sábado, 10 de enero de 2015

CAPÍTULO 145: NOS QUEDÓ AQUEL TATUAJE

Creo que mi vida se está convirtiendo en una película. O en el día de la marmota… porque parece que estoy viviendo de nuevo cosas que ya han pasado. Quique se acaba de ir a casa… volverá en unos días a por mí y nos iremos a aquel pueblecito en la playa. Como aquella vez, me pongo nerviosa de pensarlo y me inunda la ilusión. Pero esta vez es distinto. Es como si supiera que allí va a pasar alguna cosa. O quizá yo soy la encargada de hacer que pase.

Rebusco entre mis cosas, buscando ese pendrive que hace tiempo comencé a llenar de cosas importantes.

-Malú, qué haces?

Juliet entra en mi habitación y sonrío volviendo a rebuscar entre los bolsos.

-Busco algo importante…

-Como qué? – dice sentándose en la cama –

-Un pendrive…

-Y para qué?

-Pues… - suspiro – verás, en ese pendrive tengo guardadas cosas que quiero que Quique vea…

-Rick va a volver a casa verdad? – pregunta inocentemente la niña –

-Puede ser cariño… puede ser… - digo buscando en el armario –

-Le echo de menos… - dice la niña con voz triste y me hace girarme hacia ella –

-Oye Juliet… - me acerco hasta la cama y me siento a su lado – Quique no se ha ido… lo que pasa es que no se acuerda de algunas cosas… y… es un poco complicado…

-Volvéis a ser novios? – pregunta mirándome –

-Pues… - pongo una cara rara – creo que si…

-Yo quiero un novio como Quique…

Me quedo observándola un segundo y estallo en una carcajada.

-Eres muy joven para pensar en novios cariño… ya tendrás tiempo… - me levanto de nuevo de la cama, buscando –

-Y qué vas a hacer con ese pendrive? – pregunta Juliet –

-Pues enseñarle a Quique fotos nuestras… y vídeos… tengo muchos vídeos…

-Pues seguro que se acuerda cuando los vea… - contesta la niña inocentemente –

-Aquí está!! – exclamo al notarlo en un bolso – Venga Juliet, ve a lavarte los dientes y a la cama, que mañana hay cole…

-Qué mierda… - dice la niña desganada –

-Esa boca… - le reprimo –

La acompaño a la habitación y le doy un beso de buenas noches. Pobrecita, yo también me ponía así cuando al día siguiente tenía que ir al colegio. Me compadezco de ella, pero debe ir… es una niña muy inteligente y debe seguir estudiando. Recuerdo mi etapa en el colegio. No era mala estudiante, pero estaba siempre en la parra, con canciones en mi cabeza y deseando salir del colegio para irme a casa a escuchar música. Qué ingenua era por aquel entonces.

Abro el ordenador y meto el pendrive. Observo todos los archivos y me dispongo a verlos uno a uno. Las fotos ya me hacen llorar, pero lo peor viene al repasar los vídeos. Me detengo en los de aquella fiesta con sus amigos en diciembre. Estaba tan gracioso. Me apena pensar que él no va a recordar todo aquello. Me repongo de la pena y los organizo uno a uno por meses. Quiero enseñárselos todos cuando volvamos a vernos.


-Qué sorpresa Malú! Cuánto tiempo sin verte! – entro en la tienda sonriente –

-Hola Mateo, qué tal?

-Pues nada, aquí seguimos… - se alza de brazos – me ha sorprendido mucho que me llamaras… quieres seguir ganando puntos para el jarrón chino?

-Jajajajaja! – me río – más o menos… verás… venía a tatuarme algo… pero ya lo tengo pensado…

-Bien, pues dime de qué se trata… - sale del mostrador –

-Es una inicial… la quiero aquí, en el brazo, a continuación de las demás… - le señalo el brazo –

-Creo recordar que esas iniciales son de gente importante no? – asiento – e intuyo que la nueva inicial es igual de importante que esas… - vuelvo a asentir algo ruborizada – bien… y la quieres en árabe supongo… - abre el ordenador – dime qué inicial es…

-La Q…

Me mira con una ceja alzada y sonríe.

-Voy a tener que empezar a creerme todo lo que sale en la tele… - dice riéndose – así que lo tuyo con ese chico va en serio…

-Como sabes…?

-Quién no lo sabe? – vuelve a reírse – Quique y Malú a todas horas… mi mujer se sabe la historia de cabo a rabo… menudo susto vuestro accidente…

-Cuál de ellos? – digo con tono de broma – a ver, enséñame cómo quedaría…

-Bien, esta sería la inicial – me la enseña y la observo con detenimiento –


-Me encanta… - susurro – tienes tiempo de hacerlo ahora?

-Claro… - se levanta del ordenador – voy a por lo necesario…

Me quedo mirando la inicial. Esto es algo que tenía pensado desde aquella conversación con él y hoy, por fin, he dado el paso. No creo que haya nadie más importante que él en mi vida para tatuarme su inicial junto a las de mi familia. Mateo sale de la salita y me hace un gesto para que pase. Hacía mucho tiempo que no me hacía uno nuevo. Me siento en la silla y extiendo mi brazo.

-Te iba a decir cómo tienes que curarlo… pero creo que eres una experta… - sonrío – preparada? – asiento – bien, vamos allá.

Me duele. Me duele bastante en la zona del antebrazo pero me da igual, es un dolor con gusto. La cara que va a poner no se si va a ser de susto o de sorpresa… o de ilusión… o de… qué coño estás haciendo Malú? Me siento como una quinceañera… yo que prometí no tatuarme nada que no tuviera que ver conmigo o con alguien de mi familia, y aquí estoy, tatuándome la inicial del hombre que, sin duda, es el hombre de mi vida.

-Bien, no he tardado verdad?

-Tan rápido como siempre… - sonrío agradecida –

-Bueno, ahora ya sabes… no lo mojes hoy y ponte la crema que debes tener todavía en casa… - asiento – en unos días estará perfecto.

Salgo de la tienda con una extraña sonrisa. Al llegar a casa, no puedo dejar de mirar la inicial que ya está para siempre en mi cuerpo. Sin querer, ya me lo había tatuado antes de hacerlo de verdad.



-Mamá! Donde está mi bañador? – grito desde la habitación –

-Tu bañador? Hijo, sabes que estamos en febrero verdad? – me mira con cara de burla –

-Y qué pasa si hace calor estos días y me apetece darme un baño – me mira incrédula – no querrás que tu hijo salga en las revistas bañándose en calzoncillos… o en pelotas

-Qué nervioso estás… - dice mi madre poniéndose a rebuscar en los cajones – como la primera vez que te fuiste con ella a ese pueblecito…

-Estaba nervioso? – pregunto interesado –

-Muy nervioso… - sonríe –

-Date prisa mamá… que está a punto de llegar… - contesto impaciente –

-Toma anda… - me entrega el bañador –lo que no encuentre tu madre…

-Te quiero! – le doy un beso en la mejilla – bien, creo que lo llevo todo… dinero, la ropa, las gafas de sol…

-La cabeza… - dice mi madre – no te olvides de ella…

Pongo los ojos en blanco. Mi cabeza, mi puta cabeza… esa que se ha olvidado de ella pero que parece que se empeña en repetir uno por uno los pasos que dí anteriormente. Escucho el sonido del móvil y me pongo todavía más nervioso. Ya está aquí. Observo como se saluda con mi familia cariñosamente.  Y ahora yo que debo hacer? Comérmela a besos como estoy deseando o esperar a salir de aquí y que no esté mi familia delante.

-Hola… - saludo tímidamente –

-Hola… - se acerca a mí sonriente y me abraza – siento haber tardado… había un poco de atasco… - se disculpa –

-Queréis quedaros un rato? – propone mi madre –

-Lo que tú quieras Quique… - me dice sonriente –

-Pues… es que anochece muy pronto verdad? – me mira alzando una ceja –

-Ay es verdad… nada de conducir de noche… - dice mi madre cogiendo mi maleta – venga, iros que tenéis varias horas por delante… - me da un beso en la mejilla – avísame cuando llegues…

30 años y sigue diciéndome lo mismo que cuando tenía la mitad. Sonrío y asiento para dejarla tranquila. Salimos de casa y meto mi maleta en el maletero, junto a la suya. Joder, qué nervios tengo maldita sea. Veo como se abrocha el cinturón justo antes de arrancar el coche.

-Espera espera… - cojo su mano con la mía –

Con mi otra mano, acaricio su mejilla y me mira con una media sonrisa que me encanta. Me inclino en el coche hasta ella y comenzamos a besarnos. Deja la llave puesta y envuelve mi pelo con sus manos. Sonrío sin querer al notar su sonrisa. Me separo lentamente de ella, observando sus gestos.

-Ahora si que puedes arrancar… - me acomodo en mi asiento y me abrocho el cinturón bajo su atenta mirada –

-Te ha dado vergüenza darme un beso delante de tus padres eh? – dice burlona –

-Arranca de una vez… - digo ruborizado –

Se ríe y arranca el coche comenzando aquel camino que recuerdo. Lo recuerdo de haber ido con mis amigos en muchas ocasiones, pero no recuerdo ese camino con ella. Tuvo que ser bastante emocionante llevarla allí a los pocos días de comenzar a salir. Durante el camino, Malú me narra algunos episodios, como el del concierto de Sevilla. Pienso que está de coña cuando dice que yo toqué la guitarra ese día delante de miles de personas. Pero cuando dice que tiene pruebas y que me las va a enseñar, ya no dudo. Cómo pude atreverme a hacer eso?

-Vamos a dejar las cosas primero y luego a un sitio… antes de que se haga de noche… - dice saliéndose por la salida adecuada de la autovía –

-A qué sitio? – pregunto –

-Pues a uno… - dice haciéndose la interesante – no preguntes…

-A sus órdenes… - respondo haciendo que se ría –

Al llegar a aquel pueblo, miles de recuerdos me asaltan, pero ninguno con ella. Me entristece darme cuenta de eso. Bajamos del coche y me recibe Antonio, tan efusivo como siempre. Al entrar a la casa, un pequeño mareo aparece. Me agarro al sofá mientras veo como Malú deja las maletas en el cuarto. Me repongo como puedo, para que no note nada ni se preocupe, y sale sonriente de la habitación.

-Anda vamos, que mira qué hora es… al final no voy a poder enseñarte lo que quiero…

Sin darme tiempo a contestar, coge su bolso, las llaves del coche y las de la casa, y sale por la puerta. Suspiro y le sigo hasta el coche. Cuando comienza a conducir por aquel camino, creo saber a donde va. Sonrío emocionado. Uno de mis sitios favoritos de todos en los que he estado. Mis sospechas se confirman cuando aparca justo a los pies de aquel mirador. Baja a toda prisa del coche.

-Malú! No corras! – le digo desabrochándome el cinturón –

-Venga! Date prisa que se va a poner el sol! – dice desde arriba –

Subo por las escaleras hasta llegar arriba. Al fin, aquella visión tan bonita se pone delante de mis ojos. Malú observando el horizonte, con el sol poniéndose en el lado opuesto del mar, haciendo que el agua tenga un color parecido al rojo. Se acerca a mí y me da la mano para acercarme a la barandilla.

-Qué ganas tenía de volver aquí contigo… - dice mirándome – tengo que enseñarte algo… - se desabrocha la chaqueta y se la quita –

-Qué haces Malú? Vas a coger frío… - digo intentando pararla –

-Mira… - me enseña su brazo –

Observo los tatuajes que ya había visto anteriormente, pero hay uno nuevo. La miro extrañado y me devuelve la mirada ilusionada.

-Cuando vinimos aquí, me regalaste esto – se agarra el colgante que lleva y alzo las cejas. No sabía que se lo había regalado yo – y me contaste la historia de los marineros…

-Te conté esa historia? – río avergonzado – puto moñas…

-Yo también quería regalarte algo… - vuelve a mostrarme su brazo – hace tiempo te pregunté si te gustaba más como inicial la q o la e… y me dijiste que la q… y aquí está… - suspira – junto al resto de personas importantes en mi vida…

-Malú… - digo impresionado – esto es… - agarro su brazo con delicadeza y paso un dedo por encima del tatuaje, todavía irritado –

-No iba a regalarte un colgante… eso es más para chicas… - dice sonriendo – te gusta?

La miro totalmente impresionado. Se ha tatuado mi nombre. Bueno, mi inicial. No sé ni qué decir…

-Joder… - digo todavía impresionado – es… - vuelvo a tocar el tatuaje – es el mejor regalo que me han hecho, te lo aseguro…

-No sabía si iba a gustarte… - dice tímida –

-Cómo no va a gustarme?... – pregunto sorprendido – es… por qué eres así? – resoplo con gesto de frustración – me cago en la puta…

Me quejo al notar que mis ojos se han llenado sin querer de lágrimas. La miro un momento de reojo y veo que me mira enternecida. Me abraza tiernamente y nos besamos casi sin mirarnos. Abrazada a mí, se gira para que la abrace por la espalda. Apoyo mi cabeza en su hombro derecho. Nos quedamos así unos segundos, hasta que noto su piel erizada.

-Anda, ponte la chaqueta… - la recojo de donde la ha dejado y se la pongo por encima – vas a coger frío…

-Tengo más cosas que enseñarte… - me mira sonriendo – vamos?

Me quedo mirándola un segundo y aparecen en mi mente varias cosas que no puedo ordenar. Esa imagen del mar de fondo me está perturbando demasiado. Me da la sensación de recordar algo cuando la miro.

-Quique? – su voz preocupada me devuelve a la realidad – estás bien?

-Eh? – digo aturdido – si si… vamos…

-No, espera… - me agarra del brazo – qué pasa? Te has quedado como…

-Es que sé que he estado aquí contigo… - bajo la cabeza – y me vienen cosas a la mente que no puedo agarrar… - suspiro – me pasa mucho cuando estoy contigo… - me mira un poco seria – venga… vamos a casa…

-Seguro que estás bien? – vuelve a preguntar preocupada –

-Que si… - digo subiendo al coche –


Volvemos a casa en silencio en el coche, con música de fondo. Sé que se ha quedado preocupada, yo también lo estaría si mi novia se queda de repente en la parra y no me responde. No puedo evitarlo… sobre todo cuando nos miramos. Creo que su mirada es la clave de todo esto… quizá tenga que pasarme un día entero mirándola y así recordaré algo. No sé que tiene en los ojos, pero me atrapa y me transporta a donde quiere.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario