sábado, 4 de octubre de 2014

CAPÍTULO 59: SI TÚ ME DEJAS

Entro a la habitación después de la ducha que tanto necesitaba. Le encuentro sentado al lado de la ventana, fumando, pensativo. Agacho la cabeza sin querer, me siento tan culpable… le he tratado tan mal… no se lo merece. En el hospital, se ha tirado toda la noche conmigo, sin replicar, hasta que me han dado el alta. Me mira fugazmente y vuelve a mirar por la ventana. Está anocheciendo, el viaje ha sido largo. Me siento en la cama, con el enfrente, sigue sin mirarme.

-Quique… yo…

-Malú – me corta – no vuelvas a disculparte… - dice sin mirarme – no necesito que te disculpes…

-Yo si necesito hacerlo… te he tratado fatal… - digo apenada –

-Bastante además… - dice en tono serio –

-Y qué puedo hacer para que se te pase el enfado? – digo sincera –

-No estoy enfadado… - niega sonriendo irónicamente – no es eso…

-Entonces? – pregunto extrañada –

-No es enfado Malú… - resopla mirando por la ventana – es tristeza…- me mira y puedo ver su tristeza en la mirada - 


Esa afirmación me parte el alma. No soy capaz de decir nada, decido seguir escuchándole.

-Creo que lo mejor es hablar de esto antes de que se me quede dentro y nos afecte… - empiezo a sentir pánico por aquella conversación – yo… no pretendo decidir ni influir en ninguna situación de tu trabajo Malú… - intento hablar pero no me deja – hoy no pretendía convencerte para que no cantaras… no sabes como me gusta verte cantar… lo que pretendía era convencerme yo de que no era mala idea…

-Quique… - siento que estoy a punto de llorar –

-Malú, es mejor que deje de ir a tus conciertos…

Vuelvo a quedarme helada, no puede ser que me esté diciendo eso. Siento un dolor en el pecho terrible, le he hecho más daño del que pensaba.

-Pero qué estás diciendo? – pregunto algo desesperada –

-No pinto nada allí, no tengo ni idea de cómo va todo aquello… y eso me daría igual si no fuese por lo que pasó ayer… - veo su gesto serio, no me puedo contener e intento hablar – No Malú – niega con la cabeza – te trato mal en algún momento? – pregunta algo enfadado – pues espero lo mismo por tu parte… no espero que me grites delante de todos tus compañeros y me dejes como un imbécil… - hace una pausa tensa – hace tiempo que no dejo que me traten así.

-Pero Quique… yo… estaba nerviosa y…

-Malú – se levanta y se sienta a mi lado – yo voy a verte porque me gusta, porque me divierto… y se que esto volverá a pasar en algún momento… volverás a ponerte nerviosa por cualquier cosa que te diga… pero si pretendes que deje de preocuparme por ti, es que no me conoces… - suspira – y como no voy a dejar de preocuparme por ti, tu no vas a dejar de enfadarte por eso… - pone una mano sobre mi pierna – lo mejor es que…

-No – me levanto enfadada – lo mejor no es que dejes de venir conmigo – digo gritando – no puedo cometer un error verdad? No puedo estar nerviosa por nada, siempre tengo que estar como tú, impasible, tranquilo, como si la cosa no fuera conmigo…

-No voy a discutir… - hace un intento para levantarse pero se lo impido –

-Crees que no me siento mal por lo que pasó ayer? Crees que no se que tenías razón?

-No pretendo tener razón – alza la voz –

-Ni yo pretendo que te sientas mal! – grito – me parece muy radical que digas que ya no vas a venir conmigo… qué quieres, que me sienta peor?

-No estás entendiendo nada joder! – se levantó y fue hacia la puerta dispuesto a irse pero se paró – sabes lo que sentí ayer cuando me despreciaste así? – me mira intensamente – sentí que no formaba parte de tu vida… y créeme, no aspiro a formar parte de tu trabajo, pero de tu vida si.

-Como puedes decir eso Quique? – digo a punto de llorar –



-Digo lo que siento Malú… - pone los brazos en jarra – qué quieres que haga? Qué quieres de mí?

No puedo contestarle… se que tiene razón en todo lo que está diciendo, pero solo me sale contestarle con silencio, lo que le hace cabrearse más.

-Mira… lo que peor puedo llevar de una discusión son los silencios… no vas a decir nada? – no puedo ni mirarle – ni siquiera vas a decirme por qué me despreciaste así? – sigo mirando al suelo – en fin… - suspira –

Sale por la puerta y no soy capaz de impedírselo. Me quedo allí sentada en la cama, sin saber qué decir. Le desprecié porque, en el fondo, pensé que lo que quería era controlarme… y nunca he soportado eso… pero me equivoqué, como siempre. Al momento, le veo entrar con su bolsa de aseo a la habitación. Frunzo el ceño…

-Qué haces? – pregunto asustada –

-Malú, no voy a quedarme en tu casa después de esto… ni a ti te apetece ni a mi tampoco…

-Quique, no hagas esto… - me levanto y me pongo a su lado –

-Que no haga el qué? – me pregunta furioso – aguantar que me desprecies, que no me contestes cuando te hablo, que me grites delante de tus compañeros… te refieres a eso? – me mira muy enfadado y yo no se que decir – si pretendes que aguante todo eso, estás muy equivocada – vuelve a mirar a su maleta – no se si esto es lo mejor Malú… puedo soportar que me hagan fotos, que hablen de mí… puedo soportar todo lo que venga de fuera… pero si viene de ti… si viene de ti no me pidas que me quede a soportarlo.

-Quique… por favor… - cojo su brazo – no te vayas…

-Y qué cojones hago? – grita mientras tira su ropa al suelo – dime lo que quieres que haga! Lo sabes tú? Porque yo no tengo ni idea de qué hacer joder!

Veo como se sienta en la cama abatido, como si se acabase de dar cuenta de algo que no puede lograr. Nunca le había visto tan enfadado. Se me parte el alma, no se que decirle, solo quiero que se quede, pero a qué precio? Qué le estoy pidiendo?

-Quique… - me siento a su lado y acaricio su hombro – siento muchísimo lo de ayer… - las lágrimas me asaltan – sentí que me estabas controlando… y nunca he soportado eso…

-No pretendo meterme en tu trabajo joder! – contesta sin mirarme –

-Lo sé… lo sé… - intento que mi voz suene comprensiva – no te vayas por favor… no me dejes… - rompo a llorar sin poder evitarlo –

-Dejarte?

Noto como me mira sorprendido y cierro los ojos intentando que esas lágrimas no se escapen, pero es imposible. Pongo mis manos en mi cara, tapando aquel llanto, y noto como me las aparta. Sin mediar palabra, me agarra la cara y comienza a besarme sin control. Me agarro a su pelo con rabia y caemos en la cama. Siento rabia por toda esa situación, siento que no puedo controlarme y le beso casi mordiéndole. Tengo hasta ganas de arañarle, no me había sentido así nunca. Me agarra como si no pesara nada y me desnuda sin mediar palabra. Casi sin mirarme, comienza con sus embestidas.

-Agg… Quique… - gimo sin poder evitarlo – no te vayas… - le suplico –

-Cállate… - dice con voz grave sin parar de moverse – me vas a volver loco…

No puedo más. Me pongo encima de él y doy rienda suelta a mis movimientos sobre él. Jamás había sido tan brusca. Me mira como queriendo traspasarme hasta que se incorpora de rodillas y me sujeta por mi trasero para seguir embistiéndome. Me agarro a su cuello y le empujo para que caiga en la cama pero hace fuerza para evitarlo. Esto es una guerra que no se muy bien cómo va a terminar. Consigo ponerle de nuevo sobre la cama pero se gira y se pone sobre mí para comenzar a imprimir un ritmo incontrolable a sus caderas. Siento que me voy a desmayar, no puedo parar de gritar. Nunca le había escuchado gemir así, está tan descontrolado que me encanta. Poco más hace falta para que llegue a un orgasmo que me sabe amargo y dulce al mismo tiempo. Me da unos segundos de tregua, y, casi sin mirarme, comienza de nuevo a moverse con ese ritmo tan frenético hasta que le escucho correrse. Cae sobre mí exhausto. Me abrazo a él con mis brazos y mis piernas, todavía siento mi corazón intentar salir del pecho. No dice nada, no habla, solo respira en mi cuello y, después, comienza a besarlo dulcemente. No puedo evitar sonreir aliviada.

-Perdóname Quique… - susurro conteniendo las ganas de llorar que me están dando –

-Schhh… - sigue besándome – me vas a matar joder…

-Mmmm… - me abrazo más a él – no te puedes ir… te necesito… - dejo varios besos por su pelo –

-Pff… - suspira sin levantar la cabeza – no lo entiendes verdad?

-Claro que lo entiendo cariño… - le acaricio suavemente la espalda – y lo siento muchísimo… no va a volver a pasar… - beso su pelo – me encanta que vengas a verme… me siento más segura contigo allí… - dejo tiernos besos por su hombro – y me encanta volverme y ver que me estás mirando…

-Si a mi también me gusta todo eso Lula… - se incorpora y me mira – joder… - se pone a reírse y vuelve a recostarse en mi hombro –

-Qué pasa? – digo riendo, contagiada por su risa –

-Se nos ha ido la olla mucho eh? – se incorpora riéndose – estás toda despeinada…

Me recoloca un mechón de pelo y yo muero de amor. No soy capaz de expresar lo que siento en ese momento… es amor… amor sin más, sin nada por en medio, sin condiciones… me quiere, y por primera vez en mi vida estoy segura de eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario