domingo, 28 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 126: POR MÁS QUE TE BUSCO, ERES TÚ QUIEN ME ENCUENTRA (II)

El frío desaparece. La tristeza desaparece. Todo se va cuando veo a Juliet asomar su cabecita por detrás de una de esas personas.

-Juliet! – Corro hasta ella y me arrodillo en el suelo abrazándome a ella mientras lloro –

-Sentimos no haber avisado a nadie… la niña hablaba en inglés y no entendíamos nada de lo que decía… - se justifica uno de ellos – lo único que decía era policía no…

-Teníamos que haber avisado colega, que tenía familia… mira… - escucho a uno de ellos hablar mientras no puedo dejar de abrazar a mi pequeña –

-No vuelvas a hacer esto nunca me oyes mi vida? – dejo besos por su pelo – no vuelvas a hacerlo… - digo llorando –

-Pensábamos ir mañana a una comisaría… pero la niña se negaba a hablar… no le hemos hecho nada, solo la hemos encontrado ahí – señala hacia el lago – ya había anochecido… y no queríamos dejarla ahí sola…

-No se preocupen… gracias por cuidarla… - la voz grave de Rick aparece a mi espalda –

-Rick… - susurra la niña mirándole como si hubiera visto una aparición – estás aquí! – la niña me suelta y va corriendo a sus brazos –

Rick la agarra en brazos y noto como, sin querer que se note, solloza con la niña abrazada a su cuello. Me levanto del suelo todavía con lágrimas en los ojos. Observo hacia esa gente. Son por lo menos 10, rodeando un bidón ardiendo, como en las películas, solo que ahora es real. Me siento hasta mal por verles así.

-Bueno, ya se ha resuelto el misterio de la niña desaparecida en Navidad… - el hombre que nos ha llevado hasta allí, comienza a caminar en dirección opuesta –

-Antonio tío! No te vayas coño! Quédate aquí con nosotros joder! – otro hombre corre hacia él – por una noche aunque sea…

-Puta Navidad! – grita desesperado accediendo –

-Eh, que Antonio se une a nosotros! – gritan un tanto emocionados –

No puedo evitar mirar hacia Quique, que sigue abrazado a Juliet, sin hablar, sin moverse.

-Muchas gracias… de verdad… - digo dirigiéndome a ellos –

-Te conozco! – dice una mujer – tranquila, no diremos nada – dice al ver mi cara de pánico –

-Nos vamos a casa cariño? – dice Quique dejando a la niña en el suelo – podemos hacer algo por vosotros?

-Cuidarla estaría bien… - responde Antonio – así no volvéis a molestarme... - sonrío al escucharle de nuevo gruñir - 

-Algo de comida también estaría bien… - susurra uno de ellos – que no digo que lo hayamos hecho por eso eh? – dice justificándose arrancando las risas de algunos de ellos –

-No os preocupéis… mañana tenemos una cena preparada en el comedor social verdad? – todos responden algo emocionados – llevad a la niña a casa, estará cansada…

Miro a Quique que camina decidido hasta ellos.

-Sé que el dinero no lo es todo pero… por si os ayuda a pasar estos días mejor… - abre la cartera –

-Joder tío! Mira cuánta pasta! – exclama uno de ellos – mañana el del periódico va a flipar cuando por fin se lo pueda pagar… - se ríe –

-Muchas gracias… aunque con estas pintas tampoco creo que la pasta nos abra muchas puertas… - contesta la mujer que ha salido a recibirnos – pero podremos comprarnos unas mantas y algo de comida o algo así no os parece? – todos asienten ya sentados alrededor del fuego –

-Gracias otra vez… de verdad… - digo de manera sincera –

-Largaos ya coño! Que ya he hecho mi buen acto de Navidad! – exclama Antonio – mirad lo que habéis conseguido… aquí, con esta panda de imbéciles…

Sonrío sin poder evitarlo y me giro, caminando con la niña en brazos de Quique.

-Eh! Feliz Navidad familia! – grita uno de ellos – y no volváis a perderla anda!

Respondemos lo mismo y seguimos caminando en silencio. A medio camino, noto el brazo de Quique por mi cintura y cómo me pega a él. Sonrío por primera vez en bastantes días.

-Todavía queda buena gente por ahí verdad? – dice en voz baja –

-Eso parece… - miro hacia Juliet, que está con los ojos cerrados abrazada a su cuello – no me puedo creer que la hayamos encontrado…

-Llama a Vero y dile que llame a la policía… que no le dé demasiados detalles… no quiero que vengan a buscar a esa gente…

Ya en el coche, antes de arrancar, observo a Quique que se agarra al volante estirándose hacia atrás para luego encogerse sobre él y comenzar a sollozar. Me sorprende verle así, nunca le he visto tan vulnerable. Me desabrocho el cinturón y me arqueo hacia él para acariciar su pelo e intentar consolarle, aunque yo también estoy con los ojos llenos de lágrimas.

-Joder… - se queja – qué miedo he pasado…

-Ya está cariño… - sonrío algo enternecida – vamos a casa…

Nos miramos un segundo, como queriendo besarnos sin poder hacerlo. Me aparta la mirada y arranca el coche sin dejarme oportunidad tan siquiera de intentar acercarme a sus labios.

Al llegar a casa, aparca el coche en silencio y sale para abrir la puerta trasera. Juliet duerme plácidamente, creo que sin ser consciente del susto que nos ha dado hoy. Quique la agarra en brazos. Un coche de policía está aparcado en la puerta. Tuerzo el gesto, pero supongo que quieren asegurarse de que la niña ha aparecido. Abro la puerta y me recibe Vero que suspira al ver a Juliet en brazos de Quique. Tras ella, un par de agentes nos saludan.

-Ha aparecido… siento las molestias…

-No se preocupen… solo queríamos asegurarnos de que era verdad… está bien?

-Si… - dice Quique sin mirarles –

-Deberían llevarla al hospital, quizá sería bueno que le echase un vistazo un médico…

Sonrío de lado y miro a Quique.

-Soy médico… la he examinado… solo necesita un baño caliente y dormir…

-Ah… - uno de los agentes me mira algo sorprendido – bueno pues… queda retirada la denuncia verdad? – asiento – firme aquí por favor…

Quique sube las escaleras con la niña en brazos y se encierra en el baño. Observo la escena por el rabillo del ojo mientras los agentes salen de mi casa. Vero me abraza con fuerza.

-Quieres que me quede? – dice con voz dulce mientras niego con la cabeza – bueno… menudo día de emociones no?... – sonrío asintiendo – si necesitas algo, llámame…

-Gracias Vero… - vuelvo a abrazarla –



-Venga preciosa… vamos a darnos un baño calentito de acuerdo? - toco el agua, está a la temperatura perfecta –

-Rick… que me da vergüenza… - responde la niña con cara de cansada -

-Vamos, déjate la vergüenza para otro momento… estás cansada y no voy a dejarte sola…

-Bueno, pero no mires… - me tapo los ojos de manera graciosa – ya está… - abro los ojos y la niña esta tumbada dentro de la bañera llena de espuma – lo siento Rick…

-Ya hablaremos de eso… ahora solo quiero que te relajes y entres en calor de acuerdo?

-Estás enfadado verdad? – no contesto, solo sonrío de medio lado – te vas a quedar con nosotras?

Suspiro sin dejar de pasar la esponja por su espalda. Dónde voy a estar mejor que aquí? A quién quiero engañar? Tenemos una conversación pendiente Malú y yo… y creo que va a ser en cuanto Juliet se acueste… y, tras esa conversación, sé que no querré irme.

