Tras recibir el alta, y bajo la premisa que en 2 o 3 semanas
tendré que volver a que me revisen, me dispongo a ir a por mi ropa a la unidad
del SAMUR incluida en el hospital. Por lo que he podido saber, mis compañeros
tenían ganas de verme. Del que no me apetece saber nada es de Borja que, por lo
que me han contado, ha salido en una entrevista diciendo que mi imprudencia
podía haberle costado la vida a alguien, que soy un inconsciente, y un largo
etcétera. Voy acompañado por Malú, no se si es lo adecuado, pero no se separa
de mí, es imposible que le diga que no venga conmigo.
Al llegar, se levantan de las sillas como si hubieran visto a
Dios y se dirigen hacia mí. Les saludo uno a uno.
-Tío, qué bien te veo no? – dice Boni emocionado – joder,
menudo susto nos has pegado cabrón…
-Os asustáis de nada… - digo de broma -
-Vaya vaya… - la voz de Borja suena a mi espalda – si está
aquí el héroe… - dice con cierto tono de recochineo –
Malú se mantiene en un segundo plano, estaba sonriendo hasta
que ha visto a Borja. No lo había visto nunca, pero imagino que, por lo que le
he contado, sabe que es él.
-Hola Borja – digo intentando parecer simpático –
-Qué bien eh? Vuelves a salir en la prensa… - sigue con ese
tono que me irrita – el héroe que sobrevive a un accidente aéreo y salva a una
niña de un incendio… te ponemos una plaquita en la unidad?
-Borja… he venido a por mi ropa y a saludar… - digo
intentando escabullirme de esa conversación –
-Sabes la bronca que me ha caído por tu culpa? – dice serio –
-Quizá la bronca te ha caído porque has salido en la prensa
echando mierda encima de uno de tus médicos mientras yo estaba en la UCI – digo
con tono seguro –
-Deberías plantearte tu profesión… uno no es médico para
salir en la televisión…
-El que debería plantearse su profesión eres tú – le señalo
con el dedo –
-Yo? Eres tú el que viene con su novia famosa a pasearse por
esta unidad, como si esto fuera un plató de televisión…
-De qué vas? – escucho a Malú a mi espalda pero me giro y le
hago un gesto para que pare –
-Basta Borja, no estoy para aguantar las tonterías que
sueltas por la boca… - digo yendo hacia mi taquilla, bajo la atenta mirada de
mis compañeros –
-Vuelve a contestarme así y no vuelves a trabajar en mi
unidad – me amenaza –
-Tu unidad? – digo sonriendo, ya me he cansado de esta
gilipollez – por supuesto que no voy a volver a trabajar en tu unidad… - camino
hacia él decidido – dimito – digo frente a él –
Un silencio sepulcral se adueña de la sala. Borja me mira
incrédulo, no se esperaba eso.
-Sabes Borja? Me haces mucha gracia – digo riendo – te crees
con el derecho de reprochar la forma de trabajar a los demás cuando tú no eres
capaz de hacer una guardia en condiciones…
-No te consiento…
-No me consientes qué Borja? Quién te crees que eres? – digo todavía
frente a él – todos nos hemos dado cuenta que evitas ponerte turnos en días
complicados porque en realidad sabes que no eres capaz ni de hacer una rcp. –
miro a mis compañeros, que me miran ojipláticos – ellos no te lo dicen porque les
gusta este trabajo y lo necesitan, y tú, como buen tirano, te aprovechas de eso…
pero sabes una cosa? Ni intentando humillar a tus compañeros vas a poder
disimular que eres un pésimo médico. – me mira sin saber qué decir – cuántas veces
han llegado quejas del trato a pacientes? Y cuántas veces eran tus pacientes? –
sonrío irónicamente – quizá te sirvió ser amigo del director del hospital para
llegar al cargo donde estás… pero te recuerdo que ese amigo tuyo está
inhabilitado por múltiples negligencias… - pone cara de incredulidad – con la
nueva dirección y con las cagadas que haces, no creo que llegues ni a navidades
como jefe de esta unidad… - sonrío al ver la cara que está poniendo - qué te
creías? – digo riendo – que eres el único que sabe de la vida personal de los
demás? – me giro hacia mi taquilla, dándole la espalda – deberías aprender a
dejar de mirar con lupa lo que hacen los demás y esforzarte por hacer bien tu
trabajo… o quizá no quieres esforzarte porque no te gusta trabajar aquí – me giro
hacia él – y si no te gusta tu trabajo, la puerta está abierta para todo el
mundo… - cojo la caja que contiene mis pertenencias – mírame a mí, no me
apetecía nada seguir viéndote la cara a diario, no me apetece seguir jugándome
la vida en una ambulancia, expuesto a cualquier cosa… sin un jefe que saque la
cara por nosotros cuando hacemos bien nuestro trabajo… así que me largo… - digo
sonriendo mirando a Malú – tengo más vida fuera de esa ambulancia… la pregunta
es si tu la tienes… porque no lo parece… - me abrocho la chaqueta – si la
tuvieras, no estarías tan amargado en ese despacho.
Malú me mira boquiabierta. No tenía decidido qué hacer, pero
todo lo que he dicho es verdad.
-Bueno chicos… - me dirijo a mis compañeros – ha sido un
placer trabajar con gente tan válida como vosotros, de verdad… – digo sonriendo – y no os olvidéis que vosotros
sois los que le salváis el culo a vuestro jefe… si no es por vosotros, esta
unidad se habría cerrado hace tiempo. Hablamos de acuerdo? – asienten con una
medio sonrisa en la cara, imagino que he dicho todo lo que ellos querían decir
desde hace tiempo – Suerte Borja – le miro totalmente destensado –
Le hago un gesto a Malú que me mira todavía contrariada. Se
pone a andar a mi lado mientras salimos de allí.
-Pero qué estás haciendo? – pregunta en voz baja –
-Tener dignidad – digo orgulloso – estaba harto de ese
gilipollas…
-Pero no puedes dejar que consiga que te vayas – dice indignada
– para – me coge del brazo y me hace parar de andar – vuelve ahí dentro y dile
lo que quieras, pero no renuncies.
-Malú, desde el primer día dije que nunca me ha gustado
trabajar en una ambulancia… él es solo una razón más para dejar esto…
-Pero…
-Hablamos en casa de acuerdo? – comienzo a andar de nuevo y
escucho como anda detrás de mí, algo enfadada -
-Deja de poner esa cara tan seria anda… - digo mientras me
siento en el sofá – bufff… - suspiro – que a gusto se queda uno cuando hace lo
que quiere hacer…
-Me parece fatal lo que has hecho… - dice con tono serio –
-Fatal? – pregunto extrañado –
-No puedes dejar un trabajo así…
-Malú, estoy de baja… eso les da tiempo para buscar a alguien…
no les he dejado tirados… además – me incorporo en el sofá – por qué te
enfadas? No decías que querías ver como no todo me daba igual?
-Es que no lo entiendo… - dice enfadada – eres buen médico y
dejas que ese gilipollas se salga con la suya…
-Salirse con la suya? – comienzo a reirme – Malú, yo no me
voy a joder por joder a otro… además, ya está jodido… durará poco como jefe…
-Pues por eso mismo, vuelve, plantale cara y quédate allí a
trabajar con el nuevo jefe…
-Y dale… - resoplo frustrado – que odio trabajar en una
ambulancia Malú… - suspiro – y, afortunadamente, puede permitirme elegir donde
trabajo…
-Tus ahorros no son eternos Quique… y cuántas veces te he
dicho que no tienes que pagar nada en esta casa? Y te empeñas en hacerlo… y
ahora rechazas el trabajo… yo es que no lo entiendo…
-Es por el dinero? – sonrío – Vale, hay una cosa que no te he
contado verdad? – me mira extrañada – Malú… tengo muchos ahorros… muchos… -
remarco la palabra – desde hace mucho tiempo, cuando he trabajado no ha sido
por el dinero, sino porque me encanta mi trabajo. Pero no la ambulancia…
-Y dale, pero eso también es ser médico Quique…
-A ti qué música te gusta hacer? La que tu eliges o la que te
imponen porque da dinero? – me mira alzando una ceja – esto es lo mismo… -
niega con la cabeza – vale, siéntante… no te he contado una cosa porque apenas
le doy importancia… y se me olvida la mayoría de las veces…
-Sorpréndeme – se sienta en el sofá con gesto resignado – por
mucho que me cuentes, va a seguir pareciéndome mal lo que has hecho…
-Lo vas a entender enseguida… - sonrío – hace 3 años… tuve un
golpe de suerte – me mira extrañada – Alex y yo jugábamos todos los fines de
semana a la quiniela… desde hace muchísimos años… y nunca habíamos ganado nada…
y, un día, se nos fue la pinza, y pusimos los resultados más inverosímiles… -
sonrío al recordarlo – que perdía el Barça, el Madrid, y todos los que, en
teoría, suelen ganar… y acertamos…
-Cómo que acertásteis? – me mira sorprendida –
-Pleno al quince – sentencio – y esa semana había bote
acumulado de la semana anterior… un pastón vamos…
-Pero… cuánto es un pastón? – pregunta contrariada –
