Todavía me pregunto como he sido capaz de dejarla así. Pero
le he dicho la verdad, no puedo estar con ella como si nada. No así. Me sigue
doliendo esa desconfianza y ese desprecio. Siento decepción. Y tristeza. Y un
montón de sentimientos malos más. Ya no puedo. Y no se si voy a poder. Y si no
puedo volver a estar con ella? Y si no puedo volver a verla? A abrazarla… a
besarla? Tengo mucho miedo, más del que nunca he tenido. Y tengo dudas. Muchas.
Quizá no he hecho lo correcto. Quizá debería volver a su casa y comérmela a
besos. Y despertarme mañana a su lado. Y después de eso qué? Qué hay después de
eso? Tengo la sensación que lo que había entre nosotros se ha roto, y me da
pánico pensarlo.
-Hola Alex – digo poniendo el manos libres –
-Eh tio, qué triunfo lo de esta noche! He visto el programa… no
me has contestado a ningún whatsapp pedazo de cabrón - hace una pausa – qué haces
llamándome a las 7 de la mañana? A esas horas solo me despierto yo – dice riendo
–
-La he dejado.
El silencio se acomoda en el coche, sentado a mi lado,
mirándome mientras se mofa de mí. Alex no contesta. Cuando algo no le gusta,
tiende a alargar los silencios, buscando las palabras adecuadas.
-Dónde estás? – me pregunta serio –
-Vuelvo a casa.
-Qué ha pasado? – pregunta con voz grave –
-No puedo volver con ella Alex… no confía en mí… y es
decepcionante…
-Joder Quique… - reniega – no te entiendo… te matas por
encontrar una prueba que te exima de las culpas, y ahora que la tienes, dejas a
Malú?
-Ya… ya sé que es un poco incomprensible… - resoplo – te aseguro
que pensaba que iba a sentirme mejor después de lo que pasó ayer… pero al
contrario… me he sentido peor… - conduzco mirando al frente – me ha mandado un
mensaje esta madrugada… ahora si no? Ahora que sale un tío demostrándole que
tenía razón me busca…
-Quique… - resopla – bueno, ya hablaremos cuando vengas…
ahora no es momento… estás bien?
-No… no he pegado ojo - confieso – pero tranquilo, me he
hinchado a café… llegaré sano y salvo…
Los días van pasando por mi vida sin ningún sentido. Lo han
perdido. No tiene sentido nada de esto. Como cada mañana, hago mi ritual de
mirar el correo, hoy hay algo diferente. Leo el email atentamente, estoy
estupefacto. No recordaba que había echado aquella solicitud. Me convenció
Marcos cuando vimos lo que había en el hospital. Nos íbamos a la calle
seguramente, así que había que buscar nuevas vías de actuación. Fue un
arrebato, me acababa de pasar lo de Lorena. Tenía tantas ganas de largarme de
allí, de empezar una nueva vida en alguna parte… y ahora me llega este email.
El Charité, uno de los mejores hospitales del mundo. En Berlín, Alemania. Han
estudiado mi solicitud y quieren entrevistarme. Dentro de unos días.
Siempre he pensado que las oportunidades hay que
aprovecharlas. Esta, sin duda, es una oportunidad única. El hospital
universitario más grande de Europa, que recibe a miles de pacientes, en una de
las ciudades más importantes del mundo. El prestigio que cogería mi curriculum
sería inmenso… pero eso me la ha sudado siempre mucho. Aunque, la verdad, creo
que las decisiones no se deben tomar antes de conocer todas las condiciones.
Debo ir, es así.
Llevo días sin saber nada de Malú. He intercambiado algún
mensaje con Vero, no puedo evitar estar preocupado y querer saber de ella. Por
lo visto, no está nada bien. Dentro de unos días se va a Méjico. Recuerdo con
la ilusión con la que hablaba de ese viaje y la ilusión que le hacía que le
acompañase. Siento tanta rabia por esta situación. Empiezo a pensar que me he
equivocado… o quizá no… no creo que fuese capaz de estar bien con ella después
de lo que ha pasado.
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