viernes, 6 de febrero de 2015

CAPÍTULO 175: ROMEOS, JULIETAS (II)

Bajo del coche un tanto abrumado. Desde fuera ya se sabía que esto era una boda, pero la decoración por dentro es increíble. Un altar improvisado, donde figuran nuestros nombres, con 4 sillas, dos delante y dos detrás, imagino que para nosotros dos y los padrinos. Enfrente del altar, montones de sillas más, forradas con tela blanca. El sol luce espectacular, el sueño de toda novia y de todo novio. Mucha gente se gira al escuchar que alguien ha gritado que llegaba el novio. Genial, si antes tenía calor, ahora mucho más.

-Ese máquina!! – el primero en llegar es Álex – ya pensábamos que te habías rajao! – me da una palmadita en el hombro – pero tío… - me mira de arriba abajo – no te veía tan formal desde la graduación! – estalla en una carcajada y sonrío –

-Madre mía! – exclama Marta al verme – qué guapo! – se lleva las manos a la boca – qué ilusión!! – exclama de manera divertida –

-Y mi princesa dónde está? – digo refiriéndome a mi ahijada –

La primera vez que veo a Rocío tan tímida. Se asoma por detrás de la pierna de su padre, mirándome con cara tímida.

-Has visto qué guapo está el tito? – dice Marta – venga, dale un beso!

La niña camina juntando sus manos tímidamente hasta llegar a mí. Me agacho a su altura.

-Pero cómo puede ser tan guapa esta niña? – exclamo y le doy un sonoro beso en la mejilla – a ver… - le obligo un poco a que se de la vuelta – qué vestido más bonito cariño!

Se ríe tímida. Qué ternura me provoca. El vestidito de la niña es ideal, de color blanco con volantes. Maravilloso. La gente allí presente se acerca a mí a darme la enhorabuena y todas esas cosas que hacen que el novio se ponga más nervioso. No puedo evitar mirar el reloj y cuando dan las 17:00, mis nervios se acrecentan. Se acrecentan mucho.

Mi madre me mira con tanta ternura que tengo que hacer verdaderos esfuerzos por no explotar. Entre lo nervioso que estoy, las miradas de todos y el imaginarme a Malú llegando, las ganas de llorar son evidentes. Y, por si fuera poco, Vero llega en el momento justo para desatar todavía más mis nervios. Pensaba que iba a llegar con ella, pero parece que va a llegar con sus padres y ella se ha adelantado. Richard, vestido de traje, baja del coche con Lucía de la mano. Hostia, pero si van igual igual vestidas Rocío y ella! Rose llega con Juliet, Rose con un vestido de chaqueta y Juliet con el mismo vestido también que Rocío y Lucía. Qué guapa está la niña… Vero , con un vestido verde turquesa que le sienta muy bien, se acerca a mí haciendo aspavientos en cuanto me ve.

-Dios mío!! – se lleva las manos a la cabeza – Ay! Ay! Ay!! – exclama algo emocionada – que voy a llorar!!

-Tan feo voy? – digo de broma sonriendo –

-Madre mía… qué emoción!! – exclama y me da dos sonoros besos –

-Dónde está la novia? – pregunto nervioso –

-Ahora vendrá… - sonríe – nervioso?

-Yo? – intento hacerme el fuerte – para nada… - digo irónico –

-Hola Rick… - Juliet me saluda tímida – vas muy guapo… - parece ruborizarse -

-Ven aquí anda… - le doy un abrazo sentido – tú si que estás guapa… - cojo su mano y hago que se de la vuelta – pero bueno!! Por qué creces tanto cada día?? – se ríe tímida –

Rose y Richard me saludan amistosamente y Lucía se queda en un segundo plano, cogida de la mano de su madre. Me mira con ese gesto suyo tan tímido y tan pillín a la vez. Sonrío de nuevo conmovido y vuelvo a agacharme como he hecho con Rocío antes.

-Dónde está mi bombón? – veo como Lucía se esconde un poco avergonzada detrás de su madre –

-Venga Lucía, saluda al tito Quique…

La niña se acerca a regañadientes porque ve como todo el mundo observa la escena. Se abraza a mí tiernamente.

-Tas muy guapo tito… - dice tímidamente –

-Ay que me la como… - digo enternecido dejando sonoros besos en sus mejillas – si pareces una princesa!! – exclamo y se ruboriza un poco –

-Quique, necesitas un hijo urgentemente… - aparece Alejandro por mi espalda que ya me ha saludado anteriormente –

-Calla calla… - digo intentando restarle importancia – sabes algo de Malú? – pregunto nervioso –

-Tú no sabes que la novia tiene que llegar tarde o qué? – pregunta Pastora acercándose – mírale, qué nervioso está…

-Que no estoy nervioso! – me ajusto la chaqueta un tanto ansioso –

-Apenas… - susurra Vane sonriendo irónicamente –

Me sudan las manos. Mi madre ha decidido dejar de hacer comentarios, cosa que agradezco, porque me pone cada vez más nervioso. Miro al cielo desesperado, necesito que llegue ya. Yo creo que un cuarto de hora de retraso está bien. De pronto, comienzo a escuchar murmuros y afino la vista. Un coche llega. Tiene que ser ella. Noto mis piernas temblar. Tiemblan muchísimo. Escucho un sonido en el cielo y alzo la mirada. Qué cosas… está pasando un avión justo por encima de nosotros. Sonrío intentando contener la emoción. El momento ha llegado.


