sábado, 31 de enero de 2015

CAPÍTULO 164: LA VIDA ROMPE LANZAS (I)

No puede estar pasando esto. Tengo que ir a buscarla. No puede tener dudas sobre esto, es una tontería… si ya ni siquiera estoy enfadado. Maldita sea, he tardado demasiado en volver. Dónde coño estará? Su madre… en casa de su madre… claro! No, pero primero tengo que llamar a Vero.

-Quique, que no sé donde está… solo me ha dicho que se iba unos días… - insiste –

-Vero, por favor, si sabes algo, tienes que decírmelo…

-Quique joder! Que te lo estoy diciendo… me ha dicho que se iba a pensar… me ha contado lo que ha pasado con tu amiga… y he intentado convencerla pero… me ha dicho que necesitaba pensar… - resoplo – te juro que no sé donde está…

-Vale Vero… - suspiro frustrado –

Aparco el coche junto a la casa de mi suegra. Mi esperanza para saber donde cojones está Malú.

-Quique… - me mira sorprendida – ay por dios, no puedo decirte nada…

Me quedo patidifuso. O sea, que sabe donde está. Camino hasta dentro de la casa, persiguiéndola mientras hace aspavientos.

-Pepi, necesito que me digas dónde…

-No puedo decírtelo!!! – me agarra los brazos – no puedo decirte que se ha ido a una casa de la sierra que tiene esta dirección!! – me da un papel tapándose la boca –

No se si reirme o llorar. Adoro a mi suegra. Tan excéntrica y tan buena mujer a la vez.

-No te he dicho nada!!! – sigue haciendo aspavientos – no te he dicho nada!!

Salgo sonriendo de casa de mi suegra. Está loca, como su hija. Es de familia, es genético, es algún gen recesivo que se ha expresado en las dos y que las hace absolutamente maravillosas. Observo el papel con la dirección escrita. Esto está a tomar por culo de aquí, ni siquiera sé si sé llegar, pero bueno, habrá que ponerse en marcha. El gps me ayudará.

Conduzco en medio de una tormenta. Qué poco me gusta conducir así. Está apretando muchísimo la lluvia. Dicen que en Abril, aguas mil. Pues yo me cago en todos los refranes, uno detrás de otro. Y de noche encima. Estoy llegando a la cima de la felicidad. Conforme voy subiendo por esa carretera comarcal, va lloviendo más y más… tanto que empieza a acojonarme. Hace minutos que no me he cruzado con un solo coche. Y si me he perdido? El gps marca que voy por buen camino pero no se yo… esto está demasiado oscuro y las largas no es que alumbren demasiado con la que está cayendo. 

No voy demasiado deprisa, pero, de repente, noto un ruido que me estremece y el coche se me va.

-Joder! – grito apretando el pedal del freno todo lo que puedo –

Me salgo de la carretera y voy a parar al arcén. Gracias a dios que es lo suficientemente amplio en esta zona y no tiene quitamiedos… sino me habría estampado de nuevo, como hace unos meses. Intento serenarme. No ha pasado nada, tranquilo. Qué cojones le ha pasado a mi coche? Cojo el chaleco reflectante que siempre llevo en la puerta del conductor y me lo pongo antes de salir. Menudo peligro salir así con la noche que hace.

-Joder! – exclamo al notar la lluvia calarme – no puede ser… - alumbro con la linterna la rueda trasera. Genial, he pinchado – me cago en la puta! – grito desesperado y le doy una patada a la rueda –

Entro de nuevo en el coche, con las luces todavía encendidas. En esta carretera comarcal, perdida de la mano de dios, de noche y con la tormenta del siglo, he pinchado. Yo debo haber hecho algo muy grave en la otra vida para que me pase esto. Vale, piensa Quique, piensa. Cómo cojones voy a pensar si estoy empapado! Maldita sea… serénate. Vamos por pasos. Tengo que sacar los triángulos. 

Triángulos que se va a llevar el puto viento este que hace, pero que sacarlos. Y sacar la rueda y la caja de herramientas que llevo en el maletero. Bien, cambio la rueda y sigo mi camino. Miro el reloj, la 1 de la madrugada. Cuánto tiempo llevo conduciendo? Esta mujer va a acabar conmigo. No se puede ir a pensar a un sitio menos apartado, no. Se tiene que ir a la sierra, que no me extrañaría nada que ahora apareciese un rebaño de ovejas y me llevase en volandas.

Bien, ya está. Triángulos puestos. Hostia puta qué frío y qué manera de llover. Saco la rueda del maletero cagándome en todo en voz alta.

-Me cago en la hostia, cambiando una puta rueda a la 1 de la madrugada por ir a buscar a mi futura mujer, que está loca joder! Está loca!! – grito –

Desenrosco con mucho esfuerzo las tuercas que sostienen la rueda hecha trizas. Estoy completamente empapado. De aquí al hospital con una neumonía, eso seguro. Consigo meter la rueda no sin esfuerzo. Con la linterna en la boca, la vida se ve mucho más oscura y siniestra. No sé cuanto tiempo llevo cambiando la puta rueda, pero si me escurro la ropa, adiós a la sequía de medio país.

Me meto en el coche, estoy helado. Venga, tengo que ponerme en marcha hasta llegar a este puto sitio que no sé donde cojones estará… Sigo conduciendo hasta que el gps deja de marcarme la dirección. Mierda… tiene que estar por aquí esa casa… pero a saber dónde… Afino la vista por el camino y observo el papel que me ha dado su madre. Un pequeño mapa dibujado que no entiendo. 

Paro el coche, con la lluvia todavía cayendo incesante. A lo lejos, veo una pequeña casa. Es posible que sea esta? Miro el mapa, intentando descifrarlo, pero es imposible… mi suegra no sabe hacer mapas, está clarísimo.

Salgo del coche, algo temeroso, y vuelvo a empaparme de esa lluvia que me está tocando mucho los cojones. Veo un coche aparcado al lado de la casa. Joder, es su coche. La he encontrado!! Corro hasta llegar a la puerta. No sé si tengo más barro en las zapatillas o en las ruedas del coche. Miro el reloj, las 2 de la madrugada. Dudo en si tocar a la puerta. Se va a asustar, aquí sola, en medio de la nada. Joder, y yo ahora qué hago? Qué se supone que tengo que hacer? Me quedo en el coche a dormir hasta mañana? Ni hablar. 

En un impulso, giro la manivela de la casa. Cual es mi sorpresa cuando noto que se abre. Está rematadamente loca y es una inconsciente! Se ha dejado la llave sin echar, maldita sea! Por un momento pienso en que puede haber alguien más en la casa y me acojono, pero deshecho la idea. Nadie sabría llegar aquí, lo tengo claro. Cierro la puerta despacio, buscándola mientras echo la llave que está puesta en la cerradura. El fuego está encendido. Me la encuentro hecha un ovillo frente a la chimenea, en el sofá, tapada por una manta. Sonrío casi sin querer. Por fin la he encontrado. Observo la casa, rústica a más no poder. De quién será esto? De su familia? Sin duda es un lugar adecuado para perderse unos días.


La observo dormir y, de repente, siento un nudo en el estómago. Y si cuando se despierte me dice que lo ha pensado mejor y no quiere casarse conmigo?

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