-Rosa, no me apetece. – digo desganada –
-Cariño, venga, si solo será un momento, nos tomamos algo,
nos despejamos y volvemos… - niego con la cabeza, lo único que me apetece es
acostarme – es por Quique? – resoplo – sabes algo de su entrevista?
-He hablado con él… sonaba tan ilusionado cuando me contaba
cómo era el hospital… - sonrío resignada – le echo tanto de menos…
-Ay mi niña… - me abraza –
-Yo me alegro tanto por él… pero… - se me hace un nudo en la
garganta que me impide hablar –
-Ya cariño… ya… - sigue abrazándome -
Joder… por qué no puedo parar de llorar? Me duermo llorando y
me despierto llorando. Yo es que me cago en el amor y en todo. Siempre me pasa
igual, siempre ocurre algo para que se acabe todo. Ahora él se irá lejos… y ya
si que no volveremos a vernos… y se enamorará de cualquier alemana de metro
ochenta que sea médico y comparta su trabajo con él. Esto ha sido una locura
desde el principio… mi vida es demasiado estresante para que alguien quiera
quedarse en ella. Es normal… Quique es demasiado bueno para mí. Joder… es
demasiado bueno… y lo he perdido por imbécil… Debería mandarlo todo a la
mierda, y coger un avión a Berlín, y plantarme en su hotel y decirle que si no
me perdona, si no vuelve conmigo, me voy a morir… y…
-Joder! – exclamo al escuchar la puerta de mi habitación –
Me tapo con la sábana la cabeza. No pienso abrir. Será Rosa.
O un estúpido que no ha visto el cartel de no molesten. Vuelven a llamar, estoy
empezando a cabrearme. Yo es que me cago en la puta ya. Me levanto farfullando,
maldiciendo, yo es que no entiendo por qué no me puede dejar el mundo en paz.
Abro la puerta con una mala ostia que podría matar ahora mismo a quien se
pusiera por delante.
-Vamos a ver, que tengo el cartel de no molesten en…
-Hola jefa…
No… no puede ser… Veo como saca un ramo de rosas blancas de
su espalda. Tengo muchas ganas de llorar. Estoy paralizada. Estaré soñando? No
soy capaz de pensar en nada, ni en moverme. Da dos pasos hasta entrar en la
habitación. Me mira interrogante, pero sigo sin poder moverme, no sé qué me
pasa. No quiero cagarla, ha venido por lo que creo? Y por qué va a venir si no?
Si lleva un ramo de flores y media sonrisa en la cara. Me lanzo a sus brazos
aplastando las rosas, no es posible que esté aquí. Lo ha vuelto a hacer. Ha
vuelto a buscarme. Me lo voy a comer a besos.
Escucho la puerta cerrarse no sé como. Me coge de la cintura
y me levanta del suelo mientras me besa. Me pega a la pared. No puede ser…
tengo que estar en el cielo. Quizá me he muerto y estoy allí. No, este tipo de
cosas no creo que se sientan en el cielo. Nos miramos un segundo, no puedo
evitarlo, me echo a llorar abrazándome a él.
-Jefa… para… - me suplica – no llores anda…
-Rick… - balbuceo llorando abrazada a su cuello – perdóname…
por favor…
-Cálmate… - acaricia mi pelo, me estoy muriendo de amor en
este momento – ven aquí…
Se traslada al borde de la cama, conmigo agarrada a él. No
pienso soltarle ni aunque venga el mismísimo Papa y me lo ordene. No lo voy a
soltar más. Se sienta en la cama, conmigo encima.
-Eh… qué habitación tan grande no? – dice con tono gracioso –
-Estás aquí… - me separo un poco y agarro su cara con mis
manos –
-Eso parece… - dice riendo un tanto avergonzado – no hagas
pucheros… - no puedo evitarlo – no… no hagas eso joder…
Me abrazo a él y vuelvo a llorar como una niña. Escucho como
suspira, creo que está llorando, aunque no es tan escandaloso como yo. Maldita
sea, no puedo parar.
-Perdóname Malú… - susurra – no sabía qué hacer… he sido un
gilipollas…
-Qué? – me separo de él sorprendida – la gilipollas he sido
yo… ha sido todo mi culpa…
-No digas tonterías… - acaricia mi cara – no tienes la culpa
de nada…
-Claro que la tengo… te he decepcionado… - vuelvo a poner
otro puchero –
-Claro que no… - me acaricia los brazos – he sido yo… que he
sido un imbécil al pensar que no podía estar contigo… - me abraza –
-No deberías estar aquí… no me lo merezco Quique… soy una…
-Malú… - me corta – aquí es exactamente donde debo estar… y
donde quiero estar… - deja un beso en mis labios – contigo…
-Y el trabajo? – pregunto asustada – qué has hecho Quique?
-El trabajo? – se echa a reir – qué hago yo rodeado de
alemanes?
-Has dicho que no? Estás loco? – le riño –
-Pues claro que he dicho que no! – dice como si tal cosa –
-No Quique – me levanto ante su sorpresa – ahora mismo les
llamas y lo aceptas, es una oportunidad buenísima y no voy a dejar que la
rechaces por mi culpa.
-Por tu culpa? – se levanta de la cama boquiabierto – Malú,
hace mucho tiempo que el trabajo para mí no es importante…
-Claro que es importante! – me indigno, me siento culpable –
es tu carrera!
-Mi carrera no se basa en irme a Berlín a curar alemanes…
puedo hacer lo mismo en España… - sonríe – y con mejor tiempo… que menudos días
me han salido…
-Quique… esto no está bien… - niego con la cabeza nada
convencida –
-Mírame… - me obliga – no voy a irme a Alemania… mi sitio
está contigo y cerca de mi familia… no allí. – se me vuelven a llenar los ojos
de lágrimas – puedo encontrar millones de trabajos que me van a hacer feliz…
pero no voy a encontrar a nadie más como tú.
Vuelvo a llorar tras mirarle unos segundos. Me mira con tanta
ternura… con tanto amor… no me lo merezco. No me merezco que haga estas cosas
por mí. Yo, que nunca renunciaré al trabajo por nadie… y ahora llega él y lo
hace por mí.
-Mi trabajo no es igual que el tuyo… - parece que me lee la
mente – yo puedo trabajar en cualquier hospital, en cualquier consulta… pero tú
tienes que cantar en los mejores sitios posibles… - le miro con culpabilidad –
deja de mirarme así… - sonrío mirando al suelo – dime que no tienes ninguna
entrevista hasta dentro de varias horas…
Me mira con deseo y no puedo frenarme. Vuelvo a lanzarme a
sus labios y caemos en la cama. Me desnuda con desesperación, igual que yo a
él. Estaba deseando volver a tocarle… y que volviera a tocarme. Volver a sentir
sus manos sobre mí es una sensación inexplicable. Repta por mi cuerpo con total
libertad, quiero que me haga lo que quiera, no voy a rechistar. Solo puedo
dejar salir gemidos de mi cuerpo, que estaban deseando volver a sentirle para
escapar de mi garganta.
No creo que podamos parar hasta dentro de muchas horas
a juzgar por cómo lo estamos haciendo. Hacemos pausas para recuperar la
compostura pero, instantes después, volvemos a comenzar a besarnos. Jamás me
había sentido así, tan agotada y tan feliz a la vez. Me acomodo sobre sus
caderas, dejando que se muevan sobre él mientras me mira con deseo. Lleva
mirándome así desde que ha aparecido. Intercalamos momentos de desenfreno con
momentos de dulzura… de movimientos suaves, lentos… necesitaba sentir ese
placer que creo que no podrá darme nadie nunca más… solo podrá hacerlo él.
Llevo varios minutos con mi cara pegada en su pecho,
abrazándome a su cuerpo. Le oigo respirar. Me encanta hacerlo. Acaricia mi pelo
y mi espalda desnuda sin descanso, con dulzura.
