sábado, 4 de octubre de 2014

CAPÍTULO 68: ME QUEDÓ GRANDE TU AMOR

-Malú, si hay alguna canción que quieres que modifiquemos… - la voz de Rubén me hace levantarme –

-Déjalo quieres? Puedo cantarlas todas, como siempre he hecho… - contesto de mala manera –

-Solo lo decía por…

-Por qué eh? Sé lo que pensáis… que soy una gilipollas. Quique os caía de puta madre, y yo soy la mala… la que le ha hecho daño no? Venga! Iros vosotros también!

Mi ataque de ira les deja estupefactos. Sigo con mi retahíla de improperios, no sé ni lo que digo, hasta que la voz de mi hermano me hace quedarme paralizada.

-Basta! – me mira – Deja de hacerte la víctima… nadie piensa todas esas cosas que has dicho, solo estamos intentando que te sientas mejor – se sienta encima de la mesa – si quieres que quitemos alguna canción, solo tienes que decirlo, pero si no quieres suspender ningún concierto, lo que no puedes pretender es ponerte así y que a nadie le afecte.

-Jose… yo… - me he pasado, soy consciente de ello –

-Ni Jose ni hostias! – se levanta enfadado – claro que Quique nos caía bien. Y sabes por qué? – me mira intensamente – porque nunca había visto a nadie tratarte como él lo ha hecho contigo. Y soy tu hermano, y te quiero, y quiero lo mejor para ti. Por eso me caía bien Quique.

Me parten el corazón las palabras de mi hermano, no puedo siquiera replicar.

-Baja de la nube de una vez Malú! Estoy harto de ver como fuerzas la máquina. Y hoy no estás en condiciones de cantar.

-Si lo estoy! – grito –

-Como el día que te desmayaste no? No viste lo que pasó? – resopla – Yo vi lo que hizo Quique por ti. Y todos lo vimos. Por eso nos caía bien. Porque le importabas. Pero eso no significa que no te queramos joder! – maldice con frustación – no lo entiendes… estoy harto de que insinúes que te culpamos de lo que ha pasado entre vosotros… no te culpamos joder!

-Eh… chicos… - aparece Miguel en escena – la gente se está impacientando… qué hacemos?

Les miro. Me miran hasta con lástima, bajan la cabeza esperando a que yo diga lo que hay que hacer. Maldita sea, no puedo hacerles eso, no puedo suspender un concierto porque no me encuentre bien psicológicamente.

-Vamos a salir… y vamos a hacer el show de siempre, todos juntos… queréis? – les miro con cara de culpabilidad –

Asienten. Bien, vamos a hacerlo. Estoy convencida. Hasta que llega “Te conozco desde siempre”. Intento no venirme abajo, la duración de la canción viene justa. Justo a tiempo acaba para que no me ponga a llorar. Jose me mira serio, pero no con mirada de reproche. Se está apiadando de mí.

Pero no puedo más cuando llega “Me quedó grande tu amor”. Me pongo a llorar y, para disimular, pongo el micro a la gente. Les escucho cantar la canción y eso me provoca más congoja todavía. Apenas puedo seguir. La canción acaba conmigo, con voz entrecortada, cantando delante de Jose, que me mira con pena. Me abraza antes de seguir. Tengo que recomponerme. Pero se me está haciendo todo muy cuesta arriba.

Cuando el concierto termina, repaso en mi cabeza las veces que he llorado. Y no de emoción buena, como suelo hacerlo a veces, sino de pena. Siento mucha pena. Y así va a seguir siendo, porque no va a volver conmigo, no me merezco que lo haga. No he sabido quererle. 

Vero va a venir a comer. Después de varios conciertos, tengo un par de días libres antes de irme a México. Ojalá estuviera él aquí. No se me harían tan inútiles. Tras comer, veo como Vero trastea su móvil.

-Con quién hablas? – pregunta desganada –

-Con Quique… - contesta sin mirarme – Qué? – pregunta ante mi mirada de pánico – No pienso mentirte… a veces hablo con él, pero pocas palabras… me pregunta como estás y tal…

-En serio? – pregunto conmovida –

-Joder… - resopla – Malú… - me mira con pena – me está contando… que le han ofrecido un trabajo… - la miro interesada – fuera de España… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario