Hostia puta. Creo que puedo hasta ver como los impulsos
recorren mis neuronas. Es como si estuviera sobre ellas, agarrado a las vainas
de mielina que las recurren, saltando de una a otra conexión a toda velocidad.
Estoy en una especie de viaje, en un coche que alcanza la velocidad de la luz,
en el que veo muchas imágenes que no consigo conectar porque pasan a toda
velocidad y no tengo frenos, lo único que hace mi cerebro es ordenarme que no
pare de mover los labios. Solo soy capaz de hacer eso. Nada más, hasta me
cuesta pensar en respirar. Siento de nuevo mareo… pero, esta vez, no es dolor,
es solo un cosquilleo en la parte izquierda… como si estuviera dormida. Mi mano
se dirige sola hasta su pelo y, al notar el contacto, se separa lentamente,
haciendo que todas esas imágenes que estaba viendo pasar, se alejen.
Está llorando. No quiero imaginarme lo que ha tenido que ser
para ella pasar por todo esto. Tengo la sensación de que solo estoy dominado
por impulsos, no soy capaz de pensar. Lo único que me apetece es volver a
besarla. Y, sin decir nada, vuelvo a acercarla a mí con suavidad, y volvemos a
unir los labios una vez más.
-No Quique… - pone una mano en mi pecho – no puedo hacer esto…
Se separa de mí y se levanta del sofá como si le quemase. La
observo sin decir nada y la imito. Los dos, de pie, ella dándome la espalda.
-No quiero aprovecharme de la situación Quique… - dice con
tono apenado –
-No te estás aprovechando de nada Malú… - me acerco por su
espalda – por qué dices eso?
-Te doy pena… es eso verdad? – se gira hacia mí con tristeza –
no es necesario que lo hagas…
-Pena? – la miro sorprendido – pero qué estás diciendo?
-Lo siento Quique… de verdad… no sé lo que ha pasado… - dice
nerviosa –
-Yo sí lo sé… - vuelvo a acercarme a ella –
-Para… por favor… - me suplica instantes antes de ponerse a
llorar –
-Malú… - me conmueve su manera de llorar… es como de rabia –
-Sigues sin recordarme… - solloza – no puedo hacerte esto…
-Y qué ocurre si no te recuerdo pero me gustas? – me mira
sorprendida – qué pasa si me ocurre eso? – alzo la voz – qué pasa si cada vez
que estoy contigo tengo la sensación de ser capaz de recordarlo todo? Qué pasa
si tengo ganas de besarte ahora? – vuelve a mirarme sorprendida – joder! – me doy
la vuelta frustrado – desde que he llegado esta mañana y te he visto… he
sentido cosas aquí – me señalo la cabeza – y aquí – me señalo el pecho – qué quieres
que haga con eso? Qué se supone que tenemos que hacer si los dos queremos
besarnos? Esperar? Esperar a qué? – grito indignado – esperar a que lo que
teníamos se esfume del todo? Sabes el miedo que me da eso? Y ni siquiera lo
recuerdo! – alzo las manos con frustración – ni siquiera recuerdo lo que
teníamos y me da miedo recordarlo algún día y que sea demasiado tarde… Dios… -
me toco la cabeza al notar un pinchazo –
-Quique… - se acerca temerosa hasta mí – cálmate…
-No te estás aprovechando de nada joder… - digo en un tono
más normal – no sabes lo que he sentido con ese beso… - siento un nudo en la
garganta – he sentido que veía cosas que no era capaz de unir, pero he visto
recuerdos, lo sé! – digo convencido –
-Has… has recordado algo? – me mira interrogante –
-No exactamente… - suspiro – Malú… - vuelvo a suspirar – no me
hace falta que nadie me diga lo enamorado que estaba de ti antes de que esto
pasara… no me hace falta recordarlo… - sonrío cabizbajo – sé que era así… y sé
lo que siento ahora… sé que me gustas… sé que si me dejara llevar por lo que
quiero hacer ahora, volvería a besarte… sé que te he echado de menos… no sabía
por qué estaba triste y ahora sí que lo sé… te echaba de menos… - vuelvo a
notar ese nudo en mi garganta, más todavía cuando veo como comienza a llorar de
nuevo -
Sin decir nada, vuelvo a acercarme a ella. El abrazo es tan
sincero y tan intenso que me atraviesa. Es como si, hasta ahora, no me hubiera
dado cuenta de lo mucho que la necesito. Eso no es algo que haya surgido ahora,
eso sale desde dentro, desde algún lugar que no consigo recordar, pero me
encanta sentirlo.
-Pensaba que ibas a irte… - susurra abrazada a mí – he estado
conteniéndome todo el tiempo… pero no podía más…
Sonrío enternecido. Notar que alguien te quiere así es una
sensación que no recordaba, pero que estoy seguro que sentía a diario con ella.
-No quiero irme… - susurro y dejo un beso en su pelo – quiero
quedarme contigo…
Alza su mirada, todavía repleta de lágrimas, y noto cómo se
pone de puntillas. Me inclino lentamente y vuelvo a besarla. Otra vez esa
sensación tan… inexplicable. Nos tambaleamos un poco hasta llegar a la pared.
Agarra mi cara con sus manos sin parar de besarme. Lo hace con desesperación,
igual que yo. Es eso lo que siento, desesperación. Las ganas me invaden y
rebosan por todos los poros de mi piel. Se separa y una tímida risa aparece en
sus labios. Apoyo mi frente contra la suya, sonriendo tiernamente.
-Estás bien? – susurro en voz baja y asiente sin decir nada –
-Me sentía muy mal… - dice susurrando – pero ya no… - sonríe
tímida sin mirarme – has dicho cosas muy bonitas…
-Si eh? – digo en tono chulesco – pues he dicho lo que sentía…
-De verdad te gusto? – pregunta inocentemente y me arranca
una leve carcajada – no te rías… esto no es fácil para mí…
-No… - me pongo serio de repente – sé que no tiene que ser
fácil…
-Es muy raro… - sonríe de medio lado – pero me encanta…
-Y a mí… - sonrío –
-Necesitaba tanto besarte… - confiesa – no sabes cuánto… -
vuelve a sollozar – tenía la sensación que te había perdido… que esto no
volvería a pasar nunca…
-Oye… - intento consolarla – no llores más vale? – acaricio su
cara y cierra los ojos al sentir el contacto – todo se va a solucionar…
Sin dejar de llorar, vuelve a ponerse de puntillas para
besarme. Esta vez el beso es más lento, más intenso, cargado de cosas que no
acierto a descifrar. Sin decir nada, comenzamos a caminar por el pasillo,
besándonos, hasta llegar a las escaleras. Tropezamos sin caer y deshacemos el
beso. Mira fugazmente arriba y sonríe avergonzada mordiéndose el labio. Eso es
demasiado para la poco cordura que me queda.
-No recuerdo dónde está nuestra habitación… - digo sonriendo
levemente – pero igual puedes ayudarme…
-Joder… - vuelve a morderse el labio – ven anda…
Coge mi mano y comenzamos a subir las escaleras. Me estoy
dejando llevar pero no puedo hacer otra cosa. Mi cabeza no piensa, solo siente…
quizá dejándose llevar por el subconsciente donde está ella y dónde estaban
guardados todos sentimientos que ahora comienzan a salir. Entramos en la
habitación cogidos de la mano y un leve y breve hormigueo recorre mi cabeza. El
olor de la habitación me es tan familiar… En la mesita, una foto de nosotros,
sonrientes. Me observa con gesto conmovido y tímido a la vez. Vuelve a morderse
el labio. Me acerco hasta ella, que baja la cabeza y resopla.
-Me gusta nuestra habitación… - digo tiernamente – seguro que
la has decorado tú… yo no tengo gusto para esto…
-No seas tonto… - sonríe tímidamente –
Pongo mis manos en su cintura y, por fin, alza su mirada
hasta mí. A los pies de la cama volvemos a besarnos. Doy los dos pasos
necesarios para llegar hasta el colchón y la tumbo, tumbándome yo encima.
Joder, por qué tengo la sensación de haber estado deseando hacer esto? Quizá
porque es así… seguro que estaba deseando volver a estar así. Sus suspiros se
clavan en mi mente, no me dejan pensar. Nos besamos dejando que nuestras manos
se muevan con libertad. Recorro su costado izquierdo, primero por encima de la
ropa, y después cuelo mi mano por debajo de la camiseta. La electricidad que me
recorre al tocar su piel es difícil de describir.
Sus manos en mi espalda me pegan todavía más a ella. Recorre
mi pelo mientras no deja de besarme. Consigue girarme sobre ella y se pone
sobre mí. Me incorporo hasta quedarme sentado, con ella sentada encima. Me
quita la camiseta sin ninguna complicación. Joder, qué sensación más increíble
siento. Vuelvo a ver imágenes, como antes, imágenes sueltas que no me da tiempo
a analizar, pero que me hacen sentirme bien. Abro los ojos y dejo de verlas
para observar su cuerpo, casi desnudo, solo cubierto por el sujetador. Beso su
cuello cerrando los ojos y vuelvo a sentirlo. De manera muy intensa, siento su
olor recorrer mi cerebro. Mis manos se dirigen sin permiso al broche del
sujetador y lo suelto sin mucha dificultad. Dios, cómo he podido olvidarme de
esto? Soy gilipollas? Con mucha desesperación, llevo mi boca a sus pechos,
recorriéndolos sin descanso, escuchando esos suspiros que me están matando por
dentro. Con su mano en mi pecho, me hace tumbarme mientras hace lo mismo. Besa
mi cuello despacio y repta por mi abdomen hasta volver a subir. No puedo seguir
así. Le doy la vuelta en la cama y suelta un gritito y una risa nerviosa
después. Cómo me gusta esa risa. Me río sin querer yo también y nos miramos
unos segundos. Acaricia mi cara suavemente, sin decir nada, y vuelvo a besarla.
Se agarra a mi cuello, a mi espalda. Repto por su cuerpo como ella ha hecho
conmigo.
Minutos después, estamos los dos desnudos. Mi boca recorre el
territorio que, hace unos segundos, cubría sus braguitas. Sus gemidos son ya
parte de mi memoria, esa que la había olvidado y no entiendo por qué razón.
Sigo preguntándome cómo he podido olvidar esto. Subo hasta su boca y vuelvo a
besarla. Me agarra del cuello de nuevo, como suplicándome que haga de una vez
lo que estoy deseando. Nos miramos mientras lo hago hasta que cierra los ojos
con fuerza y suelta un gemido.
-Agg… - me agarra de la espalda un momento, y luego lleva sus
manos a mis nalgas – Quique… - susurra –
Joder… creo que nunca he sentido esto. Y si lo he sentido, no
lo recuerdo, pero ya no lo voy a olvidar. La sensación que me provoca hacer el
amor con ella es la más maravillosa que he sentido en mi vida. Sus gemidos se
mezclan con los míos mientras no dejo de mover las caderas, no pienso hacerlo.
Escondo mi cabeza en su cuello y cierro los ojos. Otra vez esas imágenes… otra
vez pasan a toda prisa, no puedo detenerlas. De fondo, escucho sus gemidos cada
vez más sonoros. Su aroma vuelve a invadirme. Tengo la sensación de estar
recuperando mis recuerdos. Tengo la sensación que esto es uno de ellos. No
entiendo cómo me he olvidado de algo así, de algo tan bonito, de algo tan
intenso.
Viajo a un lugar que no sé donde está, pero la veo a ella,
tumbada en una cama, muerta de la risa. Y entonces me veo a mí tumbarme sobre
ella y deja de reírse. Y me besa. Y me dice que me quiere. Dios, es un recuerdo…
tiene que serlo… como si fuese un flash, vuelvo al lugar donde estoy, a
escuchar esos gemidos que son de ahora, a escuchar los míos con más fuerza que
nunca. Alzo mi cabeza y la veo, con los ojos cerrados, el pelo revuelto y la
boca entreabierta. Abre sus ojos al notar que paro de moverme. Me mira y frunce
el ceño al ver que no dejo de mirarla. Acabo de acordarme de algo que pasó una
vez… no he recordado nada más, pero me es suficiente.
-Pasa algo cielo? – pregunta dulcemente con la respiración
todavía agitada – estás bien?
-Mejor que nunca… - sonrío algo emocionado –
Vuelvo a comenzar a mover las caderas mientras nos besamos.
Todo tiene una mezcla de realidad y ficción muy extraña, pero me encanta. Noto
esa sensación… está a punto de pasar.
-No pares… - susurra gimiendo –
Hago que mis caderas se muevan cada vez más deprisa hasta
llegar a un ritmo casi insostenible. Gime sin parar con cada embestida, igual
que yo, no puedo aguantar mucho más. La observo mientras le ocurre. Arquea su
espalda y sus piernas tiemblan rodeándome. Aprieta sus manos en mi espalda y
gime de nuevo, esta vez con algo más de tranquilidad.
-Dios… - susurra – Quique… - acaricia mi pelo – te quiero…
Trago saliva al notar esa descarga que me acaba de recorrer.
La miro y me mira como disculpándose. No puedo contestar, solo acierto a
besarla y comenzar a moverme de nuevo, está a punto de pasar y no puedo más.
Cuando esa placentera corriente me atraviesa, caigo rendido sobre ella y vuelvo
a esconder mi cara en su cuello. Siento tantas ganas de llorar que no puedo pararlo, no puedo parar el llanto...
Porfavor sube pronto y que recupe la memoria porfavor
ResponderEliminarSii porfavor sube mas y que la recupere pronto.
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