Aparco el coche como puedo, al lado de ese lago. Salgo del
coche seguido a toda prisa por Malú y nos adentramos en él.
-Juliet! – grito –
Malú me sigue y vuelve a gritar su nombre. Recuerdo el lugar
donde depositamos aquellas flores para sus padres. Está al otro lado del
parque. En nuestro camino, se cruza un vagabundo andando ebrio. Empiezo a
asustarme. Si la niña ha venido aquí, no sé si alguien le habrá podido hacer
algo. Veo la cara de Malú al cruzarse con ese hombre. La nieve sigue cayendo y
ya hay una capa bastante frondosa en el suelo.
-Ten cuidado al pisar no te caigas… - agarro a Malú de la
mano y nos quedamos mirando unos segundos – vamos, el sitio donde vinimos la
otra vez ya está cerca…
-Por favor… que esté allí… por favor… - oigo como suplica
mientras caminamos rápidamente –
Al llegar a la zona, observo detenidamente, sin conseguir
divisar a la niña. Me asusto. Y si mi suposición no es la correcta? Y si no
está aquí? Y si ha estado aquí y alguien se la ha llevado?
-Juliet! – vuelvo a gritar –
-No está aquí… - me giro y veo a Malú apoyar su espalda en un
árbol – no está aquí Dios mio… - se deja caer al suelo y comienza a llorar –
-Malú… vamos… levántate… - la agarro del brazo pero hace
fuerza para quedarse sentada –
-Se lo prometimos a Rose y no lo hemos hecho joder! Es culpa
mía! – grita desesperada –
Me abrazo a ella y no lo puedo evitar. Lloro como un niño
pequeño al recordar la promesa que le hicimos a Rose. Le prometimos que la
cuidaremos y, por mi culpa, la niña ha desaparecido. Soy un mierda, así me
siento. Abatido, vuelvo a rebuscar entre los matorrales, como quemando el
último cartucho. Me alejo un poco de la orilla y, a lo lejos, veo una especie
de cartones. Se me para el corazón al pensar que Juliet puede estar debajo de
ellos y salgo corriendo.
-Juliet! – grito y, al llegar a ellos, los aparto y la figura
de un hombre aparece bajo ellos – joder! – me asusto y pego un grito dando un
salto hacia atrás –
-Eh tío, qué cojones haces? – el hombre se levanta como
tambaleándose – ya no puede uno descansar aquí o qué? Qué querías? Robarme?
-Eh, tranquilo, no, claro que no… estoy… estoy buscando a una
niña… tiene 12 años… es…
-No me cuentes tu vida, ahora se supone que tengo que
partirte la cara por molestarme…
-Eh, cálmate… - camino hacia atrás al ver a ese hombre
acercarse furioso hasta mí –
-Por favor… tranquilo… solo estamos buscando a una niña… ha
desaparecido… - la voz temerosa de Malú aparece a mi espalda –
-Es su hija? – pregunta mirándome – típico… padres que
pierden a sus hijos por Navidad…
-Solo queremos saber si la ha visto… - intento contener las
respuestas bordes para otra ocasión –
-Yo también tengo hijos sabes? Y mírame… durmiendo bajo unos
cartones… todo por culpa de esto… - agarra un cartón de vino y lo estrella
contra el suelo haciendo que Malú suelte un pequeño gritito y se agarre a mis
hombros asustada – vamos, largaos antes de que me cabree…
-No la ha visto? Le gusta mucho este sitio… - susurra Malú
temerosa –
-Joder… - suspira – esta tarde había por aquí una niña pero
ni sé si venía con sus padres ni me importa… vamos, largaos! – hace un gesto
con la mano volviendo hacia los cartones –
-Por favor… si sabe algo, díganoslo… por favor… - suplica
Malú –
-Maldita sea… - el hombre se para en seco y pone los brazos
en jarra – al otro lado del lago se reúnen algunos como nosotros… pero yo paso
de eso… me recuerda demasiado a navidades pasadas en familia… - suspira – si alguno
de nosotros la ha encontrado, estará allí… - mi cara de susto creo que le hace
seguir explicándose – tranquilo niño rico… somos buena gente aunque durmamos
entre cartones…
-Y donde está ese sitio? – pregunto –
