Qué calor hace en esta casa joder. Mucho calor. Me sobra
todo, la corbata, la camisa, los pantalones… y si me lo quito todo? Qué pasaría
con Pepi si ve que su futuro yerno se despelota delante de toda la familia? Se
llevaría a Malú lejos, muy lejos… eso seguro. En fin, qué mal rato joder… qué
excesiva es pero que adorable mi suegra. No dicen que las suegras son ogros
normalmente? Pues parece que con Pepi no es así… aunque imagino que si le
hiciera daño a su hija, no me quedaría tierra suficiente para correr.
La cena está lista. A mis padres se encarga de ubicarles
Pepi, en un sitio estratégico, con mi hermana a mi lado. Al mi otro lado, Malú.
Enfrente Pepi. En la esquina, presidiendo la mesa, Pepe. Y el resto de lugares
en la enorme y alargada mesa, se van repartiendo al gusto de la gente.
Alejandro también pasa la Nochevieja aquí. Según me ha contado Malú, desde que
su madre murió, se ha cobijado muchísimo más en momentos así con la familia De
Lucía. En cuanto Alejandro ha entrado por la puerta, Pepi se ha encargado de
que se enterase de la noticia de la noche. Otra vez ese rubor en mis mejillas.
Me está cogiendo cariño Alejandro, o eso me parece a juzgar por los gestos que
tiene conmigo. Mi hermana casi tiene que buscarse una mandíbula nueva cuando le
ha visto…. Ha sido bastante cómico.
Pero lo realmente cómico es ver cómo Malú come caracoles y
gambas a puñados. Es como si estuviera haciendo una prueba contrarreloj… su
madre la observa con gesto serio, como si se estuviera mordiendo la lengua para
no regañarla. Estoy comiendo poco porque todo se lo come ella… qué barbaridad,
me gustaría saber si tiene algún tipo de depósito interno que le hace no
engordar. O eso o su metabolismo es de los privilegiados.
-Para ya Malú… - refunfuña Pepi –
-Eh? – pregunta contrariada Malú mientras chupa una de las
cabezas de gamba –
-Que no se van a acabar… que le dejes algo al pobre Quique…
-Eso, déjale algo a tu futuro marido que en la boda va a
parecer un espectro… - dice Alejandro mientras se ríe –
-Ay dejadme… todo el año comiendo ensaladitas… - niega con la
cabeza sin dejar de pelar la siguiente víctima, otra gamba –
-Igual estás embarazada y tienes antojo, te lo has planteado
hermanita?
Un silencio se instala en la mesa. La pregunta irónica de
Jose hace que todas las miradas se dirijan hacia ella y hacia mí. Otra vez.
Otra vez soy una puta bombilla de puticlub. Escucho a Malú resoplar.
-Que no estoy preñada cojones!!! – exclama sin soltar la
gamba – qué manía dios santo…
-Pues los síntomas coinciden un poco… - interviene una de sus
primas – se duerme por los rincones, un hambre voraz…
-Siempre he sido así prima… - responde comiéndose una gamba
más – dios, ahora si que me he llenado…
-Bien, que vaya pasando la grúa para llevarse su plato por
favor! – alzo la mano hacia la puerta en un gesto divertido y escucho risas en
la mesa –
Malú me mira riéndose y me da un beso cariñoso en la mejilla.
Noto las miradas de Pepe y de Pepi clavadas en mí. Y las de mis padres. Y las
de toda la mesa. Uno no puede hacerse el gracioso sin ponerse colorado después.
Tras la cena, a la que creo que no voy a sobrevivir por lo
hinchado que estoy, todo el mundo se prepara para recibir el nuevo año. Es el
momento de echar la vista atrás, o eso dicen. De repasar el año, con sus cosas
buenas y malas. Son las 23:30… creo que
ya no me da tiempo a hacer un resumen decente en mi cabeza. Me han pasado
tantas cosas que necesitaría días para elaborarlo bien.
