miércoles, 8 de octubre de 2014

CAPÍTULO 72: POEMA DE MI CORAZÓN

Me despierto con una sonrisa en la cara. Cuando abro bien los ojos, veo que no está y me asusto. Dónde está? Lo he soñado todo? Me sereno un momento, no, no lo he soñado, ha pasado de verdad. Me levanto, observando la habitación. Entra una luz perfecta por la ventana, casi tan perfecta como la noche de ayer. Camino por los rincones de mi alojamiento, intentando buscar algo que me diga dónde puede haber ido. Miro mi móvil, no hay nada. Empiezo a asustarme. Y si se ha ido? Y si se lo ha pensado mejor? No… sacudo mi cabeza intentando ahuyentar esos fantasmas. Salgo del baño, allí tampoco está. Entonces veo una nota. Está en mi mesilla de noche. Me acerco temerosa… temerosa por si ese trozo de papel vuelve a sumirme en la más absoluta soledad. Lo cojo entre mis manos… contiene mucho escrito.

“Hola jefa. No te asustes, no me he ido. Esta mañana me ha llamado Amanda y no he querido despertarte. He ido a recogerles al aeropuerto. Vienen a ver tu concierto. No te he despertado porque estabas tan a gusto durmiendo que me ha dado vergüenza hacerlo. Me quedaron muchas cosas por decirte ayer… - me tapo la boca con una mano – muchas cosas que ni siquiera sé si puedo plasmarlas en papel. Ya sabes que soy un romántico empedernido… y quizá, leyendo esto, te están entrando ganas de vomitar arcoíris. – reprimo una carcajada emocionada – Desde el primer momento en que te ví supe que eras especial. Desde que casi me sacas un hombro chocándote conmigo en aquel aeropuerto. – esbozo una sonrisa – Bendita casualidad jefa. No sé qué hubiera sido de mi vida si no llegas a chocarte conmigo. La has cambiado por completo, has cambiado mis mañanas, mis tardes, mis noches, y mis sueños. Sobre todo mis sueños.
Ahora todos mis sueños tienen que ver contigo, ahora tienen sentido, ahora me imagino todas las cosas que quiero hacer y sé que no las haré solo. Sé que, si tu quieres, las compartiré contigo. Sabes lo que significa eso para mí? Ayer me dijiste que no ibas a permitir que rechazase un trabajo por tu culpa… querrás decir gracias a ti. Si no hubieras aparecido en mi vida, probablemente ahora estaría en algún bar enfrente de aquel hospital, bebiendo cerveza con unos rubios obesos. – me río – mi vida sería gris, hubiera optado por huir, como tantas otras veces he hecho. He huído de mi vida cientos de veces, pero siempre ha acabado por alcanzarme y hundirme de nuevo. Ahora no. Ahora no huyo, ahora solo tengo ganas de perseguirla. De perseguirte. De seguirte a donde vayas porque… sin ti… sin ti no tiene sentido nada de lo que haga. Ahora solo tengo ganas de hacerte feliz, porque te lo mereces. Te lo mereces, no lo dudes ni un instante.
Ayer estaba en el avión, solo… y no sentía miedo por que pasara algo. Sabes las veces que lo hemos hablado. Sentía miedo por llegar aquí y que no le dieras sentido a mi viaje. Y cuando llegué y me abrazaste fue como volver a respirar. Como cuando me abrazaste en la playa el día que regresé. Cuánto hacía que nos conocíamos en ese momento? Días? Por eso eres especial. Porque te convertiste en imprescindible para mí en apenas un instante.
El tiempo que hemos pasado separados no ha servido nada más que para que creciese todo esto. Todo lo que siento por ti. Soy incapaz de imaginarme la vida sin ti. No sé como lo has hecho, y creo que nunca lo sabré. Nunca sabré por qué, aunque no esté contigo, puedo escuchar tu risa. La he escuchado estos días y me mataba cada vez que ocurría. Me mataba no tenerte delante. Ayer te escuché reir de nuevo, delante de mí… y creo que es uno de los sonidos de los que nunca me cansaré. Todo de lo que sé que nunca me cansaré tiene que ver contigo. Me he enamorado como un imbécil. Como nunca pensé que lo haría. Y eso si es por tu culpa.
Mientras me enseñaban el hospital, me imaginaba los días allí, sin ti. No podía aceptarlo cariño. No hubiera sido feliz. Anoche volví a serlo. Y eso también es por tu culpa. Siento haber tardado tanto en darme cuenta. Siento haberte pedido demasiado. No te pido que confíes en mí a ciegas, nadie puede hacer eso, siento no haberlo entendido. Solo te pido que si, algún día tienes dudas, me escuches. Nunca voy a mentirte, nunca voy a traicionarte, te lo prometo. Si alguna vez tienes dudas, acuérdate de esto, porque es de las pocas cosas que puedo asegurar sin equivocarme. La otra es que siempre te voy a querer, pase lo que pase.  
No se si la gente lo verá… pero yo lo veo. Yo veo lo que eres. Eres lo que he estado esperando toda mi vida. Y, ocurra lo que ocurra, nunca dejaré de verlo.
Te quiero. Rick.
Pd: Deja de llorar, floja!”

Me río mientras me seco las lágrimas. Algunas han osado caer sobre la carta, una carta que voy a guardar como si fuera oro. Nunca nadie me había escrito algo así. Vuelvo a releerla. Es lo más bonito que me han dicho en mi vida. Cómo puedo tener tanta suerte? Observo la carta una vez más. Qué letra tan bonita, es raro… es médico y entiendo su letra… me río sin querer.

Escucho la puerta. Doblo la carta y la dejo en la mesita. Entra despacio, pensando que duermo, con su chaqueta de cuero que tanto me gusta. Se la quita sigilosamente y la deja sobre una de las sillas. Al darse la vuelta, me ve, sentada en la cama, con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos todavía repletos de lágrimas por su culpa.

-Vaya, se ha despertado la bella durmiente… - viene hacia mí -   

No le digo nada, solo me levanto y me abrazo a él fuerte. Noto como se ríe levemente.

-Qué cariñosa no? Me has echado de menos? – dice con sorna –

-Me habías asustado… - digo separándome un dándole un manotazo –

-Qué te pensabas? Que me había ido? – pregunta incrédulo – anda jefa… no me hagas reir… - sonrío avergonzada – te ha gustado mi carta?

-Pff… - resoplo avergonzada –

-Lo siento… hoy me he levantado así de ñoño… - me abraza de manera cariñosa – hemos quedado para comer con Amanda, Rafa y Guillermo.

-Están aquí? – digo ilusionada –

-Están en su habitación duchándose – responde de manera tierna – les he dicho que ahora les avisaba… como no sabía si te habías despertado…

-Mmmm… - me abrazo a él – el concierto de mañana va a ser genial…

-Lo sé jefa… - acaricia mi pelo – tengo ganas de volver a verte cantar…

-Y yo tengo ganas de volver a ducharme contigo – respondo sin pensar –


Me mira sorprendido y, poco a poco, se va dibujando una sonrisa pícara en su boca… igual que en la mía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario