sábado, 31 de enero de 2015

CAPÍTULO 166: LA VIDA ROMPE LANZAS (III)

Abro los ojos lentamente y veo las brasas en la chimenea. Sonrío al recordar quién está a mi espalda, abrazándome. Cojo su mano y pego su brazo a mi cuerpo acomodándome. Le escucho respirar, está dormidito todavía. Nos quedamos dormidos a las tantas de la madrugada mientras hablábamos en el sofá. Ha vuelto a hacerlo y yo he vuelto a ser tan gilipollas como siempre. Ha vuelto a buscarme… ya ni recuerdo las veces que lo ha hecho. Qué cosas tan bonitas me dijo ayer…

-Mmmm… - se revuelve en mi espalda –

Sonrío y me doy la vuelta lentamente. Esconde su rostro en mi hombro, buscando seguir durmiendo. No puedo evitar reirme.

-Cariño… - susurro mirándole – gordo… - acaricio su cara –

-Mmm…. – abre los ojos y vuelve a cerrarlos sonriendo – bicho… - susurra –

-Jajajaja! Te ha dao fuerte por la palabrita… - digo en voz baja – has dormido bien?

-Pfff… - resopla en mi cuello – demasiado…

-Despierta que me aburro… - digo con voz de niña pequeña –

-Mandona… - dice riéndose – buenos días… - me mira sonriente a los ojos, y después a los labios –

Nos besamos tranquilamente, sin prisas, despacito. Me encanta despertarme así.

-Deberíamos encender el fuego ese… nos vamos a quedar helados… - dice levantándose –

-Ponte algo de ropa por favor! – aparto la mirada instintivamente –

-Jajajaja! Ya voy coño… - le miro de reojo y se está poniendo los pantalones de la ambulancia – así mejor?

-Qué sexy… - digo en tono de broma – sin camiseta ni nada, sal a coger leña así por favor…

-Si claro… - se pone la camiseta – soy tu pornoleñador…

-Jajajajaja! – estallo en una carcajada –

-Vuelvo ya vale? – se inclina al sofá y deja un dulce beso en mis labios – brrrr!! Qué frío! – escucho gritar cuando abre la puerta –

La verdad es que sí que hace frío fuera. Y creo que sigue lloviendo, a juzgar por lo que escucho. Me tapo entera con la manta hasta que le oigo entrar.

-Menos mal que la leña estaba resguardada… - deja un par de troncos al lado de la chimenea – por lo menos no he vuelto a mojarme como ayer…

Apoyo mi cabeza en mi mano, observándole. Está todo concentrado en avivar las brasas de la chimenea y así quemar esos troncos. Qué gracioso está en modo rural.

-Por qué me miras tanto? – se gira hacia mí con gesto irónico – podrías encenderla tú, que ayer la encendiste tú solita…

-Ah, yo soy una princesa… - alzo las manos – el príncipe es el que se encarga de todas estas cosas…

-Qué morro tienes… - se ríe – bueno… creo que ya está… - se gira hacia mí – hazme sitio, que me he quedao helao…

Me hago a un lado en el sofá y se tumba a mi lado.

-Tienes las manos heladas… - las cojo entre mis manos – creo que nos vamos a quedar aquí todo el día… - me abrazo a él –

-Es un buen plan… - dice sonriendo –

-Sabes qué me apetece? – me mira con una ceja alzada – hablar del menú de la boda…

-Ahora? – se pone a reírse – sin desayunar?

-Claro… - asiento firmemente – tiene que haber mucho marisco…

-Estoy de acuerdo…

-Y caracoles… muchos caracoles…

-Jajajajaja! – se descojona – no dudaba ni un instante que iba a haber caracoles…

-Y la tarta tiene que ser de estas de 3 chocolates… - me relamo –

-No te pones nerviosa si piensas en ese día? – me mira –

-Claro que me pongo nerviosa… - sonrío – va a ser demasiado bonito… voy a llorar tanto…

-Eso lo tenía claro también… vas a llorar mucho… - me abraza – y yo también voy a llorar…

-Tú? – la miro irónica – no me lo creo…

-Cuando te vea caminando hacia mí con ese vestido de novia que seguro que es precioso… ya me dirás si lloro o no lloro…

Llevo todo el día sonriendo, sin parar. La lluvia nos ha dado una tregua y hemos salido a dar un paseo. Hemos acabado sentados en una llanura, en la hierba, con las montañas alrededor. Demasiado romántico para mis emociones.

-Me quiero quedar aquí… - digo apoyando mi espalda en su pecho –

-Y yo… - me abraza por la espalda – se me ha ocurrido una cosa…

Alzo mi cabeza y veo como rebusca en sus bolsillos. Saca un papel y un boli. La miro extrañada.

-En los bolsillos del pantalón de la ambulancia tengo mierda por un tubo… mira mira… - ya lleva dos bolígrafos y una pequeña libreta –

-Qué estás haciendo Quique? – digo riéndome –

-A ver… - abre la pequeña libreta – vamos a escribir algo… y lo vamos a guardar aquí, en este sitio…

-Aquí? – pregunto sonriendo – en medio del monte?

-Si… debajo de algún árbol o algo así… y la abrimos cuando tengamos hijos…

Me río sin querer. Quique coge la libreta y se pone a escribir. Conforme leo lo que escribe, mis ojos se llenan de lágrimas. Escribe cosas preciosas sobre mí… sobre nosotros… y tras hacerlo, me da el bolígrafo.

-No puedo escribir ahora Quique… - digo sollozando –

-Venga… escribe algo… - deja un beso sobre mi pelo –

Hago lo propio y cerramos la libreta. Rebusca en otro de sus bolsillos.

-Sabes que siempre llevaba una foto nuestra encima mientras estaba de guardia? Mira… - me enseña la fotografía, salimos los dos en el césped del jardín de casa, sonriendo – esto lo guardamos aquí… - la mete dentro de la libreta – ven… levanta… - me da la mano para levantarme y me arropa con su brazo – ese árbol de ahí puede venirnos bien…

Caminamos hasta el árbol y veo como se agacha. Escarba con sus propias manos un agujero bajo el árbol.

-Vamos a buscar algo donde meter la libreta o se estropeará… te parece? – me mira ilusionado –

Le sigo casi sin pensar. Entra en la casa y rebusca hasta que encuentra una pequeña bolsita de tela que contiene algunas ramas para la chimenea. Lo vacía y mete dentro la libreta. Volvemos a salir fuera, hace un agujero más hondo, y entierra la bolsa. Casi no puedo ni hablar. No puedo entender cómo tengo tanta suerte de haberme encontrado con este hombre.

-Aquí se queda… hasta que tengamos hijos y sigamos escribiendo… - me abraza, dándome un beso en la mejilla –

-Joder Quique… - me quejo casi a punto de llorar –

-No no, nada de llorar…

Entramos a casa y exploto. Exploto en un llanto inconsolable. Estoy demasiado sensible, no puedo parar de llorar. Intenta consolarme pero es imposible… hasta que no saque todo el agobio que he tenido dentro, no voy a poder parar. El agobio mezclado con la emoción de verle aquí, conmigo, es una mezcla explosiva.


Tardo un buen rato en serenarme. Decidimos volver a casa, cada uno en nuestro coche, cosa que no me gusta nada, pero el viaje no se me hace excesivamente largo.  En el coche, mientras conduzco, analizo lo que ha ocurrido. En unas semanas voy a casarme con el hombre más maravilloso del mundo, esa es mi conclusión.

CAPÍTULO 165: LA VIDA ROMPE LANZAS (II)

Salgo al coche a toda prisa para no calarme todavía más. No tengo nada de ropa, solo la de la ambulancia, que por alguna extraña razón, guardo en el coche. La cojo para cambiarme y no congelarme. Entro de nuevo en la casa, Malú sigue en la misma posición, no se ha enterado de nada. 

Cierro la puerta con llave y me dispongo a cambiarme delante del fuego. Puto frío, me está helando las ideas. Y ahora qué hago? La despierto? Espero aquí sentado hasta que se despierte? Dios, me siento ridículo. Horas buscándola y ahora no sé lo que hacer. Y vestido con la ropa de la ambulancia, vergüenza ajena me doy a mí mismo. Pongo la ropa cerca del fuego para que se seque lo antes posible. Me siento en el suelo, con las piernas cruzadas, observándola. Está tan guapa dormida… decido acercarme un poco y sentarme con mi espalda apoyada en el sofá.

Tras unos minutos así, no puedo evitar hacerlo. Sentado en el suelo, me giro un poco hacia el sofá, a la altura de su rostro. Acaricio sutilmente su pelo, apartando varios mechones que caen sobre su cara. La quiero. La quiero demasiado. La quiero hasta cuando se vuelve una histérica. Mi enfado de ayer ha desaparecido por completo. La carta que me ha dejado me ha partido el alma en dos. Qué culpable ha debido sentirse. Esto es una tontería, podemos arreglarlo, no tiene que pensar en mí, sino en nosotros. Nosotros somos felices. Yo soy feliz con ella. Es más, sé que no podría ser tan feliz con nadie más.

Mis caricias surten efecto y se revuelve bajo la manta. Uno de sus ojos se abre lentamente para, poco después abrirse de par en par y soltar un grito asustado.

-Quique! – se pone la mano en el pecho – Qué… - mira alrededor contrariada – qué haces aquí?

-Pues ya ves… - contesto sonriendo tiernamente – no puedo vivir sin mi bicho bola…

Su cara asustada deja paso a una medio sonrisa avergonzada. Suspira incorporándose en el sofá mientras me observa.

-Tu carta me ha asustado mucho… - confieso en tono serio –

-Cómo me has encontrado? – pregunta todavía algo sorprendida –

-Qué más da? – contesto intentando encubrir a su madre – te podías haber ido a un sitio más cercano eh?

Sonríe bajando la cabeza. Todavía no sé lo que piensa, ni lo que siente… lo único que sé es que cada vez estoy más nervioso.

-Venía aquí cuando era pequeña… la compraron mis padres hace muchos años… - sonríe – Quique… siento mucho lo que…

-Oye… - le corto – no he venido para que me pidas perdón… así que olvídalo…

-Como quieras… - resopla –

-Qué es lo que tienes que pensar? – me incorporo sentándome a su lado en el sofá –

-Quique…. – se queja susurrando –

-Si estás agobiada con la boda… podemos pararlo cariño… no tenemos por qué hacer algo que no queramos los dos…

-No es eso… - niega con la cabeza – es que… - resopla – por qué vas vestido con la ropa de la ambulancia? – me mira extrañada de arriba abajo –

-Tú sabes la que está cayendo? Me he empapado entero… - me acaricia la cara sonriendo – luego te lo cuento…

-No estoy agobiada con la boda… - le miro intentando que siga explicándose – es que… - suspira – no hago otra cosa que cagarla…

-Malú, eso no es verdad… - digo con voz dulce –

-Si… si lo es… - resopla con frustración – después de todo lo que nos ha pasado y yo ahora salgo con estos celos absurdos… - chasquea la lengua – que no los entiendo ni yo joder…

-Te amontonas enseguida… - intento acercarme a ella – pero no pasa nada, esto se habla y ya está…

-Ya pero no soy capaz de hablarlo! – dice frustrada – ha tenido que venir tu amiga a casa a contarme lo que pasaba… no sabes lo mal que me he sentido… - voy a hablar pero me corta – y no por mí… sino por ti! No te mereces que sea así contigo…

-Cariño…

-No sé si debo ser egoísta… - dice mirando al fuego – me provoca mucha inseguridad ver a alguien contigo… no… no puedo explicártelo…

-Inseguridad por qué? – pregunto serio – porque piensas que voy a irme con otra persona?

-No… - suspira – porque a veces pienso que serías más feliz con otra persona… no conmigo… - abro los ojos sorprendido – desde el principio te has adaptado a mí y yo… yo no lo he hecho… - niega con la cabeza – siento que te pido demasiado y luego, cuando necesitas que yo te dé algo, actúo como el otro día… a gritos… como una histérica…

-Malú… tú me das muchas cosas… - vuelvo a acariciar su cara pero sigue con gesto triste – y te has adaptado a mí… nos hemos adaptado los dos… esto… - resoplo – esto no iba a ser fácil, yo lo sabía… pero y qué quieres que haga? Qué quieres hacer?

-No lo se… - responde sincera – no sé lo que debo hacer…

-No hablo de lo que debes hacer… hablo de lo que quieres hacer… - cojo una de sus manos – no entiendo como siempre acabas pensando que no eres lo suficientemente buena… - me mira sorprendida, como si acabase de dar en el clavo – lo eres… - sonrío tiernamente – en todo lo que haces… - suspiro – Malú, eres una persona positiva… siempre intentas ver el lado bueno de las cosas… por qué a veces te empeñas en sacarte fallos sin parar? – resopla y me aparta la mirada – Malú, yo te quiero… - suspiro – más de lo que he querido a nadie y mas de lo que querré nunca a nadie, eso lo tengo claro… - me mira fugazmente – y te quiero por como eres… con tus cambios de humor de vez en cuando… con tu estabilidad en el fondo… lo del otro día es una tontería… yo me cabreé, pero… se me ha pasado, estoy aquí no?

-Ves? Es eso… - se revuelve incómoda – no dejo de aprovecharme de eso… y lo hago sin querer, te lo prometo! – me mira agobiada –

-No te aprovechas de nada… - intento tranquilizarla – somos muy parecidos… lo sabes… pero tenemos cosas distintas… eres impulsiva, pero luego piensas las cosas y eso me gusta… me adapto a eso Malú… me adapto a que a veces pienses cosas que no son, porque sé que luego vas a darte cuenta… y no te cuesta nada pedir perdón… no eres orgullosa… - intento que me mire pero me rehúye – Malú, deja de pensar que no eres buena… porque no se me ocurre otra persona mejor que tú…

-Siempre termino decepcionándote… - contesta con voz de niña –

-Eso no es verdad… - me apresuro en contestar – no creo que haya un novio más orgulloso de su novia que yo… - me mira y sonríe de lado – ven aquí…

Abro mis brazos y, sin mirarme, deja caer su cabeza sobre mi pecho. Sigue con ese gesto triste que tan poco me gusta.

-Siento lo que pasó ayer Quique… - dice sollozando – me vuelvo insegura… y hago esas tonterías… no sé…

-No quiero que estés insegura conmigo… - contesto sincero – pero si no tengo ojos para nadie más que para ti tonta… - dejo un beso en su pelo – cómo voy a fijarme yo en otra persona teniendo a la mejor mujer del mundo eh?

-Calla… - dice avergonzada – soy un desastre…

-Un desastre maravilloso… - contesto mimoso – además, el que tendría que estar inseguro soy yo… que me voy a casar con esta pedazo de mujer! – digo divertido –

-Que tonto que eres… - escucho como se ríe tímidamente -

-Vas a darme un beso ya? – agacho mi cabeza hacia ella – no sabes lo que me ha pasado viniendo… creo que me lo he ganado…

Alza su cabeza y sonríe tímidamente. Se acerca y me da un tierno beso en los labios para volver a acomodarse en mi pecho.

-Vas a contarme ya por qué llevas la ropa de la ambulancia? – dice riéndose –

-Pff… - resoplo – está cayendo una tormenta increíble… y no se me ha ocurrido otra cosa que pinchar en medio de esa carretera desierta…

-Has pinchado? – me mira sorprendida –

-Si… y me he calado entero cambiando la rueda… - me mira sin querer reírse, pero se nota que está deseando hacerlo – no te rías… creo que he hecho algo muy malo en otra vida… - escucho como reprime una carcajada – y cuando he llegado aquí… con lo empapado que estaba… he pensado que llevaba en el coche la ropa esta… porque me he venido sin nada… tu futuro marido es muy previsor…

-Mi futuro marido… - me mira sonriente –

-Sigo siéndolo no? – pregunto comedido –

Asiente sonriendo y vuelve a darme un fugaz beso en los labios. Se abraza a mí con fuerza. Observo el fuego frente a nosotros y, por fin, respiro tranquilo.

-Seguiría siendo tu futuro marido si no llego a venir? – pregunto casi sin querer –

Alza su cabeza y me mira medio sonriendo. Me acaricia la mejilla para, acto seguido, comenzar a besarme. Primero lo hace lentamente, pero después, comenzamos a besarnos con mucha rabia. Me deshago de la manta tirándola al suelo y la agarro de la cintura, incorporándome del sofá para acabar en el suelo frente al fuego. Seguimos besándonos, como con prisa, prisa por volver a sentirnos, por volver a sentir sus manos en mi espalda, aferrándose a mi. La desnudo en apenas unos segundos. Ella hace lo propio conmigo. Mis manos se pasean de manera casi automática por su cuerpo, arrancándole suspiros y gemidos que me están sabiendo a gloria.

Sentada sobre mí, me marca el ritmo. Se mueve lentamente, agarrándose a mis hombros mientras yo me agarro a su espalda y a sus caderas. No dejamos de besarnos salvo cuando me da por besar su cuello o sus pechos. Caemos rendidos al suelo, ella sobre mí, respirando agitadamente tras haber hecho el amor de esa manera tan dulce y tan pasional a la vez.

-Te quiero… - susurra –

-Y yo a ti… - comienzo a repartir besos por sus mejillas – mi jefa… - ruedo en el suelo para quedar sobre ella – es que te comía a besos… - comienzo a besar su cuello –

-Jajajajaja! – suelta una carcajada – mmm… - gime con los ojos cerrados – oye… - alzo la mirada hacia ella – cómo has entrado?

-Pues… - sonrío tiernamente – mi desastre maravilloso no ha echado la llave…

-Hostia… - se lleva una mano a la boca sorprendida –

-Jajajaja… - me río al ver su cara asustada – eres adorable hasta para dejarte la puerta abierta…

-Pff jajajajaja! – estalla en otra carcajada – de verdad te quieres casar conmigo? – pregunta incrédula –


-7 veces si hace falta… - nos miramos sonrientes - 

CAPÍTULO 164: LA VIDA ROMPE LANZAS (I)

No puede estar pasando esto. Tengo que ir a buscarla. No puede tener dudas sobre esto, es una tontería… si ya ni siquiera estoy enfadado. Maldita sea, he tardado demasiado en volver. Dónde coño estará? Su madre… en casa de su madre… claro! No, pero primero tengo que llamar a Vero.

-Quique, que no sé donde está… solo me ha dicho que se iba unos días… - insiste –

-Vero, por favor, si sabes algo, tienes que decírmelo…

-Quique joder! Que te lo estoy diciendo… me ha dicho que se iba a pensar… me ha contado lo que ha pasado con tu amiga… y he intentado convencerla pero… me ha dicho que necesitaba pensar… - resoplo – te juro que no sé donde está…

-Vale Vero… - suspiro frustrado –

Aparco el coche junto a la casa de mi suegra. Mi esperanza para saber donde cojones está Malú.

-Quique… - me mira sorprendida – ay por dios, no puedo decirte nada…

Me quedo patidifuso. O sea, que sabe donde está. Camino hasta dentro de la casa, persiguiéndola mientras hace aspavientos.

-Pepi, necesito que me digas dónde…

-No puedo decírtelo!!! – me agarra los brazos – no puedo decirte que se ha ido a una casa de la sierra que tiene esta dirección!! – me da un papel tapándose la boca –

No se si reirme o llorar. Adoro a mi suegra. Tan excéntrica y tan buena mujer a la vez.

-No te he dicho nada!!! – sigue haciendo aspavientos – no te he dicho nada!!

Salgo sonriendo de casa de mi suegra. Está loca, como su hija. Es de familia, es genético, es algún gen recesivo que se ha expresado en las dos y que las hace absolutamente maravillosas. Observo el papel con la dirección escrita. Esto está a tomar por culo de aquí, ni siquiera sé si sé llegar, pero bueno, habrá que ponerse en marcha. El gps me ayudará.

Conduzco en medio de una tormenta. Qué poco me gusta conducir así. Está apretando muchísimo la lluvia. Dicen que en Abril, aguas mil. Pues yo me cago en todos los refranes, uno detrás de otro. Y de noche encima. Estoy llegando a la cima de la felicidad. Conforme voy subiendo por esa carretera comarcal, va lloviendo más y más… tanto que empieza a acojonarme. Hace minutos que no me he cruzado con un solo coche. Y si me he perdido? El gps marca que voy por buen camino pero no se yo… esto está demasiado oscuro y las largas no es que alumbren demasiado con la que está cayendo. 

No voy demasiado deprisa, pero, de repente, noto un ruido que me estremece y el coche se me va.

-Joder! – grito apretando el pedal del freno todo lo que puedo –

Me salgo de la carretera y voy a parar al arcén. Gracias a dios que es lo suficientemente amplio en esta zona y no tiene quitamiedos… sino me habría estampado de nuevo, como hace unos meses. Intento serenarme. No ha pasado nada, tranquilo. Qué cojones le ha pasado a mi coche? Cojo el chaleco reflectante que siempre llevo en la puerta del conductor y me lo pongo antes de salir. Menudo peligro salir así con la noche que hace.

-Joder! – exclamo al notar la lluvia calarme – no puede ser… - alumbro con la linterna la rueda trasera. Genial, he pinchado – me cago en la puta! – grito desesperado y le doy una patada a la rueda –

Entro de nuevo en el coche, con las luces todavía encendidas. En esta carretera comarcal, perdida de la mano de dios, de noche y con la tormenta del siglo, he pinchado. Yo debo haber hecho algo muy grave en la otra vida para que me pase esto. Vale, piensa Quique, piensa. Cómo cojones voy a pensar si estoy empapado! Maldita sea… serénate. Vamos por pasos. Tengo que sacar los triángulos. 

Triángulos que se va a llevar el puto viento este que hace, pero que sacarlos. Y sacar la rueda y la caja de herramientas que llevo en el maletero. Bien, cambio la rueda y sigo mi camino. Miro el reloj, la 1 de la madrugada. Cuánto tiempo llevo conduciendo? Esta mujer va a acabar conmigo. No se puede ir a pensar a un sitio menos apartado, no. Se tiene que ir a la sierra, que no me extrañaría nada que ahora apareciese un rebaño de ovejas y me llevase en volandas.

Bien, ya está. Triángulos puestos. Hostia puta qué frío y qué manera de llover. Saco la rueda del maletero cagándome en todo en voz alta.

-Me cago en la hostia, cambiando una puta rueda a la 1 de la madrugada por ir a buscar a mi futura mujer, que está loca joder! Está loca!! – grito –

Desenrosco con mucho esfuerzo las tuercas que sostienen la rueda hecha trizas. Estoy completamente empapado. De aquí al hospital con una neumonía, eso seguro. Consigo meter la rueda no sin esfuerzo. Con la linterna en la boca, la vida se ve mucho más oscura y siniestra. No sé cuanto tiempo llevo cambiando la puta rueda, pero si me escurro la ropa, adiós a la sequía de medio país.

Me meto en el coche, estoy helado. Venga, tengo que ponerme en marcha hasta llegar a este puto sitio que no sé donde cojones estará… Sigo conduciendo hasta que el gps deja de marcarme la dirección. Mierda… tiene que estar por aquí esa casa… pero a saber dónde… Afino la vista por el camino y observo el papel que me ha dado su madre. Un pequeño mapa dibujado que no entiendo. 

Paro el coche, con la lluvia todavía cayendo incesante. A lo lejos, veo una pequeña casa. Es posible que sea esta? Miro el mapa, intentando descifrarlo, pero es imposible… mi suegra no sabe hacer mapas, está clarísimo.

Salgo del coche, algo temeroso, y vuelvo a empaparme de esa lluvia que me está tocando mucho los cojones. Veo un coche aparcado al lado de la casa. Joder, es su coche. La he encontrado!! Corro hasta llegar a la puerta. No sé si tengo más barro en las zapatillas o en las ruedas del coche. Miro el reloj, las 2 de la madrugada. Dudo en si tocar a la puerta. Se va a asustar, aquí sola, en medio de la nada. Joder, y yo ahora qué hago? Qué se supone que tengo que hacer? Me quedo en el coche a dormir hasta mañana? Ni hablar. 

En un impulso, giro la manivela de la casa. Cual es mi sorpresa cuando noto que se abre. Está rematadamente loca y es una inconsciente! Se ha dejado la llave sin echar, maldita sea! Por un momento pienso en que puede haber alguien más en la casa y me acojono, pero deshecho la idea. Nadie sabría llegar aquí, lo tengo claro. Cierro la puerta despacio, buscándola mientras echo la llave que está puesta en la cerradura. El fuego está encendido. Me la encuentro hecha un ovillo frente a la chimenea, en el sofá, tapada por una manta. Sonrío casi sin querer. Por fin la he encontrado. Observo la casa, rústica a más no poder. De quién será esto? De su familia? Sin duda es un lugar adecuado para perderse unos días.


La observo dormir y, de repente, siento un nudo en el estómago. Y si cuando se despierte me dice que lo ha pensado mejor y no quiere casarse conmigo?

viernes, 30 de enero de 2015

CAPÍTULO 163: ALEJÁNDOME A KILÓMETROS DE TI

-No la soporto cuando se pone así, de verdad…

-Quique… es una tontería… se ha puesto celosa, eso es todo… quizá he estado demasiado cariñosa contigo… - contesta Sara con cierto tono de culpabilidad –

-Pero que no! Que tú eres así! Siempre hemos sido así… pero en vez de preguntar… saca sus propias conclusiones… me pone enfermo…

-Venga ya… - se ríe – el amor es así… ella está nerviosa por la boda seguro… y aparezco yo de la nada… y se ha puesto tensa… nada más…

-Ya… y yo no estoy nervioso no?... Es que no sabes cómo se ha puesto…

-Quieres que hable con ella?

-Ni hablar! – me levanto como un resorte – que se le pase a ella solita…

-Lo que deberías hacer es volver a casa… se va a preocupar y se va a cabrear más… se lo explicas todo y verás como…

-No tengo nada que explicarle… - cojo mi chaqueta – ay que ver eh? Como en los viejos tiempos… contándonos nuestros problemas con las mujeres… - sonrío sin querer –

-Ojalá yo tuviera los problemas que tienes tú… - veo como coge su móvil – ya te contaré lo de la francesa que no me hace ni puto caso… ahora… - se levanta de la cama – te vas a casa, hablas con tu chica, y hacéis las paces… o me enfadaré…

-No no… enfadarte tú no… que tienes mucha fuerza… - digo de broma – te echaba de menos amiga… - le doy un abrazo sin pensar –

-Uff… de verdad… que cursi eres tío… no sé como te has echado novia… - dice con ironía – anda, corre con tu novia… y si no lo arreglas tú, lo haré yo… que lo sepas…



Anoche llegó a las tantas. Le escuché pero no quise ni preguntarle. Ni me despertó. Ha dormido bien apartado en su lado. Igual que yo. Esta mañana se ha ido pronto, sin despertarme, sin dejar ninguna nota. Está cabreado, pero yo más.

Si me paro a pensar… me acojono. Me acojona pensar que anoche se fuera con ella. Y por eso no me ha despertado ni me ha hablado, ni quiere saber nada de mí. Soy una histérica, en eso tiene razón. 

Qué mal humor tengo hoy, no ha aparecido en toda la mañana y yo no pienso llamarle. Estoy cabreada, tengo razones para estarlo joder. Suena el timbre y pienso que es él, asi que salgo de mala gana a abrir. Qué manía con no llevarse las llaves. Me quedo boquiabierta al ver quien es.

-Hola…

No puedo ni contestarle. Pero qué hace aquí esta tía? Es que es tonta? Mi primer impulso es cerrar la puerta, pero me lo impide.

-No Malú, perdona… yo… - dejo de hacer fuerza – venía a hablar contigo… de Quique…

-No sé qué haces aquí… Quique no está… - digo de mala gana – a qué has venido?

-Verás… - mira al suelo – me da muchísima vergüenza venir a tu casa… no sabes cuánta… pero creo que os habéis enfadado por mi culpa y yo… venía a explicarte…

-No tienes nada que explicarme… eso es entre Quique y yo… - intento cerrar de nuevo la puerta, flipando en colores estoy –

-Ya… lo sé… no me gusta meterme… pero… es que Quique está enfadado… es un poco cabezota a veces… - vuelvo a dejar de hacer fuerza para intentar cerrar la puerta – me dejas pasar?

La observo. Algo en su rostro me hace cambiar momentáneamente de opinión. No sé qué es, pero creo que debo escucharla. Me hago a un lado y pasa con gesto tímido.

-Verás… seré breve… - suspira – entre Quique y yo no hay nada…

-De verdad… no sé qué haces aquí… - me revuelvo incómoda –

-Ayer Quique vino a verme y me dijo que habíais discutido por mi culpa… y no quería irme sin explicarte…

-Que no tienes nada que explicarme joder! Por qué no viene él y me lo explica?

-Porque está dolido porque has desconfiado de él… - la observo y soy consciente de mi gesto cabreado – Malú… Quique es un chico estupendo…

-Te ha mandado él? Le dices de mi parte que si quiere decirme algo, venga él… que se ha largado esta mañana sin decirme nada…

-No me ha mandado nadie… de hecho me estoy jugando que se cabreé conmigo por esto…

-No sabes lo poco que me importa que se enfade contigo… - saco mi vena más borde, todavía no sé a qué ha venido esta chica –

-Yo nunca estaría con Quique… - dice de repente y la miro extrañada – básicamente porque soy lesbiana…

Si tuviera ahora mismo un trozo de tierra, metería la cabeza. Un rubor en mis mejillas me asalta. Hostia, cómo puedo ser tan gilipollas? Me siento muy gilipollas…

-Íbamos al colegio juntos… somos muy buenos amigos… y él me ha defendido en muchas ocasiones en las que alguien se ha metido conmigo por ser… - carraspea – bueno… que… quizá ayer viste que soy un poco cariñosa con él pero que es sin ninguna pretensión por dios, que yo no… - se afana en excusarse – es que Quique es como mi hermano, de verdad… y… - balbucea – y hace tanto tiempo que quería verle así de feliz que me jode que por mi culpa…

-Dios… - susurro – no me des más explicaciones por favor… - digo avergonzada – joder…

-Siento mucho haber venido a tu casa ayer sin avisar, de verdad… fue… - carraspea – fue la emoción de conocerte… ya te dije que te admiro mucho y… Quique me dijo que no te importaría… si… - balbucea – si llego a saber que se iba a formar esto, te juro que…

-Perdóname… de verdad… - me tapo la cara avergonzada – soy gilipollas… madre mía… la que he liado…

-Pero que no pasa nada Malú… - dice sonriendo – que Quique no es de las personas a las que les duran los enfados… es solo que… esta mañana le he llamado y me ha dicho que no había hablado contigo y… no he podido evitar venir… al final no me voy mañana… me voy hoy y… no quería irme dejando esto así… te quiere mucho y...

-Yo… - la miro fugazmente y me avergüenzo todavía más – siento de verdad este follón… no sé qué me ha pasado…

-Si yo lo entiendo… Quique es muy guapo… si fuera hetero probablemente me gustaría… - dice riéndose – pero en mi situación… en todo caso me gustarías tú… - la miro frunciendo el ceño – que no es que me gustes! Es que… para que me entiendas que yo… que las mujeres… - tartamudea – da igual… - resopla – me voy antes de liarla otra vez…

-Jajajaja! Pero espera mujer! – ahora me ha dado por reirme de la vergüenza que siento – siento que te lleves una mala impresión mía… no suelo ser tan histérica…

-Ya bueno… no te preocupes… es normal… los nervios de la boda y todo eso…

Me siento tan mal… o sea que Sara es lesbiana. Que yo he montado este pollo por una amiga lesbiana de Quique. Es que soy una puta histérica realmente. Cómo he podido volver a desconfiar de él después de lo que pasó con Lorena? He vuelto a hacerlo. He vuelto a no escucharle. Sara me ha explicado por qué la relación con Quique es tan estrecha a pesar de llevar tanto tiempo sin verse. Me ha contado que, sobre todo cuando murió María, los dos se apoyaron el uno en el otro. Incluso me ha confesado que estuvo enamorada de María durante mucho tiempo y que por eso los dos entendían tan bien el dolor del otro.

Tengo un nudo en el estómago importante. Siento una culpabilidad que pocas veces he sentido. Voy a casarme en unas semanas con Quique y en cuanto ha aparecido una chica, he desconfiado de él. El problema no es él, soy yo. Es mi inseguridad. Quizá no estoy preparada para casarme. Quizá no me merezco casarme con alguien como él. No se merece que yo sea así, tan irracional. El agobio que siento es tal, que necesito desconectar… no sé cómo hacerlo hasta que, de repente, sé a donde ir. Necesito pensar. No puedo seguir dejándome llevar. Esto que ha ocurrido tiene bastante importancia para mí. Es importante porque esa desconfianza en él, en realidad, es una falta de confianza en mí misma.


-Malú, he vuelto – dejo las llaves desganado sobre la mesa – Malú!

Camino hacia el salón. Parece que no está en casa. Frunzo el ceño al ver un papel sobre la mesa del sofá. Parece su letra. Conforme voy leyendo, un dolor en el pecho se va adueñando de mí.

“Siento tanta angustia ahora mismo que no sé muy bien cómo explicártelo. He vuelto a desconfiar de ti cuando no haces otra cosa que darme motivos para quererte cada día más. Te parecerá una tontería, pero esta sensación de culpabilidad me ha hecho plantearme muchas cosas. No te mereces que, cada vez que vea algo que me haga desconfiar, no te escuche ni piense en todo lo que me demuestras día a día. En el fondo pienso que la inseguridad y las dudas no vienen por lo que vea en ti sino que están en mi. Necesito irme unos días para saber lo que siento y lo que quiero. Te prometo que dentro de unos días volveré y hablaremos tranquilamente, pero ahora no puedo hacerlo porque no puedo ni siquiera mirarte a la cara. Me siento muy avergonzada con lo que ha pasado. Espero que lo entiendas.

Te quiero. Malú.”

CAPÍTULO 162: VUELVE CON TUS PRINCESAS DE SALDO

Salgo corriendo del baño al escuchar la llave en la puerta. Por fin ha vuelto. Se me han hecho eternos estos dos días. Mientras bajo las escaleras, observo su amplia y perfecta sonrisa esperándome. Me lanzo a sus brazos escuchando cómo se ríe.

-Ay mi bicho bola! Que me ha echado de menos… - dice riéndose –

-Bicho bola yo? – digo fingiendo indignación – ay mi gordito!! – me deshago dándole besos – no te vayas más…

-Jajajajaja! – camina conmigo en brazos – tenía que darle el gusto a mi madre de verme con el traje…

-Ya lo tienes? – le miro ilusionada y asiente – qué ganas de verte con él puesto…

-No te vas a soltar verdad? – niego con la cabeza agarrándome más fuerte a su cuello – jajajaja! Vamos al sofá, que estoy muerto… - se deja caer en el sofá conmigo encima – mi madre me agota de compras… y mi hermana ya ni te digo… no sé los trajes que se ha probado…

-Estás cansadito? – le acaricio suavemente la cara y asiente – qué ganas tenía de verte… - vuelvo a abrazarme a su cuello –

-Y yo a ti cariño… - comienza a darme tiernos besos por el cuello – ayer no estabas tan cariñosa eh?

-Dios… - escondo mi cara en su cuello muerta de la vergüenza –

-Jajajajaja! Estabas ahí… on fire… - dice riéndose –

-Cállate ya! – le ruego – qué vergüenza…

-Oye… pues a mí me gustó mucho… - me besa en los labios – aunque me gusta más en vivo y en directo…

Cuela una mano por debajo de mi camiseta y ya no hay vuelta atrás. Damos tumbos hasta subir las escaleras y llegar a la habitación. Toda la pasión acumulada estos días, sale sin pedir permiso. El pobre estaba cansado de verdad… se ha quedado durmiendo casi automáticamente. No puedo evitar quedarme tumbada a su lado y, aunque no es tarde, quedarme dormida junto a él. Otro día más… o mejor dicho, otro día menos para la boda.


Mi visita a casa me ha servido para muchas cosas. En primer lugar, para poder dejar zanjado el tema del traje. Mi madre me traía por la calle de la amargura con eso. He visto a mis amigos, que están casi más emocionados que yo con la boda. Y he visto, tras muchos años, a Sara. Sara era muy buena amiga de María. Desde hace más de 5 años, no habíamos coincidido. Se fue a estudiar a Francia y, desde entonces, no había vuelto salvo en fechas señaladas… me ha alegrado mucho verla. Nos llevábamos  genial. Después de lo que pasó con María, me ayudó mucho a superarlo. Fue de las pocas que consiguió sacarme de casa.

-Con quién hablas? – pregunta divertida intentando leer el móvil –

-Con Sara… - me mira extrañada – una amiga… - sonrío –

-Ah… una amiga… - dice seria –

-Malú… - sonrío – es una amiga de hace muchos años que he visto estos días… nada más…

-Vale vale…

-Mira… es esta… - le enseño una foto que nos hemos hecho estos días -

Sé que se ha mosqueado. Por qué se pone tan celosa? Si supiera cosas de Sara no se pondría así… fliparía más bien jaja.

-Mañana he quedado con ella… - hablo mirando el móvil – viene a Madrid a hacer algunos papeleos…

-Muy bien… - se levanta del sofá –

-Malú! – exclamo – donde vas?

-A fumar a la terraza… no puedo? – dice cabreada –

-Joder Lula… por qué te enfadas? – me sorprende su reacción –

-Una chica muy guapa por cierto… - dice irónica –

-No te entiendo… estoy aquí solo en Madrid… todos mis amigos son tuyos también… y para una vez que viene una amiga mía, te pones como si fuera el fin del mundo… - empiezo a cabrearme –

-Vale… - resopla – perdona… - se enciende un cigarro – tienes razón…



-Joder Quique… me parece tan fuerte que te cases… - Sara no para de reírse – y con Malú nada menos… yo es que flipé cuando me lo contó Alex…

-Yo también flipo a veces… - bebo de mi cerveza –

-Y estás genial! Mírate! Si hasta me pareces guapo y todo! – dice de broma –

-Oye!! Yo siempre he sido guapo… - me hago el chulo – lo que pasa es que tú estás a otras cosas…

-Bufff… - resopla – a otras cosas… ya me gustaría…

-No tienes nada que contarme? – digo interesado – alguna chica por ahí?

-Alguna ha habido… pero ya sabes que yo me fijo en personas imposibles… - tuerce la boca – no tengo suerte…

-Eso mismo decía yo y mírame… - vuelvo a beber –

-Madre mía… con Malú… - se ríe – me la vas a presentar? – dice Sara ilusionada –

-Ah, claro… se me olvidaba… a ti también te gustaba Malú… - tuerzo el gesto –

-Oye!! – me da un manotazo – las novias de mis amigos son sagradas… - dice de coña – además… mi corazón está ocupado…

-Lo sabía!!! – me río – quién es?

-No la conoces… - sonríe – pero no me hace ni caso… aunque yo estoy… enamoradita perdida…

-Ohhh… - pongo gesto tierno – qué bonito…

-Bonito los cojones… - bebe de su cerveza – el amor es una mierda Quique…

-Que no coño! – me recuesto en la silla – es una mierda hasta que encuentras a la persona adecuada… - sonrío pensando en Malú – y yo la he encontrado… así que tú también lo harás…

-Es maja? – frunzo el ceño – me refiero… parece que es maja pero… en persona también lo es?

-Malú? – me río – es un cielo…

-Uhhh! – me hace burla – se me hace raro verte así… tan…

-Feliz? – la corto – feliz es poco…



-Malú! Traigo visita!!

Escucho la voz de Quique y mi enfado va en aumento. Ni un solo whatsapp en toda la tarde. Pues si que estaba ocupado con esa. Agg… por qué me pongo así? Es una amiga… solamente una amiga Malú… ya está… todos tenemos amigos… Mi opinión cambia cuando veo con quien viene Quique. Es ella, sin duda. Bastante más guapa en persona. Yo me cago en todo, por qué la trae a casa? Seguro que solo está pensando en tirárselo. Y yo tengo que poner buena cara encima…

-Encantada de conocerte – sonríe la zorra dándome dos besos – ay que ilusión! – esta chica es tonta – perdón eh? Es la primera vez que veo un famoso…

-Jajajajaja! – Y éste por qué se ríe tanto – quería conocerte y la he traído a tomar algo…

-Te admiro muchísimo! – exclama esta gilipollas – de verdad! Me encanta tu música!

Bueno, que deje de hacerme la pelota esta imbécil porque no voy a firmarle absolutamente nada. Si acaso, su sentencia de muerte.

-Pasa Sara, te presento a los perros…

Me hago a un lado. Ni siquiera me ha dado un beso. Pues muy bien, ahora Sara es el centro de atención. Y yo qué? Toda la tarde sin hablar con él y no me ha hecho ni caso desde que ha entrado por la puerta. Yo flipo.

-Qué perros tan bonitos… - deja de acariciar a mi Danka o te corto las manos –

-Malú cariño, sacas unas cervecitas y nos tomamos algo?

Encima. Encima tengo que servirle a esta. Bueno, me estoy cabreando pero mucho. Finjo una sonrisa y saco tres cervezas. Había pensado echar un poco de lejía en una de ellas, pero he desistido. Casi me cargo el cristal cuando he visto como Sara toca el brazo de Quique. Déjale joder! Es mío!

-Bueno, y qué haces por aquí? – me siento entre ella y Quique –

-Pues… he venido para hacer unos papeleos… me voy pasado mañana… - sonríe –

-Había pensado que podríamos invitarla a comer mañana – me giro mirando a Quique sorprendida – se ha empeñado en quedarse en el hotel… no sé por qué no te has quedado aquí…

-Pues porque no quiero molestar! Está feo ocupar la casa de alguien…

Efectivamente. Así que lárgate de aquí antes de que te arranque la cabeza. Y este gilipollas en qué piensa? O sea, me mete en casa a una que probablemente se ha tirado y encima quiere que se quede a dormir? Esta cámara oculta qué es?

Apenas he articulado palabra. Por fin se ha ido. Si llego a decir lo que pienso, probablemente esta chica se va llorando. Será zorra. No ha parado de tocar a Quique. Yo es que la mato, la mato lentamente. Mañana no viene a comer pero ni de coña…

-Qué maja es Sara verdad?

-Uy, majísima! – digo irónica – me gustaría que, la próxima vez que invites a alguien a casa, me avises…

-Malú… qué te pasa? – dice serio –

-Que qué me pasa? Qué te pasa a ti? – digo enfadada – viene esta tía y no me haces ni puto caso en toda la tarde y encima me la metes en casa y le tengo que dar de mi cerveza?

-Pero qué cojones estás diciendo? – dice con gesto sorprendido – Malú, pero que Sara es amiga mía joder!

-Amiga los cojones! He visto como te mira… - me mira ojiplático – y no para de tocarte… ay Quique, cuánto tiempo sin verte… - me burlo imitándola – venga hombre por favor… qué zorra…

-Malú! – se levanta enfadado – ya está bien! A qué viene esto?

-Mira eh? – le apunto con el dedo – no sé ni qué haces aquí… te podrías haber ido con ella al hotel…

-Bueno, ya está… - intenta salir del salón – eres una histérica, lo sabes?

-Soy una histérica?? – alzo la voz – vete a la mierda!

-Vete tú a la mierda joder! – coge su chaqueta – para una vez que traigo a una persona que no es de tu entorno… es que eres imposible… es solo una amiga coño!

-Pues vete con tu amiga! – grito – tanto abracito y tanta caricia… en mi puta cara… - digo indignada – mañana ni sueñes que va a venir a comer, esa no entra en mi casa más…

-Te estás equivocando tanto… - resopla – pero no me apetece ni explicártelo… piensa lo que te dé la gana…

-Eso es… tu futura mujer enfadada y no eres capaz ni de explicarte… - me cabreo cada vez más – te has acostado con ella?

-Pero… - me mira sorprendido – Lo que me faltaba por oir vamos…


El portazo en la puerta me hace que me dé un vuelco el corazón. Me he pasado, sin duda. Insultando a una amiga suya… qué te pasa Malú? Por qué te sientes tan insegura de repente?

CAPÍTULO 161: MI PASIÓN, COMO UN VOLCÁN

Le echo tanto de menos… sé que era necesario que fuese a casa. Tiene que organizar bastantes cosas de la boda y ver a sus amigos de vez en cuando… y estar con su familia… y me encanta que lo haga, pero me revienta no haber podido acompañarle. La casa está tan vacía sin él… y yo estoy tan extremadamente sensible que ya ni sé por qué lloro. Serán los nervios de la boda, que cada vez se acerca más y más y yo me voy poniendo cada vez más y más nerviosa.

Mi padre ha organizado todo para hacer la ceremonia y la cena en un cortijo de unos amigos. Según me han dicho, es enorme, no se cuántas hectáreas y no sé cuantos metros cuadrados de casa. No me gusta ser la protagonista, pero sé que ese día lo voy a ser. Tengo que mentalizarme, todos van a mirarme, analizarme… Cuando suena mi móvil, actúo como una quinceañera. Como ahora mismo, que he escuchado el sonido del whatsapp y casi me mato corriendo por el salón. Es él.

-Hola princesa! Mira lo que estoy haciendo…

Observo la foto. No se puede ser más gracioso y sexy al mismo tiempo. Decido ponerle a prueba, va a flipar.

-Vaya!! Yo me iba a ir a correr ahora mismo…

Me rio yo sola al ver como escribe y escribe… como unos auténticos quinceañeros vamos…

-No me hagas eso!!! Ese pantaloncito corto… mmm…

-Jajajajaja! Estoy super cansada…

Le envío otra foto de un reportaje que me hice hace tiempo, sabiendo que iba a desesperarle bastante.

-Pero hija de tu madre, qué quieres que haga? Que me vaya andando a casa a ponerte contra la pared?

-Has empezado tú a mandar fotitos…

-Ya… pues toma…

Hostia puta. Cuándo se ha hecho esta foto?? Qué guarro!! Dios… y qué bueno está joder… aggg… qué calor… se va a enterar…

-Eres malo… pero yo más…

-La madre que te parió!! – me río a carcajadas – quiero ese vestido, y lo quiero ahora!!! Joder…

-Te gusta eh?? – me hago la chula – mira, he encontrado una foto de más jovencita…

-Y luego me dices que por qué eras mi amor platónico…

-Jajajaja pobrecita… qué inocente era…

-Si si… igual que yo…

-Agggg!!! – abro los ojos de par en par – qué guapo!!!

-Mira, esta tarde me he hecho una foto para ti…

Oh dios… no puedo con él vestido de traje y con esa mirada… qué calor… mucho calor… no puedo, tengo que llamarle.

-Eh jefa! Te has cansado de escribir? – dice riéndose –

-Me has puesto muy cachonda… - digo sin pensar –

-Hostia… - susurra – pero cariño…

-Si estuvieras aquí… - pongo voz sensual – no tendría que estar tocándome…

-Lula… - resopla – pero si llego mañana…

-No puedo esperar a mañana… - finjo un gemido – necesito que me ayudes… - dirijo una de mis manos a mi entrepierna –

-No hagas esos sonidos… - le escucho resoplar – estás… tocándote?

-Si… - gimo –

-Joder… - exclama – y quieres que te ayude? – pone voz sexy –

-Si… - vuelvo a gemir –

-Sabes que mañana… cuando vuelva a casa… no vamos a parar de follar verdad?

-Mmm… - gimo –

El sexo telefónico es algo que nunca había practicado… pero es imposible no hacerlo con esa voz al otro lado diciéndome esas cosas… no me ha costado nada correrme, imposible no hacerlo imaginándome lo que estaba diciendo que iba a hacerme. Ahora me da un poco de vergüenza pero… no he podido evitarlo. Ya no es solo que le necesite por lo enamorada que estoy… sino que estoy enganchada completamente. Me asusta la idea. Engancharse nunca es bueno. Pero haremos una excepción con él… merece la pena.

-Eh jefa… estás ahí? – habla todavía algo fatigado –

-Si… - contesto avergonzada –

-Ahora te da vergüenza después de las guarradas que nos hemos dicho? – se pone a reírse – joder… mañana no vas a poder moverte en cuanto te pille…

-Pff… - resoplo – qué ganas tengo de verte…

-Y yo cariño… - pone voz tierna – estás más… tranquila?

-Jajajajaja! – noto el rubor en mis mejillas – un poco…

-Espero que no nos tengan pinchado el teléfono… - dice riéndose –

-Yo también lo espero… - río tímidamente –

-Tengo que colgar vale? Había quedado hace media hora… mi madre va a matarme…

-Dile que has estado follando por teléfono con tu futura mujer… - escucho como se ríe – seguro que lo entiende…

-Si… seguro que sí… - sigue riéndose – luego te llamo, vale preciosa?

-Vale gordo… - contesto tímida – te quiero…

-Y yo a ti, salidorra mía…

-Eh! – me quejo y le escucho reírse – y tú qué?

-Yo tengo excusa… - carraspea – tengo la novia más sexy del mundo…

-Anda… - vuelvo a ruborizarme – corre, que tu madre se va a cabrear…


Cuelgo el teléfono y una sonrisa tonta sigue en mi cara durante varios minutos. Se me ha ido la cabeza completamente. Tumbada en la cama, con el teléfono en la mano, observando las fotos que nos hemos estado mandando… qué fuerte, jamás pensé que haría lo que acabo de hacer.