jueves, 25 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 121: TODO SIGUE EN SU LUGAR (I)

A mi edad y todavía me sorprendo a mí misma cuando me estoy arreglando para ir a alguna fiesta. La verdad, mi juventud se basó en ir de concierto en concierto y de entrevista en entrevista. Apenas quedaba con amigos si no era fuera de casa, y casi nunca me permitía el beberme mi copa sin tener remordimientos. Y ahora resulta que me estoy vistiendo para ir a una fiesta (eso sí, informal) con los amigos de Quique. Es curioso, no estoy ni nerviosa, estoy impaciente. Por lo visto, es tradición todos los años hacer este tipo de celebración. Digamos que celebran su no Nochevieja juntos, porque nunca pueden coincidir todos y tomarse las uvas en el mismo lugar. Me gusta la idea, una Nochevieja alternativa, días antes. En concreto, a 27 diciembre, sábado. Quique me ha avisado que, en este tipo de fiestas, ninguno se acuesta antes de las 8 de la mañana salvo por ponerse muy borracho. Borracho de vomitar y no poder andar. Así que así se las gastan sus amigos. Pues nada, improvisaremos y haremos como que estoy acostumbrada a beber.

-Cariño, te aviso, hay que disfrazarse – le miro frunciendo el ceño – tranquila, tengo disfraces de sobra, es solo por hacer la gracia.

Sonrío mirándome al espejo. De repente se vuelve como un crío cuando algo le hace mucha ilusión. Y esto, en concreto, se la hace. Según me ha contado, nunca ha vivido este tipo de celebración en pareja, bien porque no la tenía, bien porque la que tenía era una estúpida que ni caía bien en su grupo de amigos, ni a ella les caían bien. Vamos, la tal Lorena esa sin ir más lejos. Por lo visto, vamos a ser bastantes, pero va a ser algo íntimo, en casa de un amigo, a las afueras pero cerca de la casa de Quique. No tenemos ni que coger el coche, cosa que se agradece porque creo que piensa beber bastante, y yo también. De hecho, llevamos ropa por si nos vemos en la necesidad de quedarnos a dormir allí. Me hace hasta gracia hacer esto con 32 tacos.

Juliet va a quedarse en casa de los padres de Quique. La verdad, mis suegros están super emocionados con la niña, que aprende castellano a pasos agigantados. Lleva nada y menos en España y ya casi comprende el idioma. Es muy lista. No ha puesto ninguna pega, incluso ella misma ha dicho que se quedaba con mis suegros. Que niña más linda, de verdad.

Bueno, me miro al espejo y me veo bien. Estoy lista. Es una fiesta informal asi que voy en vaqueros, con una camisa mona y la chaqueta de cuero que tanto me gusta. Quique aparece por el pasillo y, por un momento, pienso que estamos cortados por el mismo patrón. Vamos casi igual, salvo por mis botas, que me dan un poco más de altura de la que suelo tener.

-Guapa no, lo siguiente… - sonríe y me da un beso en los labios –

-Calla… - me sigue sorprendiendo, pero me sigo ruborizando cada vez que me piropea –

-Venga, vamos que esta gente ya me ha dicho que están comprando en el súper todo lo necesario…

-Vamos al súper?

-Si quieres que la gente haga cola para darte un abrazo en vez de para pagar… - dice irónico –

-Jajajaja – me río ante la absurdez de mi comentario –

-Vamos directamente a casa de Elena. La otra vez que fuimos en mi cumpleaños no viste el garaje que tiene verdad? – niego con la cabeza – pues vas a flipar… allí se ha puesto más gente borracha que en pachá.

Río ante el comentario. Salimos de su casa con un par de bolsas donde llevamos todo lo necesario para pasar la noche si hace falta. Creo que vuelvo a tener 20 años, al menos por la sensación de juventud que siento ahora mismo. Es como si me fuera de botellón o algo así.

Al llegar a la casa, nos recibe Elena con Luis, su inseparable novio, casi como Quique y yo. Parece que no han llegado todavía todos, solo los encargados de comprar la comida.

-Qué puntuales! – exclama Elena – ni siquiera hemos sacado la compra de las bolsas…

-Hombre, es que soy el rey de la puntualidad, recuerdas? – le da un abrazo amistoso –

Así que esta es la planta baja de su casa. Qué barbaridad. Tiene que tener pasta, hay hasta un futbolín. Dios, cuánto hace que no veo uno? Al fondo, una mesa larga y una cocina. Caramba, está todo tan bien preparado que creo que está hecho a posta para estas cosas. A la izquierda, una televisión de plasma con algo conectado que creo que es una consola, rodeado de sofás. Sobre la encimera de la cocina, botellas de cerveza, vino y ginebra tapan casi toda la comida. Madre mía, creo que se va a liar pero bien esta noche.

-Venga, qué hay que hacer? – me quito la chaqueta dispuesta a ayudar y los allí presentes me miran sorprendida –

-Habéis visto? Los famosos también colaboran en las cenas de la plebe… - dice Quique alejándose de mí, pero no tan rápido como para que no impacte mi puño en su hombro –

-Qué cruz… - pongo los ojos en blanco y escucho risas –

Alex y Marta todavía no han llegado. La verdad es que tengo ganas de verles, es casi como si fueran ya mis amigos aunque nos hemos visto muy poco. Sandra, Andrea, Toni y Carlos son los solteros del grupo. La verdad es que cuando les conocí, parecía que eran pareja entre ellos de lo bien que se llevaban Sandra y Toni y Andrea y Carlos. Supongo que son muchos años compartiendo momentos y hay mucha complicidad entre ellos. Faltan por llegar las otras parejitas del grupo, Alex y Marta, Juan y Mónica y Javi y Laura. Observo a Quique disimuladamente. Se nota que es alguien importante en el grupo, y no me extraña nada.

-Nos repartimos el trabajo? – propone Luis – venga, que alguien haga la ensaladilla mientras los demás nos encargamos de la carne y las gambas.

-Has hablado con éstos? – pregunta Quique –

-Llegan en breve – contesta Elena encendiendo el horno – bueno venga, que nos dan las uvas, y no es coña… - dice riendo –

Me lavo las manos como si tal cosa y comienzo a pelar los huevos cocidos para hacer la ensaladilla. Siento que me están mirando mientras hacen como que trabajan, pero creo que voy a ser la atracción de la noche. Me da igual, no lo hacen a mala fe.

-Necesitas ayuda pequeña? – Quique me abraza por la espalda –

-No, pero si quieres hacerme compañía… - sonrío al notar sus labios en mi pelo –

-Increíble, Malú cocinando en mi cocina… - Elena se sitúa a nuestro lado, preparando los mejillones –

-Jajajajaja – río con ganas –

Comenzamos a hacernos fotos mientras cocinamos y cada vez estoy más a gusto. El olor a gamba siempre me ha gustado. Qué pedazo de cena estamos haciendo y qué buena me ha quedado la ensaladilla de marisco. La música de fondo hace que algunos, ya bebiendo cerveza, se pongan a bailar. La verdad es que es de lo más informal todo y me encanta.

Al llegar el resto, repartimos los asientos y, casualmente, caigo entre Quique y Marta. Enfrente Elena parece observarme a veces, como si no se creyera que estoy allí, pelando gambas, en su casa. Me hace hasta gracia.

Durante la cena, varias carcajadas salen de mi boca al escuchar anécdotas que tienen que ver con Quique. Si ya es divertido, cuando se junta con sus amigos lo es más todavía. Ay joder, cómo me está subiendo el vino, la cerveza, y el gintonic que me estoy bebiendo en este momento. Qué barbaridad, me estoy tirando a la bebida.

-Quique, aquí esto hay que animarlo eh? – suelta Alex con tono bastante ebrio –

-Antes hay que limpiar un poco la mesa, si lo veis conveniente – contesta Elena –

-Tonterías! – agarra a Quique del brazo y le hace levantarse – comienza el show de… - hace sonido de redoble con la boca – BackStreetBrothers!!

-Otro año más no, por favor… - veo como Marta se tapa la cara avergonzada –



Los chicos, al escuchar el grito de Alex, se levantan de la mesa y se colocan, al parecer, en posición. Una canción de los BackStreetBoys suena de repente en el reproductor. Me entra un ataque de risa. Se ponen pajitas atadas a la oreja para simular micrófonos y a bailar como si fueran auténticas estrellas del pop. Quique ya va bastante perjudicado, o eso parece a juzgar por la deshinibición que está sufriendo… o eso o quizá se le va toda la vergüenza cuando está con sus amigos.

-Es siempre así, no es que vaya borracho…

Marta parece haberme leído la mente.

-Esto comenzó hace… pues… 6 años? – las demás afirman mientras ríen – dijeron que ellos también sabían seducirnos con el baile… pero, como puedes comprobar… no saben.

-Jajajajajajaja! – estallo en una carcajada – pero si lo hacen muy bien!!

-Han ido perfeccionando la técnica… un año hasta ensayaron… - comenta Sandra muerta de la risa –

Observo de nuevo a Quique, que va a haciendo los pasos como si se los supiera de memoria y después de pone a dar vueltas por la mesa, seguido de los demás. Es bastante sorprendente verle así, con lo tímido que es cuando hay gente delante.

-Thank you everybody! – grita Alex alzando la mano como si fuera una estrella de rock –

-Ven aquí Nick Carter! – grita Marta levantándose de su asiento – es que te como…

Se lanza a sus brazos en una escena que quedaría genial en cualquier gala de fin de año. Quique me mira y, entonces, parece ruborizarse un poco.

-Joder, lo que hacéis hacer con ella delante tío… qué va a pensar de mí? – se queja agarrando su gintonic y dándole un buen trago –

-Ven… - alzo las manos haciendo un gesto para que se acerque a mí – que estas hecho todo un bailarín.

-Uy si, una cosa… - pone los ojos en blanco –

Se agacha detrás de mí y me abraza, conmigo sentada todavía en la silla, dejando su cabeza apoyada en mi hombro. Me da un fugaz beso en los labios pero, con todo lo que estoy bebiendo, creo que en algún momento no voy a poder controlarme.

-Y ahora los villancicos! – grita Alex – y aquí el experto es Quique…

-Jajajajaja! – estalla en una carcajada y se sube a una silla, haciendome abrir los ojos de par en par –

-Graba esto Malú, que vas a poder chantajearle como quieras!

Agarro mi Iphone a la velocidad del viento y comienzo a grabar mientras carraspea aclarándose la voz.

-Una abuela y un abuelo se cayeron en un pozo y la abuela le decía: Qué fresquito tengo el chocho!! – estallo en una carcajada, creo que voy a mearme encima – ande ande ande, la marimorena, ande ande ande que es la nochebuena!! – salta en la silla como un crío pequeño –

-Ven aquí pa cá María, bájame los pantalones y verás el premio gordo con dos aproximaciones! – escupo el pequeño trago que había bebido del gintonic – ande ande ande, la marimorena, ande ande ande que es la nochebuena!

-Quique se estaba meando, entre ginebra y ginebra, y Malú le está observando, me va a mandar a la mierda – vuelvo a reirme – pero mira como beben los peces en el río, pero mira como beben, van todos muy cocidos, beben y beben y vuelven a beber, los peces en el río, de aquí me voy a caer – señala la silla –

-Está on fire!! – grita Luis – sigue coño!

-Camarero!

-Oh dios… - me tapo la cara, va muy borracho –

-Camarero!!

-Qué? – le contestan todos –

-Una de queso!

