Creo que mi vida se está convirtiendo en una película. O en
el día de la marmota… porque parece que estoy viviendo de nuevo cosas que ya
han pasado. Quique se acaba de ir a casa… volverá en unos días a por mí y nos
iremos a aquel pueblecito en la playa. Como aquella vez, me pongo nerviosa de
pensarlo y me inunda la ilusión. Pero esta vez es distinto. Es como si supiera
que allí va a pasar alguna cosa. O quizá yo soy la encargada de hacer que pase.
Rebusco entre mis cosas, buscando ese pendrive que hace
tiempo comencé a llenar de cosas importantes.
-Malú, qué haces?
Juliet entra en mi habitación y sonrío volviendo a rebuscar
entre los bolsos.
-Busco algo importante…
-Como qué? – dice sentándose en la cama –
-Un pendrive…
-Y para qué?
-Pues… - suspiro – verás, en ese pendrive tengo guardadas
cosas que quiero que Quique vea…
-Rick va a volver a casa verdad? – pregunta inocentemente la
niña –
-Puede ser cariño… puede ser… - digo buscando en el armario –
-Le echo de menos… - dice la niña con voz triste y me hace
girarme hacia ella –
-Oye Juliet… - me acerco hasta la cama y me siento a su lado –
Quique no se ha ido… lo que pasa es que no se acuerda de algunas cosas… y… es
un poco complicado…
-Volvéis a ser novios? – pregunta mirándome –
-Pues… - pongo una cara rara – creo que si…
-Yo quiero un novio como Quique…
Me quedo observándola un segundo y estallo en una carcajada.
-Eres muy joven para pensar en novios cariño… ya tendrás
tiempo… - me levanto de nuevo de la cama, buscando –
-Y qué vas a hacer con ese pendrive? – pregunta Juliet –
-Pues enseñarle a Quique fotos nuestras… y vídeos… tengo
muchos vídeos…
-Pues seguro que se acuerda cuando los vea… - contesta la
niña inocentemente –
-Aquí está!! – exclamo al notarlo en un bolso – Venga Juliet,
ve a lavarte los dientes y a la cama, que mañana hay cole…
-Qué mierda… - dice la niña desganada –
-Esa boca… - le reprimo –
La acompaño a la habitación y le doy un beso de buenas
noches. Pobrecita, yo también me ponía así cuando al día siguiente tenía que ir
al colegio. Me compadezco de ella, pero debe ir… es una niña muy inteligente y
debe seguir estudiando. Recuerdo mi etapa en el colegio. No era mala
estudiante, pero estaba siempre en la parra, con canciones en mi cabeza y
deseando salir del colegio para irme a casa a escuchar música. Qué ingenua era
por aquel entonces.
Abro el ordenador y meto el pendrive. Observo todos los
archivos y me dispongo a verlos uno a uno. Las fotos ya me hacen llorar, pero
lo peor viene al repasar los vídeos. Me detengo en los de aquella fiesta con
sus amigos en diciembre. Estaba tan gracioso. Me apena pensar que él no va a
recordar todo aquello. Me repongo de la pena y los organizo uno a uno por
meses. Quiero enseñárselos todos cuando volvamos a vernos.
-Qué sorpresa Malú! Cuánto tiempo sin verte! – entro en la
tienda sonriente –
-Hola Mateo, qué tal?
-Pues nada, aquí seguimos… - se alza de brazos – me ha
sorprendido mucho que me llamaras… quieres seguir ganando puntos para el jarrón
chino?
-Jajajajaja! – me río – más o menos… verás… venía a tatuarme
algo… pero ya lo tengo pensado…
-Bien, pues dime de qué se trata… - sale del mostrador –
-Es una inicial… la quiero aquí, en el brazo, a continuación
de las demás… - le señalo el brazo –
-Creo recordar que esas iniciales son de gente importante no?
– asiento – e intuyo que la nueva inicial es igual de importante que esas… -
vuelvo a asentir algo ruborizada – bien… y la quieres en árabe supongo… - abre
el ordenador – dime qué inicial es…
-La Q…
Me mira con una ceja alzada y sonríe.
-Voy a tener que empezar a creerme todo lo que sale en la
tele… - dice riéndose – así que lo tuyo con ese chico va en serio…
-Como sabes…?
-Quién no lo sabe? – vuelve a reírse – Quique y Malú a todas
horas… mi mujer se sabe la historia de cabo a rabo… menudo susto vuestro
accidente…
-Cuál de ellos? – digo con tono de broma – a ver, enséñame
cómo quedaría…
-Bien, esta sería la inicial – me la enseña y la observo con
detenimiento –
-Me encanta… - susurro – tienes tiempo de hacerlo ahora?
-Claro… - se levanta del ordenador – voy a por lo necesario…
Me quedo mirando la inicial. Esto es algo que tenía pensado
desde aquella conversación con él y hoy, por fin, he dado el paso. No creo que
haya nadie más importante que él en mi vida para tatuarme su inicial junto a
las de mi familia. Mateo sale de la salita y me hace un gesto para que pase.
Hacía mucho tiempo que no me hacía uno nuevo. Me siento en la silla y extiendo
mi brazo.
-Te iba a decir cómo tienes que curarlo… pero creo que eres
una experta… - sonrío – preparada? – asiento – bien, vamos allá.
Me duele. Me duele bastante en la zona del antebrazo pero me
da igual, es un dolor con gusto. La cara que va a poner no se si va a ser de
susto o de sorpresa… o de ilusión… o de… qué coño estás haciendo Malú? Me
siento como una quinceañera… yo que prometí no tatuarme nada que no tuviera que
ver conmigo o con alguien de mi familia, y aquí estoy, tatuándome la inicial
del hombre que, sin duda, es el hombre de mi vida.
-Bien, no he tardado verdad?
-Tan rápido como siempre… - sonrío agradecida –
-Bueno, ahora ya sabes… no lo mojes hoy y ponte la crema que
debes tener todavía en casa… - asiento – en unos días estará perfecto.
Salgo de la tienda con una extraña sonrisa. Al llegar a casa,
no puedo dejar de mirar la inicial que ya está para siempre en mi cuerpo. Sin
querer, ya me lo había tatuado antes de hacerlo de verdad.
-Mamá! Donde está mi bañador? – grito desde la habitación –
-Tu bañador? Hijo, sabes que estamos en febrero verdad? – me mira
con cara de burla –
-Y qué pasa si hace calor estos días y me apetece darme un
baño – me mira incrédula – no querrás que tu hijo salga en las revistas
bañándose en calzoncillos… o en pelotas
-Qué nervioso estás… - dice mi madre poniéndose a rebuscar en
los cajones – como la primera vez que te fuiste con ella a ese pueblecito…
-Estaba nervioso? – pregunto interesado –
-Muy nervioso… - sonríe –
-Date prisa mamá… que está a punto de llegar… - contesto
impaciente –
-Toma anda… - me entrega el bañador –lo que no encuentre tu
madre…
-Te quiero! – le doy un beso en la mejilla – bien, creo que
lo llevo todo… dinero, la ropa, las gafas de sol…
-La cabeza… - dice mi madre – no te olvides de ella…
Pongo los ojos en blanco. Mi cabeza, mi puta cabeza… esa que
se ha olvidado de ella pero que parece que se empeña en repetir uno por uno los
pasos que dí anteriormente. Escucho el sonido del móvil y me pongo todavía más
nervioso. Ya está aquí. Observo como se saluda con mi familia
cariñosamente. Y ahora yo que debo
hacer? Comérmela a besos como estoy deseando o esperar a salir de aquí y que no
esté mi familia delante.
-Hola… - saludo tímidamente –
-Hola… - se acerca a mí sonriente y me abraza – siento haber
tardado… había un poco de atasco… - se disculpa –
-Queréis quedaros un rato? – propone mi madre –
-Lo que tú quieras Quique… - me dice sonriente –
-Pues… es que anochece muy pronto verdad? – me mira alzando
una ceja –
-Ay es verdad… nada de conducir de noche… - dice mi madre
cogiendo mi maleta – venga, iros que tenéis varias horas por delante… - me da
un beso en la mejilla – avísame cuando llegues…
30 años y sigue diciéndome lo mismo que cuando tenía la
mitad. Sonrío y asiento para dejarla tranquila. Salimos de casa y meto mi
maleta en el maletero, junto a la suya. Joder, qué nervios tengo maldita sea.
Veo como se abrocha el cinturón justo antes de arrancar el coche.
-Espera espera… - cojo su mano con la mía –
Con mi otra mano, acaricio su mejilla y me mira con una media
sonrisa que me encanta. Me inclino en el coche hasta ella y comenzamos a
besarnos. Deja la llave puesta y envuelve mi pelo con sus manos. Sonrío sin
querer al notar su sonrisa. Me separo lentamente de ella, observando sus
gestos.
-Ahora si que puedes arrancar… - me acomodo en mi asiento y
me abrocho el cinturón bajo su atenta mirada –
-Te ha dado vergüenza darme un beso delante de tus padres eh?
– dice burlona –
-Arranca de una vez… - digo ruborizado –
Se ríe y arranca el coche comenzando aquel camino que
recuerdo. Lo recuerdo de haber ido con mis amigos en muchas ocasiones, pero no
recuerdo ese camino con ella. Tuvo que ser bastante emocionante llevarla allí a
los pocos días de comenzar a salir. Durante el camino, Malú me narra algunos
episodios, como el del concierto de Sevilla. Pienso que está de coña cuando
dice que yo toqué la guitarra ese día delante de miles de personas. Pero cuando
dice que tiene pruebas y que me las va a enseñar, ya no dudo. Cómo pude
atreverme a hacer eso?
-Vamos a dejar las cosas primero y luego a un sitio… antes de
que se haga de noche… - dice saliéndose por la salida adecuada de la autovía –
-A qué sitio? – pregunto –
-Pues a uno… - dice haciéndose la interesante – no preguntes…
-A sus órdenes… - respondo haciendo que se ría –
Al llegar a aquel pueblo, miles de recuerdos me asaltan, pero
ninguno con ella. Me entristece darme cuenta de eso. Bajamos del coche y me
recibe Antonio, tan efusivo como siempre. Al entrar a la casa, un pequeño mareo
aparece. Me agarro al sofá mientras veo como Malú deja las maletas en el
cuarto. Me repongo como puedo, para que no note nada ni se preocupe, y sale
sonriente de la habitación.
-Anda vamos, que mira qué hora es… al final no voy a poder
enseñarte lo que quiero…
Sin darme tiempo a contestar, coge su bolso, las llaves del
coche y las de la casa, y sale por la puerta. Suspiro y le sigo hasta el coche.
Cuando comienza a conducir por aquel camino, creo saber a donde va. Sonrío
emocionado. Uno de mis sitios favoritos de todos en los que he estado. Mis
sospechas se confirman cuando aparca justo a los pies de aquel mirador. Baja a
toda prisa del coche.
-Malú! No corras! – le digo desabrochándome el cinturón –
-Venga! Date prisa que se va a poner el sol! – dice desde
arriba –
Subo por las escaleras hasta llegar arriba. Al fin, aquella
visión tan bonita se pone delante de mis ojos. Malú observando el horizonte,
con el sol poniéndose en el lado opuesto del mar, haciendo que el agua tenga un
color parecido al rojo. Se acerca a mí y me da la mano para acercarme a la
barandilla.
-Qué ganas tenía de volver aquí contigo… - dice mirándome –
tengo que enseñarte algo… - se desabrocha la chaqueta y se la quita –
-Qué haces Malú? Vas a coger frío… - digo intentando pararla –
-Mira… - me enseña su brazo –
Observo los tatuajes que ya había visto anteriormente, pero
hay uno nuevo. La miro extrañado y me devuelve la mirada ilusionada.
-Cuando vinimos aquí, me regalaste esto – se agarra el colgante
que lleva y alzo las cejas. No sabía que se lo había regalado yo – y me
contaste la historia de los marineros…
-Te conté esa historia? – río avergonzado – puto moñas…
-Yo también quería regalarte algo… - vuelve a mostrarme su
brazo – hace tiempo te pregunté si te gustaba más como inicial la q o la e… y
me dijiste que la q… y aquí está… - suspira – junto al resto de personas
importantes en mi vida…
-Malú… - digo impresionado – esto es… - agarro su brazo con
delicadeza y paso un dedo por encima del tatuaje, todavía irritado –
-No iba a regalarte un colgante… eso es más para chicas… -
dice sonriendo – te gusta?
La miro totalmente impresionado. Se ha tatuado mi nombre.
Bueno, mi inicial. No sé ni qué decir…
-Joder… - digo todavía impresionado – es… - vuelvo a tocar el
tatuaje – es el mejor regalo que me han hecho, te lo aseguro…
-No sabía si iba a gustarte… - dice tímida –
-Cómo no va a gustarme?... – pregunto sorprendido – es… por
qué eres así? – resoplo con gesto de frustración – me cago en la puta…
Me quejo al notar que mis ojos se han llenado sin querer de
lágrimas. La miro un momento de reojo y veo que me mira enternecida. Me abraza
tiernamente y nos besamos casi sin mirarnos. Abrazada a mí, se gira para que la
abrace por la espalda. Apoyo mi cabeza en su hombro derecho. Nos quedamos así
unos segundos, hasta que noto su piel erizada.
-Anda, ponte la chaqueta… - la recojo de donde la ha dejado y
se la pongo por encima – vas a coger frío…
-Tengo más cosas que enseñarte… - me mira sonriendo – vamos?
Me quedo mirándola un segundo y aparecen en mi mente varias
cosas que no puedo ordenar. Esa imagen del mar de fondo me está perturbando
demasiado. Me da la sensación de recordar algo cuando la miro.
-Quique? – su voz preocupada me devuelve a la realidad –
estás bien?
-Eh? – digo aturdido – si si… vamos…
-No, espera… - me agarra del brazo – qué pasa? Te has quedado
como…
-Es que sé que he estado aquí contigo… - bajo la cabeza – y
me vienen cosas a la mente que no puedo agarrar… - suspiro – me pasa mucho
cuando estoy contigo… - me mira un poco seria – venga… vamos a casa…
-Seguro que estás bien? – vuelve a preguntar preocupada –
-Que si… - digo subiendo al coche –
Volvemos a casa en silencio en el coche, con música de fondo.
Sé que se ha quedado preocupada, yo también lo estaría si mi novia se queda de
repente en la parra y no me responde. No puedo evitarlo… sobre todo cuando nos
miramos. Creo que su mirada es la clave de todo esto… quizá tenga que pasarme
un día entero mirándola y así recordaré algo. No sé que tiene en los ojos, pero
me atrapa y me transporta a donde quiere.
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