-Quique… - me incorporo mirándole con el ceño fruncido – has
venido desde Berlín? - asiente - Y cómo
sabías en qué hotel estaba?
-Emmm… - alza sus cejas sonriente – bueno – mira al techo
pensativo – he cogido un vuelo a Madrid, he esperado 4 horas en el aeropuerto
para que saliera el vuelo aquí… y cuando he llegado me he dado cuenta que no
sabía donde te alojabas. Así que he llamado a Rosa, que no me ha cogido el
teléfono… y he llamado a Vero… que tampoco me lo ha cogido… - pone gesto
gracioso – y, cuando pensaba que era un apestado para todo tu entorno, he
llamado a tu hermano.
-A Jose? Lo mato, no me ha dicho nada! – digo indignada –
-Claro que no te ha dicho nada… - dice riendo – me ha dicho
tu hotel y tu habitación… pero cuando he llegado abajo… no me dejaban subir… se
pensaban que era un fan… - estallo en una carcajada – hasta que una chica de
recepción me ha reconocido… y casi me han obligado a hacerme fotos con medio hotel…
- no puedo parar de reírme – y cuando iba a subir, he pensado que subir sin
ningún regalo era poco… romántico… - sigo descojonada – así que he salido a la
calle, pero por lo visto se había corrido la voz de que estaba aquí, asi que he
vuelto a entrar al hotel… por qué cojones me conocen en Méjico? – pregunta
inocente –
-Es por la familia de Guille… - digo intentando no reirme –
-Así que he pensado… bien… si voy a comprar un ramo de flores
y empiezan a sacarme fotos entrando así a tu hotel… adiós a nuestra relación discreta…
así que he llamado a Rosa de nuevo, que me ha cogido el teléfono de mala gana y ha empezado casi a... insultarme - reprimo una carcajada - …
hasta que le he dicho que estaba abajo en recepción… y bueno, le he pedido que
me consiguiera un ramo de rosas blancas…
-Para que me meo… - no puedo parar de reirme –
-Y entonces me ha dicho cuál era su habitación, pero se ha
equivocado de número y he aparecido en la habitación de un matrimonio que ve
mucho la tele parece ser… me han obligado a meterme en su cuarto y hacerme
fotos con sus hijas…
-Jajajajajajajajajaja!
-Cuando he conseguido escabullirme – sigue con su relato sin
apenas reírse, pero con un gesto muy gracioso – he llamado otra vez a Rosa…
resulta que no era el 233 sino el 433… así que he ido directo a su habitación…
me ha dado el ramo y… aquí estoy…
-Jajajajaja… - me seco las lágrimas –
-Te hace gracia mi penitencia? – dice haciéndose el enfadado –
no sabes lo mal que lo he pasado…
-Me encantas… - cojo su cara y le beso – te quiero…
Sonríe avergonzado y me da un fugaz beso.
-Y yo a ti… - me mira sonriente –
-Vas a quedarte aquí conmigo?
-Hombre… - se acomoda en la cama – pues con lo que me ha
costado subir a tu habitación… me parece que no pienso salir de aquí hasta que
nos vayamos juntos…
-Jajajajajajaja! – le doy un manotazo – gilipollas…
-Mmm… - hace gesto de placer – cuánto he echado de menos que
me pegue señorita Sánchez…
-Mmmm… - hago el mismo gesto de placer – me gusta que me
llames así…
-Sí?... – pregunta con tono sexy –
-Mucho… - me pongo seria – sabes? Voy a empezar a escribir un
libro…
Alza una ceja, incrédulo, mientras me mira.
-Ya tengo el título… - hago un gesto con las manos en el
aire, como si pusiera un rótulo – 50 sombras de Rick.
-Jajajajajajajajaja! – estallamos en una carcajada – yo no te
hago esas cosas! – dice indignado mientras se ríe –
-No… pero poco te falta… - me tumbo encima de él –
-Uhh – dice insinuante – otra vez señorita Sánchez?
-Otra vez… - le dirijo una mirada perversa mientras sonríe -
No hay comentarios:
Publicar un comentario