-Llego tarde papá… qué desastre… - digo mirando la hora –

-Desastre? – pregunta mi padre – tú crees que puedes decir que qué desastre con lo preciosa que vas? – sonrío avergonzada – además, que la novia tiene que retrasarse…

-Tu padre tiene razón… - dice mi madre sin girarse hacia mí – tranquilízate hija, estamos llegando…

Mi hermano es el que conduce. Se le nota algo nervioso, aunque no lo diga. Precisamente cuando está tan callado es cuando se le nota que está nervioso. No me puedo creer hacia donde estoy yendo. Hacia mi propia boda. Me imagino a Quique esperándome y los nervios en el estómago aumentan. Qué difícil es encontrar a alguien con quien estés dispuesto a casarte. Pero mucho más difícil es encontrar a alguien que sepas que está dispuesto a casarse contigo. Lo difícil es encontrar la correspondencia en el amor.  Y yo lo tengo. Le he encontrado.

Entramos en el cortijo y cientos de coches se agolpan a la entrada. Siento unos nervios parecidos a cuando voy a salir al escenario. La responsabilidad de estar ante un momento importante. Debe ser eso. El momento más importante de mi vida quizás. El coche se para, y parece que mi corazón lo hace a la vez. Respiro hondo un par de veces antes de que mi padre me abra la puerta del coche. Al abrirlo, escucho ese murmuro de mucha gente hablando. Alzo la mirada y veo lo que me espera. Quique esperándome frente a una gran alfombra roja que llega hasta un altar que lleva nuestros nombres y un montón de gente mirándome. Dirijo la mirada al suelo para no caerme al bajar del coche. No voy a llorar. No tengo que llorar. Dios, qué ganas tengo que llorar joder!



-Dios… - exclamo en voz baja –

No es que vaya guapa. Es que es una absoluta princesa con ese vestido. No se puede ser más preciosa joder. Pensaba que no iba a ponerme más nervioso de lo que ya estaba, pero sí, si se puede. Miro de reojo a mi madre que está a punto de llorar. Malú camina agarrada a su padre, mirándome fugazmente y bajando la cabeza avergonzada. Escucho a la gente exclamar al verla. No es para menos. Conforme va acercándose a mí, es como si viera pasar todos estos meses por delante de mis ojos. Sin querer, vienen flashes a mi mente de todos esos momentos que hemos pasado juntos. Y entonces comprendo que todo ha valido la pena. Absolutamente todo.

Llega a mi altura y detecto que está haciendo verdaderos esfuerzos por no llorar. Pero sonríe. Sonríe iluminándolo todo. Sonríe y me hace sonreir a mí. Su padre me estrecha la mano sonriente y coge su mano y la alarga hasta mí. Qué gesto tan simbólico. Cómo si me la entregase para siempre. Cuando cojo su mano, noto como tiembla levemente. Mi madre, algo nerviosa, le da dos besos de manera muy delicada. No quiero mirar a mi madre, sé que debe estar llorando y no quiero hacerlo yo. Cojo su mano con firmeza y me la aprieta en señal de que está nerviosa. Como yo.

-Estás preciosa… - susurro sonriente –

-Tú si que estás guapo… - dice tímida – cuánta gente… - hablamos en voz baja –

-Ya ves… - sonrío – has tardado jefa… - digo nervioso – estaba que me subía por las paredes…

-Idiota… - ríe levemente –



Una música comienza a sonar y me sorprendo. Nos damos la vuelta, dispuestos a dar esos pasos cogidos de la mano. Al lado del altar está su banda, tocando una canción que conozco muy bien. Joder… me cago en la puta, esto no se hace, no sabía nada. Y parece que Malú tampoco a juzgar por su cara de emoción. De refilón, veo como detrás de nosotros se sitúan Juliet, en el centro, y Rocío y Lucía agarradas de las manos. Detrás de ellas, los padrinos, mi madre y su padre. Y detrás, su madre y mi padre. No pienso desmayarme, aunque ganas no me faltan. Sobre todo cuando noto esas palpitaciones en el pecho. Comenzamos a caminar agarrados de la mano. Observo a la gente agolpada alrededor de la alfombra, mirándonos conmovidos. Escucho piropos y comentarios, aprobando su vestido. Cómo para no hacerlo. Sencilla y elegante a la vez, justo como es ella. En el altar improvisado, nos espera el hombre que va a celebrar la ceremonia. Me lo habían presentado hace unos días. Es un amigo de Pepe, y concejal de la ciudad. Pues nada, ya está, ya estamos llegando. Ya no hay marcha atrás, por fin va a pasar.

Al llegar al altar, saludamos al concejal y nos sentamos en nuestras sillas. Las niñas, muy atentas y adorables, colocan la cola del vestido de Malú para que quede bien. Nos sentamos sin soltarnos de la mano, creo que si la suelto, me caeré redondo al suelo. Cojones, qué rápido me va el corazón en este momento. Sigue sonando la música, casi acabando. La canción adecuada para el momento sin duda. Pero qué hacen con todos los instrumentos aquí? Jajajaja! Están como las putas cabras.



No puede ser que mi banda esté tocando ahí al lado. Qué hijos de puta. Qué calladito se lo tenía Jose. Vale, estoy llorando, no lo puedo evitar. No se me ocurre una manera mejor de llegar al lugar donde voy a casarme con él. Ni una manera más emocionante. La madre que los parió. Mientras camino, siento la tentación de ponerme a cantar y liarla parda. Será la costumbre. Me da por reirme, me cago en todo, voy a salir en las fotos como una retrasada, llorando y riendo a la vez. Cómo puede ir tan guapo Quique? Dios mío, no le puede sentar mejor un traje a nadie que a él. Veo entre los invitados a la gente de la isla y todavía tengo más ganas de llorar. Cómo puede ser que hace un año estuviéramos perdidos en una isla y ahora estemos aquí? No es lógico.

La música sigue mientras intento sentarme y las niñas, monísimas, me ayudan con el traje. Ay por favor, todo lo que pasa me hace llorar. Verás tú cómo acabo. La ceremonia va a comenzar y mi mano no se separa de la de Quique. Si lo hago, me caeré redonda al suelo.



-Buenas tardes – comienza a hablar el concejal – Nos encontramos hoy aquí reunidos para unir en matrimonio a Quique y Malú. Antes de dar lectura al acta matrimonial, me gustaría dirigir unas palabras a los novios y a todos los presentes.

Miro a Quique, que no deja de mirarme con esos ojos llenos de ternura y emoción.

-Ante todo, muchas felicidades por haberos decidido a dar el gran paso que supone unir vuestras vidas. En este feliz momento constatáis ante vuestros seres queridos que habéis encontrado en el otro a esa persona que os completa – nos miramos sonrientes – y con la que merece la pena pasar el resto de vuestros días – sin duda es así – Ahora tenéis frente a vosotros un viaje lleno de sorpresas: una vida entera. – sonrío – En el camino os encontraréis de todo. Eso es el matrimonio. Desde momentos de gran felicidad a situaciones que pondrán a prueba vuestras fuerzas y que, sin duda, ya habéis podido comprobar.

Pienso, sobre todo, en el momento del accidente. En el hospital, con Quique sin recordar nada y el sufrimiento que eso supuso para mí y para él.

-Tendréis que sortear los obstáculos, pero, si sois firme en vuestro amor, lograréis superarlos. – nos miramos sonrientes –

-Guapa… - me susurra –

-Guapo… - susurro tímida –

-Tolerancia – sigue el concejal – respeto, paciencia, cariño, confianza, capacidad para perdonar las faltas del otro y amor son los ingredientes imprescindibles de esa fórmula mágica y secreta que os dará la felicidad.

El concejal hace una pequeña pausa donde todo el mundo permanece en silencio. Solo se escuchan el sonido de los flashes.

-Para finalizar, quisiera daros un pequeño consejo: Quique, Malú… - le miramos atentamente – encontrad el amor en los gandes acontecimientos, como el día de hoy, pero también en las cosas más pequeñas y simples. Por ejemplo, en el último beso de buenas noches antes de dormir. – nos miramos sonriendo – Sólo me queda desearos, de corazón, que la ilusión que hoy vemos en vosotros, perviva para siempre.

Un tímido aplauso, que creo que ha arrancado por parte de Vero, por quién si no, se extiende por el jardín. Noto el rubor en mis mejillas. Quique mira al suelo avergonzado y algo nervioso.

-Tras estas palabras, procedo a dar lectura al acta matrimonial – carraspea – Siendo las 17:30 horas del día 6 de Junio de 2015, comparecen quienes acreditan ser María Lucía Sánchez Benítez y Enrique Valverde Bernal, al objeto de contraer matrimonio civil en virtud de autorización recaída en el expediente número 343987.

Las miraditas entre nosotros siguen. Miradas cómplices, cómo las que siempre tenemos, solo que ahora se producen en un altar, en nuestra boda.

-Quiero hacer constar que se han cumplido todas las prescripciones legales para la celebración de este matrimonio civil, sin que en la audiencia sustitutoria de edictos se haya presentado ni denunciado impedimento ni obstáculo para esta celebración – no he entendido una puta palabra, pero creo que es bueno lo que acaba de decir… me entra una ligera risa – A continuación, Álex, amigo del novio, nos leerá algo que ha escrito en honor de la pareja.




Joder. Puto Álex. A saber lo que ha escrito. Seguro que algo que me va a hacer llorar y reirme a la vez. La música de fondo vuelve a sonar y creo que lo va a hacer durante toda la lectura. Qué emocionante joder, y encima esta canción, que la hemos cantado millones de veces.

-Bueno… - carraspea. Se nota que está nervioso – me gustaría, antes de empezar a leer lo que he escrito, desearos toda la suerte y toda la felicidad del mundo. – vuelve a carraspear – Quique… somos amigos creo que desde que nacimos… que parecerá una exageración, pero no es exagerar si digo que desde que tengo uso de razón, eres mi mejor amigo. Hoy no puedo evitar acordarme de mi boda con Marta, y de cómo nos hiciste llorar con eso que leíste ese día. Así que hoy me lo voy a cobrar, y con muchos más invitados delante que van a ver cómo lloras – me entra la risa – Tengo tantos recuerdos contigo que me ha sido muy difícil destacar alguno en concreto… quizá porque los que parecen más insignificantes son los que, realmente, hacen que una amistad sea de verdad. Cómo aquel día en el que yo salía de mi último examen de la carrera y estabas en la puerta de la facultad con un litro de mi cerveza favorita en la mano y un paquete de Marlboro. Te aseguro que diste en el clavo con lo que necesitaba en ese momento – se escuchan risas de fondo – o cómo cuando, aquella vez, que teníamos unos 8 o 9 años, estábamos jugando al fútbol con los mayores y uno de ellos me pegó un codazo y me partió la nariz. Todavía me acuerdo de lo que me dolió. Pero lo que más recuerdo es ver cómo te encarabas con un tío que te sacaba una cabeza por defenderme. Te llevaste una buena hostia de recuerdo, te acuerdas no? – vuelven a escucharse risas y yo noto como voy emocionándome poco a poco – Pero no solo has estado presente en los momentos más pequeños, sino en los momentos más grandes… si tengo que destacar uno por encima de todos, ese es el nacimiento de Rocío. Mi hija, tu ahijada, o tu sobrina, como solemos decir. Porque eres mi hermano, aunque no ponga lo mismo en el libro de familia. – Vale, ahora si que se me va a escapar una lagrimilla – nunca se me olvidará tu cara al ver como salía del paritorio con la niña en brazos. Esa cara no se finje. Esa cara se siente. Y esas lágrimas que echaste también. Que eres un puto llorón y lo sabes.  – pongo gesto irónico y alzo mi cabeza un poco para no ponerme a llorar – Hace poco más de un año, sentí un vacío que jamás pensé que sentiría. El pensar que había perdido a mi mejor amigo es una sensación que no puedo explicar. Recuerdo ese dolor en el pecho que me atravesó y que no dejó de hacerlo hasta que volviste. Y no volviste solo. Volviste con la que hoy va a convertirse en tu mujer. Casi nada… - suspira algo emocionado – tú es que o haces las cosas a lo grande o no las haces. – me río y noto como Malú también se está riendo – Y yo me siento muy orgulloso de que estéis aquí, por una razón que creo que es el momento de contarla. Soy el responsable de que te cases con esta mujer. – abro la boca algo extrañado – o no te acuerdas de aquella conversación en la terraza, antes de que empezáseis esta historia? – resoplo sonriendo – te convencí para que te lanzaras. Que lo sepas Malú – Malú se ríe – estaba cagao. – lo voy a matar. Se escuchan risas de fondo de nuevo – Nunca jamás pensé que aquella chica de la que no parabas de hablar en el instituto – resoplo de nuevo, qué vergüenza – no me mires así, que te molaba un huevo – se escuchan risas – nunca pensé que esa chica se iba a convertir en tu mujer. Una vez más te digo, lo haces todo a lo grande. – carraspea – hoy es uno de los días más felices de tu vida, vendrán más, sin duda, pero no sabes lo feliz que me siento de verte tan feliz y de compartir este día contigo. Y los que quedan amigo. – sonrío emocionado – espero que seáis muy felices… te quiero colega.

Un aplauso estalla en el jardín de nuevo. Hijo de puta, ha conseguido que llore. Me levanto de la silla al ver que se acerca a nosotros y nos fundimos en, quizá, uno de los abrazos más sinceros que he dado en mi vida.

-Gracias tío… - digo sincero – qué cabronazo eres…

-Te la debía… - dice riéndose –

Se abraza también con Malú, que se seca sutilmente las lágrimas. A ella también le ha emocionado. No me extraña.

-También Alejandro – el concejal mira a los asistentes – no es el de antes eh? Es otro – se escuchan risas – Alejandro, amigo de la novia, desea dirigirnos unas palabras. Adelante.




Tras la emoción por el texto tan bonito que ha escrito Álex, llega mi momento. Ahora Alejandro va a leerme algo que ha escrito. Y con esta canción de fondo. Voy a matar a Rubén lentamente. Conociendo a Alejandro, voy a llorar más que en toda mi vida.

-Es difícil superar a mi tocayo – dice divertido – pero lo voy a intentar. – dirige su mirada al papel – Lula… no sabes las ganas que tenía de compartir un momento tan feliz como este contigo. Tu familia y la mía han estado unidas incluso desde antes de nacer nosotros. Te he visto crecer, no solo físicamente… sino desde lo que importa, desde dentro. Y desde pequeña sabía que tenías dentro un corazón que, el que lo conquistase, tendría mucha suerte. Tus virtudes son muchas, todas las que la gente se pueda imaginar. Sensible, cariñosa, honesta, divertida… imagino que Quique sabe que eres todas esas cosas. E imagino que, por eso, quiere compartir su vida contigo. – hace una pausa – siempre he sentido un sentimiento de protección hacia ti. Eres fuerte y frágil a la vez. Eso es lo que te hace tan especial. Recuerdo muchos momentos contigo, muchas conversaciones quizá tan profundas que poca gente las entendería si las cuento hoy aquí. Profundas porque, en el fondo, nos entendemos como si tuviéramos la misma sangre. En concreto, recuerdo aquella conversación contigo en tu 30 cumpleaños. – sonrío al recordarla… para mí fue un antes y un después sin duda - Aquel día supe que habías aprendido a disfrutar de la vida. Que todo lo malo que, en algún momento podría haberte hecho caer, ahora hacía que te levantases. Y no sabes lo orgulloso que me sentí. Y lo orgulloso que me siento al ver que has crecido sin perder el norte. La pena, la rabia, la angustia que sentí hace un año, hoy se transforma en felicidad. La vida es como la energía. No se destruye, se transforma. En tu caso, se transforma cada vez en algo mejor. – hace una pausa algo emocionado y yo hago esfuerzos por no llorar – Siempre me ha dado miedo que te hagan daño. Ya te he dicho que tengo un instinto de protección hacia ti, como si fueras mi hermana pequeña. Desde que conocí a Quique, ese miedo ha desaparecido. – miro a Quique, que resopla – me bastó un minuto. Un minuto observando tu sonrisa cuando le mirabas. Suficiente para saber que estabas en buenas manos. Y hoy no solo estoy contento por ti, estoy contento por mí. Porque la tranquilidad de saber que tu hermana pequeña es feliz, es la mayor tranquilidad que un hermano puede sentir. Y si este amigo que observa tu vida ahora mucho más tranquilo, puede hacer lo que esté en su mano para ayudarte, no dudes que lo hará. Eso te lo puedo jurar. – Ya no puedo reprimir las lágrimas – Muchas veces bromeábamos con que tú eras una aprendiz y yo el maestro… ahora eso ha quedado atrás. Ahora yo me siento un aprendiz cuando te miro. Desde hace un año, siento que tú eres una maestra. Una maestra de la felicidad. Y yo quiero seguir aprendiendo. Y espero que siga siendo así toda la vida. Te quiero Lula.

La emoción me puede y rompo a llorar entre risas. Alejandro me abraza como si verdaderamente fuese su hermana pequeña. Como tantas otras veces ha hecho. Y abraza a Quique como su compadre. No sabía que iba a emocionarme tanto. Ni imaginándolo, alcanzaba a saber hasta qué punto iba a llegar.

-También Vero, amiga de la novia, y Richard, amigo del novio, desean dirigiros unas palabras conjuntamente. Adelante.

Genial, no me he recuperado de una y ya estoy metida en otra. Y la música? Jajajaja la canción de la despedida de soltera. Voy a matarla, es una crack.


-Buenas tardes – comienza hablando Vero – he elegido yo la música cariño... se nota no? - me río y escucho risas entre las que asistieron a mi despedida - que sepas que esto va de parte del trío calavera… - señala a Vane y Pastora – pero quedaba mucho más bonito si salía yo sola con Richard, las cosas como son – me río – Malú cariño… cuántas cosas hemos vivido juntas… - sonrío – todavía recuerdo aquel mes que pasaste en mi casa cuando estabas tan malita. Si es que eres una superviviente, no me digas que no… - comienzo a reirme – el día que volviste y que se acabó esa pesadilla que vivimos todos los que te queremos, es sin duda uno de los días más felices de mi vida. Te lo digo desde el corazón. Te lo decimos todos. Todos sabemos que eres una persona especial, quizá la persona más especial que conocemos. – noto como se emociona – tu ahijada, con 5 añitos, también lo sabe, así que imagínate lo especial que eres para que una personita tan pequeña se dé cuenta de eso. – me giro para mirarla y me sonríe tímida – Pero es que… encima no volviste sola… es que encima te traes a este hombre – señala a Quique que alza las cejas irónico – y, sobre todo, me traes a este que está aquí a mi lado – me río sin poder evitarlo – es que eres experta en hacer la vida más fácil a los demás. Siempre he querido verte feliz, como toda la gente que te quiere… y, sin duda, ahora es cuando te veo así. Y no me extraña, porque tu marido es tela… - hace un gesto con la mano – también experto en hacer la vida más fácil a los demás. Tal para cual sin duda. Dais asco. – se escuchan risas – con todo el cariño del mundo, pero lo dais. Bueno, ahora me dais menos… - mira a Richard embelesada – Llevo días nerviosa, me atrevería a decir que más que tú – la miro irónica – y es que cuando se casa tu mejor amiga, la responsabilidad de que esté todo bien organizado es de una. Si o no chicas? – mira hacia las demás, que se ríen – no sabes el estrés… ni cuando estaba embarazada he pasado tantas náuseas como estos días… - se escucha una risa general – y es que todo tenía que ser perfecto para tu día. Para vuestro día mejor dicho, porque no solo tú eres amiga mía. Es que considero a Quique también amigo mío. – le mira sonriente – por todo lo que hemos vivido y por todo lo que ha hecho también por mí… y por Lucía. Que te adora, lo sabes no? – Quique sonríe mirando al suelo – Malú… espero que seas todo lo feliz que te mereces… te quiero amiga. – un breve aplauso, deja paso a las palabras de Richard –

-He estado perfeccionando mi español… Vero me ha ayudado… - dice con acento inglés – conocí a Quique en las peor situación posible, pero desde el principio supe que tenía un gran… - mira su papel – corazón. – ríe nervioso – Te considero mi amigo, y para mí, amigo es una palabra muy seria. Amistad y amor son las palabras más serias que existen. Y yo he conocido la amistad por ti. Y el amor gracias a ti también – mira a Vero – me refiero a ella – señala a Vero -  no a él – aclara mirando al público, que ríen, algunos a carcajadas – no quiero extenderme más porque ya sabéis mi problema con los verbos – me río en una leve carcajada – solo quería deciros que, si se puede sacar algo bueno de aquello que vivimos, sin duda, una de esas cosas sois vosotros. Os quiero.
Vaya. Qué bien ha hablado el tío. Río emocionada y me abrazo a Vero mientras Richard se abraza a Quique y viceversa. Espero que no haya ninguna sorpresita más porque mi rímel va a soportar poco ya.


