-Anda, ponte detrás y duerme…
-Que no jefa, si estoy bien… - dice convencido –
-Quique, mejor que Vero conduzca… que tú tienes que dormir…
-Mandona… - acepta a regañadientes –
-Bueeeno – Vero se acomoda en el asiento – preparaos para ir
en el coche de Verónica Alonso…
-No te apellidas Alonso… - refunfuña Quique, tumbado ya en
los asientos traseros –
-Eso lo dices porque no me has visto conducir chaval…
Sonrío mirando por la ventana. Estoy nerviosa, mucho a decir
verdad. Voy a conocer a parte de su familia. Madre mía, esto esta yendo rápido,
pero no puedo pararlo, ni quiero. Me giro de vez en cuando para comprobar que
sigue durmiendo plácidamente. Ha tenido un turno tremendo por lo que me ha
contado. Y, aún así, se viene conmigo al concierto. Me quedo embobada mirándole
una de las veces, hasta que la voz de Vero me saca de mis pensamientos.
-Sigue respirando? – pregunta con sorna –
-Qué idiota eres… - vuelvo a sentarme bien en el asiento –
-Quién te ha visto y quién te ve jefa… - niega con la cabeza –
-No sé a qué te refieres… - miro por la ventanilla –
-Ya… - esboza una sonrisa – observa a Lucía… - señala hacia
atrás –
Me giro de nuevo y veo como Quique tiene su cabeza posada en
las piernecitas de Lucía, que me mira sonriente. No puedo evitar sonreir
enternecida.
-Hasta Lucía está a gusto con él… con lo tímida que es, es
verle y salir corriendo a abrazarle…
-Es un cielo… - digo mirándole –
-Bueno bueno bueno… - veo como pone cara de enamorada – qué bonito
es todo…
-No te creas… - tuerzo el gesto – estoy nerviosa…
-Pero nena, por qué? Si solo vas a conocer a media familia… -
odio cuando se ríe de mí –
-Y si no les caigo bien? – me mira fugazmente alzando la ceja
–
-Uy, Malú insegura? Nah, no puede ser…
-Deja de reírte de mí… ya sabes lo poco que me gustan estas
cosas…
-Por eso digo que quién te ha visto y quién te ve…
El viaje transcurre sin incidencias, salvo porque Vero no
para de burlarse de mí. Cada vez estoy más nerviosa, más todavía cuando nos
vamos acercando a nuestro destino.
-Quique… - digo dándome la vuelta – eh, dormilón… - sigue
tumbado –
-Ta domido – dice Lucía riéndose –
-Despiértale Lucía… - digo dulcemente –
-Ique… - Lucía le acaricio el pelo cuidadosamente – Ique...
-Mmmm… - se revuelve –
Creo que se me está cayendo la baba mirándoles. Lucía ríe
tímidamente, como si estuviera haciendo algo malo. Miro de reojo a Vero, que
observa la escena enternecida.
-Buenos días… - balbucea todavía con los ojos cerrados – hola
enana… - se incorpora y deja un beso en la mejilla de la pequeña – ya hemos
llegado? – alza la vista – mmm… - se restriega los ojos – qué sueño tenía…
-Ves como yo tenía razón? – comento triunfante –Tu madre me
ha llamado, hemos quedado a las 2.
-Dios… no me voy a acostumbrar a que mi madre hable contigo…
-Joder Rick… pierdes todo el glamour recién despertado… -
interviene Vero – bueno, aquí os quedáis, Lucía y yo nos vamos de compras,
verdad pequeña?
Pasamos inadvertidos por la capital, cosa que me parece
realmente increíble. Sus padres y algunos de sus primos van a venir a comer a
un restaurante cercano al estadio, para que yo tenga tiempo de prepararme para
el gran día. Cada vez estoy más nerviosa, más todavía cuando llegamos al
restaurante.
-Tranquila vale? No muerden – sonríe dándome un beso en la mejilla
– vamos dentro, todavía no han llegado…
Al poco tiempo, veo entrar a sus padres y a su hermana. Hemos
hecho esto muchas veces, pero hoy es especial, hoy es como mi presentación
oficial. Genial, ese pensamiento ha conseguido ponerme más nerviosa. Me saludan
cariñosamente, como siempre. Yo alucino con esta familia. Alex y Marta también
van a venir, quiero conocerles, hasta ahora no he coincidido con ellos salvo en
el aeropuerto, pero intuyo que me caerán bien.
Veo entrar a un par de parejas con dos hijos cada uno por la
puerta del restaurante. Sé que son sus primos. Una arcada me sobreviene del
susto. Quique alza la mano hacia la puerta, no hay duda, son ellos.
-Primo! – exclama uno de ellos – joder! Cómo has crecido! –
dice en tono de broma mientras se abrazan –
-Muy gracioso Raúl…
Se saludan entre ellos efusivamente. Quique me ha contado que
no se ven desde el momento del aeropuerto. Y antes de eso, no se veían desde
Navidad. Siempre dice que le gustaría verles más, pero desde que murieron
repentinamente sus abuelos, ya no hay comidas familiares. A veces noto como le
pone triste ese hecho. Sus abuelos eran, por así decirlo, el nexo entre todos,
como suele pasar siempre. Pero su abuela falleció hace 4 años por un cáncer y,
su abuelo, como si no pudiera imaginarse la vida sin ella, sufrió un infarto
meses después que le hizo marcharse sin poder despedirse de nadie. Fue todo muy
rápido. A pesar de eso, Quique dice que siempre, unos días antes de Navidad,
deciden quedar a comer, para no perder ese nexo que un día sus abuelos se
encargaron de mantener. Les observo detenidamente, se parecen un poco a Quique,
aunque son algo más mayores. Creo recordar que me ha dicho que están cerca de
los 40. Los niños son una monada, rubios como si fueran extranjeros, calculo
que más o menos de la edad de Lucía, o quizá algo más mayores. Son los primeros
en verme. Noto como se quedan blancos y agarran del pantalón a sus padres
respectivamente. Quique se gira hacia mí y les hace un gesto. Llegan a la mesa
y pongo la mejor de mis sonrisas. Los niños no me quitan ojo, me están poniendo
más nerviosa todavía. Se saludan con sus padres y me miran sonrientes. Por qué
esta familia parece tomarse las cosas con total normalidad?
-Bueno, ella es Malú.
-Lo sabemos primo… - contesta uno de ellos – soy Dani… y ella
es Virginia, mi mujer
-Encantada – digo sonriendo y dándoles dos besos –
-Yo soy Chema y ella es Claudia
Hago lo mismo con la otra pareja. Sigo mirando de reojo a los
niños, que me miran algo así como boquiabiertos. Sonrío avergonzada casi sin
querer.
-Estos pequeñajos están alucinando con mi chica, verdad
chicos? – Quique se agacha hasta ponerse a su altura – por qué no le dais dos
besos cada uno?
-Mami, es Malú – dice uno de ellos mirando a su madre con
cara de ilusión –
-Ya lo sé cariño – la madre me sonríe como pidiéndome disculpas
–
La comida está siendo todo un éxito. Alex y Marta han llamado
a Quique, van a llegar un poco después de comer, se han retrasado un poco.
Madre mía, su familia va a estar esta noche allí, en ese estadio repleto de
gente. No me quiero imaginar la que se va a liar.
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