A mi mente viene aquella primera noche en la playa. Cómo, al
acostarme, notaba que estaba nervioso. Nervioso por tenerla al lado. Es curioso,
ahora me pasa lo contrario, ahora si no duermo con ella es cuando no estoy
tranquilo. Aquella primera noche creo que fue clave en todo esto. El destino
quiso que durmiéramos el uno al lado del otro, y así fue durante todos esos
días. Estoy convencido que todas las cosas que han pasado han sido por algo,
para llevarme a algún sitio. Quizás para llevarme aquí, a esta casa. Quizás
para observarla desde el fondo del
salón, mientras charla con mi hermana animadamente.
-Bueno Quique,
y cuéntanos, ahora para destensar un poco la conversación… cómo es Malú? Has
convivido con ella durante dos semanas…
-Bueno… - dudo
un instante sobre si hablar de ella o no –
-Sabemos que es
una cantante de éxito… y, por La Voz, hemos descubierto que tiene un carácter
quizá totalmente contrario al que se supondría…
-Malú es tal y
como se ve… - contesto convencido – una persona amable, inteligente, divertida…
y tiene muchas cualidades que no se aprenden… que se tienen o no se tienen…
-Y qué
cualidades destacarías? – pregunta el entrevistador interesado –
-Pues mira, hay
una en concreto que me sorprendió mucho… tiene una empatía automática… le
bastan 10 segundos para ponerse en el lugar de la otra persona… y eso ayuda
mucho en una situación así…
-Alguna más?
-Sabe escuchar…
- digo seguro – de hecho, a cualquiera de la isla que le preguntes, te lo dirá…
todo el que tenía algún problema, iba a contárselo a ella… incluso, a veces, no
hacía falta, simplemente se daba cuenta de que alguien necesitaba desahogarse y
allí iba ella…
-Es curioso…
parece que la conoces bien…
-Bueno, la
conozco de apenas 2 semanas pero, en realidad, es como si hubieran sido 2 años…
ha sido muy intenso… pero creo que todo el mundo que la conozca opinará como yo…
en una situación así no puedes fingir cosas que no eres…
-Se podría
decir que sois amigos?
-Bueno… - me
río nervioso ante tanta pregunta – no sé lo que opinará ella… pero si sé que en
una situación así, se crea un vínculo con la gente con la que vives esa
experiencia… y ese vinculo hace que estés conectado para siempre con esas
personas. Siempre que necesite algo, yo estaré allí, sería incapaz de dejar de
saber de ella. – noto la mirada sonriente del reportero clavada en mí – bueno,
de ella y del resto, claro está.
-Ayer, en una
entrevista, Malú hablaba de ti como la persona que le salvó la vida… te han
llegado muchos mensajes de gente agradeciéndote algo así? Twitter está que arde
en este momento, eres trending topic.
-Madre mía… -
me rasco la cabeza avergonzado – solo reaccioné en ese momento ayudando… no sé,
supongo que yo también siento que ella me salvó la vida a mí también… es
importante tener un apoyo en un momento así…
-Habéis
conectado… hay feeling…
-Emmm… -
escucho las risas en plató – bueno… el que conozca a Malú, sabe que es
imposible no tener feeling con alguien como ella.
-Qué? Haciendo balance?
La voz de Alejandro me devuelve a la noche de fin de año. Por
qué he recordado esa entrevista? Mira que habían cosas para recordar… no se
equivocaba ese periodista… hubo feeling… desde el primer instante, desde el
primer momento en que nos vimos.
-Si… sin darme cuenta, estaba recordando cosas…
-Todos los años lo hago… - sonríe mirando su copa de vino –
enhorabuena por cierto…
-Gracias… - sonrío tímido –
-Sabes en lo que pensaba? – le miro – en el momento en que me
llamaron y me contaron lo que había sucedido. Me imaginé que no volvería a ver
a Malú. Todavía siento ese nudo en el estómago si lo recuerdo… - suspira – es como
mi hermana pequeña… y ahora, verla aquí… - sonríe – crees en el destino?
-Desde que la conocí, tengo que creer… - sonrío y bajo la cabeza –
-Compadre… - me pasa el brazo por los hombros – me alegro de
que el destino te haya traído hasta aquí…
-Rick… - miro hacia abajo y veo como Juliet me mira.
Alejandro me hace un gesto y se aleja –
-Dime preciosa… - me agacho para estar a su altura –
-Que… - mira al suelo y noto algo de vergüenza en sus gestos –
que muchas gracias…
-Por qué cariño?
-Por tratarme como me trataba mi padre… - se me encoge el
alma al escuchar la frase – por cuidarme…
-Oye… - la abrazo – venga preciosa… no llores ahora eh?
-La abuela se va a poner bien verdad? – susurra sollozando –
-Claro que sí… dentro de poco estará bien y podremos ir a
verla, de acuerdo? – asiente –
-Os quiero mucho… - dice avergonzada –
-Anda… corre y dile esto a Malú, que le va a encantar… -
acaricio su pelo –
Sale corriendo hacia Malú y observo la escena desde la
distancia. Malú se agacha, igual que he hecho yo. Pone gesto emocionado y se
abraza a la niña. Como si fuera su madre… así es como trata Malú a la niña.
-Te gustaría
tener hijos? – pregunta de repente mirando al cielo que preside aquella isla -
-Pues claro…
-Yo hace tiempo
quería tener 6 o 7… pero creo que se me ha hecho un poco tarde… - sonríe – me bastaría
con una parejita…
-Los tendrás… -
digo sonriendo tumbado en la arena –
-Hombre… en
esta isla no tengo muchas esperanzas de poder tener hijos…
-Si necesitas
ayuda… - noto como gira la cabeza hacia mí – es broma… - río – saldremos de
aquí pronto… y podrás hacer tus planes… ya lo verás…
Qué gilipollez. Cómo me acuerdo de esa mini conversación? No
recuerdo la noche que fue, pero creo que fue de las primeras. Siempre nos
quedábamos hablando un rato antes de dormir. Qué curioso… “es broma”, le dije…
y ahora parece que soy el encargado de hacer una mini Malú. Sonrío ampliamente
ante la idea. Está llegando el momento de ser padre, lo intuyo… veo los críos
del resto y me apasiona a idea de tener uno para nosotros. El embarazo sería
terrible para mí… creo que Malú es de las embarazadas con antojos hasta el
último día. Y de las embarazadas de los cambios de humor y llantos inesperados.
Hasta eso me apetece vivirlo.
-Toma anda, que no has cogido uvas… desastre… - deja un beso
en mi mejilla y me entrega un vaso con 12 uvas – qué haces aquí tú solo?
-Pensaba… - sonrío mirándola –
-En qué? – me acaricia la cara con delicadeza –
-En nosotros… - sonrío y sonríe al verme – en la suerte que
he tenido… - cierra los ojos sonriendo mientras niega con la cabeza – es verdad…
-Yo si que tengo suerte… - no aparta su mano de mi cara –
-Eh pareja, que os perdéis las uvas! – grita su hermano –
Sonreímos y nos plantamos el uno al lado del otro, observando
la televisión, como todo el mundo. Con el sonido del carrillón cayendo, siento
miles de sensaciones que se reúnen todas a bombear mi sangre cada vez más
rápido. Malú está nerviosa, da pequeños saltitos mientras suenan los cuartos.
Observo alrededor. Así que esta es mi familia. Así que se acaba el año en el
que he conocido a la mujer de mi vida y comienza el año en que voy a casarme… o
eso creo. Bueno, faltan 12 segundos para tocar el tema. Comienzo a meter uvas
en mi boca. Miro fugazmente a Malú que se ríe con la boca cerrada para no dejar
escapar ni una sola gota de ese jugo. En la 11, me agarra del brazo y me hace
un gesto. Creo que comprendo lo que quiere. La última uva me la da ella y yo
hago lo propio. Los gritos a nuestro alrededor dan igual, estamos demasiado
ocupados mirándonos. Está muy graciosa con toda la boca llena de uvas, imagino
que yo tengo el mismo aspecto.
Nos abrazamos como si fuera la primera vez que lo hacemos. No
decimos nada, ni siquiera un “feliz año”. Nada, absolutamente nada. No sé el
tiempo que pasamos así, pero parece detenerse, parece que alrededor no estén
tirando confeti ni haciendo sonar matasuegras. Es como si estuviéramos solos.
-Feliz año jefa… - susurro escondiendo parte de mi rostro
entre su pelo –
-Feliz año cariño… - noto cierto toque de emoción en sus
palabras –
El primer beso del año no sé como calificarlo. Quizá
apoteósico se queda corto. De los que nos gustan, de los lentos pero intensos,
de los que roban el aliento. Conscientes de que algunas miradas estarán
puestas en nosotros, no hacemos que dure demasiado. Solo lo suficiente para
tener ganas de más.
Al separarnos, tengo la sensación de que han estado haciendo
una especie de fila para felicitarnos el año, porque no paro de recibir abrazos
a un lado y al otro. Mis padres, siempre igual de cariñosos. Mi hermana,
siempre igual de histérica. Y, este año, recibo abrazos nuevos. El de su padre
se me antoja sincero, cargado de cosas que no es capaz de decir, pero sí soy
capaz de entender. El de su hermano, cariñoso y casi de colegueo, me arranca
una risa casi incontrolable al oírle susurrar algo de un sobrino. Juliet se
cuelga de mi cuello sonriente y alarga su brazo para agarrarse a Malú, que la
recibe con besos por toda la cara. El abrazo de Pepi es otra historia. Es como
volver a abrazar a mi abuela o algo así. Es una sensación que no soy capaz de
describir, es como si fuera alguien de mi familia, alguien que conociese desde
siempre. Y, entre los demás, uno destaca entre ellos. Alejandro vuelve a ser
esa persona que con un solo gesto es capaz de decir lo que otros no pueden ni
siquiera con palabras.
El brindis se centra en, primero, recordar a Paco. Las
palabras de Pepe casi me arrancan alguna lagrimilla. Después, se centran en
desear que, el año que viene, volvamos a estar todos o alguno más… y nos miran…
qué cabrones. Y comienza la fiesta particular de los De Lucía. Con sus
guitarras. Sus cajones. Y descubro algo que no sabía. Malú sabe tocar el cajón.
El 2015 parece que viene cargado de sorpresas…
-Eh tío bueno…
Me giro exhalando el humo que he aspirado del cigarro
mientras miraba hacia el cielo. La terraza me ha servido para despejarme un
poco. Malú se apoya en la puerta, mirándome con gesto tierno.
-Eh tía buena… - contesto con gesto chulesco –
-Dame uno que se me han terminado… - me pide mientras se
acerca caminando lentamente – pensaba que había huído… - dice encendiéndose el
cigarro –
-A dónde voy a ir? – contesto riendo – yo sin ti no voy a
ninguna parte… - la abrazo por detrás y apoyo mi cabeza en su hombro derecho –
-Pelota… - noto como sonríe – ya es año nuevo… deberíamos
hablar de la boda? – pregunta mientras escucho como se ríe –
-Claro… - dejo un beso en su mejilla – dónde quieres casarte?
-Pues no lo sé… - contesta dudosa – pero me gustaría que
hiciera calorcito… nada de estar pendiente del tiempo por si llueve…
-En verano entonces… - doy una calada a mi cigarro sin
deshacer el abrazo – a mí también me gustaría en verano…
-Madre mía… - ríe nerviosa – sabes donde me gustaría?
-Donde?
-En la playa… te imaginas? Donde empezó todo… - sonrío - … o
en algún sitio al aire libre… nada de iglesias y parafernalia…
-Me parece estupendo… - la abrazo más contra mí – te quieres
casar en bikini?
-No! – nos reímos – va a ser un gran año verdad?
-Mucho mejor que este… - dejo otro beso en su mejilla –
-Eso se puede hacer? – se gira sin dejar que la suelte y se
pone frente a mí –
-Pues claro… me encargaré de que, el año que viene, aquí
mismo, me reconozcas que el 2015 ha sido mejor que el 2014… - acaricio su cara –
y así año tras año…
-Para anda… - apoya su frente en mi pecho – te quiero tanto…
- se abraza a mí –
-Y yo pequeña…
No hay comentarios:
Publicar un comentario