-Ahora, unas personitas también quieren dedicaros unas palabras – noto como las sillas de detrás se mueven… oh dios, van a hablar las niñas… maldita sea… - Juliet, Rocío, Lucía, Guillermo, es vuestro turno – Guillermo! También va a hablar Guillermo!... respira Malú, respira. Joder, no han empezado y ya tengo ganas de llorar. Y esta música! Me cago en la puta! –



-Hola – comienza tímida Juliet – me siento como si mis padres se casaran. – vale, empezamos fuerte – cuando lo hicieron, yo no estaba presente, pero tengo la suerte de estarlo hoy. – qué bien pronuncia la niña joder – Malú y Quique son como mis padres, o, al menos, se han portado así conmigo. Me han cuidado, enseñado, y querido tanto durante este año… - suspira algo nerviosa – no sé lo que hubiera hecho sin ellos… sois geniales – sonrío emocionada y miro a Quique. El pobre no puede disimular que está llorando – hay personas que te cambian la vida… y vosotros habéis hecho eso conmigo – resoplo, no puedo más – sé que soy muy joven todavía, pero también sé que lo que he vivido con vosotros me va a servir para ser mejor persona. – Quique susurra un joder. No puede parar de llorar – Estoy muy feliz de haberos conocido. Mi abuela y yo nunca os podremos agradecer lo suficiente lo que habéis hecho por nosotras. Os quiero.

Un aplauso cada vez más fuerte se escucha en el jardín. Maldita niña, se me va a correr el rímel al final…

-Hola – se escucha la voz segura de Guillermo – tenía muchas ganas de veros – dice inocentemente y me arranca una sonrisa – estáis muy guapos, pero sobre todo tú Malú – se escuchan risas – lo siento Quique pero ella es más guapa – escucho como se ríe. Este niño es espontáneo a más no poder – cuando mis padre me dijeron que os casábais yo les dije que ya lo sabía. – le miro sorprendida – lo sabíamos todos los que estuvimos en esa isla. Aunque sea pequeño, me doy cuenta de las cosas. – se me escapa una carcajada – Malú y Quique son para mí como mis ángeles de la guarda. Mamá siempre lo dice. Quique me salvó la vida y Malú no paró de cuidarnos a Juliet y a mi durante aquellos días. Me alegro mucho de haberos conocido y espero que seáis muy felices.

Otro aplauso se escucha en el jardín cuando acaba de hablar Guillermo. Ahora parece que es el turno de las niñas. No puedo evitar reirme cuando, de repente, veo aparecer sus cabecitas asomando por encima del atril. Les han puesto una banqueta para que llegasen al micrófono. Qué monas van por favor.

-Hola – dice Rocío riéndose –

-Hola – dice Lucía de manera tímida –

Se miran como haciéndose señas. Me estoy muriendo de amor y de la risa.

-Os queremos mucho – dicen a la vez y desatan una risa general –

Veo como Juliet les chiva algo en el oído.

-Que seáis muy felices – dicen a la vez. Juliet les vuelve a chivar algo – sois los mejores titos del mundo.

Un oh unánime se escucha en el jardín. Se puede ser más adorable que estas dos crías? No, no se puede. Tras el “oh” sigue el aplauso de rigor cada vez que ha hablado alguno de ellos. Nos abrazamos durante unos segundos y vuelven todos a sus puestos. Se lo han aprendido. Se han aprendido lo que tienen que hacer parece ser. Es que me los como con patatas.

-Bien – habla el concejal – en este punto, paso a dar lectura a los artículos del 66 al 68 del Código Civil, a los cuales vosotros, Malú y Quique, estaréis facultados y obligados una vez hayáis contraído matrimonio. Estos artículos resumen lo que debe ser vuestra vida en común. – carraspea – Artículo 66: Los cónyuges son iguales en derechos y deberes. Artículo 67: Los cónyuges deben respetarse y ayudarse mutuamente y actuar en interés de la familia. Artículo 68: Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente – nos miramos tiernamente – Deberán, además, compartir las responsabilidades domésticas y el cuidado y atención de ascendientes y descendientes – nos miramos sonriendo – y otras personas dependientes a su cargo.

Hay una pausa. Creo que ha llegado el momento en que, nosotros, leemos lo que hemos escrito.

-Ahora Malú, la novia, desea dirigirnos unas palabras. Tu turno Malú.

Nos levantamos de la silla y nos ponemos frente a frente. El concejal coge el micrófono y pone cerca de mi boca. Espero no llorar y poder terminar de decir todo lo que quiero. Carraspeo. Siento un nudo en la garganta importante. Quique me mira con esos ojos que, nada más verlos, me hacen sentir ganas de llorar. Me coge las manos suavemente, como intentando transmitirme tranquilidad. Y, como si fuese magia, de repente, no siento que esté delante de cientos de personas. Solo le veo a él. De fondo, la canción que he elegido para este momento. No podía ser otra.