-Mucho… - sonrío – nos lo repartimos Alex y yo… hacía poco
que había nacido Rocío… me alegré más por ellos que por mí. – me enciendo un
cigarro – y empecé a cumplir sueños que tenía... y los de mi familia… - sonrío –
pagué la hipoteca de mis padres… me compré el ático… mi coche… le regalé un
viaje a mi hermana… ayudé a mis tíos a tapar agujeros… y me sobró… me sobró
mucho…
-Pero por qué no me has contado esto? – dice indignada –
-Pues porque tengo el dinero ahí… pero no lo necesito, no lo
he tocado desde todo eso… yo seguí trabajando Malú… seguí trabajando porque me
gustaba trabajar en urgencias, en mi hospital, con mis compañeros, con mis
pacientes… y el dinero que ganaba me daba de sobra para vivir bien y para echar
una mano a mis padres… no hice compras extravagantes, solo usé el dinero en
devolverle a mis padres todo lo que se habían sacrificado para que tuviera
la profesión que yo quería tener… te sorprendería saber hasta donde se
endeudaron para que yo me sacara la carrera… - niego con la cabeza recordándolo – soy de familia humilde, qué quieres? Estoy acostumbrado a no gastar... - río levemente - ese dinero
lo guardé para lo que pudiera pasar… por si estaba mucho tiempo en paro, por si
mi familia lo necesitaba… nunca se sabe… y mira…
-Para, que estoy flipando… - me roba un cigarro –
-No suelo contar esto… pero porque se me olvida, te lo prometo…
más que nada porque también ahorré mientras trabajaba, del dinero que cobraba, y tengo bastante solo con eso para vivir bien durante bastante tiempo…
- doy una calada – mucha gente me decía, tómate un año sabático, viaja, no
trabajes… pero por qué tengo que hacer eso? Yo seguí con mi vida normal, y mi
vida normal era mi trabajo, el trabajo que siempre había soñado. Y el que tenía
en la ambulancia es todo lo contrario Malú… - suspiro – sabes la presión que se
siente cuando tienes una vida en tus manos? – baja la cabeza – pues imagínate
fuera del hospital, dependiendo del tráfico para que alguien no se te muera.
Hay cosas que me han pasado que no te he contado para no asustarte… - me mira
frunciendo el ceño – pero lo del incendio es solo un ejemplo de todas las veces
que te pones en peligro al trabajar ahí. Y no quiero eso. Ya no. – sentencio - hace años… - recuerdo – me ofrecieron hacer
algunas guardias en una de las unidades de mi hospital… pues bien, no hubo un
turno en el que no pasara miedo. Han llegado a apuntarme con una pistola.
-Como? – me mira asustada –
-En una reyerta hace algunos años… llegamos nosotros antes que la policía porque
nos avisaron y uno de ellos estaba herido, casi de muerte… y el amigo nos
estuvo apuntando con la pistola, gritando que si se moría, nos mataba allí
mismo. – me mira boquiabierta – no es el trabajo de mis sueños… y no me gusta
tratar a alguien y dejarle en el hospital para que otro se encargue, y no saber
más de él. A mi me gusta el trato diario con la gente Malú, el tranquilizarles,
el hacer que dejen de estar enfermos… de manera continua, no solo los primeros
30 minutos… y tengo la suerte de poder elegirlo… de poder trabajar porque me
gusta, y no por dinero…
-Dios… tengo un novio rico… - reflexiona de manera graciosa –
por eso nunca me dejas que te invite a cenar… - me río – y por eso te has
empeñado en hacerte cargo de todos los gastos…
-Bueno, eso lo haría aunque no tuviera un puto duro… soy un
caballero… - me pongo en modo chulesco –
-Me vas a decir cuánto te tocó?
-Jajajajaja! – me río con ganas – te lo digo si dejas de
hacer preguntas y vamos ya a la habitación… - pongo cara insinuante – un día y
medio es demasiado tiempo sin hacerte el amor…
Me mira sorprendida, con una media sonrisa, y, sin decir
nada, se lanza a besarme. Al fin.