-Pues no se tío… es que es una decisión que tienes que tomar
tú, pero tienes que estar seguro… es mucho tiempo en Berlín.
-Ya… ya lo sé Alex…
-Egoistamente, no quiero que te vayas… pero es tu vida… ya
sabes que yo no me meto ahí…
-Me ha llamado – suelto sin pensar –
Hay un silencio. Pienso incluso que se ha cortado la llamada.
-Estás ahí tío? – pregunto –
-Si… - oigo como resopla – quieres dejar de mentirte?
-Qué? – pregunto contrariado –
-Tus dudas sabes perfectamente que son por ella. Acéptalo.
No sé como lo hace, pero siempre consigue dar en la clave.
Tiene razón. Mis dudas son por ella. Porque no sé si he hecho bien. No sé si
puedo soportar echarla de menos.
-Mira Quique… yo te quiero mucho tío… pero quieres mi
opinión?
-Claro que si – contesto convencido –
-Entiendo cómo te sentiste… pero te has parado a pensar como
se pudo sentir ella? – hace una pausa que me deja mudo – ve a su chico
besándose con otra tía… la primera reacción es decepción, eso lo sabes tú igual
que yo. Y por mucho que le dijeras, por mucho que ella pensara, venía a su
cabeza esa imagen… y tenía dudas… las mismas que tienes tú ahora. – resopla –
tío, dudar no es malo… lo importante es el fondo. Y, en el fondo, estoy seguro
que ella sabía que eso no podía ser verdad…
-Ya joder, pero y yo? Me echó de su casa, como si no hubiera
hecho nada para que ella no desconfiara de mí…
-Pero tú sabes lo que le estabas pidiendo? Le pedías que
mirase la tele y no viese nada. Tío, eso no se lo puedes pedir a nadie. No le
puedes pedir a alguien que ni siquiera dude. Cuánto tiempo lleváis? Que no digo
que no sea suficiente, pero joder… que dudé hasta yo y te conozco de hace mil
años. Quizá la reacción que tuvo fue excesiva… pero la tuya de ahora también lo
es. Es lo que pienso.
-Joder Alex… - digo frustrado –
-Tío, tengo que ir a por Rocío al colegio… - oigo el motor
del coche – escúchame… reflexiona… y piénsalo bien… y lo que decidas, bien
estará. Yo te voy a apoyar en lo que decidas y lo sabes. Ya sabes lo que
pienso, sufrir por sufrir es tontería. Tú eres el único que sabe lo que tiene
que hacer. Y si lo piensas fríamente, lo sabrás.
La llamada de Alex me ha dejado tocado. Quizá tiene razón.
Quizá he sido excesivo, quizá me ha podido el orgullo, cosa que nunca he
tenido. Es cierto que me ha hecho mucho daño… mucho… pero quizá Alex tiene
razón… quizá, quizá… estoy harto del
quizá… qué cojones hago? Estoy en Berlín, a unas horas de decidir si acepto un
trabajo que puede darle un giro a mi vida. Y no sé qué hacer.
Ni siquiera sé calcular qué hora es en Méjico, pero imagino
que de día. De repente, me siento solo… muy solo. Enciendo el portátil y
aparece una de nuestras fotos de fondo. Joder… la echo mucho de menos. Recuerdo
que me ha dicho que iba a salir en un programa de un canal de Méjico,
presentando el concierto que tuvo que posponer por lo que ocurrió. Me afano en
buscar por internet… necesito verla. Doy con el canal y, como por arte de
magia, aparece su imagen. La entrevista está empezada, se le ve sonriente, como
siempre, pero hay algo que no me gusta. Es como una sonrisa melancólica, no es
plena.
-Bueno, y cuéntanos, ha cambiado tu vida después de lo que
ocurrió? – pregunta la presentadora –
-Ha cambiado completamente… - contesta al instante –
-En qué ha cambiado?
-Bueno… - sonríe de medio lado – digamos que he aprendido a
ver las cosas de otra manera… me he equivocado tantas veces en mi vida… y me
sigo equivocando… - dice con cierto tono de pena -
-Y de corazón cómo vamos? – le pregunta intencionadamente la
presentadora –
-Emmm... - sonríe de manera melancólica... siento una punzada en el estómago - Ocupado… está ocupado… - veo como le incomoda la pregunta –
Ha dicho ocupado? Estará con alguien? Pero como va a estar con alguien pedazo de imbécil! Lo dice por mí!!! Veo su cara mientras hablan. Está tan guapa. Joder… no sé qué cojones voy a hacer sin ella. Hacen un plano general de ella, desde las piernas hasta la cara. Me quedo blanco. Lleva el colgante. Lleva el puto colgante.
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