-Había perdido, sin querer, la esperanza de encontrar a alguien que me comprendiera y me quisiera como yo necesitaba. No pedía mucho, solo amor correspondido y cariño. Lo que no esperaba era encontrarme con alguien como tú – hago una breve pausa, para coger fuerzas, las lágrimas ya han asaltado mis ojos – no esperaba encontrarme con alguien tan comprensivo, tan cariñoso, tan divertido y tan buena persona. Incluso he llegado a pensar que eres demasiado para mí. – me mira negando con la cabeza con media sonrisa – Primero un ángel que apareció de la nada, luego un salvavidas en medio del mar al que aferrarme, después un amigo que me escuchaba y me calmaba y, finalmente, el amor de mi vida – baja la cabeza algo emocionado y tengo que hacer serios esfuerzos por no ponerme a llorar – Deprisa y despacio a la vez, quizá a la velocidad en la que los dos nos sentimos cómodos, todo fue ocurriendo, sin forzarlo y sin esperarlo. Hasta llegar aquí. Hasta llegar al lugar donde nunca pensé llegar con alguien como tú. La vida nos ha dado algún revés durante este tiempo, pero me has enseñado que el amor es tan grande, que puede hacer que superemos todo. Me has enseñado a no sentir que debo cambiar nada. Con mis virtudes y mis defectos, cada día me demuestras que nadie en el mundo me quiere más que tú. Y eso me parecía tan difícil encontrarlo. Estar segura de algo así no es algo que se encuentre todos los días. Pero yo lo he hecho. He encontrado a mi otro trocito de ser. – paro de nuevo, sin darme cuenta, estoy llorando – Parece mentira, pero me subiría a ese avión mil veces si me dijeran que estás en él. Has hecho que valga la pena todo lo que hemos pasado. Y lo haces cada día, con cada desayuno que preparas mientras sigo dormida, con cada beso, con cada palabra, con cada caricia. Con cada segundo que pasamos juntos. Lo eres todo. El ángel de la guarda, la tabla de salvación, el amigo, el amante, el amor de mi vida. Absolutamente todo. Te lo dije en una ocasión delante de mucha gente, y hoy quiero volver a decírtelo. Gracias por cruzarte en mi camino ese día. Te quiero.

Justo al acabar, no puedo más. Me abraza tiernamente. Noto sus lágrimas por sus mejillas, y las mías también. Me ha costado la vida decir todo eso sin echarme a llorar y ahora lo estoy soltando todo. Intento serenarme, pero me es imposible escuchando los aplausos de la gente. Quique deshace el abrazo lentamente, secando cuidadosamente sus lágrimas y las mías. Respiro hondo varias veces hasta conseguir dejar de llorar, aunque sé que solo va a ser por un instante.

-Bueno… - el concejal parece también algo emocionado – Quique también quiere decirnos unas palabras. Adelante.

Coje aire tras repasar en mi mente todo lo que ha dicho Malú. Jamás me han dicho cosas tan bonitas. Siento que tengo una suerte inmensa y quiero que ella se sienta igual cuando termine de decir lo que tengo preparado. Creo que va a gustarle.



- Ella se desliza y me atropella. – abro los ojos sorprendida al escuchar la primera frase y la música de fondo - Me atropella con esa forma que tiene de acelerar en el momento justo, alcanzarme, y frenar de repente, haciéndome sentir el vértigo. Mi vida ha sido vértigo a su lado. Como una flor que va abriéndose poco a poco. – está haciendo lo que creo? Mezclar parte de mis canciones para decirme que me quiere? Dios… ya estoy llorando otra vez - Frágil como un hilo de cristal. Fuerte como el acero. Brillante como esa luz que buscas cuando no consigues encontrar respuestas. Y sin su luz, el apagón. Y sin sus manos, la oscuridad más tenebrosa. Su espalda, marcada por palabras que perduran en el tiempo y que me devuelven a casa cada vez que las leo. – qué forma tan bonita de describir mi tatuaje… me lo quiero comer a besos ahora mismo - Sus brazos, grabados con letras de almas que caminan con ella, no dejándola caer. Y entre esas almas estoy yo, encargado de levantarla y hacer que vuele como un ángel caído que necesita impulso. – hace una pausa algo emocionado. Lo agradezco, me van a salir las lágrimas por las orejas - Te observo cada día alzar el vuelo con sus alas, aquellas que alguna vez quisiste partirte por no encontrar el rumbo. – vuelve a usar parte de letras de mis canciones… me va a dar algo - Y te veo alzarte fuerte, imponente, y siento que tú me has hecho más fuerte. He dejado de ver la vida en blanco y negro. Dicen que el amor es suficiente, pero eres mucho más que eso. Me peinas el alma y me la enredas solo con sonreir. Me acompañas desde aquellas noches desiertas, sin horizonte visible. Lo que no sabía es que eras mi horizonte, aquel lugar al que quería llegar. Y cuando te aferrabas a mí, en realidad era yo el que me aferraba a ti. – he comenzado a llorar en silencio más de lo que nunca he llorado - En realidad era yo el que te buscaba allí donde no llega la razón. En realidad era yo el que soñaba con encontrarte. Y sumergido en una pesadilla, apareciste rompiendo el mar con tu voz. Y me salvaste. – hace un parón y coge aire, con sus ojos llenos de lágrimas - Me escuchaste cuando pensaba que el silencio era lo último que escucharía. Tu voz de aprendiz convertida en maestra. Tu voz de niña a veces y de mujer en otras. Tu rostro tranquilo, diciéndome sin palabras que todo saldrá bien. No necesito nada más. Solo necesito todo. Todo lo que me das sin pedir nada a cambio. Todo lo que te mereces que te dé. Y solo así lo haré. – aprieto los labios intentando tragar saliva, pero el nudo es evidente - Solo jurándote que nunca dejaré de estar a tu lado, sin miedo a perder. Solo prometiéndote que no volverás a estar sola mientras yo esté aquí. Solo así lo haré. Y, si consigo que seas feliz, yo lo seré. Tan feliz como ahora. Tan feliz como la primera vez que nuestras miradas se encontraron. Tan feliz como la primera vez que nuestros labios se rozaron. – sonrío al recordarlo - Tan feliz como saber que todos los días que me quedan, los pasaré a tu lado. Y, cuando el último suspiro de mi alma se escape de mi cuerpo, sabré que todo tenía un por qué. Mi por qué eras tú. No me hará falta ni un segundo para saberlo. No me hizo falta pensarlo. Porque nuestro amor es grande como el universo. – sonrío emocionada - El universo que creas en cada aliento, en cada palabra, en cada segundo que le robamos al tiempo. Porque te conozco desde siempre. Y siempre seguirá siendo así. No vas a cambiar. No pienso dejar que lo hagas. Eres perfecta así. – me sonrojo - Porque tu amor es una cosa simple y, a la vez, complejo. Complejo porque hace que sienta dientes en el alma. Así dicen que se sabe si un amor es verdadero. – se me escapa un gemido con el llanto - Y este lo es. Verdadero como tu risa. Verdadero como la mía cuando pienso en ti. Verdadero como la brisa que mueve tu pelo. Verdadero como el destino, que te puso en mi camino, haciendo que mi vida cambiara para siempre. Poniéndolo todo en su lugar. Verdadero como que yo nací el día en que te conocí. Verdadero como que, aquel día, estaba escrito. Estaba escrito que emprendiéramos ese viaje uno al lado del otro. Verdadero como que eso es el destino. Nuestro destino era estar juntos. Te quiero pequeña.

Termina de hablar y un silencio atronador durante unos segundos, deja paso a un aplauso y a unos sonidos de llanto que prefiero no ver para no contagiarme más. Me abraza dulcemente pero de manera fuerte, apretándome contra él. Quiero dejar de llorar pero no puedo.

-Bien eh… - el concejal ahora si que está emocionado, no me extraña – hemos llegado al momento clave de la ceremonia en el que vosotros debéis confirmar lo que sentís el uno por el otro… pero creo que ya lo habéis hecho. – nos reímos sin querer –Así pues, os pregunto: Malú – miro a Quique y noto mi corazón latir más fuerte que nunca - ¿Quieres contraer matrimonio con Quique y efectivamente lo contraes en este acto?

Sonrío primero tímidamente y luego mi sonrisa se va ampliando cada vez más. Me mira con una cara de felicidad que creo que voy a desmayarme.

-Si quiero – digo emocionada –

-Quique – prosigue el concejal - ¿Quieres contraer matrimonio con Malú y efectivamente lo contraes en este acto?

Me mira y aprieta mis manos, entrelazándolas.

-Si quiero – contesta sonriendo –

-Ahora podeis proceder al intercambio de los anillos – dice el concejal –

Quique saca de su bolsillo los dos y me entrega el que yo tengo que colocarle a él. Ríe nervioso, creo que no le he visto tan nervioso nunca como ahora.

-Yo, Quique – habla seguro cogiendo mi mano para ponerme el anillo – te tomo a ti Malú – me mira y sonríe – como esposa, y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida – introduce suavemente el anillo en mi dedo y, tras hacerlo, coge mi mano y deja un beso en ella. Creo que estoy empezando a deshacerme por los pies –
Cojo su mano nerviosa y el anillo en mi otra mano.

-Yo, Malú, te tomo a ti, Quique, como esposo y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida – hago lo mismo, introduzco su anillo en su dedo y dejo un beso en su mano.

-Bueno… - carraspea el concejal aclarándose la voz – como concejal del ayuntamiento de Algeciras y en virtud de los poderes que me confiere la legislación del Estado español, yo os declaro unidos en matrimonio. – me voy a desmayar, lo veo – Enhorabuena, podéis besaros – dice apartándose hacia atrás.


Miro sus ojos, todavía llenos de lágrimas y agarro de nuevo sus manos. Me he hartado de llorar cuando me ha dicho todas esas cosas… y me he hartado de llorar por dentro cuando las he dicho yo. Ahora ya no hay que llorar. Ahora solo puedo expresar la emoción con una gran sonrisa. Lentamente, como si no importase el tiempo, como si no hubiera nadie más, nos acercamos el uno al otro. Sonríe más que nunca. Mi mujer. Increíble, no me lo puedo creer. Cruza sus manos lentamente por mi cuello, acariciándome el pelo justo antes de besarnos. Nada de beso corto, que esperen los que nos quieran dar la enhorabuena. El primer beso como marido y mujer tiene que ser de película. Me da igual todo. Pongo mis manos en su cintura, sujetándola o, quizá, sujetándome para no caerme. A lo mejor no soy objetivo, pero creo que ha sido la boda más bonita del mundo.

2 comentarios: