No era posible que esa canción me la hubiera cantado a mí.
Todavía bloqueado, escucho como sigue cantando con Manu, un tío genial al que
conocí en aquella fiesta en la que había tanta gente. Casi no me estoy
enterando de nada, solo le doy vueltas una y otra vez a ese momento. Parecía
que todo el mundo se había ido y estábamos solos ella y yo.
Las luces se encienden y aparece una figura en la misma
pantalla en la que antes ha salido fuego. Eran las alas de un ángel. Más luces
se encienden y aparece ella, detrás, vestida de blanco, perfectamente acoplada
para que pareciese que las alas eran suyas. “Un ángel”, pienso. Se pone a
cantar poniéndome la piel de gallina. Miro alrededor y veo a mis amigos de la
isla boquiabiertos, la puesta en escena es espectacular. Más aún cuando, con
unos cables que no había visto, pero que supuse que estan, la aupan a lo más
alto, como si flotara, con aquellas alas que parecen estar pegada a ella. Me
paro a pensar como es posible cantar así colgada de unos alambres y luego
pienso que es que es la jefa.
La gente del palacio creo que navega entre el asombro y la
admiración. Miles de móviles se elevan en las manos de sus dueños. Lógico, es
algo para grabarlo para siempre. Miro a Vero que está grabando. Lo agradezco,
voy a querer ver esta canción mil veces después de esta. Hay que ser alguien
muy especial para tener a más de 15000 personas mirándote boquiabiertas y
grabándote con sus móviles. Me siento tan afortunado mientras la miro extender
sus alas. Es uno de los momentos más emocionantes de la noche. Veo algunos de sus
amigos llorar, entre ellos a Pastora y Vanesa, que estan detrás de mí.
El sonido de las guitarras termina con el momento del llanto.
Viene una canción fuerte, “a esto le llamas amor”, y la veo disfrutar, sonido
rockero total, como a ella le gusta. De hecho, parece una estrella del rock, de
las de antes, de las que se mueven al ritmo perfecto de la batería. Señala
hacia nosotros y hace, con su mano izquierda, su gesto.
La imitamos. Miro hacia los de
la isla, desatados, con sus manos arriba haciendo el mismo gesto. Por la
pantalla la veo reir.
Saca toda la
chulería que tiene dentro para cantar esa canción y dejar a todo el mundo
pasmado, incluído a mí, que la veo caminar con ese vestido de cuero, con esa
pose desafiante... Cómo podía parecer la mujer más dulce de la tierra, colgada
de esos hilos y, al momento, la mujer más fuerte de la tierra cantando aquella
canción? Estoy divirtiéndome como nunca… creo que jamás me había divertido
tanto. La estoy viendo disfrutar, sé que lo está haciendo.
Antes de comenzar la siguiente canción, de nuevo hace un
pequeño monólogo.
-Bien… -coge aire – lo estáis pasando bien? – todos contestan
un sí al unísono – qué bonita palabra esa de “sí” verdad? – dice riendo –
bueno… ahora llega uno de mis momentos favoritos… una canción que me encanta…
que muchas veces canto sola, pero que nació a medias con un amigo… - hace un
gesto con la mano remarcando la palabra “amigo” y la gente se dio cuenta de
quién era – esta canción la compusimos a medias… serían… las 9 de la mañana más
o menos… - pone los ojos en blanco – yo con los ojos pegados todavía, como
viene siendo normal a esas horas… - hay una risa general – y hoy quiero que
esté conmigo alguien que sé que os gusta mucho… Melen! Ven aquí! – el griterío
es atronador, la buena relación entre ellos dos era patente, incluso me siento
algo celoso en este momento… muchas de sus fans pensaban que eran algo más que
amigos… - bueno… aunque no lleve melena, es melen eh? – dice riendo –
-Malú… - dice agarrándola de la cintura – estoy feliz de
estar contigo aquí esta noche… y… sobre todo… - casi no se le oye por el
griterío – estoy feliz de verte tan feliz…
Malú hace un gesto de agradecimiento, un tanto avergonzada, y se señala la pulsera. Melen asiente
riéndose. Me deja a cuadros. Las notas de “El apagón”, comienzan a sonar. Malú
lleva el peso de la canción, parece que Melen no quiere llevarse nada de protagonismo,
aunque ella le obliga un poco a que se acerque. Melen es un tio de lo más
sencillo que había conocido y, aunque tengo que confesar que alguna vez pensé
que eran más que amigos, ahora sé que su relación va bastante más allá que una
posible relación sentimental. Son como hermanos.
Aunque pensándolo bien, parecía que Malú tenía más hermanos que amigos… pero
bueno. La canción está siendo un éxito, la gente la canta a voz en grito y Malú
se divierte bailando en el escenario. La gente le sigue a cada movimiento que
hace hasta llegar al final, donde deja solo al público para que la termine.
Muerta de risa, se abraza a Melendi.
-Melendi! Gracias! – dijo señalándole –
-Gracias a ti por volver… - le hizo una reverencia – Gracias
Madrid!
Melendi desaparece del escenario y, cuando miro hacia atrás,
veo que algunos de los que estaban allí ya no están. Supongo que van a cantar
con ella. Eso va a ser un espectáculo impresionante.
-Bueno y… ahora… - vuelve a hablar – quiero compartir con
vosotros una canción… muy especial… - la gente comienza a gritar – es una
canción de un gran amigo que está aquí esta noche… y que, en su momento, la
canté con una persona que, para mí, es uno de los seres más buenos que existen
en este mundo… y hoy… - suspira – quiero que la cantemos los tres… Dani Martín
y Rosario Flores!!!
Aparecen los dos, agarrados de la mano, le hacen una reverencia
a Malú y se abrazan a ella. Noto como Malú estaba eufórica por aquel trío. Miro
alrededor y la gente hace gestos de sorpresa.
-Buenas noches Madrid!!! – grita Rosario con una sonrisa en
la cara – me da una alegría inmensa estar aquí con esta monstrua!! – grita ante
la risa y los aplausos del público, Malú está descojonada –
-Buenas noches! – grita Dani Martín – para mí es un
privilegio estar con la que es, para mí, la mejor voz de este país… - Malú se
tapa la cara – y es todo un honor que haya pensado en que yo esté aquí con
ellas… si juntamos a sus dos familias –señalándolas a las dos - creo que no
puede salir más arte… - se ríe –
Se escucha a Malú decir “momentazo” y una risa general. Dani
coge una guitarra y se sienta en uno de los taburetes, a la derecha de Malú. A
la izquierda, Rosario. Cantan cada uno unos versos hasta llegar al estribillo y
cantarla los tres a la vez. Las voces quedan preciosas, otro momento mágico… y
ya van… incontables… se cumple la hora de concierto y ha sido un no parar de
emociones. Al terminar, Malú se levanta visiblemente emocionada y se abraza a
los dos. Se escucha un “gracias” por su parte, y los otros dos artistas desaparecen
del escenario.
Tres canciones más, sin descanso, suenan en aquel palacio de
deportes, para regocijo de sus fans y del mío propio. “Ni un segundo”, que es
cantada al unísino, de principio a fin, por sus fans, “Quién” donde Malú da
rienda suelta a sus bailes, sin dejar de reir, sin dejar de ir de una
plataforma a otra frenéticamente y “Qué más me da” donde sigue moviéndose de un
lado para otro. Empiezo a temer por su integridad respiratoria, aunque no se le
nota nada en la voz, pero yo me canso solo de verla corretear de un lado para
otro con esos tacones. Y entonces llega uno de los momentos más mágicos de la
noche.
-Bueno… - suspiró – joder, qué taconazos llevo no? – los
enseñó ante los gritos del público - últimamente estoy algo reflexiva…- pone una de
sus caras y la gente se ríe - y… creo que con todas las personas con las que me
he cruzado en mi vida, me han enseñado algo… unas algo bueno… otras algo peor…
y, en concreto… hay una persona que prácticamente estaba ya en mi vida desde
que nací… - se escuchan gritos – que me ha enseñado cosas tan buenas que soy
incapaz de describirlas… me ha regalado joyas… me ha regalado canciones que
forman y formarán parte para siempre de mi vida… y hoy… - carraspea – estoy
hasta nerviosa por este momento… - se ríe – hoy quiero cantar con él una
canción que, para mí, es de las mejores canciones que se han hecho jamás… una
canción que, aunque existe desde hace muchos años, seguirá para siempre en mi
coche… o en mi mp3… porque… es una canción tan grande… que solo con decir su
nombre, te viene a la mente ese piano del principio… - Rubén comienza a tocar
aquellas notas reconocibles, en bucle ante el griterío – quiero compartir esto
con él… con mi amigo, mi hermano… con mi maestro… Alejandro Sanz!! – el griterío
es apoteósico, hasta yo me pongo a gritar… -
Alejandro sale a escena y, sin mirar al público, se abraza a
Malú con tanto cariño que casi podía tocarse en el aire. Están un buen rato
abrazados, supongo que diciéndose cosas al oído. Alejandro había sido el
compositor de Aprendiz, con todo lo que eso conlleva… sus familias eran amigas
toda la vida… y esa noche se iba a vivir allí un momento irrepetible. Iban a
cantar a dúo “Y si fuera ella”.
-Bueno… buenas noches Madrid! – grita tímidamente Alejandro –
no sabéis lo… especial que es esta niña para mí… - Malú se ríe algo emocionada
– la he visto desde pequeñita, cantando con su tío Paco a la guitarra – mira al
cielo y se escucha un aplauso – o con su padre… - Malú está a punto de echarse
a llorar - y no sabéis lo que un hermano siente al pensar que un cachito suyo
se ha ido… yo eso lo sentí… - mirándola – pero, afortunadamente, no se fue… y
hoy tengo la suerte de estar aquí, con ella, en su noche… y el honor de cantar
con ella una canción que para mí es muy especial… así que… para todos vosotros…
y si fuera ella…
El aplauso es unánime. Las palabras de Alejandro han
emocionado hasta el más frío de aquel palacio. La familia de Malú llora sin
poder ni querer evitarlo, allí falta un miembro muy importante al que Alejandro
acababa de nombrar. Sin dejar tregua, la canción comienza con un Alejandro
sacando su voz rasgada y melódica. Canta toda la primera parte solo, acompañado
únicamente con la voz de los allí presentes. Todos menos Malú, que observa
aquello creo que algo abrumada. Hasta que llega su turno. Me está dejando
boquiabierto, no sabía que se podía cantar así y que sonara tan brutal con solo
un piano acompañando el momento. Alejandro sonríe ante el sentimiento que le
pone su “aprendiz” que ahora se ha convertido en maestra. Al terminar, se
funden en un abrazo y se escucha un “te quiero” por parte de Alejandro. Tras el
momento emotivo, Malú coge de la mano a Alejandro y se acerca al borde del
escenario.
-Este maestro… - dice en voz alta – me ha regalado temas y me
ha hecho disfrutar con los suyos propios… pero hay una canción con la que le he
traicionado… - se escucha un oh por parte del público – si… - afirma de forma
graciosa – la he cantado con otra persona y hoy… hoy quiero que la cantemos los
tres… Paco León!
Se escucha un “oh” generalizado que se torna en gritos y
aplausos cuando Paco sale a escena. Habían cantado juntos “Viviendo Deprisa”
para una causa benéfica y ahora la van a cantar los tres. Se avecina un momento
de descojone general con aquellos tres artistas en el escenario.
-Bueno… espera espera… - Paco le hace un gesto a Malú que ya
había dado orden de que empezase la música – todo el mundo te dedica unas palabras
y yo no? Ya estamos… - hay una risa general – Paco es tonto… Paco no es cantante
y ya es tonto… - no puedo evitar reirme con ganas, qué crack, está todo el
mundo riéndose – a ver… por favor, un poco de seriedad… - carraspea – Malú… -
no puede parar de reírse – creo que soy un tío con suerte… por haberte conocido
– le hace una reverencia – que la jefa es una crack, que lo sepáis… - se dirige
al público – y por tener la oportunidad de cantar – hace un gesto poniendo
comillas – con estos dos… que vamos… que todos los tontos tienen suerte no? – Malú
le da un abrazo –
La canción comienza cuando todavía se escucha a Malú reírse.
Carlos y Julián, uno en cada pasillo, comienzan a dar rienda suelta a ese
sonido que quizá es el más rock que se ha escuchado esa noche. Les enfocan a
los tres que comienzan a saltar cuando Paco, el batería comienza a tocar. Al
momento, todo el palacio está saltando. Comienza Alejandro cantando la primera
estrofa y le sigue Malú. Paco saluda haciendo el gesto de Malú al público.
Llega el estribillo y cantan los tres al unísono junto con todo el palacio, que
se sabe la canción de memoria.
Desde el palco, no podemos evitar saltar. Yo lo
hago al lado de Vero, que seguía grabando… qué barbaridad… que batería tiene
esa cámara?. Paco canta la siguiente estrofa saliendo bastante airoso para no ser
cantante profesional y llega el siguiente estribillo. Volvemos a saltar. Veo al
hermano pequeño de Malú saltar también y hay un momento que me mira y viene hacia
mí, como si me conociera. Decido olvidarme del resto y ponerme a saltar con él.
Para que vea bien aquel espectáculo de luces y sonido, le cojo en brazos. Es un crío que apenas levanta un metro y poco del suelo. Vero me graba y
sacamos la lengua a la cámara mientras las guitarras hacen lo propio en aquel
solo que dura más de un minuto. Veo como Malú, Alejandro y Paco estan en uno de
los pasillos saltando y chocando las manos de toda aquella gente. Es
emocionante, bonito y un cachondeo a partes iguales, sobre todo porque Paco no
para de hacerle bromas a Malú, corriendo detrás de ella haciendo gestos de
calor señalando su falda. Se dirigen hacia el otro pasillo aún con las
guitarras sonando y se ponen los tres a moverse al mismo tiempo, a un lado y al otro mirando al público que
sigue saltando como si le hubiesen dado cuerda. Corren hasta el final del
pasillo, señalando nuestro palco. Levantamos las manos con la esperanza de que
vean que estamos absolutamente todos saltando. “Tata”!!! Gritaba el pequeño que
sigue en mis brazos. Vuelven al centro del escenario a la carrera para cantar
la última estrofa los tres juntos.
-Ya me cansé de vivir! – Malú sigue saltando – improvisando
para ti!... Ya no doy más… - se miran los tres – no me esperes! – gritando – Me
quedo en Madrid!
Final apoteósico, no hay otra palabra para describirlo. No había escuchado tantos aplausos y tantos gritos en mi vida. Impresionante el espectáculo que se han marcado los tres juntos. Estoy seguro que todos los allí presentes, recordarían para siempre aquella actuación tan divertida. Malú se despide de los dos sin poder parar de reírse, sé que ha disfrutado como una enana.
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