Abro los ojos lentamente. Mi olfato detecta olor a quemado, a
plástico o algo así. Me siento aturdido. Cuando soy consciente de lo que ha
pasado, giro la cabeza a la izquierda. Veo a Malú con la cabeza apoyada en el
volante y se me para el corazón. Me quito el cinturón a toda prisa, con las
manos temblorosas, viendo sangre por todas partes.
-Malú! – exclamo – Malú! – la toco y no responde –
Abro el coche a toda prisa. Casi me tiro del asiento. No me
detengo hasta llegar a su puerta. Intento abrirla, me cuesta un poco. Observo
el coche, sale humo del capó. Pero todo eso me da igual. Necesito que me hable.
-Malú! – le grito – vamos, no me hagas esto… - pongo mi mano
en su cuello y respiro al notar su pulso – cariño… vamos, contesta…
La incorporo despacio, sosteniendo su cabeza entre mis manos.
Siento unas ganas de llorar tremendas cuando veo esa brecha en su frente. Dejo
su cabeza apoyada en el asiento y desabrocho su cinturón.
-Eh, pequeña… - susurro – vamos cariño, despierta… - suplico
–
Abre los ojos lentamente y hace un gesto de dolor que me parte
el alma. De pronto, el humo del capó se vuelve más negro y sale más rápido.
Unas llamas asoman de él. Horrorizado, tengo que tomar una decisión. No debería
mover a Malú, pero el coche va a arder si no hago algo.
-Cariño, dime que puedes moverte…
-Quique… - susurra –
-Mueve las piernas, por favor… - me obedece lentamente –
bien, ahora agárrate a mi cuello…
-Se está quemando… - dice con un hilo de voz –
-Si cariño, pero voy a sacarte de aquí, agárrate a mi cuello,
vamos…
Como si no pudiera ir más deprisa, va moviendo su cuerpo a
cámara lenta. Intento agarrarla de manera firme en brazos. Cuando me giro, un
montón de coches están parados en los 3
carriles de la carretera y varias personas se acercan a mí.
-Fuera todo el mundo! El coche está en llamas! – grito – que
alguien llame a una ambulancia!
-Quique… - susurra – estás sangrando…
No había caído en la cuenta. Noto un goteo que me recorre la
cabeza, como una fina capa de agua que cae por una pared. Me siento mareado y
dejo a Malú en el suelo, a salvo. Observo el coche, pasto de las llamas. Cada
vez más mareo, me tambaleo y arqueo mi cuerpo apoyándome en mis rodillas.
Miro
a mi derecha, veo a Malú que está siendo atendida por un par de personas que
han salido de los coches. Escucho mi nombre, pero no puedo responder. La miro,
pero no puedo caminar. Lo intento, pero me cuesta respirar.
-Quique!! – grito intentando levantarme –
-Eh, quieta, no deberías moverte… vaya accidente colega… será
cabrón el de ese coche…
-Se ha dado a la fuga verdad?
No quiero escuchar nada más, quiero saber qué le pasa. Le
observo a través de las piernas de la gente que me rodea. Se tambalea. Intento
levantarme de nuevo, pero no me dejan. Solo alcanzo a ver como se desploma en
el suelo.
Solo escucho palabras médicas que no alcanzo a descifrar.
Estoy como en una nube, creo que alterno momentos inconsciente con momentos
despierta. Dónde está Quique? Dios! Necesito que alguien me diga algo. Una mano
firme me impide que me levante de la camilla.
-Vamos Malú, aguanta un poquito, estamos llegando al
hospital…
-Quique… - susurro –
Observo la cara de ese chico. Me suena. Creo que era
compañero de Quique en la ambulancia. Dónde está? Quiero verle… por qué se ha
desmayado así? Estaba sangrando… Dios! Me llevo las manos al costado. Me duele
como si me acabasen de clavar una espada.
-Richard! – exclamo riendo – para por favor! – intento
deshacerme de sus cosquillas –
-No parar… - ríe –
-Por dios! – grito – jajajajajaja! – mi móvil suena e intento
alcanzarlo – Richard! El móvil!
-No llamadas… ocupado… - se tumba sobre mí y comienza a
repartir besos por mi cuello –
-Richard por favor! – resoplo – mmm… - gimo levemente –
vamos… déjame cogerlo…
-Okay… - se aparta resignado – perro sigo…
-Jajajajaja! Eres muy tonto… - acaricio su cara – si? –
contesto al móvil – si… - frunzo el ceño – cómo? – exclamo – en qué hospital? –
Richard me mira asustado cuando escucha esa palabra – pero están bien? – me
levanto de la cama a toda prisa – cómo que no puede decirme nada? Soy su amiga!
– grito indignada – pero qué ha pasado? – Richard me sigue por toda la
habitación con gesto preocupado – vale – cuelgo el teléfono – dios mío… - me
pongo el pantalón a toda prisa –
-Qué pasa? – pregunta asustado –
-Malú y Quique, han tenido un accidente…
-What? – grita sorprendido – qué ha pasado? – pregunta en
inglés –
-No lo sé Richard… pero tengo que ir… - asiente y comienza a
vestirse – no cariño, quédate con Lucía por favor… - me mira triste y asiente –
cuídamela por favor… te llamo en cuanto sepa algo.
-No pasará nada cariño – dice en español y me hace sonreir
con gesto preocupado – cuido de Lucía…
-Gracias cielo…
Entro al hospital a toda prisa, como si me persiguiera
alguien.
-Perdone señorita, puedo ayudarla? – un hombre con bata
blanca me toca el hombro –
-Busco a unos amigos, han tenido un accidente de tráfico…
-Venga conmigo, en admisión podrán decirle algo… - me
acompaña hasta el mostrado que tenía delante de mis ojos pero no conseguía ver
– Bea! Esta chica pregunta por unos amigos que han tenido un accidente…
-Dígame los nombres… - contesta sin levantar la mirada de las
mesas –
-María Lucía Sánchez y Enrique Valverde – contesto nerviosa –
La mujer me mira por encima de las gafas y mira de reojo al
hombre que me ha acompañado. Le hace un gesto que no consigo entender.
-No puedo facilitarle información…
-Disculpe? – pregunto sorprendida y mi enfado va en aumento –
mire, no soy ninguna fan, soy amiga de Malú desde hace muchos años, me han
llamado del hospital – hablo atropelladamente – y como no me diga cómo está
pienso hacer que la despidan – grito y se hace un silencio alrededor mío –
-Es usted Verónica? – aparece un hombre con bata blanca en el
mostrador –
-Si, dónde está Malú? – pregunto desesperada –
-Disculpe la confusión… le hemos llamado nosotros – dice mirando
a la administrativa que me mira con cara de disculpa – Malú nos ha pedido que
lo hiciéramos… también hemos llamado a sus padres…
-Me puede decir de una vez como está? – digo desesperada
siguiéndole con la mirada mientras sale de detrás del mostrador –
-Malú está bien, al parecer tiene un par de costillas rotas y
algunas contusiones… pero no parece que tenga nada más grave, aunque seguimos
haciéndole pruebas… la peor parte se la ha llevado Enrique…
Un nudo en la garganta me posee. No se si articular palabra
preguntando por él o esperar a que me diga algo.
-Soy el médico que le ha atendido… venga conmigo… se lo
explicaré…
Camino por los pasillos de urgencias sin entender nada. El
médico parece no querer contarme lo que ha pasado con Quique. No antes de
llegar a una sala tranquila. Entramos a lo que parece un despacho. Me ofrece
asiento, me tiemblan las piernas, no sé si puedo soportar más esta
incertidumbre.
-Enrique está grave… - dice sentándose enfrente – ha sufrido
un traumatismo craneoencefálico y tiene una hemorragia…
-Dios mío… - susurro –
-Te puedo tutear? – asiento sin poder hablar – francamente…
tememos por su vida…
Le miro y siento unas ganas irrefrenables de llorar. Quique
no se puede morir. Me imagino a Malú escuchando esta noticia y entrando en
shock y se me encoge el alma.
