Camino por el aeropuerto sola. Qué desastre. Dios, es que
tengo mala suerte hasta para que mi mánager no llegue a tiempo al aeropuerto. A
500 km, maldita Rosa, qué cojones hace allí? No me lo explico, yo es que la
mato, ahora ni se saben las horas de vuelo que tengo por delante, y las voy a
pasar sola, sin poder hablar con nadie, porque no pienso pronunciar una palabra
más en inglés, juro por Dios que no voy a pronunciar…
-Ay!
Joder, qué golpe. Mierda. Miro al suelo y me agacho, todas
mis pertenencias esparcidas. Creo que he arrollado a alguien en mi camino. Mi
madre tiene razón, siempre voy en la parra.
-I’m sorry…
Acabo de jurar no volver a decir nada en inglés, pero qué
hago? Veo unas manos de hombre recoger mis pertenencias. Menudo golpe le he
tenido que dar. Lo mínimo es disculparme. Alzo la mirada y veo como se
sorprende y aparece una leve sonrisa en su rostro.
-Tranquila, no te preocupes, te has hecho daño?
-Eh… - me quedo mirándole y sigue sonriendo. Mierda, me ha
reconocido. Qué cojones hace un español en Australia? – no, perdona, es que iba
mirando los paneles y no te he visto.
-No pasa nada… creo que esto es tuyo, yo no uso estas cosas.
Al darme el brillo de labios, rozo su mano y una extraña
corriente recorre mi cuerpo. Joder, qué españoles tan guapos hay en Australia,
debería venirme a vivir aquí… si no fuera porque todo dios habla en inglés y
estoy hasta los cojones.
-Ah… pues si, es mío – no puedo evitar reirme – no irás a
España verdad?
-Si – sonríe. Qué dientes más bonitos. Qué estúpida eres
Malú, quita esa cara de panoli – En el vuelo V734, el que sale dentro de dos
horas según pone en el billete.
-Vaya… qué suerte… y me podrías decir por donde cojones se
embarca? – no sé por qué estoy sonriendo, ni puta gracia me hace estar en este
aeropuerto de mierda –
Se ríe. Normal, yo también me reiría de alguien que se queda
sonriendo como me he quedado yo. Parezco retrasada.
-Todavía no ha salido la puerta de embarque – vuelve a
sonreir –
-Uf… estaba cansada de forzar este nivel de inglés patético
que tengo…
-Yo creo que pronuncias muy bien eh? – Ja! No me tomes el
pelo – no me esperaba encontrarme con alguien Español por aquí.
-Ni yo, créeme.
Me está mirando. Bueno, nos estamos mirando. Madre mía, qué
ojazos no? Joder… qué incomodidad… creo que me estoy poniendo colorada. Maldita
timidez, qué va a pensar? Que soy de esas famosas estúpidas que no sabe
entablar una conversación? Parece joven… qué edad tendrá? Por qué cojones me
hago tantas preguntas de alguien a quien acabo de conocer?
-No me he presentado, soy Enrique – qué hago? Le doy dos
besos? Me presento? No seas imbécil Malú, sabe quién eres… – Bueno, mejor Quique
– Ese nombre me gusta más, sin duda… vamos Lula, saca tu poca vergüenza y
plántale dos besos –
-Yo soy…
-Ya… sé quien eres
Vuelve a sonreir. Creo que no ha parado de hacerlo desde que
me ha visto. Será un fan? Qué bien olía cuando le he dado dos besos.
-Esto si que no me lo esperaba… - no tartamudees María
Lucía, por favor te lo pido – estoy en Australia –
Me sale una carcajada. Dios, me muero de la vergüenza, va a
pensar que tengo una deficiencia mental. Por qué me he puesto nerviosa tan de
repente?
-Bueno, tampoco esperaba yo encontrarme con Malú en
Australia… es raro.
Se hace un silencio en nuestra conversación. Me quedo
mirando el panel, pero observándole de reojo. Vaya, no solo es guapo de cara…
está bastante bueno. Va vestido con un vaquero oscuro, camisa y chaqueta.
Elegante pero informal. A qué se dedicará? Parece un alto ejecutivo o algo así.
-Viajas sola? – pregunta de repente –
-Parece que sí, mi mánager está a unos 500 kilómetros de
aquí y no va a llegar. Cogerá el próximo vuelo.
-No quería parecer cotilla eh?
-No lo has sido para nada – sonrío – y tú, viajas solo?
-Pues sí… pero ya venía solo desde España.
-Negocios? –sigo mirando el panel, como sin darle
importancia a la conversación aunque, en realidad, tengo un interés extraño en
saber a qué se dedica –
-Bueno… trabajo… dí ayer una conferencia – Conferencia? Le
miro sorprendida – sobre medicina… presenté unos casos en el congreso
internacional de medicina de urgencias
Un médico? Tan joven? No puede ser… joder… es médico…
-Guau… - guau? Es lo único que sabes decir Malú? – casi
igual que lo mío…
Me río por no llorar. Yo, que por poco me saco el graduado y
odiaba el colegio. A veces me he arrepentido de eso, pero dejo de hacerlo
cuando me subo a un escenario.
-Negocios?
-No… bueno si… vine a ver a un productor que estaba
interesado… pero no me convence el proyecto… encima mi mánager me ha dejado
sola… Australia me ha tratado bien estos días
Vaya… le ha hecho gracia. Se ha reído. Y me lo ha pegado. A
veces si que es cierto que tengo mis momentos irónicos que son divertidos.
-Nada como estar en casa
-Exactamente
Ay mi casa, mis perros… dios, qué ganas tengo de llegar. Por
fin!! Veo en el panel que aparece mi vuelo. Coño! Me mira y me sonríe. Y
estamos andando juntos. Qué extraño todo joder. Acabo de conocer a este tío y
ahora resulta que estoy caminando con él por un aeropuerto. Menos mal que no
hay periodistas, me endosarían otro romance más en mi extensa pero inventada
vida sentimental.
Y resulta que viaja en primera como yo. Menos mal, ya no me
siento tan mal… no quiero ni saber lo que ha costado este billete. Sigo
caminando al lado de este médico buenorro. Y me mira y se sonríe. Será gay? No
tiene pinta… tiene pinta de que tiene novia seguro. Todos los buenorros
simpáticos están pillados. Dejo que pase él antes y, cuando escucho el número
del asiento, me quedo a cuadros.
-Tienes el asiento 23A? – pregunto sorprendida –
-Em…. Si… y tú?
-El 24A – comienzo a reirme –
-Parece que nos agrupan por nacionalidades... - dice sonriendo -
Mientras pasan árboles y más árboles ante mis ojos, mirando por la ventanilla del coche, una sonrisa aparece en mi rostro al acordarme de aquel primer encuentro. Me gustó desde el principio y ni siquiera le conocía.
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