Cierra la puerta y se queda, desde el pasillo, mirándome.
Viene sonriente hacia mí, aunque detecto cierta emoción en sus ojos. Sus amigos
acaban de marcharse. Qué vergüenza me ha dado tocar delante de ellos, pero qué
bien me he sentido. No sé el tiempo que llevaba sin hacerlo. He tenido tantos
recuerdos mientras tocaba. Recuerdos recientes y antiguos. En los recientes
estaba ella, como no podía ser de otra forma. Me siento en el sofá y se sienta
a mi lado, sin decir nada, y se abraza a mí.
-Recuérdame que coja pañuelos cada vez que me acuerde de lo
que has hecho esta noche – dice sin mirarme –
-Tan mal les he caído? – digo en broma –
-Pff… - suelta un bufido – joder… - comienza a reírse pero,
cuando me mira, veo que está llorando –
-Joder Malú… - niego con la cabeza – deja de llorar anda…
-No puedo… - dice sollozando – lo de hoy me ha matado…
-Pero por qué? – digo aguantándome la risa, está muy
graciosa intentando no llorar –
-Te aseguro que nadie había hecho lo que has hecho tú hoy
por mí…
Me pongo serio al escuchar esa frase. Lo dice de corazón,
cuando dice las cosas así me conmueve.
-No he hecho nada Malú… - acaricio su cara –
-Les has encantado, te parece poco?… - noto como le tiembla la barbilla – y
encima luego vas y tocas esa canción… y pretendes que no me ponga a llorar no?
-Jajajajaja! Ayy… mi pequeña… - la abrazo – qué sensible…
-Me han venido a la cabeza los recuerdos de la isla… -
susurra – no puedo evitarlo…
Rompe a llorar y se abraza a mí de una manera que me deja
descolocado. No sé ni qué decirle… lo único que alcanzo a hacer es abrazarla
contra mí con fuerza, intentando reconfortarla. Tras unos momentos así, parece
que se recompone un poco. Ríe avergonzada mientras se seca las lágrimas…
-Eres adorable, lo sabes no? – digo con voz tierna –
-Cállate… - ríe – pfff… menudo día, creo que he pasado por
todos los estados de ánimo posibles… estoy agotada…
-Por todos no… - carraspeo insinuante –
Me mira y ríe en una carcajada.
-Y qué propones? – me mira insinuante, todavía algo
emocionada –
-Pues no se… pero puedo hacer que pases por otro estado de
ánimo… - me acerco y beso su cuello –
-Vamos a la piscina… - dice susurrando –
Nos desnudamos mientras caminamos, mirándonos, y nos
lanzamos en ropa interior a la piscina. Comenzamos con arrumacos varios, pero
pronto me consume el deseo. La agarro por la cintura y pego su cuerpo al
lateral de la piscina, haciendo que se de la vuelta y quede de espaldas a mí.
-Quique… - meto mi mano por sus braguitas – aggg… - suelta
un gemido –
-Te daba morbo hacerlo aquí? – susurro cerca de su oído –
-Mucho… - dirige una de sus manos a mis bóxers –
-A mi también… - beso su cuello mientras dejo que mi mano se
mueva por dentro de sus braguitas –
Ya no hay vuelta atrás. Como puedo, me quito los bóxers y
ella hace lo propio con su ropa interior. Me parece que esta va a ser una de
las veces en las que el control nos va a abandonar. Vuelvo a darle la vuelta y
hago que se agarre con sus manos al bordillo. Esta vez no hay demasiados
preámbulos, estaba deseando que se fueran para hacer esto.
-Ven aquí… - intenta darse la vuelta –
-Quieta… - agarro sus manos y las vuelvo a poner en el bordillo
– me vuelves loco…
Nunca lo he hecho así, en una piscina, para mí es algo
nuevo. Las sensaciones son distintas, creo que voy a poder controlarme poco.
Más aún si la escucho. Esos sonidos que salen por su boca son una droga, quiero
más siempre. Hago que abra un poco las piernas y actúo de una vez. Estaba
ansioso por hacerlo. Con cada movimiento, emite un sonido de placer que me
tortura. Me tortura mucho. Agarro sus caderas e imprimo movimientos rítmicos
más rápidos. El sonido del agua chapotear me pone más malo todavía, y parece
que a ella también.
Le doy la vuelta, quiero verle la cara mientras lo hacemos.
Se agarra con una mano a mi cuello y, con la otra, al bordillo.
-Joder… - no me sale decir nada más, no puedo verla así, me
puede, me dan ganas de comérmela entera –
-Mmm… - gime mientras no paro de moverme – no pares… - se
agarra a mi cuello –
Todo su peso sobre mí, agarrada a mi cuello, me hace perder
la cabeza. Gruño y me la llevo a las escaleras que se alzan desde debajo del
agua. La siento en uno de los escalones y me arrodillo en uno de ellos. El
ritmo ahora es insostenible. Pongo una mano en su boca cuando veo que el sonido
comienza a ser un poco más alto. Solo nos faltaba que nos escuchasen los
vecinos, aunque en ese momento poco me importa todo, no se de donde he sacado
el sentido común la verdad.
-No grites… - digo pegándome a su cuerpo –
Se incorpora y se agarra a mi espalda, casi arañándome,
suspirando al compás de los movimientos muy cerca de mi oído. Decido levantarla
y ponerla de nuevo contra un lateral de la piscina, de espaldas a mí. Al tiempo
que muevo mis caderas, llevo una de mis manos a la zona. Ahora si que ha
soltado un grito. Mierda, nos van a escuchar… y me la suda, no pienso parar.
Muevo la mano casi tan rápido como las caderas. Veo sus dedos tornarse blancos,
agarrados al bordillo de la piscina, de la fuerza con la que se está agarrando.
Tras varios gemidos más, noto como se estremece. Destensa el
cuerpo, se suelta del bordillo, exhausta, y la agarro para que no se hunda en
el agua. Parece totalmente relajada en este momento. Se da la vuelta, poniendo
sus pies sobre el fondo de la piscina, de puntillas, y se abraza a mí.
Comenzamos a besarnos lentamente, sin separar nuestras bocas ni para respirar.
Es un beso intenso, que no me hace nada bien, estoy desesperado en este
momento.
-Joder Quique… - dice todavía intentando que su respiración
se normalice – me encanta cuando te pones así…
No digo nada. Pego su espalda al borde de la piscina y hago
que cruce sus piernas por detrás de mí. Se agarra a mi cuello de nuevo y doy
rienda suelta a mis movimientos. No puedo más, me pone muchísimo. Beso su
cuello mientras no doy tregua al ritmo que he decidido llevar. Lo estira hacia
atrás, esa visión me encanta. Sus pechos parece que por libre, se mueven como
les da la gana. Estoy desatado, siempre he sido algo silencioso en estas cosas,
pero no puedo contenerme. Creo que le gusta que no lo haga, a juzgar por como
gime ella. No se el tiempo que duro en esa posición, pero desearía estar
siempre así, aunque me muriese porque no me llegase sangre al cerebro. Noto esa
corriente que nace desde mis caderas y se distribuye por todo mi cuerpo. Me
tenso un instante, y luego dejo salir algunos gemidos ahogados que me quedaban
en mi garganta. Me apoyo en ella, que se agarra al bordillo y a mi cuello.
Siento que no puedo estar en pie.
-Estás muy loco… - dice riendo tímidamente –
-Es tu culpa… - digo respirando entrecortadamente todavía – no
sabes cómo me pones… - beso su cuello y escucho como sigue riendo –
-La hemos liado mucho nene… - me mira insinuante – y la
vamos a seguir liando arriba… no he tenido suficiente…
Subimos las escaleras con ella colgada de mi cuello. No ha
tenido bastante dice. Está loca. No se el tiempo que llevamos haciendo el amor
de nuevo, en nuestra cama… porque ya la considero nuestra, lo que hemos hecho
allí es para que nunca sea de nadie más. Vuelvo a terminar exhausto y, por lo
que veo, ella también. Se deja caer sobre mi cuerpo, todavía moviendo
tímidamente las caderas.
-Joder qué polvazo… - gime al lado de mi cuello – así me
gusta… que me sigas el ritmo…
-No puedo más… - me quejo – se me está torciendo la boca… me
está dando un ictus… - estalla en una carcajada – no te rías, que no me llega
sangre a la cabeza…
-Mmm… - restriega su cuerpo por el mío – me encantan las
caras que pones cuando se me va la olla…
-Y se te va mucho además… - retiro el pelo de su cara mientras sonríe -
No hay comentarios:
Publicar un comentario