-Malú hija… sé que lo entiendes… - su madre me mira apenada –
-Sí Carmen… no te preocupes… es lo lógico… - tengo una
tristeza inmensa por dentro –
-Sabes que puedes venir a verle siempre que quieras… y que,
cuando esté recuperado del todo…
-No sigas Carmen… - suspiro – entiendo que se vaya con
vosotros a casa… casi un mes en el hospital… lo que necesitará es un ambiente
conocido… y mi casa no lo es para él… - siento un cabreo monumental, pero no
con mi suegra, sino con la situación –
-Te agradezco la comprensión cariño… - me hace una caricia –
pronto se recuperará, estoy seguro… y retomaréis eso tan bonito que…
-Para Carmen… te lo pido… - intento aguantar las lágrimas –
-Vale… disculpa… - me mira algo avergonzada –
-Voy a… a despedirme supongo…
Tengo una sensación tan confusa… entiendo que la recuperación
la tenga que hacer en casa, con su familia, con sus caras conocidas… pero y yo
qué? Yo qué hago ahora? Cómo hago para que todo vuelva a ser como antes? Cómo
vuelvo a casa día tras día sin él?
-Ei… - le saludo tímidamente entrando a la habitación –
-Hola!
Me sigue sorprendiendo la manera en la que se ha recuperado.
A cualquiera le hubiera mermado físicamente el estar tanto tiempo en un
hospital, pero él, aunque si que se ha quedado más delgado, conserva la
energía. Se levanta del sillón, ya vestido de calle.
-Me voy por fin! – dice ilusionado – estaba harto de estas
cuatro paredes…
-Si… me lo imagino… - sonrío algo compungida – te vas a casa…
-Si! – dice ilusionado pero cambia el gesto de repente – eh…
bueno… a casa de mis padres… - bajo la cabeza intentando reprimir las lágrimas –
eh… Malú… siento… - balbucea – siento todo esto… supongo que…
-No digas nada… - fuerzo una sonrisa – nos seguiremos viendo
si quieres…
-Claro que quiero! – exclama –
Me quedo mirándole en silencio. Creo que no voy a poder
articular palabra. Sin más, solo se me ocurre darle un abrazo cargado de muchas
cosas, cargado de rabia por la situación, de alegría por su recuperación, y de
pena por tener que pasar por esto hasta quién sabe cuando.
Su abrazo me resulta extraño. Siento mareo, o algo así. Y un
montón de imágenes en la cabeza que no consigo conectar, pero me quedo como
absorto.
-Estás bien Quique? – se separa y me mira preocupada –
-Eh? – la miro algo confuso – si si… es… - me toco la cabeza –
es raro… - me mira interrogante – me pasa algunas veces contigo… aunque supongo
que es normal…
-El… el qué? – pregunta temerosa –
-Pues… - suspiro con media sonrisa – que no hace falta que
nadie me diga que te conozco para saberlo… - me mira y aparta la mirada – es muy
raro… pero me gusta que pase… - me mira de nuevo, un tanto compungida – me gusta
tener la sensación de que sigues en algún sitio de mi cabeza…
Aquella frase parece calarle hondo, porque rompe a llorar
desconsolada. Solo acierto a volver a abrazarla. Huelo de nuevo su pelo, como
cada vez que se acerca a mí. Desde el primer día lo estoy haciendo porque me
hace sentir que recuerdo algo de estos últimos meses. Sin duda, ese perfume lo
recuerdo.
-Malú… vamos… - intento consolarla mientras sigue aferrada a
mí – para mí tampoco es fácil… - se separa de mí cabizbaja – no es fácil saber
que era feliz y no recordarlo…
-Cómo sabes que lo eras? – pregunta sin mirarme –
-Lo sé… - afirmo convencido – cuando esté mejor… - digo
dubitativo – iré a verte… y me enseñarás todas esas fotos que tienes por ahí
guardadas… - sonríe tímidamente – seguro que pronto nos reiremos de esto…
-Dudo que algún día lo haga… - contesta apenada –
-No te olvides de mí anda… - sonrío tiernamente – es suficiente
con que uno de los dos se haya olvidado…
El camino de vuelta a casa se me hace extraño. Siento como si
dejara atrás algo importante, que, en realidad, sé que lo es. La cara de Juliet
cuando ha venido a despedirse de mí no se me va a olvidar, por muchos
accidentes que tenga. Apenada, terriblemente apenada. Y la cara de Malú,
resignada, como sabiendo que ha perdido algo que no va a recuperar… Cómo he
podido olvidarme de algo así? Por qué no puedo sentir lo que se supone que
sentía por ella? Tenía que ser genial sentirse así… correspondido… me imagino
lo que estará sufriendo. Y me acojona pensar que, un día, recuerde lo que hemos
sido y ella ya no esté. Es curioso… me acojona perder algo que ni siquiera sé
que he perdido.
-Seguro que estás preparada para grabar Malú? – pregunta Alejandro
preocupado –
-Sí por favor… necesito hacer esto… - me siento en el sillón,
consciente de que todos los focos están apuntándome –
Recuerdo ese momento. Quique seguía en el hospital, pero ya
en planta, y la productora del programa me llamó para preguntarme si quería
seguir adelante con el proyecto o renunciar de momento. Dudé unos instantes. No
estaba preparada para centrarme en un disco, pero quizá la grabación del
programa me serviría para despejarme. Convencida de ello, comenzamos a grabar
las audiciones a ciegas.
Es curioso pero conseguía evadirme bastante de lo que estaba
pasando en mi vida. La prensa apenas sabía lo justo y necesario para que no me
acribillasen a preguntas, pero seguía siendo incómodo que todo el mundo me
preguntase por él y yo tener que poner una falsa sonrisa y decir que todo
estaba bien. Hoy se emite ese primer programa. Recuerdo que había voces
especiales y, la verdad, me apetece verlo esta noche.
Hablo todos los días con Quique… en ocasiones parecen las
conversaciones que teníamos cuando estábamos juntos. Dios, ni siquiera sé si
seguimos juntos… esto no es estar juntos… esto es haberlo dejado sin querer
ninguno de los dos.
Me siento en el sofá, con Juliet a mi lado. Rose se recupera
y pronto vendrá a España a seguir el tratamiento según me ha dicho. Me ha
dejado sorprendida, siempre se dice que para tratar una enfermedad como la que
ella tiene, es mejor estar en estados unidos, pero parece que el tumor ha
desaparecido y ahora solo queda seguir con el tratamiento para erradicar lo
poco que pueda quedar de él.
-Quique, que empieza! – grita mi hermana desde el sofá –
-Que ya voy!! – grito – ni mear puede uno, maldita sea… -
refunfuño – bueno qué? – aparezco en el salón – los 4 sentados en el sofá… esto
no lo recordaba yo desde la final del mundial…
-Exagerado… - se ríe mi hermana – mira, ahí la tienes…
Me siento en el sofá y miro la televisión. Curioso, siento un
nerviosismo extraño cuando la veo. Está guapa, aunque su gesto parece triste en
ocasiones. En otras, saca toda la gracia para llevarse a los mejores talents.
Es divertida, de eso no hay duda. Cojo mi móvil y dudo en si hacerlo o no, pero
me armo de valor y escribo un mensaje para ella.
-Joder… no paran de mandarme whatsapps… qué pereza… - digo
desganada cogiendo el móvil – hostia! – exclamo –
-No deberías decir tacos conmigo delante… - murmura Juliet
divertida –
-Es Quique… - me dispongo a leer su mensaje –
-Eh jefa! Sales
muy guapa por la tele! Eso si que no lo había olvidado ;)
Dios… creo que estoy haciendo palmas sin darme cuenta. Se me
ha debido de quedar cara de tonta porque Juliet me mira con gesto divertido.
Maldita niña, siempre dándose cuenta de las cosas y avergonzándome.
-Soy guapa,
disculpa… - escribo en tono chulesco –
-Jajajajajaja
eso es cierto…
-Estás viendo
el programa en serio?
-Pues claro!
Cómo me voy a perder yo esto?
Seguimos intercambiando mensajes y me siento como una
quinceañera. Ni siquiera estoy viendo el programa, solamente estoy pendiente
del móvil. Qué gilipollez, debería llamarle… debería ir a su casa, secuestrarle
y traerlo de vuelta. No soporto más esta situación.
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