-Dios… ni dormir puede uno, maldita Navidad… - comienza a
andar y miro fugazmente a Malú haciéndole un gesto para que se ponga detrás de
mí – el puto espíritu navideño, eso es lo que pasa… - camino tras él – una vez
se me perdió uno de mis hijos en la feria… hace ya muchos años… - observo su
figura, debe tener unos 60 años más o menos – yo todavía era una persona normal…
recuerdo el susto que llevaba por el cuerpo… algo así como si me dijeran que
iba a morirme… - el hombre sigue hablando mientras caminamos por los
alrededores del lago, ya cubierto por la nieve – cuando le encontré en aquel
puesto de gominolas no me salió ni echarle la bronca… solo me puse a llorar
como un imbécil… - escucho como ríe – qué tiempos aquellos…
-Quédate detrás de mí – le susurro a Malú, que me obedece –
-Si es la niña que yo he visto esta tarde, sois un poco
jóvenes para que sea vuestra hija… - reflexiona mirándonos de reojo – habéis avisado
a la policía? – nos mira al no responderle – no voy a enfadarme por que lo
hayáis hecho… - se ríe – es lo normal… - el gesto del hombre, poco a poco va
cambiando de tosco a amable – cómo se os ha perdido?
-Se ha escapado de casa… - dice Malú con tono triste –
-Una niña rebelde, sin duda… apuesto lo que sea a que ha sido
porque os ha oído discutir… - nos miramos algo sorprendidos – los niños no
soportan ver a sus padres enfadados… deberíais saberlo… - bajo la cabeza algo
avergonzado – aunque viva entre cartones, no se me olvida como es la vida…
aunque a veces vaya al comedor social y no quede comida para mí y tenga que
rebuscar en la basura… sigo sabiendo como actúan los niños ante las situaciones
que creamos los adultos… - miro a Malú, que tiene cara de cansancio – mi hijo
mayor, cuando bebía, me decía que por qué no lo dejaba por ellos si tanto los
quería… y no le faltaba razón al muchacho… - sigue caminando mientras narra su
historia – todos los días me arrepiento de haber destrozado así mi vida… sabéis
que soy abuelo? – se gira hacia nosotros con cara ilusionada y, al momento,
pone cara triste – no quieren que vea al niño… tiene 2 meses… normal… yo
tampoco querría un abuelo así para mis hijos…
-Sigues viendo a tu familia? – pregunta Malú y le hago un
gesto para que se calle –
-Mi hija pequeña viene a verme algunas veces… tiene 20 años…
es la rebelde de la familia… - se ríe – pero me niego a hacerles pasar
vergüenza y aparecer en Navidad a comer de su dinero como si tal cosa… soy un
despojo de la sociedad, no me véis? – suspira – desde que mi mujer me dejó,
bueno, mejor dicho… desde que hice que mi mujer me dejara, destrocé mi vida…
perdí el trabajo, la custodia de los niños y la pensión me la pasé por los
cojones… solo pensaba en beber y en beber… he sido un padre nefasto… - se alza
de hombros – pero les quiero… y por eso no quiero que se sientan responsables
de lo que me pase… esto lo he hecho yo solito… - deja de caminar – hemos llegado…
imagino que no querréis entrar solos…
Observo debajo del puente, está todo oscuro, aunque se divisa
luz por el fuego supongo. Miro a Malú y estoy a nada de decirle que vuelva al
coche, que entraré yo, pero tampoco quiero que vuelva al coche sola. No sé qué
cojones hago aquí. Cómo hemos terminado aquí? Y si Juliet no está?
-Bea! Tenéis aquí a la niña que andaba por el lago esta
tarde? – el hombre grita caminando hacia debajo del puente y no puedo evitar
seguirle –
-Antonio! Mirad! Ha venido Antonio! – se escucha a una mujer
gritar emocionada –
-Vamos coño, dejad los besos para otro momento… hay aquí una
niña? Los padres me han despertado buscándola…
La mujer sale a nuestro encuentro. Parece amable a juzgar por
su gesto.
-Sois los padres de Juliet?
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