sábado, 13 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 118: CUANDO DIGO TU NOMBRE (II)

-No se si me parece demasiado bien dormir en la misma habitación… - tuerce el gesto mirando la puerta –

-Quique… - sonrío enternecida – tengo 32 tacos…

-Ya, pero es la casa de tu padre… - contesta dubitativo –

-Mi padre me ha dicho, palabras textuales – carraspeo – tenéis la habitación de arriba preparada… tenéis – remarca – da por hecho que dormimos juntos…

-Ya… pero es que…

-Quique, que no tenemos 15 años… - digo riendo –

-Pues que sepas que si tenemos una hija, nunca dormirá con su novio en casa…

-Claro… - sonrío – anda, vamos a la cama, que mira qué hora es…

-La verdad es que estoy molido… - se mete en la cama – esto me parece tan raro… con tu padre bajo el mismo techo…

-Ya…

Cierro el pestillo de la puerta y llevo a cabo mi plan. Me quito la bata y me quedo desnuda, frente a la cama. Quique se incorpora de inmediato. Estupendo, he conseguido sorprenderle.

-Vas a dejar de hablar de mi padre? – sonrío insinuante –

-Joder… - susurra –

-Hoy si que tenemos que ser silenciosos… porque… - me meto en la cama con movimientos insinuantes – si mi padre pregunta mañana que eran esos ruidos… - comienzo a besar su cuello – supongo que no querrás explicárselo, verdad?

-Estás jugando con fuego, lo sabes no? – me mira desafiante –

-Y me quiero quemar… - susurro pegada a su oído –

-Pff… - de un movimiento, se pone encima de mí – cómo me pones…



-Mmmm…

Notar como te despiertas poco a poco es una de las sensaciones peores y, a la vez, mejores que existen. Incluso me escucho remolonear en la cama. De repente, como si mis oídos recuperasen la capacidad de detectar sonidos, escucho golpes tenues en la puerta. Alzo la cabeza todavía con los ojos entornados y vuelvo a recostarla en la almohada. Abro de nuevo mi ojo izquierdo levemente y veo mi brazo sobre el cuerpo de Quique. Sonrío sin querer. De repente, tengo ganas de estar despierta y observarle. Está tan guapo dormido, tan tranquilo, tan…

-Malú…

Escucho la voz tímida de Juliet al otro lado de la puerta. Como si me activase de repente, me levanto de la cama, pensando que le puede pasar algo. Abro la puerta y me encuentro a Juliet con una pose avergonzada que, cada vez, me resulta más tierna.

-Buenos días preciosa… - le hago una carantoña – pasa algo?

-No… bueno… es que… - baja su cabeza – me daba vergüenza bajar a desayunar yo sola… he escuchado a tu padre…

-Ay por dios… - comienzo a reirme – si es que no se puede ser más adorable… - abrazo cariñosamente a Juliet – ven, pasa anda…

Reviso con cara de susto la habitación durante dos segundos. Suspiro al ver que no hay ninguna huella de la locura silenciosa que tuvimos anoche aquí. Qué disparate, lo que tuve que soportar para no liarla a gritos. Quique sigue durmiendo plácidamente, tapado hasta el cuello.

-No quería molestaros pero… es que… me daba vergüenza… - dice tímida Juliet, casi sin mirarme –

-Anda pequeña, no digas tonterías, tú nunca molestas… - me estremezco al notar un poco de frío – Brrr… qué frío no? – Juliet asiente sonriendo – vamos a meternos en la cama y despertamos a Quique… te parece?

Juliet pone cara de pillina y nos metemos sigilosamente en la cama, muertas de frío. Observo a Juliet y a Quique alternativamente. Juliet le observa con cara de embelesada. Es posible que yo también tenga esa cara a veces… qué vergüenza me da pensarlo.

-Es un dormilón… - sonrío –

-En la isla al principio pensaba que erais novios… - dice la niña como si tal cosa –

-Ah si? – pongo cara de sorpresa –

-Si… siempre estaba cuidándote…

-Eso es verdad… - me quedo pensativa un segundo y millones de recuerdos se abocan en mi cabeza – pero Quique cuida a todo el mundo.

-Ya… - sonríe levemente – la abuela le quiere mucho… - sonrío enternecida – tenía razón…

-En qué?

-Mi abuela me decía que iba a estar muy bien con vosotros… que me ibais a cuidar mucho…
Intento reprimir la emoción al escuchar eso e intento que no se me note.

-Pues claro que te cuidamos enana… - le doy un tierno beso en la mejilla – te lo has pasado bien estos días?

-Mucho… - la niña sonríe de nuevo – me gusta tu familia… - sonrío orgullosa –

-Despertamos a Rick? Tengo hambre, y tú también verdad?

-Si… - asiente tímida – cómo le despertamos?

Me arrodillo lentamente en la cama y Juliet me imita. Soplo hacia Quique y escucho la risilla de Juliet. Espontáneamente, la niña alarga la mano y toca con un dedo su nariz. Quique hace una mueca y tengo que reprimir la carcajada.

-Quique… - susurro – despierta dormilón…

-Rick… - susurra Juliet –

-Mmm… - se revuelve entre las sábanas –

-Sabes que tiene muchas cosquillas? – susurra a Juliet –

-Si? – me mira con cara de pillina –

-Os estoy oyendo… - la voz ronca de Quique irrumpe en la habitación y no puedo evitar estallar en una carcajada – ni se os ocurra…

Solo una mirada es suficiente para entender a Juliet. Nos lanzamos casi sobre él, provocándole un quejido de lo más gracioso.

-Eh! – exclama – parad! – comienza a reírse – vale!

Alza las manos y paramos un segundo. Me río de manera contenida, sobre todo al cruzar mi mirada con Quique, con los ojos todavía medio cerrados, despeinado, con cara de dormido. Pocos segundos después, nos agarra a cada una con brazo y comienza a repartir cosquillas por nuestros cuerpos. No puedo parar de reirme y las carcajadas de Juliet creo que pueden escucharse a varios kilómetros a la redonda.

-Creéis que esta es forma de despertarme? – exclama sin dejar de hacernos cosquillas –

-No! – grito al ver que Quique suelta a Juliet y se centra en hacerme cosquillas a mí – Juliet! Socorro!

Al girar mi cara, veo que la puerta está entreabierta y, al otro lado, detecto las zapatillas y la bata de mi padre. Menuda estampa tiene que estar viendo. Juliet encaramada a la espalda de Quique, que está casi sobre mí, sin parar de hacerme cosquillas. Me da una vergüenza terrible que mi padre esté viendo la escena y, a la vez, me alegro. Por si le quedaba alguna duda de si Quique es un amor o no. No tiene ni siquiera mal despertar. Otro en su lugar hubiera reaccionado a gritos.

-Buenos días

El tono de mi padre, relajado, hasta risueño, hacía mucho tiempo que no lo escuchaba. Quique para en seco y Juliet prácticamente se esconde bajo las sábanas. Creo que mi padre le impone un poco, o esa es mi sensación.

-Emm… - Quique carraspea – buenos días Pepe…

-Hola papá! – me incorporo – has aparecido en el momento justo para salvar a tu hija…

-Ya veo… - sonríe tiernamente – buenos días Juliet

-Eh… - definitivamente, a Juliet le impone mucho mi padre – buenos días – contesta casi sin querer mirarle - 

-Bajas conmigo a desayunar mientras Quique y Malú aprenden a comportarse como personas?

-Papá! – me quejo riéndome – sólo estábamos jugando…

-De pequeña, siempre que podía, me despertaba así… - dice mirando a Quique – ve acostumbrándote porque no va a crecer…

-Papá! – vuelvo a quejarme –

-Bueno, desayunamos? – mi padre hace caso omiso a mis quejas –



-Malú…

-Mmmm… - me revuelvo en el asiento del tren – estaba a punto de dormirme…

-Si… con todo el cuello torcido… - sonríe – anda ven… - me ofrece su hombro – todavía queda una hora, te da tiempo a dormir un poco…

-No sé qué me pasa eh? Tengo sueño a todas horas… - me acomodo en él – crees que Juliet está bien?

-Yo creo que si… creo que hemos conseguido que piense lo menos posible…

-Esta mañana me ha dicho que Rose le dijo que la íbamos a cuidar muy bien… y que no se equivocaba…

-Esta niña… igual de intensa que su ídolo… - dice refiriéndose a mí –

-No soy su ídolo…

-No, qué va… solo quiere ser cómo tú cuando sea mayor… - dice de manera tierna –

-Igual de loca quizás? – digo riendo –

-Quizás… - responde sonriendo – cada vez tengo más claro que vas a ser la madre de mis hijos…

Alzo mi cabeza al instante y me mira extrañado.

-No digas esas cosas que me pongo tierna y no es el lugar adecuado…

-No… no lo es… - dice riendo –

-Yo también lo tengo claro, que lo sepas… - sonrío triunfante acomodándome de nuevo en su hombro – estás hecho todo un padrazo…

-Tengo el instinto paternal que se me sale por los poros… - dice de broma –

-Si tuvieras que elegir una inicial para tu nombre, cual sería? – noto como me mira, pero no alzo la mirada –

-A qué viene eso? – pregunta extrañado –

-Pues no sé… yo si tengo que elegir una… sería la eme… pero no se si tú elegirías la e o la q…

-Supongo que la q… prácticamente nadie me llama enrique… - vuelvo a notar que retuerce su cabeza para mirarme – me vas a contar por qué preguntas eso?

-Por nada pesado… - disimulo – curiosidades que se me ocurren cuando tengo sueño…


Sonrío sin que me vea. Ya tengo la información que necesitaba. 

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