-La hemorragia está en una zona un poco complicada… y estamos
valorando si operarle o esperar para ver si mejora y no necesita operación… -
sigo sin poder hablar, grabando a fuego cada una de las palabras que ese doctor
está diciendo – si le operamos… pueden quedarle secuelas…
-Secuelas? – grito asustada –
-Es difícil saberlo… - resopla – pero si le metemos en
quirófano conforme está, hay posibilidades de que no lo supere… - le miro
asustada y comienzo a llorar – siento ser tan directo… - niego con la cabeza –
pero creo que debes saber lo que ocurre… Malú no ha parado de preguntar por él…
pero no sabemos si contarle esto… en estos casos las consecuencias pueden ser
desastrosas…
-Qué van a hacer? – pregunto entre lágrimas –
-Esperar… de momento esperar… le haremos otro tac dentro de
unas horas y valoraremos de nuevo… pero está muy inestable… - me ofrece un poco
de agua – hemos localizado a su familia y vienen para acá… no tienes por qué
contárselo tú… hablaré con ellos cuando lleguen…
-Esto no puede ser… - niego con la cabeza – qué es lo que ha
pasado?
-Por lo que he podido escuchar de testigos del accidente… un
coche les ha embestido por la parte trasera, en un lateral… - suspira – al estar
el asfalto mojado, no han podido controlar el coche y se han chocado con el quitamiedos…
-Dios mío… - me tapo la cara aterrorizada – puedo verla?
-Si, pero solo un rato, seguimos haciéndole pruebas…
Me duele todo y sigo como drogada. Cómo si cuando intento
estar más consciente, fuese imposible. Observo a mi alrededor, rodeada de
máquinas y pegatinas por el cuerpo conectadas a cables. Dónde coño está Quique?
Por qué cada vez que lo pregunto, las enfermeras me apartan la mirada? No, no
le ha pasado nada… ha sido un desmayo, de la tensión. Me repito eso una y otra
vez pero estoy muerta de miedo. A veces muerta de miedo y otras como en un
sueño. Una de las veces que consigo que mis párpados me respondan, veo
acercarse a Vero, con cara compungida. Intento moverme, pero me duele todo.
-Cariño… - me abraza cuidadosamente – estás bien?
-Vero… el coche… - balbuceo –
-Lo sé cariño… tranquila… - me acaricia el pelo –
-Dónde está Quique? – me apresuro en preguntar, sé que ella
no va a poder mentirme –
-Tranquila, está bien… - contesta apartándome la mirada –
Mis peores pronósticos se confirman. Si Vero me aparta la
mirada es que algo no va bien.
-No me mientas tú también por favor! – alzo la voz – dónde está?
-Cálmate cariño… no te alteres…
-Cuéntamelo! – vuelvo a alzar la voz agarrándole del brazo –
por favor… - suplico –
-Malú…
Su mirada se nubla y, con ella, la mía. Si sus ojos se llena
de lágrimas es que algo terrible ha pasado. Y si le ha pasado algo a Quique, yo
me voy a morir. Siento un dolor terrible en el pecho, como si me estuvieran
apuñalando.
-Está grave… - susurra – ha tenido un golpe en la cabeza… -
acierta a decir antes de ponerse a llorar –
-Vero… eso no puede ser… - me niego a creerme esa versión –
me sacó del coche, andaba por su propio pie… no es posible…
Vuelvo a ver en mi cabeza la imagen de Quique desplomándose
en el suelo. Se me hiela la sangre. La máquina a la que estoy conectada
comienza a pitar y yo empiezo a respirar de una manera que no puedo controlar.
-Qué te pasa Malú? – me mira aterrorizada – enfermera!
-Qué ocurre? – llega una enfermera rápidamente – Malú,
respira tranquila… vamos… - alza su mano hacia un compañero – es un ataque de
ansiedad, llama al médico…
-Quique… - susurro – Vero, Quique no se puede morir…
-Ay por favor… - Vero se aparta de mi cama y veo como
comienza a llorar con la cara escondida entre las manos -
Porfa, sube mas capitulos, me encanta tu novela.
ResponderEliminarY molaria si Rick siguiera vivo y bien y que sigan felices Malú y él. Gracias por la novela :)