-Todas estas cosas tenías en tu casa? – dice asombrada
mirando todos los instrumentos –
-No son tantas cosas… una guitarra española, una eléctrica y
un piano… exagerada… - niego con la cabeza – dime donde los pongo…
-Mételos en el estudio… luego lo organizamos todo… Urko cariño,
ven que te enseño la casa… - dice acariciando a mi perro –
-Urko lo que quiere es estar con Danka… - alzo las cejas – ya
sabes…
-No quiero ver eso… - se tapa los ojos – Danka cariño! Ven
que te presento a tu novio!
Danka aparece y suelto las cosas para ver su reacción. Urko
es el perro más manso que he visto en mi vida, cariñoso, pacífico… no creo que
vayan a llevarse mal. Se deja olisquear por las 3 hasta que comienza a
olisquearlas él.
-Vamos a darle un voto de confianza… no se han ladrado… -
dice Malú – portaos bien eh?
-Se llevarán bien, Urko es muy sociable… - entro en el
estudio – dejo también aquí mis libros? – pregunto alzando la voz –
-Si! – contesta desde la otra punta de la casa –
Me siento un momento en el sofá del estudio y observo mis
cajas. Mis instrumentos, mis libros y mi perro están en casa de Malú. Creo que
ahora si que me he mudado del todo. Sonrío al pensar en lo que significa esa
mudanza. Significa que mi vida se une a la de Malú inexorablemente. Es Agosto,
el verano casi está acabando y su gira está en pleno apogeo. Tras varias
semanas con conciertos sin parar, esta semana teníamos un par de días para
estar en casa. El momento perfecto para mudarme del todo.
-Eh Doc, no vas a tocarme nada? – su voz sugerente aparece
por la puerta. Se queda apoyada en ella –
-Ya has encontrado un buen nombre para mí eh? – digo cogiendo
la guitarra eléctrica – Doc… me gusta…
-Y a mí… - se sienta a mi lado – qué vas a tocarme? – vuelve a
poner esa voz sugerente –
-Jajajajaja – me río – joder… - carraspeo - mira, una tuya por ejemplo… - cojo la guitarra
decidido y comienzo a tocar mientras canto –
-Woooo – suelta un gritito mientras se pone a cantar – el viento
vaaaa peinandoteeee
-Jajajajaja! – me río sin parar de tocar –
-Por qué sabes tocar la versión que canto en los conciertos? –
me pregunta sin dejar de bailar –
-Es la primera vez que la toco… - sonrío triunfante ante su
cara de sorpresa – es de oído y de ver las partituras que lleváis.
-Sientes doloooor… - sigue cantando – si por un beso pones la
vida – me señala – si pones el almaaaaaaa – grita saliendo del estudio –
almaaaaaaaa
-Jajajajajaja! Está loca… - susurro sonriente dejando de
tocar –
-Por qué sabes tocar la guitarra eléctrica así de bien? –
aparece de nuevo por la puerta – voy a tener que ficharte…
-Jajajaja! Es mi hobbie desde los… 17 años?... – coloco la
guitarra en la funda – aprendí a tocar la española y me pasé a la eléctrica…
tenía un grupo, recuerdas?
-Pero tocabas el piano en el grupo… - dice con la boca
torcida –
-Allí todos hacíamos todo… era divertido… y a mí la eléctrica
me divertía mucho… y al final me vicié más que con el piano…
-Ya decía yo que esos dedos no se movían así solo por el
piano…
Me atraganto con mi propia saliva y comienza a reírse. Pongo
los ojos en blanco cuando la miro, está apoyada en la mesa. Me levanto del sofá
y voy hacia ella. Ahora ya no se ríe…
-Así que mis dedos se mueven bien eh? – me pongo delante de
ella haciendo que se siente en la mesa – ya no te ríes?
-Por fin vas a tocarme algo Doc? – susurra muy cerca de mi
boca –
Agarro sus caderas y las pego a mí. Suelta un gritito y luego
una risa nerviosa. Nos besamos, primero despacio, pero, inevitablemente,
comenzamos una guerra de besos bastante agresiva. Su ropa desaparece en la
habitación, igual que la mía.
-Esta habitación está insonorizada verdad? – digo pegado a su
oído –
-Mmm… - gime – si…
-Mejor… - beso su cuello – te va a hacer falta…
La tumbo en la mesa, con sus piernas cruzadas en mi espalda,
y comienzo a moverme. A moverme despacio, quiero torturarla. Sus suspiros y
tímidos gemidos van dejando paso a gemidos más fuertes conforme incremento el
ritmo. Gemidos que se transforman en gritos. Me encanta verla así, desatada,
sin control. Se incorpora con todo el pelo revuelto y se agarra a mi cuello sin
dejar de hacer esos sonidos que me encanta escuchar. Le doy la vuelta y hago que
ponga sus manos en la mesa, de espaldas a mí. Comienzo así de nuevo mis
movimientos dentro de ella. Con una de mis manos, la estimulo al mismo tiempo,
con la otra, acaricio su cuerpo, hasta detenerme en sus pechos. Los estrujo con
una mezcla de deseo y rabia. Vuelve a gritar, lo hace muy fuerte y me está
contagiando. Me vuelve loco que se ponga así.
Necesito ver su cara, así que vuelvo a girarla y a apoyarla
en la mesa. Levanto una de sus piernas, sujetándola con mi brazo, y vuelvo a
hacerlo. Se agarra a mí, me está arañando la espalda, pero me da igual. No
puedo parar, como todas las veces que lo hacemos. Pierdo la cabeza
completamente cuando nos miramos. Me mira con una cara tan llena de deseo, que
no puedo pensar en parar ni un segundo.
-Aggg… - grita – no pares…
-No pensaba hacerlo… - contesto gimiendo –
-Dios… - gime complacida – ven aquí… - me obliga a separarme
de ella y me empuja con fuerza – me vuelves loca… - hace que me siente en el
sofá y se sienta sobre mí –
Comienza a moverse sobre mí con una velocidad que no se si
puedo aguantar. Aparto de un manotazo una bolsa llena de cosas mías que todavía
osaba estar en el mismo sofá que nosotros. Hago de tripas corazón, aguantando
su ritmo como puedo, y me incorporo para besar sus pechos, que se mueven al son
de nuestros movimientos y me están perturbando demasiado. Escucho como gime,
desenfrenada, sin parar de moverse. No puedo más. Me levanto con ella en brazos
y vuelvo a apoyarla en la mesa para comenzar a moverme todo lo rápido que
puedo. Está a punto de pasar.
-Ahhh si… - grita – si Quique! Si! – escucho un grito ahogado
por su parte –
-Aggg… - gimo con fuerza –
Noto esas corrientes recorriéndome, una tras otra, sin
descanso. Me tiemblan las piernas, o eso me parece a mí. Me dejo caer sobre su
cuerpo en la mesa, acabo de quedarme sin fuerzas y casi sin aliento. Respiro
como puedo, refugiado en su pecho, que sube y baja cada vez más pausado. Me
acaricia el pelo de manera suave. Escucho su tímida risa y alzo la mirada. Me
está mirando con mucha ternura. Como puede cambiar tanto esa mirada?
-Estás bien o necesitas oxígeno? – dice con voz pausada –
-Oxígeno… - susurro de manera graciosa –
-Jajajajaja!
Me encanta como se ríe. Me encanta hacerla reir. Me encanta
hacer el amor con ella y acabar así, riéndonos de manera cómplice. Nunca había
disfrutado tanto del sexo, eso es algo que tengo claro. Creo que somos muy
parecidos en ese sentido… muy raciales… muy incontrolables cuando lo estamos
haciendo. Menos mal que lo hemos hecho aquí. Sus gemidos y los míos creo que
podrían haberse escuchado a kilómetros. Siempre nos pasa lo mismo pero, esta
vez, hemos perdido el control más de lo normal. Hay cosas por el suelo, imagino
que antes estaban en la mesa.
-No voy a poder entrar aquí como si nada… - dice acariciando
mi cara –
-Hemos mancillado el estudio… tenía que pasar… - río – joder…
- me incorporo – estás muy loca…
-Jajajajaja! – se levanta, desnuda, y recoge la ropa del
suelo – toma anda… - me da mis calzoncillos – póntelos antes de que se me vaya
la pinza otra vez…
-Deberías vestirte tú también… - la abrazo por detrás – me perturbas…
-Sabes una cosa? – se gira mirándome – creo que vamos a tener
que bajar la cama aquí… - alzo una ceja – aquí puedo expresarme en todo mi
esplendor…
-Jajajajajaja! – río con ganas – como si no lo hicieras
arriba… - me pongo mi ropa interior –
-No… aquí llego a tonos que no llego arriba… - dice riéndose –
y tú también…
-Totalmente cierto jefa… - sonrío algo avergonzado – anda,
vamos para fuera no vaya a ser que Danka y Urko nos hayan copiado…
-Cállate! – me da un manotazo – a mi chuchita no se la trinca
nadie, te aviso! – me apunta con el dedo – como Urko haga algo, lo destierro –
sentencia –
No hay comentarios:
Publicar un comentario