sábado, 4 de octubre de 2014

CAPÍTULO 67: Y SIGO PREGUNTÁNDOME

Todavía me pregunto como he sido capaz de dejarla así. Pero le he dicho la verdad, no puedo estar con ella como si nada. No así. Me sigue doliendo esa desconfianza y ese desprecio. Siento decepción. Y tristeza. Y un montón de sentimientos malos más. Ya no puedo. Y no se si voy a poder. Y si no puedo volver a estar con ella? Y si no puedo volver a verla? A abrazarla… a besarla? Tengo mucho miedo, más del que nunca he tenido. Y tengo dudas. Muchas. Quizá no he hecho lo correcto. Quizá debería volver a su casa y comérmela a besos. Y despertarme mañana a su lado. Y después de eso qué? Qué hay después de eso? Tengo la sensación que lo que había entre nosotros se ha roto, y me da pánico pensarlo.

-Hola Alex – digo poniendo el manos libres –

-Eh tio, qué triunfo lo de esta noche! He visto el programa… no me has contestado a ningún whatsapp pedazo de cabrón - hace una pausa – qué haces llamándome a las 7 de la mañana? A esas horas solo me despierto yo – dice riendo –

-La he dejado.

El silencio se acomoda en el coche, sentado a mi lado, mirándome mientras se mofa de mí. Alex no contesta. Cuando algo no le gusta, tiende a alargar los silencios, buscando las palabras adecuadas.

-Dónde estás? – me pregunta serio –

-Vuelvo a casa.

-Qué ha pasado? – pregunta con voz grave –

-No puedo volver con ella Alex… no confía en mí… y es decepcionante…

-Joder Quique… - reniega – no te entiendo… te matas por encontrar una prueba que te exima de las culpas, y ahora que la tienes, dejas a Malú?

-Ya… ya sé que es un poco incomprensible… - resoplo – te aseguro que pensaba que iba a sentirme mejor después de lo que pasó ayer… pero al contrario… me he sentido peor… - conduzco mirando al frente – me ha mandado un mensaje esta madrugada… ahora si no? Ahora que sale un tío demostrándole que tenía razón me busca…

-Quique… - resopla – bueno, ya hablaremos cuando vengas… ahora no es momento… estás bien?

-No… no he pegado ojo - confieso – pero tranquilo, me he hinchado a café… llegaré sano y salvo…

Los días van pasando por mi vida sin ningún sentido. Lo han perdido. No tiene sentido nada de esto. Como cada mañana, hago mi ritual de mirar el correo, hoy hay algo diferente. Leo el email atentamente, estoy estupefacto. No recordaba que había echado aquella solicitud. Me convenció Marcos cuando vimos lo que había en el hospital. Nos íbamos a la calle seguramente, así que había que buscar nuevas vías de actuación. Fue un arrebato, me acababa de pasar lo de Lorena. Tenía tantas ganas de largarme de allí, de empezar una nueva vida en alguna parte… y ahora me llega este email. El Charité, uno de los mejores hospitales del mundo. En Berlín, Alemania. Han estudiado mi solicitud y quieren entrevistarme. Dentro de unos días.

Siempre he pensado que las oportunidades hay que aprovecharlas. Esta, sin duda, es una oportunidad única. El hospital universitario más grande de Europa, que recibe a miles de pacientes, en una de las ciudades más importantes del mundo. El prestigio que cogería mi curriculum sería inmenso… pero eso me la ha sudado siempre mucho. Aunque, la verdad, creo que las decisiones no se deben tomar antes de conocer todas las condiciones. Debo ir, es así.


Llevo días sin saber nada de Malú. He intercambiado algún mensaje con Vero, no puedo evitar estar preocupado y querer saber de ella. Por lo visto, no está nada bien. Dentro de unos días se va a Méjico. Recuerdo con la ilusión con la que hablaba de ese viaje y la ilusión que le hacía que le acompañase. Siento tanta rabia por esta situación. Empiezo a pensar que me he equivocado… o quizá no… no creo que fuese capaz de estar bien con ella después de lo que ha pasado. 

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