Estoy cagao. Más cagao que en cualquier examen en la
facultad. Es una sensación parecida, pero multiplicada por mil. Noto como todos
me miran como apiadándose de mí, pero confiados. Espero no decepcionarles, en
especial a ella. Lleva días hablando de este concierto. En su casa. Maldita
sea, tengo que hacerlo tan bien que creo que ni ensayando años podría estar a
la altura. Pobre Charlie. Cuando le hayan dicho que yo voy a sustituirle habrá
vuelto a vomitar del susto. Malú está muy pendiente de mí, intentando
tranquilizarme. A veces lo consigue, pero cuando pienso en toda la gente que va
a haber, me cago de miedo. Creo que voy a generar espontáneamente una
gastroenteritis en mi cuerpo. Madre mía, esto es una locura.
-Eh Doc – Malú pasa su brazo por mis hombros, ya vestida para
el concierto – lo vas a hacer genial, lo sabes no?
-Se me va a salir el corazón por la boca – digo espontáneamente
–
-Eso nos pasa a todos – dice Yaiza – no te preocupes, no es
que nosotros estemos menos nerviosos…
-Es verdad… pero es bueno estar nervioso… sales con más ganas…
- dice Yago -
-A esta adrenalina no te acostumbras… - dice Paco y Yaiza
asiente –
-Tu si te pones nervioso, miras para el piano que yo te
tranquilizo tío – Rubén pasa un brazo por mis hombros, como Malú instantes
antes –
-Venga, vamos a hacerlo bien por Charlie – sentencia Julián –
lo vas a hacer bien tío, no te preocupes…
-Cuñao… - Jose se acerca a mí –
-Jajajajaja! – Malú ríe – me meo cuando os llamais así…
-Idiota… - sonrío mirando a Malú – que sí Jose… si yo me
tranquilizo… pero cuando pienso en…
-Que no pienses coño! – me ordena – tú sales ahí y tocas… y
ya está… nos lo vamos a pasar de puta madre…
-Si… - digo no muy convencido – necesito un orfidal…
-Jajajajaja! – Malú viene hacia mí y me da un beso – nada de
drogas… - me da otro beso – mejor?
-Vas a hacer eso en el escenario? – digo con sorna –
-Pues seguramente, porque como lo vas a hacer tan bien… - me
da otro beso – venga, miles de personas nos esperan…
-Gracias jefa, me acaba de venir una náusea con esa frase… -
escucho una risa general – venga – me levanto de la silla – esto no puede ser
peor que un examen de 5 horas…
-Así se habla cuñao… - Jose me abraza amistosamente – grito de
guerra chicos!
He visto eso tantas veces que ahora me da vértigo estar en
medio. Malú me agarra de la cintura con una mano y pone la otra junto al resto.
Gritamos juntos. Siento tanta adrenalina que creo que voy a reventar. He
soltado un “vamos” a lo Rafa Nadal, de lo nervioso y motivado que estoy a
partes iguales. Doy un último beso en la boca a Malú y subo al escenario. Me
sitúo en el lugar de Charlie, en el extremo derecho. A mi izquierda, Yaiza
ajusta su micrófono. Detrás de ella, Rubén pone todo en marcha. Miro fugazmente
a Jose que me hace un gesto con la mano, igual que Yago, Julián y Paco, que ya
está con los cascos puestos. Madre mía, cómo he llegado aquí? Dios, por un
momento creo que me voy a quedar el blanco. Cojo la guitarra con
fuerza y miro al frente. Miles de móviles se alzan frente a mí. Hace 2 meses
estaba en una de las gradas y ahora formo parte del show. Siento una
responsabilidad mayor de la que he sentido jamás. Y una adrenalina fuera de lo
común. Siento como corre por mis venas, como me poseé. Más aún cuando escucho
ese latido. Esto empieza, concéntrate Quique, maldita sea. Bien, la pantalla
está a mis pies con la primera canción. Voy a clavarla, lo voy a hacer bien y
lo voy a disfrutar.
La voz de Malú sale de su garganta, imponente, siento la
taquicardia más intensa de mi vida en ese momento. Respiro hondo varias veces,
cojo la púa con fuerza y comienzo a dejar que fluya la música desde mis manos.
Las miradas entre nosotros son evidentes. Me mira sonriente,
sé lo mucho que ha temido suspender este concierto, lo que habría supuesto para
su ánimo. Me alegro de haber tenido cojones de hacer esta locura. Es una
locura. Miro hacia delante y es una locura que yo esté aquí, pero todo sea por
ella. Miro de vez en cuando a la pantalla para no perderme, pero la magia del
concierto me posee. Incluso creo que he improvisado un par de veces. Miro a la
derecha, Rosa observa el concierto. Le hago un gesto con la cara mientras no
dejo de tocar y me responde sonriente con el pulgar en alto. Espero que sea de
verdad.
-Muy buenas noches Sevilla! – tras un par de canciones, Malú
da la bienvenida al público – no sabéis la ilusión que me hace volver a veros… -
la vitorean – ha ocurrido algo esta tarde con uno de nosotros… como podéis
comprobar, el guitarrista que tengo a mi derecha – me señala, la voy a matar –
no tiene una melena rubia larga… - se oyen risas – Charlie está malito en el
hospital, nada grave eh? No os asusteis… pero no ha podido estar con nosotros
hoy… - se empieza a escuchar como dicen el nombre de Charlie – esto ha sido
esta tarde… sin margen de tiempo para reaccionar… pero, afortunadamente, tengo
a mi alrededor a gente maravillosa como Rick – vuelve a señalarme, maldita sea –
así que esta noche la vamos a disfrutar todos juntos! Y, como siempre digo, el
único objetivo de todo esto es que salgáis con una sonrisa en la cara… espero
conseguirlo Sevilla!
Maldita loca. Ha vuelto a ponerme nervioso. Lo hace a
propósito. Me siento como la Pantoja, todos los focos hacia mi persona. Me cago
en mi vida, cuánta gente, debo parecer un panoli con guitarra ahora mismo. Bajo
mi mirada hacia la guitarra, la única que me entiende en ese momento.
El concierto prosigue, y llega la primera canción en la que
tengo un solo, Me quedó grande tu amor. Creo que he llegado al nivel de
concentración de mis buenas épocas en la universidad. Me abstraigo de todo y de
todos y llevo a cabo el solo inicial. A lo largo de la canción, viene a mi
mente, sin querer, una escena de hace muchos años, cuando tocábamos mi grupo y
yo. Como si mis manos no necesitaran a mi mente para tocar, salgo de allí y
vuelvo a estar en aquel local donde ensayábamos con Rafa, el resto de la banda,
y María, que siempre venía a los ensayos.
-Queda super
chulo chicos… de verdad… me encanta… - veo la cara de María sonriente mirándome
–
-No crees que
tendríamos que hacerlo más corto? – pregunto dudoso –
-No tío, así nos
lucimos… que el bajo no creas que se luce mucho – dice Rafa riéndose – además,
tocamos en un garito… la gente nos va a escuchar a medias, da igual que no esté
perfecta…
-Yo que sé… -
digo riendo –
-Te imaginas
que algún día tocamos delante de miles de personas? Buah, esa es mi ilusión… -
veo frente a mí la cara de Rafa, como si pudiera verla proyectada delante de
tanta gente –
-No te flipes
Rafa… no somos tan buenos… - digo quitándole importancia –
-Como que no? –
dice María sonriente, mirándome… joder… parece que la estoy viendo -
-Hostia que no,
sonamos bien tío… tu guitarra y tu piano suenan bien… mi bajo suena bien… la
batería suena bien, la acústica suena bien… algún día tocaremos delante de toda
esa gente y me darás la razón…
Vuelvo a la realidad. Sin darme cuenta, mis ojos se han
llenado de lágrimas. No he dejado de tocar, como si tuviera todas esas notas en
mi cabeza y fueran incapaces de escaparse a mis manos, por mucho que un puñado
de recuerdos me asaltara a traición. Sin querer, miro arriba, al cielo de
Sevilla. Al final, Rafa tenía razón. Sonrío sin querer. Casi tengo hasta ganas
de reirme. Pocas veces me había pasado el tener ganas de reir cuando me
acordaba de ellos. En ese momento, llega mi solo de nuevo. Malú viene hacia mí,
como hace con Charlie. Viene sonriente, está preciosa. Se pone a mi lado
mientras toco, moviéndose al compás de la música.
-Lo estás haciendo genial Doc – me susurra –
Sonrío avergonzado y mi solo acaba. Malú vuelve al centro del
escenario y todo el mundo comienza a dar palmas al mismo tiempo que nosotros.
Siento una extraña felicidad. Una extraña satisfacción. Quizá Rafa no pudo ver
esto, pero estoy seguro que estaría feliz si pudiera verlo. Voy a disfrutar
como un crío pequeño, como lo haría él… y como disfrutaría María viéndonos. No
se perdía ni un concierto nuestro, era nuestra primera y quizá única fan. Por
un momento, pienso en lo mucho que tienen que ver Malú y María. Quizá las
únicas mujeres que me han querido de verdad en mi vida. Se parecen en el carácter
bromista y altruista, aunque creo que Malú está bastante más loca. Y eso me
encanta. Y es más madura… imagino que los años nos hacen serlo… y María se fue
muy joven. Recuerdo lo mucho que le gustaban a María sus canciones. La echo de
menos, es así. Creo que estaría flipando con esto, con mi relación con Malú,
con mi imagen aquí, en este escenario… estaría flipando pero encantada. Nunca
pensé que podría volver a sentirme correspondido con alguien. Creía que nunca
iba a aparecer en mi vida alguien así. Y ha aparecido. Y es todo bastante más
intenso de lo que lo era con María… también es verdad que éramos muy jóvenes… pero
me quería… y yo la quise mucho… Maldita
sea, por qué tengo que acordarme de ellos ahora? Es todo demasiado emotivo. La
canción acaba y escucho mi nombre detrás del escenario pero hago un gesto para
que me dejen ver la última estrofa. Malú, frente a su hermano, cantando con voz
suave los últimos versos. Es de mis partes preferidas. Sonrío al escuchar
terminar la melodía y me giro hacia donde ha sonado mi nombre.
-Todo bien Quique? – pregunta Vivi –
-Todo genial… suena bien? – le pregunto –
-De putísima madre – me hace un gesto con el pulgar hacia
arriba -
El concierto avanza, cada vez estoy más seguro. Tras Manuel
Carrasco, llega el turno de Alejandro. Sale por mi lado, dándome una palmadita
en el hombro. Joder… en el mismo escenario que Alejandro Sanz, eso son palabras
mayores.
Comienzan a cantar “Desde Cuando”. Como en el ensayo, todo va
bien. Pero Alejandro tenía reservada una sorpresa para el final de la canción.
Una sorpresa que me incluía a mí, y a mi cara de bombilla de puticlub. Qué
manía tiene esta gente de avergonzarme.
-Y al final cuando te encuentro… - Alejandro me señala – no estabas
sola.
Escucho a Malú reírse y hacerle gestos con la cabeza. Se gira
y me ve negar con la cabeza. Se ríe. Se ríe mucho. Está loca, Malú joder, que esto está lleno de gente, no me mires!, disimula
cojones! Bah, para qué va a disimular, si el otro día ya la liamos en twitter.
Esto ya no hay quien lo pare.
**********
Julián me hace un gesto, nos toca irnos para los pasillos que
se abren paso entre el público. Madre mía, esto es una de las cosas que temía. Parece que en ese rincón del escenario me siento protegido. Aquí no,
aquí miles de ojos me miran… qué absurdo eres Quique, como si no te mirasen en
el otro lado. Hemos acordado que empieza Julián y yo le sigo. Así lo hacemos.
Cometo el error de mirar hacia abajo, al público más cercano. Me gritan. Me
gritan mucho. Dios mío, tengo miedo. Sigo tocando, tengo muchas ganas de
reirme, todo esto es tan absurdo. Decido comportarme como un buen profesional,
como si supiera perfectamente lo que hago. Qué cojones, claro que lo sé. Mira
como toco! Me crezco. Me siento como Cristiano Ronaldo antes de tirar un penalti. Lo voy a meter, y, sino lo meto, sigo siendo el puto amo. Así me siento en este momento. Eres muy imbécil Quique, mucho. Tras el solo, corro sin dejar de tocar hasta mi lugar,
haciendo lo mismo que Julián.
Dirijo mi mirada fugazmente a Malú, que me mira divertida.
Comienzan a cantar. Esta canción la he tocado tantas veces… me la sé de
memoria. He tenido que adaptarla a la ocasión, pero la base del ritmo y la
melodía la sé a la perfección, no necesito la pantalla. Esta canción es para
disfrutarla al máximo.
En mitad de la canción, Julián y yo nos batimos de nuevo. Un
solo él, un solo yo, así lo hemos acordado. Mientras tanto, Malú y Alejandro se
pasearían por los pasillos animando al público. Pero han decidido hacerlo
diferente. Nos obligan a pasearnos con ellos por los pasillos. Joder, qué fondo
tienen los cantantes maldita sea. Estoy agotado de tocar y andar al mismo
tiempo pero no puedo parar de reirme. Malú y yo iniciamos un bailecito en uno
de los pasillos, moviéndonos cada vez a un lado, al ritmo de la canción. La
gente nos sigue. Está muerta de risa. Nos pasamos al otro pasillo. Está loca,
qué carreras con esos taconazos, se me va a partir en dos y voy a tener que
escayolarla. En el otro pasillo, hago el mismo bailecito pero, esta vez, con
Alejandro. Volvemos al centro del escenario y, como teníamos pensado en un
principio, nos ponemos Julián, Jose, Yago y yo juntos. Ahí acabamos la canción.
Creo que nunca me había divertido tanto. Me duele la mano que no veas, pero me
da igual.
-Un placer jefa… - Alejandro le hace una reverencia – gracias
Sevilla!
Alejandro desaparece del escenario por mi lado, no sin antes,
volver a darme una palmadita en el hombro.
-Grande! – me grita –
Joder… pues si que parece que estoy dando la talla, aunque
yo, cada vez que miro a Malú, me siento pequeño. Como puede ese cuerpecillo que
apenas levanta 1,60 metros del suelo, crear tanta magia en un sitio tan grande
como éste? Pues puede, y no solo puede, sino que lo hace.
***He puesto este video para que veáis en qué versión me baso para este hipotético duo... para hacerlo más real***
No hay comentarios:
Publicar un comentario