-Una de queso? – vuelven a contestar todos, incluida yo –

-Quesos den por culo matarile rile rile, quesos den por culo materile rile lo!

Estoy llorando de la risa de verle así y del vídeo que se me está quedando para poder amenazarle cada vez que haga algo malo. Mi mente perversa nunca descansa.

-Camarero!

-Qué?

-Camarero!

-Qué?

-Que me voy!

-Que te vas? – preguntan todos extrañados –

-Me fui porque no encontré razones, te juro que a muerte lo intenté!!

-Jajajajajajaja! – me apoyo con los brazos en la mesa, escondiendo mi cara entre ellos – baja de ahí ya anda!

-La jefa ha hablado – da un salto y baja de la silla – no habrás grabado esto no?

-Yo? Que va! – guardo sin ningún disimulo mi Iphone – voy a echarme otro, que está muy rico este gintonic – me levanto de la silla -  

-Te vas a emborrachar? – me abraza por detrás – esa idea me gusta…

Se pone de lo más cariñoso cuando bebe. Pero mucho más de lo que es, que ya es decir…

-Schhh… - me quita la botella – este te lo hago yo…

-Uhh… te quiere emborrachar, la típica táctica… - dice de forma divertida Juan –

-Silencio! El artista va a realizar su obra de arte – alza la botella – aprended…

Con sumo cuidado, pone los hielos justos en el vaso y comienza a hacer la mezcla. Le observo divertida mientras comienzo a notar que la risa tonta ya no se quita de mi cara. Voy borracha. Obvio. Y creo que lo voy a ir más cuando me beba este copazo. Y me da igual, por una vez no tengo que pensar en el trabajo.

Conforme pasan los minutos, la fiesta va subiendo de nivel. Mientras Juan y Mónica y Marta y Alex juegan en el futbolín, los demás vamos siguiendo la música que va apareciendo. Me siento joven en este momento, como si tuviera 20 años. Es una sensación que tengo desde que he entrado por la puerta. Y todo el mundo aquí tiene ya mínimo los 30. No se si es que me estoy emborrachando de más, pero siento una felicidad inmensa.

-Eh Malú, sabes jugar a esto? – Grita Alex desde el futbolín –

-No lo se, pero puedo saber – me dirijo decidida –

-Quique! Tu chica necesita pareja de futbolín!

-Voy! – aparece a mi lado rápidamente – prefieres llevar el portero o los delanteros?

-Crees que voy a hacerlo mejor en un sitio que en otro? Si no veo nada… - digo riendo y escucho las risas de los demás –

-Ponte en la delantera mejor… - sonríe tiernamente y deja un beso en mi frente – Has jugado alguna vez a esto?

-Quique, soy cantante, no extraterrestre…

-Pfff… jajajajaja! Esa ha sido buena… - Marta alza su mano para chocarmela –

-Que zas en toda la boca… - susurra Quique medio riendo –

-Ay pobrecito! – le acaricio la cara tiernamente – con lo que yo te quiero… - le doy un pico fugaz –

Observo su cara de poker durante unos segundos. Quizá no está acostumbrado a esas muestras de cariño delante de gente que apenas conozco pero me siento desinhibida. El alcohol es lo que tiene.

Comenzamos a jugar y no puedo parar de reirme. Soy mala, tremendamente mala. De hecho creo que me voy a dislocar las muñecas con tanto giro. Como si de una imagen a cámara lenta se tratase, uno de mis muñecos contacta con la pelota y entra en la portería.

-Gooool!!! – comienzo a saltar sin vergüenza ninguna – eh eh eh eh!

-Jajajajaja! – escucho como Quique ríe – que nos estamos enganchando al partido eh? Cuidao!

-Si, 7-1… tengo muuucho miedo…

-Eh chaval – apunto a Alex con el dedo – tú no me has visto a mí picada, te aviso…

-Uhhhh! – exclama Marta muerta de risa –


-A que acojona cuando se pone seria? – dice Quique sin mirarme - 

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