-No la soporto cuando se pone así, de verdad…
-Quique… es una tontería… se ha puesto celosa, eso es todo…
quizá he estado demasiado cariñosa contigo… - contesta Sara con cierto tono de
culpabilidad –
-Pero que no! Que tú eres así! Siempre hemos sido así… pero
en vez de preguntar… saca sus propias conclusiones… me pone enfermo…
-Venga ya… - se ríe – el amor es así… ella está nerviosa por
la boda seguro… y aparezco yo de la nada… y se ha puesto tensa… nada más…
-Ya… y yo no estoy nervioso no?... Es que no sabes cómo se ha
puesto…
-Quieres que hable con ella?
-Ni hablar! – me levanto como un resorte – que se le pase a
ella solita…
-Lo que deberías hacer es volver a casa… se va a preocupar y
se va a cabrear más… se lo explicas todo y verás como…
-No tengo nada que explicarle… - cojo mi chaqueta – ay que
ver eh? Como en los viejos tiempos… contándonos nuestros problemas con las
mujeres… - sonrío sin querer –
-Ojalá yo tuviera los problemas que tienes tú… - veo como
coge su móvil – ya te contaré lo de la francesa que no me hace ni puto caso…
ahora… - se levanta de la cama – te vas a casa, hablas con tu chica, y hacéis
las paces… o me enfadaré…
-No no… enfadarte tú no… que tienes mucha fuerza… - digo de
broma – te echaba de menos amiga… - le doy un abrazo sin pensar –
-Uff… de verdad… que cursi eres tío… no sé como te has echado
novia… - dice con ironía – anda, corre con tu novia… y si no lo arreglas tú, lo
haré yo… que lo sepas…
Anoche llegó a las tantas. Le escuché pero no quise ni
preguntarle. Ni me despertó. Ha dormido bien apartado en su lado. Igual que yo.
Esta mañana se ha ido pronto, sin despertarme, sin dejar ninguna nota. Está cabreado,
pero yo más.
Si me paro a pensar… me acojono. Me acojona pensar que anoche
se fuera con ella. Y por eso no me ha despertado ni me ha hablado, ni quiere
saber nada de mí. Soy una histérica, en eso tiene razón.
Qué mal humor tengo
hoy, no ha aparecido en toda la mañana y yo no pienso llamarle. Estoy cabreada,
tengo razones para estarlo joder. Suena el timbre y pienso que es él, asi que
salgo de mala gana a abrir. Qué manía con no llevarse las llaves. Me quedo
boquiabierta al ver quien es.
-Hola…
No puedo ni contestarle. Pero qué hace aquí esta tía? Es que
es tonta? Mi primer impulso es cerrar la puerta, pero me lo impide.
-No Malú, perdona… yo… - dejo de hacer fuerza – venía a
hablar contigo… de Quique…
-No sé qué haces aquí… Quique no está… - digo de mala gana –
a qué has venido?
-Verás… - mira al suelo – me da muchísima vergüenza venir a
tu casa… no sabes cuánta… pero creo que os habéis enfadado por mi culpa y yo…
venía a explicarte…
-No tienes nada que explicarme… eso es entre Quique y yo… -
intento cerrar de nuevo la puerta, flipando en colores estoy –
-Ya… lo sé… no me gusta meterme… pero… es que Quique está
enfadado… es un poco cabezota a veces… - vuelvo a dejar de hacer fuerza para
intentar cerrar la puerta – me dejas pasar?
La observo. Algo en su rostro me hace cambiar momentáneamente
de opinión. No sé qué es, pero creo que debo escucharla. Me hago a un lado y
pasa con gesto tímido.
-Verás… seré breve… - suspira – entre Quique y yo no hay nada…
-De verdad… no sé qué haces aquí… - me revuelvo incómoda –
-Ayer Quique vino a verme y me dijo que habíais discutido por
mi culpa… y no quería irme sin explicarte…
-Que no tienes nada que explicarme joder! Por qué no viene él
y me lo explica?
-Porque está dolido porque has desconfiado de él… - la
observo y soy consciente de mi gesto cabreado – Malú… Quique es un chico
estupendo…
-Te ha mandado él? Le dices de mi parte que si quiere decirme
algo, venga él… que se ha largado esta mañana sin decirme nada…
-No me ha mandado nadie… de hecho me estoy jugando que se
cabreé conmigo por esto…
-No sabes lo poco que me importa que se enfade contigo… -
saco mi vena más borde, todavía no sé a qué ha venido esta chica –
-Yo nunca estaría con Quique… - dice de repente y la miro
extrañada – básicamente porque soy lesbiana…
Si tuviera ahora mismo un trozo de tierra, metería la cabeza.
Un rubor en mis mejillas me asalta. Hostia, cómo puedo ser tan gilipollas? Me
siento muy gilipollas…
-Íbamos al colegio juntos… somos muy buenos amigos… y él me
ha defendido en muchas ocasiones en las que alguien se ha metido conmigo por
ser… - carraspea – bueno… que… quizá ayer viste que soy un poco cariñosa con él
pero que es sin ninguna pretensión por dios, que yo no… - se afana en excusarse
– es que Quique es como mi hermano, de verdad… y… - balbucea – y hace tanto
tiempo que quería verle así de feliz que me jode que por mi culpa…
-Dios… - susurro – no me des más explicaciones por favor… -
digo avergonzada – joder…
-Siento mucho haber venido a tu casa ayer sin avisar, de
verdad… fue… - carraspea – fue la emoción de conocerte… ya te dije que te
admiro mucho y… Quique me dijo que no te importaría… si… - balbucea – si llego
a saber que se iba a formar esto, te juro que…
-Perdóname… de verdad… - me tapo la cara avergonzada – soy gilipollas…
madre mía… la que he liado…
-Pero que no pasa nada Malú… - dice sonriendo – que Quique no
es de las personas a las que les duran los enfados… es solo que… esta mañana le
he llamado y me ha dicho que no había hablado contigo y… no he podido evitar
venir… al final no me voy mañana… me voy hoy y… no quería irme dejando esto así… te quiere mucho y...
-Yo… - la miro fugazmente y me avergüenzo todavía más –
siento de verdad este follón… no sé qué me ha pasado…
-Si yo lo entiendo… Quique es muy guapo… si fuera hetero probablemente
me gustaría… - dice riéndose – pero en mi situación… en todo caso me gustarías
tú… - la miro frunciendo el ceño – que no es que me gustes! Es que… para que me
entiendas que yo… que las mujeres… - tartamudea – da igual… - resopla – me voy
antes de liarla otra vez…
-Jajajaja! Pero espera mujer! – ahora me ha dado por reirme
de la vergüenza que siento – siento que te lleves una mala impresión mía… no
suelo ser tan histérica…
-Ya bueno… no te preocupes… es normal… los nervios de la boda
y todo eso…
Me siento tan mal… o sea que Sara es lesbiana. Que yo he
montado este pollo por una amiga lesbiana de Quique. Es que soy una puta
histérica realmente. Cómo he podido volver a desconfiar de él después de lo que
pasó con Lorena? He vuelto a hacerlo. He vuelto a no escucharle. Sara me ha
explicado por qué la relación con Quique es tan estrecha a pesar de llevar
tanto tiempo sin verse. Me ha contado que, sobre todo cuando murió María, los dos
se apoyaron el uno en el otro. Incluso me ha confesado que estuvo enamorada de
María durante mucho tiempo y que por eso los dos entendían tan bien el dolor
del otro.
Tengo un nudo en el estómago importante. Siento una
culpabilidad que pocas veces he sentido. Voy a casarme en unas semanas con
Quique y en cuanto ha aparecido una chica, he desconfiado de él. El problema no
es él, soy yo. Es mi inseguridad. Quizá no estoy preparada para casarme. Quizá
no me merezco casarme con alguien como él. No se merece que yo sea así, tan
irracional. El agobio que siento es tal, que necesito desconectar… no sé cómo
hacerlo hasta que, de repente, sé a donde ir. Necesito pensar. No puedo seguir
dejándome llevar. Esto que ha ocurrido tiene bastante importancia para mí. Es
importante porque esa desconfianza en él, en realidad, es una falta de
confianza en mí misma.
-Malú, he vuelto – dejo las llaves desganado sobre la mesa –
Malú!
Camino hacia el salón. Parece que no está en casa. Frunzo el
ceño al ver un papel sobre la mesa del sofá. Parece su letra. Conforme voy
leyendo, un dolor en el pecho se va adueñando de mí.
“Siento tanta angustia ahora mismo que no sé muy bien cómo
explicártelo. He vuelto a desconfiar de ti cuando no haces otra cosa que darme
motivos para quererte cada día más. Te parecerá una tontería, pero esta
sensación de culpabilidad me ha hecho plantearme muchas cosas. No te mereces
que, cada vez que vea algo que me haga desconfiar, no te escuche ni piense en
todo lo que me demuestras día a día. En el fondo pienso que la inseguridad y
las dudas no vienen por lo que vea en ti sino que están en mi. Necesito irme
unos días para saber lo que siento y lo que quiero. Te prometo que dentro de
unos días volveré y hablaremos tranquilamente, pero ahora no puedo hacerlo porque
no puedo ni siquiera mirarte a la cara. Me siento muy avergonzada con lo que ha
pasado. Espero que lo entiendas.
Te quiero. Malú.”
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