martes, 6 de enero de 2015

CAPÍTULO 140: Y MI LADO IZQUIERDO SE QUEDÓ DESINTEGRADO

Han pasado dos semanas desde que salí del hospital. Es extraño, pero la echo de menos. Quizá echo de menos eso que teníamos y que pulula por algún lugar de mi mente que no consigo encontrar. He decidido repasar fotografías de los últimos meses. Intentar recordar cosas. Cojo la cámara de vídeo y la enciendo. Parece que tiene cosas grabadas. Le doy al play y aparece Malú, en primer plano, en un concierto. Vaya… qué guapa está… así que yo estoy saliendo con esta chica. Bueno… estaba… estúpida memoria! Por qué he tenido que olvidar esto? Todos y cada uno de los vídeos que están en mi cámara, son de ella. Ella en concierto, ella en casa, ella en la piscina, ella. Todo el tiempo ella. Joder, mis ganas de verla van en aumento.

-Qué haces Quique?

-Joder! – exclamo cogiendo la cámara en el aire – podrías llamar a la puerta antes de darme un susto así? – grito a mi hermana –

-Perdón! – alza las manos – ah, estabas muy concentrado viendo vídeos de Malú eh?

-Gilipollas… - susurro – anda, déjame solo un rato…

-Oye… - se sienta a mi lado en la cama – qué te pasa Quique?

Dejo la cámara en la mesita y llevo mis manos a mi cara, apoyándome en las rodillas.

-Que qué me pasa? – exclamo indignado – por qué cojones no recuerdo esto? – señalo la cámara – estoy harto…

-Álex me ha llamado antes… no le cogías el teléfono…

-Ya lo sé… - resoplo – hoy no es un buen día…

-Me ha dicho que había pensado que podría llevarte a casa de Malú… - suspira – he hablado con ella y quiere venir a verte… pero le da cosa… no quiere que te sientas… mal… - dice comedida –

-Mal me siento a todas horas… - me levanto de la cama – mira – cojo una revista y se la doy – resulta que soy un superviviente de un accidente aéreo – abro la revista por la página adecuada – y mira – cojo otra revista – resulta que soy el novio de una cantante… - señalo mi foto en portada junto a ella – he estado leyendo esto – señalo la revista – viendo fotos… vídeos… y no consigo recordar una puta mierda! – exclamo frustrado –

-Cálmate… - dice con voz pausada – Quique, creo que sería buena que la vieras… quizá recuerdes cosas…

-Y, para colmo, resulta que Urko vive en su casa, que dejó embarazada a su perra y soy… abuelo? Se dice así cuando tu perro tiene un hijo? – reprime una carcajada – no tiene ni puta gracia… - no puedo evitar sonreir al ver como intenta no reírse – no lo entiendes…

-Lo intento, te lo aseguro… - se pone seria – he hablado con mamá… si quieres ir a Madrid, tienes via libre… - suspira – a mamá le gustaba como nuera… - dice refiriéndose a Malú –

-Y qué se supone que tengo que hacer? – me levanto de nuevo de la cama algo nervioso – ir allí y comportarme como si no hubiera pasado nada?

-No… - se levanta y camina hacia mí – ir allí y dejar que las cosas pasen como tengan que pasar… - baja la cabeza – no me gusta verte así Quique… estás triste…

-Claro que estoy triste! – alzo las manos indignado – no recuerdo nada de los últimos meses y, por lo que me habéis contado, seguramente son los mejores meses de mi vida… - suspiro resignado – y no los voy a recuperar…

-Desde luego que con esa positividad no lo vas a hacer… - me mira en silencio – mira, Álex y Marta van contigo, te llevan a casa de Malú, pasas el día allí y ves lo que ocurre… y… si la cosa no va bien… os volvéis… así de sencillo…

-No sé si es buena idea… - digo dubitativo – lo estará pasando mal…

-Claro que lo está pasando mal… su novio no se acuerda de ella… - ese ataque de sinceridad me hace tener un nudo en la garganta – pero si su novio va a verla, quizá la cosa cambie un poco… - suspira – mira Quique… sé lo enamorado que estabas… - bajo la cabeza avergonzado – quizá lo que necesitas es ver como era tu vida antes de que esto pasara… mírate! – me señala – estás recuperado…  - sonríe – a Malú le vas a dar una alegría…



Bien… repasemos la situación. Va a venir. Y yo no he ido a verle, soy estúpida. Una vez más, viene él. Por qué no he ido? Quizá porque, si iba, corría el riesgo de tener que volverme sin él… que es básicamente lo que hubiera pasado. Nos hubiéramos visto, la prensa me hubiera seguido, nada habría salido bien y ahora estaría peor de lo que estoy. Pero él viene a verme y yo, como una gilipollas, aquí estoy, maquillándome. Dios… me doy pena.

-No me mires así Danka… - alza las orejas – es lo único que se me ha ocurrido… maquillarme para que no se noten estas ojeras…

Suena el timbre y pego un respingo. Juliet está en casa de Vero, así que supongo que podremos estar a solas un rato. Vienen Álex y Marta, cosa que me alegra y me entristece a partes iguales… Abro la puerta con la mejor sonrisa que puedo poner en este momento. Cuando su mirada se clava en la mía de nuevo, siento un mareo que creo que puede hacerme caer al suelo de un momento a otro.

-Hola – digo tímida – pasad…

Dos besos. Dos míseros besos en la mejilla, maldita sea. Mi ánimo decae por momentos. Pasamos al salón. Álex y Marta observan disimuladamente la estancia. Se miran entre ellos, como haciéndose señas.

-Queréis alguna cosa? Una cervecita? – ofrezco –

-Eh… no… - Álex mira a Marta – habíamos pensado bajar a Madrid a dar una vuelta mientras… charláis… - Quique se gira y les mira con una ceja levantada – volveremos luego, si no os importa…

Antes de poder decir una sola palabra, les veo cruzar la puerta de mi casa de nuevo. A solas, los dos a solas y no se qué cara poner. La cara de Quique es todo un poema. Creo que no tenían esto hablado.

-Quieres tomar algo? – digo algo temerosa –

-Eh… no… - contesta – bueno sí… agua…

-Agua… - repito como una imbécil –

-Si… todavía no puedo beber alcohol… aunque una cerveza me apetecería mucho pero… en otra ocasión…

En otra ocasión. Qué frío ha quedado eso. Salgo de la cocina con cara de circunstancias y le observo mirar las fotos del mueble del salón. La verdad es que he creado un santuario de él sin darme cuenta.

-Vaya… salgo en todas… - dice algo sorprendido –

-Claro que sales en todas… - digo como si nada – Danka te mira… quiere que le digas algo…



Bajo la mirada y ahí está esa perrita adorable que me ha recibido con gemidos. Urko no ha parado de saltar desde que he llegado, imagino que me echaba de menos… igual que yo a él. Me agacho y Danka se planta, lamiéndome la cara sin descanso.

-Vaya! Me conoce, no hay duda… - digo riendo –

-Esto ya lo hacía antes de conocerte… - Malú sonríe enternecida – creo que os conocéis de antes…

-De otra vida eh? – acaricio su cabecita – Urko! Vaya novia te has echado eh?

Urko viene corriendo hacia mí, plantándose igual que Danka. Escucho a Malú reírse, debo estar muy gracioso con dos perros casi encima de mí.

-Las pequeñas esperan su turno… - me señala a las otras tres – esa es Sidney…

-Vaya… es como… mi nieta no? – la cojo en brazos – qué pasa preciosa?

Sidney repite lo mismo que sus padres. Me lame la cara sin control. Parece que allí todo el mundo me recuerda menos yo, lo que me hace sentirme un poco incómodo de repente.

-Bueno, suficiente… - Malú se acerca a los perros – venga, dejad a Quique tranquilo, vamos…

Urko y Danka no se alejan demasiado. Nos observan. Qué bonita estampa, los dos perros enamorados y su padre con amnesia. Digno de una película de antena 3 de las 4 de la tarde de un domingo…

-Así que… vivía aquí… - observo la casa – bonita casa…

-Sí… - responde tímida – aunque ya no recordaba lo grande que se hace cuando no la compartes… 

Nos quedamos mirándonos unos segundos y aparta la mirada avergonzada.

-Perdona, no tendría que haber dicho eso…

-Por qué no? – digo sin darle importancia – no te preocupes… - sonrío – y Juliet?

-En casa de Vero…

-Ah… - esquivo su mirada –

-Te he echado de menos… - dice mirándome y, acto seguido, vuelve a bajar la cabeza – joder… perdóname… no quiero que te sientas incómodo… pero…

-Oye, no me siento incómodo! – exclamo – yo también te he echado de menos… - me mira incrédula – es verdad… - sonrío –

-Quería ir a verte… pero no sabía lo que era mejor para ti… no quería….

-Malú… - toco su brazo y da un respingo hacia atrás – tranquila vale? Todo está bien… - me giro y veo el jardín – hace un día estupendo para ser Febrero…

-Quieres que te enseñe el jardín? – pregunta temerosa –

-Pues claro… - sonrío agradecido – así que teníamos un zoo… - miro para abajo y todos los perros nos siguen, como en procesión –

-Bueno… es un poco culpa mía… - ríe tímidamente – siéntate… - me invita a sentarme en una de las hamacas –

-Es curioso… - sonrío pensativo – no recuerdo haber estado aquí, pero sé que he estado aquí… me resulta todo muy familiar…

-De verdad? – pregunta ilusionada –

-Si… - suspiro – crees que deberíamos hablar? – pregunto haciéndome el valiente –

-Hablar… - noto como se pone nerviosa – claro…

Suena el timbre y se asusta. Ahora si que noto algo de tensión, quizá no debería haber sido tan directo.

-Perdona, voy a ver quién es vale?

-Vale, no te preocupes…

La observo salir del jardín y me quedo pensativo. Así que yo vivía aquí… pues flipa… menudo jardín… y menuda piscina… lástima que sea invierno todavía. Parece que tenía la vida que siempre había querido tener, y no hablo de dinero, eso ya lo tenía tras aquel golpe de suerte con Álex. Hablo de todo lo demás. Tenía una chica guapa, que se nota que me quería, a mi lado. Y una casa llena de animales que parece que me tienen un cariño especial. Tenía una vida que sé que sigue en algún lugar de mi mente pero no consigo encontrar.

Es curioso, pero en el hospital ya me pasaba. Estar cerca de ella me da una tranquilidad bastante extraña… es como si me sintiera en casa. Y ahora tengo esa misma sensación. Urko viene corriendo hacia mí, parece nervioso, da vueltas en círculo delante de mí. Frunzo el ceño.

-Qué pasa Urko? – pregunto extrañado –

Escucho ladrar a Danka y me levanto de la hamaca. Afino el oído al escuchar a Malú hablar con alguien parece que acaloradamente. Dudo en si entrar o no a la casa, pero decido hacerlo. Al entrar al salón, la discusión es evidente, parece que se está produciendo en el pasillo.

-Si entramos al estudio estaremos más cómodos…

-Márchate Julio, por favor…

-Vamos... si lo estás deseando... 

Por fin alcanzo a ver de donde vienen esas voces. Es Malú discutiendo con un tío que la agarra del brazo, intentando que entre al estudio. Me quedo paralizado un segundo hasta que parece que mi cuerpo se activa.

-Yo que tú la soltaría… - digo con voz grave caminando hacia ellos –

-Quique… - Malú me mira asustada –

-Hombre! – exclama ese tío soltando a Malú de repente – si es el novio olvidadizo! Qué tal chaval? – me ofrece la mano como si tal cosa. Le observo con gesto serio, mirando de reojo a Malú, que le mira temerosa – siempre tan amable… - retira la mano con gesto irónico – ya te acuerdas de tu novia o qué?

-Julio, márchate de mi casa – dice Malú seria –

-Malú, deberías ser más amable conmigo… no está bien dejar tirado a alguien que se ha preocupado por ti como lo he hecho yo… - se acerca a ella de nuevo, pero me interpongo en su camino –

-Ya la has oído, lárgate – pongo una mano en su hombro y doy un leve empujón hacia atrás, poniéndome entre él y Malú –

-Tranquilo! – alza las manos riéndose – no queremos que te lleves otro golpe en la cabeza verdad?

-Julio, déjale en paz por favor… has bebido - la voz de Malú se vuelve insegura – vete de mi casa… no tenemos nada de qué hablar…

-Si… tenemos muchas cosas de las que hablar… - ese hombre me mira con cara de pocos amigos – a mí nadie me deja tirado, no sabes quién soy?

-Yo sí lo se… - contesto serio apretando los puños – eres el que se va a ir de esta casa antes de que te eche a patadas…

-Uhhh – hace un gesto burlón – qué miedo! El novio calzonazos defendiendo a su chica… qué bonito… seguro que podrías hacer una canción sobre esto, verdad Malú? – se ríe para, acto seguido, apartarme de un empujón – quién te has creído que eres para reírte así de mí? – grita descontrolado -

Tengo que poner las manos para no chocarme de bruces contra la pared. Me giro y veo como Julio vuelve a agarrarla por el brazo con fuerza y Malú solloza quejándose. Me pongo de pie algo aturdido, sacudo mi cabeza un par de segundos y dejo salir una rabia que ni siquiera sabia que tenía. Le agarro por los hombros, le doy la vuelta y le cojo por la camisa, pegando su espalda a la puerta, con su aliento destilando alcohol mezclándose con el mío.

-Vamos, pégame!! – grita – pégame!! Tú no te acuerdas, pero sé que lo estás deseando hace tiem…

-Basta! – grito y se calla al escuchar mi mano impactar contra la puerta con fuerza, muy cerca de su cara – yo no pego a borrachos! – vuelvo a gritar y aprieto la mandíbula mientras abro la puerta sin soltarle – fuera! – le empujo con tanta fuerza que cae al suelo, levantándose rápidamente –

Siento los latidos de mi corazón incesantes, fruto de la adrenalina que acabo de soltar. Le veo alejarse, mirando de vez en cuando hacia la puerta donde todavía estoy plantado, apretando los puños. Noto su respiración agitada detrás de mí. Me doy la vuelta y camino de nuevo hacia dentro, viendo como da pasos hacia atrás sin dejar de mirarme. Cierro la puerta y resoplo.

-Estás bien? – pregunto sin obtener respuesta – cómo puedes tener un productor tan hijo de puta?

Su mirada sorprendida se clava en la mía. Siento una sensación extraña recorriéndome el cuerpo pero, sobre todo, en la cabeza. La muevo un par de veces, como algo aturdido, y vuelvo a mirar a Malú, que sigue mirándome de la misma manera.

-Cómo… cómo sabes que es mi productor? – pregunta con gesto asustado –

Voy a contestar pero no sé qué decir. Frunzo el ceño extrañado. Muevo los ojos pensativo… de qué recuerdo yo a ese tío?

-No… no me lo habías dicho? – niega con la cabeza con ese gesto entre asustada y sorprendida – Estás bien? – pregunto llevando mi mano a su brazo, acariciando la zona  por donde, momentos antes, Julio la había agarrado –

-Si… - contesta todavía sorprendida – estás bien tú?

-Si… - contesto no muy convencido – o eso creo… - me llevo la mano izquierda a la cabeza –

-Vamos… - me agarra con suavidad del brazo – siéntate… estás pálido…

Camino creo que un poco titubeante. El mareo que he sentido es bastante más fuerte que los que llevo sintiendo durante estos días. Tengo una sensación extraña, cómo de no saber dónde estoy exactamente. Me siento en el sofá dirigido por Malú, que me mira preocupada.

-Quique, qué te pasa? No me asustes… - acaricia mi cara y, de repente, siento más mareo – voy a llamar a un médico…

Veo cómo va a levantarse del sofá pero se lo impido agarrándola de la mano.

-Estoy bien… - me incorporo un poco en el sofá – estoy bien… - repito apoyando mis codos en las rodillas y sujetando mi cabeza con las manos – me he mareado un poco, pero ya se me está pasando…

-Joder… - susurra con tono compungido – siento mucho lo que ha pasado… yo…

-Deja de pedirme perdón por cosas que no tienes la culpa quieres? – respondo algo indignado – si ese tío es gilipollas no es culpa tuya… - voy notando como el mareo desaparece poco a poco –

-Toma… bebe un poco de agua… - me ofrece el vaso, lo agarro, y bebo un trago – dime que estás mejor… no me asustes…

-Estoy mejor… de verdad… - alzo la mirada y me encuentro con la suya, turbia por algunas lágrimas que amenazan con salir – ya está… - dejo una leve caricia en su cara – deja de mirarme así anda… - sonrío bajando la cabeza –

-Te duele la mano? – la coge entre las suyas y siento un pinchazo en la parte izquierda de mi cabeza – si te llega a hacer algo…

-Tendría que haberle partido la cara… - bajo la cabeza disimulando lo que me está molestando ese pinchazo – te ha hecho algo en el brazo?

-No… - se retira un poco – no, no te preocupes por eso… - mira mi mano preocupada – voy a traer algo de hielo…

La miro de reojo ir rápidamente a la cocina y vuelvo la cabeza mirando al frente. Qué me pasa? Este dolor de cabeza tan extraño no me había pasado nunca. No es dolor… es como si notase que algo se mueve en mi cerebro… de repente, los pinchazos desaparecen y dejo de notar esa sensación. Enfrente de mí, veo una foto mía con Malú, en un portafotos. De fondo, el mar. Creo que reconozco dónde está hecha esa foto. He ido allí con ella?

-Toma, ponte esto… - ni la miro, solo observo esa foto –

-He ido allí contigo? – pregunto levantándome del sofá y cogiendo el portafotos –

-Ah…si... - suspira – me llevaste en verano…

-Recuerdo haber estado allí… - digo pensativo –

-Me dijiste que ibas con tus amigos… - me mira extrañada –

-Ya… - observo de nuevo la foto. Es como si recordase algo que no sé exactamente lo que es – bueno… - dejo la foto sobre el mueble y vuelvo a sentarme en el sofá a su lado –

-Póntelo… - me entrega un paño repleto de hielos –

-Ya no me duele… - digo sonriendo de medio lado – seguro que estás bien?

-Si… - resopla en un gesto de liberación – gracias por echarle… - dice tímidamente – no le soporto… no me explico cómo ha venido a casa…

-Pues despídele… - digo convencido –

-Ya lo he hecho… - se alza de hombros – se habrá emborrachado y se le ha cruzado un cable…

-Si se le vuelve a cruzar me avisas… que me quedado con las ganas de darle una paliza… - ríe tímidamente –

Hay un silencio un tanto incómodo que no sé muy bien cómo romper. No quiero mirarla, aunque sé que ella lo está haciendo. Giro mi cabeza hacia el pasillo.

-Tienes el estudio ahí? – pregunto mirando hacia el pasillo –

-Si… - responde tímida – quieres verlo? – pregunta algo ilusionada –


-Claro! – respondo levantándome del sofá - 

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