? – me quito el anillo a toda prisa –

-He puesto la fecha en la que nos conocimos… - dice mientras leo emocionada la inscripción –

-Joder Quique… - noto como las lágrimas comienzan a brotar por mis ojos -  y yo no te he comprado nada…  - digo algo frustrada –

-Jajajajaja! – estalla en una carcajada – eres muy tonta… - me da un beso en la frente – anda trae, póntelo otra vez – me lo pone de nuevo con suma delicadeza – y ahora a celebrar que nos casamos dios sabe cuando… - se levanta de la silla hacia la botella de champan -

-Jajajajaja! Gilipollas… - río mientras me seco las lágrimas –

-Deja de insultarme que eres mi prometida – dice con ironía –

-Tu prometida… - comienzo a reir de nuevo – me ha encantado, que lo sepas…

-Menos mal… - coge la botella de champan – estaba cagao pensando que lo ibas a interpretar como algo precipitado…

-He entendido perfectamente lo que querías decirme… - digo con tono dulce – vas a emborracharte y a hacerme otro streeptease?

-Muy graciosa… - me mira en tono burlón – me lo vas a recordar toda la vida verdad?

-Toda… - digo riendo – ay! – grito al escuchar el tapón de la botella saltar por los aires – esto es una indirecta de lo que va a pasar esta noche no? – digo divertida al ver como sale la espuma del champán por la botella –

-Dios… - Pone los ojos en blanco – anda, pásame tu copa, salidorra…

-Salidorra yo? – pregunto indignada –

-No se enfade señorita Sánchez…

-Queda poquito para que me llames señora… - le muestro el anillo y comienza a reírse – por nosotros… - alzo mi copa –

-Por nosotros… - chocamos las copas y bebemos un poco mientras nos miramos – y ahora… - me quita la copa y la deja junto a la suya sobre la mesa – para hacerlo romántico del todo… - coge un mando y, de repente, comienza a sonar una ténue música – baila conmigo bella dama? – exagera una reverencia –

-Madre mía… - río avergonzada – estas tonto eh? – me abrazo a él y comenzamos a balancearnos al ritmo de la música – mmmm – apoyo mi cabeza en su hombro – qué guapo estás con traje…

-Me siento que voy disfrazado… pero bueno… - río tímidamente – estás preciosa…

-De verdad Quique… - sigo riendo – un día me ingresarán con una subida de azúcar…

-Soy un ñoño, ya lo sabes…

-Sabes lo que me apetece? – me mira insinuante – un jacuzzi…

Como por arte de magia, me encuentro metida en el jacuzzi, desnuda, con Quique, desnudo, mirándome desde enfrente, con su copa de champan en la mano. La situación me parece de lo más romántica y erótica a la vez.

-No vas a acercarte? – digo fingiendo indignación –

-Te observo desde aquí… - dice insinuante, bebiendo – y te estoy rozando con los pies…

-Para… - río – que me haces cosquillas…

-Sabes una cosa? – con un movimiento, se pone a mi lado – esto me recuerda a tu piscina…

-Madre mía… - suspiro – no me puedo acordar de eso…

-Ven… - me hace levantarme y se sienta en mi sitio, obligándome a sentarme encima – me estoy poniendo contentillo con el champan…

-Yo creo que es por otra cosa… - me muevo insinuante sobre él –

-Ves como estás salidorra? – comienza a acariciarme –

-Será que no te gusta… - sigo moviéndome –

Me doy la vuelta y me siento a horcajadas sobre él. Suelta un bufido, pero no le dejo decir nada. Comenzamos a besarnos entre esas burbujas que desprende el jacuzzi. La sensación es nueva para mí, no había hecho el amor en un jacuzzi nunca. Otra cosa que hago por primera vez con él, ya he perdido la cuenta. La forma de hacerlo siento que es diferente, Quique está mucho más cariñoso, menos impetuoso, pero igual de fogoso.

Tengo las manos arrugadas del tiempo que llevamos en el jacuzzi. Salimos de él en dirección a la cama. Qué noche tan increíble, estoy agotada, pero más feliz que nunca. Sin querer, miro el anillo, con Quique tumbado a mi lado.

-Miras el anillo más que a mí… pareces el de la peli esa de los anillos…

-Es mío… mi tesoro… - digo divertida –

-Oye, qué foto has subido al final? – gira su cabeza para mirarme –

-La que nos hemos hecho cenando… - digo riendo – ganas me dan de subir otras… pero ya la he liado bastante…

-No no… no hace falta ser explícitos… - se gira, abrazándome – corremos el riesgo de no salir de la habitación sabes?

-Te imaginas? – digo riendo – Qué habéis visto en Nueva York? La cama del hotel…

-Jajajajaja! No, en serio, mañana vamos a hacer turismo, he preparado algunas rutas que podemos hacer…

-Sigo flipando… cómo has podido organizar todo esto sin que te pille?

-Duermes mucho jefa… - apoya su cabeza en mi pecho –

-Necesitaba dormir 12 horas diarias… - me excuso –

-Lo sé… - me da un beso en la mejilla –

-Cómo quieres casarte conmigo? – miro el anillo de nuevo – si estoy como un cencerro…

-Por eso me quiero casar contigo…

-Madre mía… y tenemos que pensar en una fecha? – pregunto a propósito –

-Pensaba que habías entendido lo que quería decirte… - alza la mirada –

-Ya lo sé… - sonrío -

-Yo me caso contigo cuando tú quieras… ese es el mensaje… pero sin agobios… cuando creamos que tenemos que hacerlo… o como si decidimos no casarnos, si total…

-Es como si lo estuviéramos ya… no nos separamos para nada… - digo riendo – me gustaría casarme en algún sitio al aire libre… nada de iglesias…

-Nada de iglesias entonces… - me abraza más fuerte –

-Nunca me había pasado… pero me imagino ese día contigo… - digo de manera tierna – no me mires así anda…

Me mira con total devoción, emocionado, sonriente. Es tan guapo, tan cariñoso, tan detallista… cómo no voy a querer casarme con él?

-Y me imagino teniendo hijos contigo también… - confieso – me lo he imaginado muchas veces…

-Jajajaja…. – se ríe y esconde la cabeza en mi pecho – yo también jefa… sobre todo con tu… retraso…

-Mental te refieres? – me río – qué cara pusiste… qué susto te dí…

-No me asustaste… - se queja – cuántos niños quieres tener? – pregunta de repente –

-Pff… - resoplo – hace tiempo quería tener muchos… 5 o 6… - me mira asustado y me hace reirme – ahora con 2 o 3 creo que sería suficiente…

-5 o 6… madre mía… como un cencerro… - me río – bueno, coincidimos entonces en el número de hijos, qué cosas eh? – dice irónico –

-2 o 3 críos enganchados a tu cuello jugando en la piscina… mientras yo os echo la bronca - digo mirando al techo – porque sabes que va a ser así no? Tú serás el padre enrollado y yo la madre que da órdenes…

-Pues yo te imagino como la madre sobreprotectora pero enrollada… de las que los compañeros de clase envidian y tal…

-Si… - me río – qué fuerte… nunca me había imaginado teniendo hijos con alguien… - me mira interrogante – me había llegado a plantear tenerlos sola…

-Vaya… qué responsabilidad tengo ahora eh?

1 comentario: