Miles de recuerdos se agolpan en mi cabeza mientras preparo
la bolsa con algo de ropa. Malú me observa pero prefiero no exponerme a
preguntas. Cómo me gustaría que me acompañase y no vivir esto solo.
-Vero no me coge el teléfono cariño… - se excusa – de verdad
no quieres que te acompañe?
-No… es mejor así… - digo serio –
-Era muy amigo tuyo?
-Hace tiempo que no hablábamos… pero fuimos buenos amigos
durante la carrera… - digo con tono grave – qué le puede pasar por la cabeza a
alguien para hacer algo así?
-Cariño… - viene hacia mí y deja una caricia en mi brazo –
eso son cosas que uno nunca sabe…
-Era un tío muy alegre… - reflexiono – su mujer le dejó hace
poco, me enteré por Álex… estaba con lío por la custodia de los críos…
-Vaya… - dice impactada – y lo ha hecho por eso?
-Cómo quieres que lo sepa? – contesto con tono borde, no me
gusta este tema –
Su cara mirándome sorprendida por mi contestación me hace
volver a la realidad. Ella no tiene culpa de nada, no tengo por qué hablarle
mal.
-Perdona… - me disculpo – estoy un poco nervioso…
-No… no te preocupes…
-Donde vas Rick?
Juliet entra a la habitación y me mira interrogante. Suspiro
y miro a Malú.
-Tengo que irme cariño… - me mira apenada – pero mañana
estaré de vuelta y jugaremos con los regalos de los reyes, vale?
-Pero por qué tienes que irte? – pregunta sin entender nada –
-Verás… - me agacho – ha ocurrido algo en casa… y tengo que
estar con mis amigos… lo entiendes verdad? – la niña asiente no muy convencida –
pórtate bien de acuerdo?
-Quique… puedo llamar de nuevo a Vero e ir contigo… - propone
Malú –
-No… - digo aparentando estar convencido – quédate con ellas…
te llamaré cuando llegue vale?
Bajo las escaleras con la bolsa de ropa en la mano. No puedo
entender lo que ha pasado. Marcos era un tío normal. Demasiado normal para que
se le haya ido la olla de esta manera.
-Lleva cuidado vale? – me da un beso fugaz –
-Si… - contesto indiferente – te llamo luego…
Subo al coche contrariado. Volver a casa por algo así no es
plato de buen gusto. Marcos se casó con su novia de toda la vida hace 5 años.
Tuvieron su primer hijo al año de estar casados, y dos años después, una niña.
Según Álex me contó, hace unos meses, su mujer le pidió el divorcio. Su vida de
luz y color, la que muchos envidiábamos, no parece que fuese la que aparentaba
ser. Álex me ha contado lo que parece haber ocurrido. Desde que su mujer se fue
de casa con los niños, Marcos entró en un bucle de alcohol y malas compañías.
Le despidieron del hospital donde trabajaba por acudir en varias ocasiones
borracho. No me puedo imaginar así a Marcos, el tío más responsable que he
conocido en mi vida. Sobre todo con su trabajo. Y ha puesto fin a su vida. No
me lo puedo creer todavía.
Aparco el coche en casa de Álex y Marta. Me han dicho que me
esperaban allí para ir al velatorio. Recuerdo un momento parecido cuando María
y Rafa fallecieron. Esa sensación de náuseas en la garganta. Vuelvo a sentirla.
Álex me abraza, igual que Marta. Ponemos rumbo al tanatorio, primero en
silencio, y luego sin dejar de hablar del tema.
-Ahora te puedes imaginar las historias que se está
inventando la gente… - dice Álex –
-Podemos dejar el tema un poco por favor? – suplica Marta –
todavía no me puedo creer que vayamos a esto…
-Estoy flipando demasiado… - contesta Álex –
Nunca he soportado el dolor de un velatorio. Hay gente que lo
aguanta mejor, pero yo no. Tengo ganas de irme, pero aguanto el tipo como
puedo, repartiendo abrazos que intento que reconforten un poco. Sus padres,
médicos bastante reputados y antiguos profesores de la facultad donde me formé,
ni siquiera miran a los ojos de la gente que les da el pésame. Demasiado triste
todo. Demasiado fuerte. Salgo sin decir nada, me enciendo un cigarrillo en la
puerta, buscando un poco de aliento. Noto como suena mi móvil y lo cojo sin
mirar la pantalla.
-Quique? Por qué no me has llamado? Estaba preocupada!
No necesito que ahora mismo nadie me grite. Y menos ella.
-Estoy en un velatorio Malú, me harías un gran favor si dejas
de gritarme –contesto borde –
Un silencio de unos segundos es suficiente para notar cabreo
dentro de mí. Tengo ganas de colgar, pero aguanto como puedo.
-Perdóname… es que… no me has llamado y… - se excusa – qué tal?
-Tú qué crees? – contesto borde – esto es un drama…
-Te llamo después si quieres… - dice comedida –
-Mejor… luego hablamos… - cuelgo sin pensar, no me apetece
seguir hablando –
Las conversaciones sobre lo que ha ocurrido son de todo menos
agradables. Por lo visto, Marcos ha dejado una nota. Por miedo a hacer una
locura mayor por su adicción al alcohol, ha decidido quitarse de en medio. Según
me ha dicho Marta, en la nota ponía que su vida ya no tenía sentido sin sus
hijos y su mujer, y que no le merecía la pena seguir viviendo. Como alguien de
30 años puede decir algo así? Estoy francamente impactado con todo esto,
incluso me pongo en su lugar, con su vida hecha y, de repente, todo abajo. Y tener
que empezar de cero. Nunca es agradable tener que empezar de cero. Pero tanto
como para quitarse la vida?
Reflexiono en la cama, justo antes de dormir. El dolor que he
visto durante el día, se acumula en mi cabeza de noche. De pronto, recuerdo que
no he llamado a Malú. Miro el reloj. La 1 de la madrugada. Ella tampoco me ha
llamado, imagino que se le han quitado las ganas después de la forma en la que
le he contestado.
Cuando me despierto por la mañana, me afano en arreglar todas
mis cosas para salir pronto de aquí. No quiero que Juliet vuelva a pensar que
soy un mentiroso. Le prometí que iríamos juntos a ver la cabalgata de reyes.
Subo al coche y mi móvil suena. Es ella.
-Hola Malú…
-Hola… - contesta algo seria – dónde estás?
-De fiesta… - contesto borde e irónico –
-Vale, sigues igual que ayer… me puedes decir qué te he
hecho? – resoplo – ayer no quise molestarte y ni siquiera me llamaste…
-Vas a empezar con tus reproches? – alzo la voz mientras
arranco el coche – quieres que te reproche yo algo? Porque podría hacerlo
perfectamente…
-Qué? De qué estás hablando? – alza la voz también –
-Lo normal es que en un trago así, la persona que te quiere
te acompañe… ayer necesitaba un abrazo tuyo y lo único que recibí fue un
reproche en cuanto te cogí el teléfono… - digo enfadado –
-Te dije que si querías que fuese contigo y me dijiste que
no, y ahora me lo reprochas? – contesta indignada –
-Cómo va a osar la estrella en ir al entierro de alguien que
ni le va ni le viene? Y las cámaras? Y las posibles fotos que pueden echarle?
Claro… - contesto con toda mi ironía y un enfado que no sé de donde ha salido
exactamente –
-No sé como puedes decirme eso… - contesta con una mezcla de
rabia y tristeza –
-Y yo no sé como puedes reprocharme que no te llame cuando
ayer no sabía ni donde estaba… no te imaginas lo duro que ha sido esto…
-Claro que me lo imagino… - contesta rápidamente –
-No, no te lo imaginas… si lo hicieras, no estaríamos
teniendo esta conversación
-Quique… - suspira – siento si te ha molestado mi forma de
llamarte vale?... pero deja de hablarme así…
-Estoy conduciendo Malú, luego hablamos… - sigo contestando
borde –
-Como quieras… - contesta resignada – lleva cuidado vale?
Le doy al botón de colgar todavía con el enfado metido en el
cuerpo. Por qué me enfado con ella? Debería enfadarme con la situación, pero
ella no tiene culpa de nada. Conduzco ensoñatado, más de un par de veces me han
sonado las bandas sonoras de los arcenes para avisarme que me estaba desviando
del camino correcto. La verdad es que no tengo muchas ganas de llegar a casa,
quizá porque sé que, probablemente, me esté esperando una nueva bronca.
Aparco en la puerta. Desganado, saco mi bolsa de ropa del
maletero y abro la puerta. Al entrar, los perros me reciben. Acto seguido,
Juliet. Al fondo del pasillo, Malú espera casi apoyada en el marco de la
puerta, inquieta. Quizá no haga falta discutir. Quizá solo haga falta que nos
demos un abrazo. Me acerco decidido y, antes de hacer yo el gesto, ella ya ha
abierto los brazos para recibirme. Me aferro a ella, como si fuera una tabla en
medio del mar, y entonces me ahogo en mi particular océano de lágrimas. Durante
el día de ayer, varias veces se me llenaron los ojos de esas gotas tan amargas
y tan necesarias a la vez. Me cobija como puede, con sus manos acariciando mi
espalda.
Me repongo lo justo para llegar al sofá, poner los brazos
sobre las rodillas y volver a llorar. Y aparecen de nuevo sus manos, esas que
necesito ver para estar tranquilo. Se posan en mi espalda y me hacen recostarme
sobre su pecho.
-Qué pasa Rick? – pregunta Juliet con tono apenado –
-Cariño, ve arriba, no te preocupes… - la voz de Malú aparece
antes incluso que pueda pensar en qué contestarle –
Escucho los pasos cortos de Juliet alejarse del salón. No
puedo parar de llorar. Marcos no era de mis mejores amigos, pero los recuerdos
son esos pensamientos que aparecen, en ocasiones para hacerte feliz, y en
ocasiones para ahondar todavía más en la pena. La tensión de ayer la estoy
descargando hoy, y también lloro en forma de perdón hacia ella. Imagino que no
ha sido plato de buen gusto ver como me transformo cuando algo no va bien…
-Desahógate… no pasa nada mi vida… - susurra –
-No sé qué me pasa… no puedo parar… - gimoteo –
-Pues que no has pasado por un rato agradable y te has estado
aguantando… verdad? – asiento como un crío pequeño – ya no tienes que
aguantarte… - me abraza más fuerte contra su pecho – siento no haber ido
contigo cariño…
-Pfff… - resoplo – y yo siento haberte dicho cosas que no
pensaba… lo he pagado contigo…
-No te preocupes por eso… estabas nervioso y yo tampoco es
que haya sido muy comprensiva… - se disculpa – quieres contarme alguna cosa? –
pregunta con voz dulce –
-Se ha suicidado… por no hacerle daño a nadie en un ataque de
ira, se ha suicidado… - Malú escucha sin hablar – el día anterior discutió con
su mujer por la custodia de los niños… y se emborrachó… y por la mañana, cuando
se despertó, se le cruzó el cable…
-Qué tragedia… - susurra –
-Sus padres fueron profesores míos… - sollozo – he estado en
su casa miles de veces… siempre nos tocaba ponernos juntos en los trabajos de
grupo…
-Venga cariño… - intenta consolarme –
-Tenía su vida hecha… - me abrazo a Malú – cómo se puede acabar
así? – pregunto frustrado – no sabes la que se formó ayer cuando su mujer
apareció en el velatorio… estaba muy afectada… pero sus padres, cuando la
vieron… - suspiro – nos tuvimos que llevar a su madre a otra sala…
-Ei… - me hace mirarla – no pienses más en eso…
-Joder… - me quejo – qué mierda… - intento parar de llorar y
me incorporo –
-Quieres que te prepare alguna cosa? – me acaricia el pelo –
sube arriba, duerme un rato, yo llevaré a Juliet a la cabalgata…
-No – niego con la cabeza – le he prometido que iría con ella…
-Cariño… - me acaricia suavemente la cara – estás agotado… y
ella lo va a entender… es una niña, pero tiene sentido común… sabe que estás
triste…
-No quiero quedarme aquí… - respiro hondo – no haré otra cosa
que pensar… y eso no va a venirme bien… ya lo he hecho demasiado…
-Bueno… - me coge las manos – pero date una ducha, relájate
un rato… yo lo preparo todo de acuerdo? – asiento – he estado muy preocupada
por ti…
-Lo sé… - vuelvo a abrazarme a ella –
Tras la ducha, me dispongo a vestirme. Necesito que me dé el
aire. Necesito olvidarme un poco de lo que ha ocurrido. He pensado demasiado
mientras conducía. He pensado qué hubiera hecho yo en el lugar de Marcos. Qué
pasaría si me caso con Malú, tenemos hijos, y después, todo se va a la mierda?
Si ahora no me puedo imaginar mi vida sin ella, no quiero ni pensar lo que va a
ser si, al final, cumplimos todos esos planes que tenemos juntos. Y si me estoy
precipitando? Y si lo de casarnos no es más que una idea surgida de la euforia?
Y si no sale bien?
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