Salgo al coche a toda prisa para no calarme todavía más. No
tengo nada de ropa, solo la de la ambulancia, que por alguna extraña razón,
guardo en el coche. La cojo para cambiarme y no congelarme. Entro de nuevo en
la casa, Malú sigue en la misma posición, no se ha enterado de nada.
Cierro la
puerta con llave y me dispongo a cambiarme delante del fuego. Puto frío, me
está helando las ideas. Y ahora qué hago? La despierto? Espero aquí sentado
hasta que se despierte? Dios, me siento ridículo. Horas buscándola y ahora no
sé lo que hacer. Y vestido con la ropa de la ambulancia, vergüenza ajena me doy
a mí mismo. Pongo la ropa cerca del fuego para que se seque lo antes posible.
Me siento en el suelo, con las piernas cruzadas, observándola. Está tan guapa
dormida… decido acercarme un poco y sentarme con mi espalda apoyada en el sofá.
Tras unos minutos así, no puedo evitar hacerlo. Sentado en el
suelo, me giro un poco hacia el sofá, a la altura de su rostro. Acaricio
sutilmente su pelo, apartando varios mechones que caen sobre su cara. La
quiero. La quiero demasiado. La quiero hasta cuando se vuelve una histérica. Mi
enfado de ayer ha desaparecido por completo. La carta que me ha dejado me ha
partido el alma en dos. Qué culpable ha debido sentirse. Esto es una tontería,
podemos arreglarlo, no tiene que pensar en mí, sino en nosotros. Nosotros somos
felices. Yo soy feliz con ella. Es más, sé que no podría ser tan feliz con
nadie más.
Mis caricias surten efecto y se revuelve bajo la manta. Uno
de sus ojos se abre lentamente para, poco después abrirse de par en par y
soltar un grito asustado.
-Quique! – se pone la mano en el pecho – Qué… - mira
alrededor contrariada – qué haces aquí?
-Pues ya ves… - contesto sonriendo tiernamente – no puedo
vivir sin mi bicho bola…
Su cara asustada deja paso a una medio sonrisa avergonzada.
Suspira incorporándose en el sofá mientras me observa.
-Tu carta me ha asustado mucho… - confieso en tono serio –
-Cómo me has encontrado? – pregunta todavía algo sorprendida –
-Qué más da? – contesto intentando encubrir a su madre – te podías
haber ido a un sitio más cercano eh?
Sonríe bajando la cabeza. Todavía no sé lo que piensa, ni lo
que siente… lo único que sé es que cada vez estoy más nervioso.
-Venía aquí cuando era pequeña… la compraron mis padres hace
muchos años… - sonríe – Quique… siento mucho lo que…
-Oye… - le corto – no he venido para que me pidas perdón… así
que olvídalo…
-Como quieras… - resopla –
-Qué es lo que tienes que pensar? – me incorporo sentándome a
su lado en el sofá –
-Quique…. – se queja susurrando –
-Si estás agobiada con la boda… podemos pararlo cariño… no
tenemos por qué hacer algo que no queramos los dos…
-No es eso… - niega con la cabeza – es que… - resopla – por qué
vas vestido con la ropa de la ambulancia? – me mira extrañada de arriba abajo –
-Tú sabes la que está cayendo? Me he empapado entero… - me
acaricia la cara sonriendo – luego te lo cuento…
-No estoy agobiada con la boda… - le miro intentando que siga
explicándose – es que… - suspira – no hago otra cosa que cagarla…
-Malú, eso no es verdad… - digo con voz dulce –
-Si… si lo es… - resopla con frustración – después de todo lo
que nos ha pasado y yo ahora salgo con estos celos absurdos… - chasquea la
lengua – que no los entiendo ni yo joder…
-Te amontonas enseguida… - intento acercarme a ella – pero no
pasa nada, esto se habla y ya está…
-Ya pero no soy capaz de hablarlo! – dice frustrada – ha tenido
que venir tu amiga a casa a contarme lo que pasaba… no sabes lo mal que me he
sentido… - voy a hablar pero me corta – y no por mí… sino por ti! No te mereces
que sea así contigo…
-Cariño…
-No sé si debo ser egoísta… - dice mirando al fuego – me provoca
mucha inseguridad ver a alguien contigo… no… no puedo explicártelo…
-Inseguridad por qué? – pregunto serio – porque piensas que
voy a irme con otra persona?
-No… - suspira – porque a veces pienso que serías más feliz
con otra persona… no conmigo… - abro los ojos sorprendido – desde el principio
te has adaptado a mí y yo… yo no lo he hecho… - niega con la cabeza – siento que
te pido demasiado y luego, cuando necesitas que yo te dé algo, actúo como el
otro día… a gritos… como una histérica…
-Malú… tú me das muchas cosas… - vuelvo a acariciar su cara
pero sigue con gesto triste – y te has adaptado a mí… nos hemos adaptado los
dos… esto… - resoplo – esto no iba a ser fácil, yo lo sabía… pero y qué quieres
que haga? Qué quieres hacer?
-No lo se… - responde sincera – no sé lo que debo hacer…
-No hablo de lo que debes hacer… hablo de lo que quieres
hacer… - cojo una de sus manos – no entiendo como siempre acabas pensando que
no eres lo suficientemente buena… - me mira sorprendida, como si acabase de dar
en el clavo – lo eres… - sonrío tiernamente – en todo lo que haces… - suspiro –
Malú, eres una persona positiva… siempre intentas ver el lado bueno de las
cosas… por qué a veces te empeñas en sacarte fallos sin parar? – resopla y me
aparta la mirada – Malú, yo te quiero… - suspiro – más de lo que he querido a
nadie y mas de lo que querré nunca a nadie, eso lo tengo claro… - me mira
fugazmente – y te quiero por como eres… con tus cambios de humor de vez en
cuando… con tu estabilidad en el fondo… lo del otro día es una tontería… yo me
cabreé, pero… se me ha pasado, estoy aquí no?
-Ves? Es eso… - se revuelve incómoda – no dejo de
aprovecharme de eso… y lo hago sin querer, te lo prometo! – me mira agobiada –
-No te aprovechas de nada… - intento tranquilizarla – somos
muy parecidos… lo sabes… pero tenemos cosas distintas… eres impulsiva, pero
luego piensas las cosas y eso me gusta… me adapto a eso Malú… me adapto a que a
veces pienses cosas que no son, porque sé que luego vas a darte cuenta… y no te
cuesta nada pedir perdón… no eres orgullosa… - intento que me mire pero me
rehúye – Malú, deja de pensar que no eres buena… porque no se me ocurre otra
persona mejor que tú…
-Siempre termino decepcionándote… - contesta con voz de niña –
-Eso no es verdad… - me apresuro en contestar – no creo que
haya un novio más orgulloso de su novia que yo… - me mira y sonríe de lado – ven
aquí…
Abro mis brazos y, sin mirarme, deja caer su cabeza sobre mi
pecho. Sigue con ese gesto triste que tan poco me gusta.
-Siento lo que pasó ayer Quique… - dice sollozando – me vuelvo
insegura… y hago esas tonterías… no sé…
-No quiero que estés insegura conmigo… - contesto sincero –
pero si no tengo ojos para nadie más que para ti tonta… - dejo un beso en su
pelo – cómo voy a fijarme yo en otra persona teniendo a la mejor mujer del
mundo eh?
-Calla… - dice avergonzada – soy un desastre…
-Un desastre maravilloso… - contesto mimoso – además, el que
tendría que estar inseguro soy yo… que me voy a casar con esta pedazo de mujer!
– digo divertido –
-Que tonto que eres… - escucho como se ríe tímidamente -
-Vas a darme un beso ya? – agacho mi cabeza hacia ella – no sabes
lo que me ha pasado viniendo… creo que me lo he ganado…
Alza su cabeza y sonríe tímidamente. Se acerca y me da un
tierno beso en los labios para volver a acomodarse en mi pecho.
-Vas a contarme ya por qué llevas la ropa de la ambulancia? –
dice riéndose –
-Pff… - resoplo – está cayendo una tormenta increíble… y no
se me ha ocurrido otra cosa que pinchar en medio de esa carretera desierta…
-Has pinchado? – me mira sorprendida –
-Si… y me he calado entero cambiando la rueda… - me mira sin
querer reírse, pero se nota que está deseando hacerlo – no te rías… creo que he
hecho algo muy malo en otra vida… - escucho como reprime una carcajada – y cuando
he llegado aquí… con lo empapado que estaba… he pensado que llevaba en el coche
la ropa esta… porque me he venido sin nada… tu futuro marido es muy previsor…
-Mi futuro marido… - me mira sonriente –
-Sigo siéndolo no? – pregunto comedido –
Asiente sonriendo y vuelve a darme un fugaz beso en los
labios. Se abraza a mí con fuerza. Observo el fuego frente a nosotros y, por
fin, respiro tranquilo.
-Seguiría siendo tu futuro marido si no llego a venir? –
pregunto casi sin querer –
Alza su cabeza y me mira medio sonriendo. Me acaricia la
mejilla para, acto seguido, comenzar a besarme. Primero lo hace lentamente,
pero después, comenzamos a besarnos con mucha rabia. Me deshago de la manta
tirándola al suelo y la agarro de la cintura, incorporándome del sofá para
acabar en el suelo frente al fuego. Seguimos besándonos, como con prisa, prisa
por volver a sentirnos, por volver a sentir sus manos en mi espalda,
aferrándose a mi. La desnudo en apenas unos segundos. Ella hace lo propio
conmigo. Mis manos se pasean de manera casi automática por su cuerpo,
arrancándole suspiros y gemidos que me están sabiendo a gloria.
Sentada sobre mí, me marca el ritmo. Se mueve lentamente,
agarrándose a mis hombros mientras yo me agarro a su espalda y a sus caderas. No
dejamos de besarnos salvo cuando me da por besar su cuello o sus pechos. Caemos
rendidos al suelo, ella sobre mí, respirando agitadamente tras haber hecho el
amor de esa manera tan dulce y tan pasional a la vez.
-Te quiero… - susurra –
-Y yo a ti… - comienzo a repartir besos por sus mejillas – mi
jefa… - ruedo en el suelo para quedar sobre ella – es que te comía a besos… -
comienzo a besar su cuello –
-Jajajajaja! – suelta una carcajada – mmm… - gime con los
ojos cerrados – oye… - alzo la mirada hacia ella – cómo has entrado?
-Pues… - sonrío tiernamente – mi desastre maravilloso no ha
echado la llave…
-Hostia… - se lleva una mano a la boca sorprendida –
-Jajajaja… - me río al ver su cara asustada – eres adorable hasta
para dejarte la puerta abierta…
-Pff jajajajaja! – estalla en otra carcajada – de verdad te
quieres casar conmigo? – pregunta incrédula –
-7 veces si hace falta… - nos miramos sonrientes -
No hay comentarios:
Publicar un comentario