martes, 21 de octubre de 2014

CAPÍTULO 88: NO

No puede ser, esto es tener mala suerte. Observo la planilla de turnos para Noviembre. Justo tengo que tener guardia este día? No había otro? No puede ser al día siguiente al menos? Y encima sábado… Comento con algunos compañeros la posibilidad de cambiarla… pero todos tienen planes, qué casualidad. Llevo toda la guardia dándole vueltas, de verdad nadie va a hacerme ese favor? No he dicho la razón por la que quiero cambiarla, ni pienso hacerlo. Nada más faltaba, qué digo? “Mira, cámbiamela que es que mi novia da un concierto y tengo que ir” Quedaría ridículo, no soy así. Pero es que no es un concierto, es el concierto. Llego a casa con un enfado considerable.

-Hola cariño – me recibe sonriente – qué tal la guardia?

-Bien… - digo sin siquiera sonreir –

-Uy… eso ha sonado a… “ha sido terrible” – comenta de broma –

-Malú, no estoy de humor… - digo de mala gana –

-Ah… per… perdona… - mira al suelo –

-Voy a ducharme vale? – dejo un beso en su frente –

-No vas a contarme lo que ha pasado? – pregunta temerosa –

-Puff… - me siento en el sofá – han sacado los turnos de noviembre…

-Y? – me mira intrigada –

-Tengo guardia el día 22… - la miro y veo la decepción en su cara –

-Bueno pero… puedes cambiarla verdad? – pregunta un tanto asustada –

-Está difícil… - me rasco la cabeza –

-Genial…

Se levanta del sofá, está enfadada. Pues como yo, no te jode. No me sirve de mucho esa reacción.

-Estamos hablando eh? – le recrimino antes de que cruce la puerta de la cocina –

-Está difícil… es lo único que se te ocurre decir? – su tono de voz suena a reproche –

-Eh, relájate quieres? Bastante he tenido ya con darle vueltas todo el día como para que vengas tú ahora con ese tono…

-Vamos a dejarlo… - resopla y entra a la cocina. Me levanto tras ella –

-He intentado cambiarla, pero nadie puede…

-Claro… - dice irónica –

-Malú, es mi trabajo… y a mí me molesta igual que a ti

-No lo parece… - dice de espaldas – estás muy tranquilo…

-Qué? – pregunto mientras noto como mi cabreo va en aumento – voy a hacer como que no he oído eso…

-Mejor… vamos a dejar la conversación antes de que me cabreé más… - suelta de manera borde –

-Te crees que no me ha jodido? Si me he tirado toda la guardia intentando que alguien me la cambiase…

-Claro… - vuelve a repetir irónicamente –

-Deja el tono irónico conmigo quieres? – digo algo alterado – intentaré cambiarla, volveré a decírselo a los compañeros…

-No hace falta… - pasa por mi lado sin mirarme – si total… solo es el concierto más importante de mi vida…

-Ya está bien eh? – digo molesto –

-Qué quieres que diga? Que te de una palmadita en la espalda? – se gira hacia mí mirándome enfadada – probablemente es el día más importante de mi vida y te lo vas a perder…

-Me lo voy a perder por gusto? – pregunto enfadado – es mi trabajo Malú.

-Tu trabajo…

No me gusta nada el tono de voz que usa para pronunciar esas dos palabras. Ha conseguido cabrearme del todo.

-Mi trabajo es igual de importante que el tuyo, te lo recuerdo… - contesto intentando no alzar la voz –

-Si, y dentro de un mes ya no estarás trabajando allí… y dejas que te puteen… es maravilloso…

-Qué cojones estás diciendo? – alzo la voz –

-Que te conformas y no sé por qué

-Que me conformo? – vuelvo a alzar la voz – me estás cabreando Malú…

-Mira, así te veré cabreado… que parece que nada te afecta…

-Deberías empezar a aprender a pensar antes de hablar sabes? – digo sin pensar – crees que no me afecta?

-Claro, el señor perfecto siempre piensa antes de hablar... venga ya Quique, seguro que no le has dicho a nadie que te la cambie porque eres así, te gusta quedar bien con todo el mundo…

-Cuando te pones así eres insoportable – noto un cierto tono de rabia del que me arrepiento al instante – voy a ducharme, te recuerdo que llevo 24 horas trabajando… - camino hacia el pasillo –

-Por supuesto – me hace una reverencia – como voy a osar discutir con el empleado del año…

-Me puedes explicar a qué viene esto? – la miro interrogante –

-No soporto ese conformismo tuyo… - me dice seria –

-Genial… - resoplo – no quiero escuchar nada más, esta conversación se termina aquí.

Enfadado, subo las escaleras y me encierro en el baño de un portazo. Cómo ha podido hablarme así? Sabe perfectamente que voy a mover cielo y tierra para ir a ese concierto, pero ha sido cruel conmigo, haciéndome sentir culpable como si no me sintiera suficientemente mal. Y, para colmo, casi ha insinuado que mi trabajo no es tan importante como el suyo. Estupendo.

Me despierto aturdido, no sé cuántas horas llevo durmiendo. Me levanto a regañadientes de la cama, no recuerdo haber notado que Malú se tumbara conmigo, como hace siempre. Bajo las escaleras y Urko y una muy preñada Danka, me reciben alegres. La veo sentada en el sofá, frente al televisor. Ni siquiera saludo, no me apetece. Entro en la cocina y agarro lo primero que encuentro en el frigorífico, tengo un hambre bestial. Me siento allí mismo, una extraña sensación de incomodidad me recorre el cuerpo cuando pienso en salir a comer al sofá. Prefiero estar aquí. Salgo de la cocina, todavía con esa sensación de enfado, y abro la puerta del jardín, necesito despejarme. Me siento en la tumbona y me enciendo un cigarrillo. Sigo dándole vueltas a la situación… cómo puede hacer que me sienta tan culpable y quedarse ahí, como si nada? La observo de reojo desde mi posición. Sigue sentada en el sofá, mirando la tele sin apenas gesticular. Una de las veces, nuestras miradas se cruzan. Veo como se levanta y viene hacia mí.

-Has descansado? – pregunta desde la puerta –

-Si, un poco… - digo sin mirarla –

Se sienta en la tumbona de al lado, sin decir nada. Así nos tiramos unos segundos que se me hacen eternos.

-Siento haberte hablado así – dice de repente –

-Pfff… - resoplo con cansancio – déjalo Malú…

-Me estoy disculpando, no puedo? – vuelve a adquirir el tono beligerante de la mañana –

-Por qué me haces sentirme culpable? – le pregunto enfadado – he llamado a prácticamente todos los compañeros… crees que me hace gracia esto?

-Me cabrea… seguro que lo han hecho a propósito… - dice de manera segura –

-Por qué dices eso? – pregunto extrañado –

-Venga ya Quique, crees que no saben que estás conmigo? – resopla – eso está hecho a propósito…

-Malú, déjate las paranoias quieres? Crees que el coordinador se va a parar a pensar en cuando es tu concierto para joderme? – sonrío de manera irónica – esto no va a así…

-Bueno, lo que tu digas… - responde nada convencida – pero deberías empezar a aprender que la gente tiene mala hostia con estas cosas…

-Madre mía… - niego con la cabeza –

-Me darás la razón… ya lo verás… - contesta segura –


-Borja, puedo pasar?

He decidido hablar con el coordinador para intentar un cambio de guardia. No he tenido mucho contacto con él. Es un hombre de unos 40 años, no muy mayor. Por lo que me han dicho, tiene una mala hostia importante y no tiene demasiada buena fama entre los compañeros.

-Claro – contesta serio – tú dirás…

-Verás… venía a comentarte un problema que me ha surgido con una de las guardias…

-Un problema? – pregunta de manera seca –

-Si… verás… he hablado con algunos compañeros… tengo un compromiso ese día bastante importante…

-Ah… la del día 22… - sonríe de manera irónica –

Le miro con el ceño fruncido, sorprendido.

-Verás Quique… para trabajar en un sitio no te vale con el nombre… hay que amoldarse…

Su tono chulesco comienza a ponerme enfermo.

-Si tu novia tiene un concierto… tu no lo tienes… - vuelve a sonreir de manera irónica – no hay razón por la que no puedas trabajar… no es nada profesional que vengas a pedir ese tipo de favores…

-Estás hablando en serio? – no puedo creerme lo que estoy oyendo –

-Tú eres médico… y si quieres ser famoso, deja este trabajo. Pero si quieres ser médico tendrás que adaptarte, aquí no hay favoritismos…

-Favoritismos? – pregunto cabreado – pero si hay formas de putear al personal verdad?

-Yo no puteo a nadie… pero en mi unidad se trabaja sin distinciones… y si te ha tocado esa guardia, la tendrás que hacer. Y si no te gusta, no te dediques a esto. 

Aprieto mi mandíbula todo lo que me dan los dientes. Tengo ganas de soltarle un puñetazo por esa chulería tan asquerosa que está mostrando.

-Aquí el único profesional eres tú no? Es muy profesional poner una guardia a propósito para joder a uno de tus médicos verdad?

-Sal de mi despacho ahora mismo – se levanta – ya te he dicho que si no te gusta, deja este trabajo.

-No tienes ningún derecho a hablarme así, por muy jefe que seas… - digo de manera segura – ten por seguro que si puedo cambiar esa guardia, lo haré… pero si no puedo cambiarla, la haré. Soy bastante más profesional que tú.

-Claro – contesta irónico – tan profesional que vienes a pedirme un favor por ser el novio de una cantante famosa…

-Mejor me voy antes de decirte algo que no te gustaría oir… - agarro el pomo de la puerta – sabes? Para ser jefe no hace falta mucho, pero para ser buen jefe hace falta un poco de inteligencia… de la que careces por cierto.

-Vuelve a hablarme en ese tono y te expediento. – se pone frente a mí –

Nos quedamos mirándonos unos segundos. Decido serenarme. Abro la puerta y, sin decir nada, salgo del despacho. La rabia contenida me hace pegar un puñetazo a una de las taquillas.

-Eh tío, que pasa? – pregunta Boni, mi enfermero –

-Teníais razón, Borja es un auténtico hijo de puta… - pone los ojos en blanco – me ha puesto la guardia del 22 a propósito…

-Te lo dije… ten cuidado con ese tío…

-Joder Boni… - me siento en el sofá, abatido –


-Tranqui tío… - pone una mano sobre mi pierna – todos hemos tenido ganas de partirle la boca…

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