-No me gusta que discutáis… - dice la niña sin mirarme – papá y mamá también discutían a veces, pero lo arreglaban siempre…

-Cariño… - suspiro – si nosotros discutimos no tiene nada que ver contigo… son cosas de mayores, que a veces hacemos un poco el tonto…

-Pero lo vais a arreglar verdad? – pregunta de manera inocente –

-Anda, pásame el champú que te lave el pelo…

Cojo el bote y lo vuelco hasta que sale líquido. Comienzo a masajear su cabecita. Es tan pequeña y tan mayor a la vez. Siento tanta responsabilidad hacia ella… nunca me había pasado, es algo así como una hija, o como una ahijada… como si fuera Rocío de mayor… si le hubiera pasado no sé que hubiera hecho. Escucho la puerta y unos pasos detrás de mí. Estoy sentado en el suelo, lavándole el pelo a Juliet. Menuda imagen.


Mis ganas de llorar aumentan cuando veo lo que está haciendo Quique. Me siento en el baño, observándoles. Quique me mira de reojo pero no parece querer tener contacto visual conmigo. Y qué va a pasar cuando Juliet se vaya a dormir. Se irá? Se quedará? Podremos hablar por fin?

-Bueno… ahora a dormir pequeña… - Quique deja un beso en la frente a Juliet y la arropa, dejándome sitio para acercarme –

-Descansa cariño… - dejo otro beso en su frente –

La niña no contesta. Está rendida, casi se queda durmiendo mientras le secaba el pelo. Salimos de la habitación apagando la luz y cerrando la puerta lentamente. Camino no sé muy bien cómo, porque no sé hacia donde ir… si bajar las escaleras, si quedarme allí y hacer que entre a la habitación para que hablemos… no sé cómo sacar el tema…

-Bueno… - dice de repente –

-No te vayas… - le suplico sin dejarle terminar – tenemos que hablar…

-Lo sé… - se rasca la cabeza – vamos abajo mejor… así no le molestaremos…

Bajamos las escaleras y, al llegar abajo, no puedo evitarlo. Hago que deje de andar y me pongo frente a él. Me pego a él, abrazándole todo lo fuerte que puedo y noto como me rodea con sus brazos. Suspiro aliviada. Nos separamos y acaricia mi cara fugazmente para seguir caminando hacia el salón. Se sienta en el sofá haciendo un sonido de cansancio. Le imito. Es tan raro, no sé qué decirle…

-Siento haberme ido así Malú… - suelta de repente –

-Y yo siento… - no puedo seguir hablando, me lo impide el nudo que se acaba de instaurar en mi garganta – quiero arreglar esto…

Comienzo a llorar desconsolada mientras noto como me mira con gesto triste. Me inclino hacia las rodillas y apoyo mis codos en ellas, sosteniendo mi cabeza y tapándome la cara mientras lloro.

-Siento no haberlo arreglado antes Quique… tienes razón… siempre eres tú el que lo arregla cuando me enfado por cualquier cosa… y yo…

-Quizá he exagerado un poco… - le miro y niego con la cabeza – pero no quiero que pienses que es por el hecho de que no quieras casarte conmigo…

-Claro que…

-Espera… - me corta – no es eso… es porque creía que pensábamos igual… y al oírte hablar así me has hecho pensar que no…

-Claro que pensamos igual… yo…

-Espera… - vuelve a cortarme – no soporto estar así contigo… pero tampoco soporto que, si yo tengo un problema, esté en la obligación de solucionarlo yo por mi cuenta…

-Lo sé… es culpa mía… no tendría que haber…

-No es culpa tuya… pero me he sentido muy mal y tú no has hecho otra cosa que restarle importancia… y solo se la das si ves que me voy… te das cuenta?

Bajo la cabeza avergonzada. Tiene razón. Soy una estúpida. No sé llevar una relación, sigo siendo la misma insoportable de hace años.

-No eres insoportable… - dice sonriéndome tiernamente – te leo la mente eh? – asiento sonriendo avergonzada – ven aquí…

Como si se abrieran las puertas del cielo, veo como abre sus brazos y me cobijo en ellos. Suelto todo el llanto que llevo conteniendo durante días. No puedo parar, no puedo dejar de llorar. Le escucho decirme que no pasa nada, pero sí que pasa. No hago otra cosa que cagarla con él.

-No me merezco que me trates así… - digo sin dejar de llorar – deberías irte y huir de aquí… soy un desastre…

-No digas tonterías… lo de irme ha sido una gilipollez… así no se arreglan las cosas… pero estaba cabreado… - se justifica – lo siento vale?

-A Vero le dije que con lo enamorada que estoy de ti, me casaría contigo ahora mismo, y me daría igual todo… - me mira torciendo la cabeza sorprendido – no me has dejado decírtelo…

-En serio?... – resopla – le dijiste eso?

-Si… y también le dije que es como si estuviera contigo desde hace años… como si ya no pudiera imaginarme la vida sin ti… - alzo mi mirada – no escuchaste eso tampoco verdad? – niega con la cabeza serio – pues es lo que pienso… pero no he sido capaz de decírtelo estos días porque soy asquerosamente orgullosa… y cabezota… y…

-Quieres casarte conmigo?

Su voz pronunciando esas palabras hace que pare de meterme conmigo misma. Alzo la mirada de nuevo y me incorporo apoyando mi espalda en el sofá. Me mira serio. Nos miramos sin decirnos nada. Esta vez creo que no me lo está pidiendo como algo simbólico como en Nueva York, me lo está pidiendo como algo de verdad. El corazón se me acelera al notar como me coge la mano y saca con cuidado el anillo que me regaló.

-Así mejor… - vuelve a coger mi mano y veo el anillo en la suya - Quieres casarte conmigo? – vuelve a repetir mirándome con el anillo en la mano –

Dónde está Chanelo? Debe devolverme mi lengua urgentemente antes de que Quique piense cosas raras. Claro que quiero casarme con él. Claro que quiero, cómo no voy a querer joder! Vamos joder! Díselo, dile que sí! Qué cojones te pasa Lula? El momento más bonito e importante de tu vida y no eres capaz de hablar? Dile que sí cojones!

-Claro que quiero…

Mi voz sale como un suspiro ahogado. Como si fuera lo último que pudiera decir en mi vida. Sonríe y baja la cabeza. Incluso escucho una sutil risa salir de su garganta, quizá por los nervios. Me lo ha contagiado y ahora yo estoy haciendo lo mismo. Vuelve a introducir ese anillo que tanto me gusta en mi dedo, con suma delicadeza. Nos miramos y, por fin, se acerca a mí para besarme.

Me agarro a su pelo, acariciándolo y tirando de él a partes iguales. Joder, cómo he sido capaz de estar estos días enfadada con él? Me voy a casar… dios, me voy a casar!!! Me tumba sobre el sofá sin dejar de besarme y cuela una de sus manos por debajo de mi camiseta. Suspiro al mismo tiempo que tiemblo al notar su tacto de nuevo en mi piel.

Cuando quiero darme cuenta, estoy agarrada a su cuello mientras sube las escaleras conmigo en brazos. Cierra la puerta despacio, intentando no hacer ruido. Al momento, caemos en la cama, sin dejar de besarnos. Me besa el cuello y vuelve hacia mi boca. Noto como unas lágrimas están cayendo por mis mejillas, pero me da igual, es la alegría de que todo vuelva a su lugar.

-Eh… - se separa un tanto asustado – estás llorando? – pasa su pulgar por mis mejillas en un gesto que termina de partirme y hacer que vuelva a llorar – No cariño… no llores…

-Es de alegría… - mezclo el llanto con la risa, me siento totalmente estúpida en este momento – no soportaba que no estuvieras aquí… no soportaba terminar así el año y empezar otro enfadados… - sollozo – no quiero perderte…

-No vas a hacerlo si sigues siendo así de adorable… aggg…  - me da un beso en los labios – te voy a comer a besos…

-Y yo… - cruzo mis piernas por sus caderas y mis brazos por su cuello, besándole sin descanso, despacio, como a nosotros nos gusta – te quiero…

-Y yo a ti cariño… no sabes cuánto… - comienza de nuevo a besarme tiernamente el cuello – siento haberte dejado sola…

-No me has dejado sola… - acaricio su pelo – estás aquí…

-Ya pero…

-Pero nada… - le corto – lo demás da igual… - vuelvo a besarle –

Poco a poco, va desnudándome, y yo a él. Sentir de nuevo todo lo que siento al hacer el amor con él, me hace sentirme viva de nuevo. Es como si estos días no hubieran existido, como si no formaran parte de mi vida. Ahora si, ahora vuelvo a estar como quiero estar. Rodamos sobre la cama entre besos y caricias hasta que nos metemos bajo las sábanas. El frío de Madrid en Diciembre, mientras nieva, es demasiado. Aunque en este momento no es frío lo que siento. Bajo las sábanas, un reguero de besos me recorre el cuerpo de arriba abajo, sacándome suspiros que intento que no suenen pero lo hacen.

Se tumba sobre mí y abro las piernas, deseando volver a vivir ese baile de cadera que tantas cosas me hace sentir. Primero comienza lentamente, sin dejar de besarme igual de despacio. Suspiro con cada movimiento, con cada beso, con cada caricia, con cada vez que nos miramos. Vuelvo a abrazarle de la misma manera que antes, con las piernas y los brazos rodeándole. Sus lentas embestidas hacen que no pueda reprimir algunos gemidos. Él, escondido en mi cuello, lleva más ventaja, puede gemir y ser solo yo la que le escuche. Joder, voy a casarme! Tengo que reprimir un gritito al pensarlo. Nunca he tenido ninguna duda desde que empecé a plantearme que mi relación con Quique iba a ir más allá… pero, si tenía alguna duda, se disipa cada vez que le miro.

Al imprimir un poco más de ritmo, me hace agarrarme todavía más fuerte a él. No hemos cambiado la posición, no hace falta, no es necesario, no quiero hacerlo, quiero estar abrazada a él totalmente mientras me hace el amor. Sus movimientos más rápidos hacen que vuelva a gemir, esta vez un poco más fuerte, hasta notar ese orgasmo que me invade por dentro, mezclándose con los mil sentimientos que se agolpan en mi alma. Todo mezclado, es una bomba. Una bomba que explota y arrasa con todo a su paso. Al mismo tiempo, noto su cuerpo arquearse levemente. La sincronización en estado puro, ahí es nada.

Nada más terminar de sentir algo tan placentero, vuelvo a tener ese nudo en la garganta, y de nuevo salen de mis ojos lágrimas, como si no encontrase otra forma de expresar lo que siento. Como si mi cuerpo y mi mente no fueran capaces de ponerse de acuerdo para encontrar una forma menos traumática de expresar esa mezcla de sensaciones tan bonitas. Como si mi alma le diese una bofetada a mi mente y tomase el control. Solo puedo llorar para expresarme, no puedo tan siquiera decirle nada.


Cuando ya estoy pensando en la cara que va a poner cuando me vea llorar de nuevo, noto que él está haciendo lo mismo. No por favor… esto si que no. Los dos completamente abrazados, llorando justo después de hacer el amor. Hay algo más bonito y vergonzoso a la vez? Si veo esto en la tele, vomito del subidón de azúcar. Por qué es todo tan romántico? Por qué no me había pasado esto en la vida? Quizá porque nunca me habían pedido matrimonio y nunca había estado convencida de decir que sí. Pero esta vez es diferente, esta vez no tengo ninguna duda. Es la persona que he estado buscando durante 32 años. Es la persona con la que quiero pasar los que me queden. 

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