martes, 14 de octubre de 2014

CAPÍTULO 83: CORAZÓN PARTÍO

-Entonces, tienes trabajo? – me mira ilusionada –

-Es temporal Malú… es una baja de un par de meses… y como nadie quiere trabajar en ambulancia… 

-Pero si tiene que ser súper interesante…

-Y super estresante también… - resoplo – pero bueno, un trabajo es un trabajo, y ya estoy viviendo bastante de ti…

-No sé cómo dices eso, si te has empeñado en pagarlo todo a medias… - tuerce los labios sin mirarme –

-Todo no, la hipoteca la estás pagando tú… - digo serio –

-Pero vamos a ver… - se revuelve – qué más da?

-Cómo que qué más da? Si tu pagas la hipoteca, yo pago todo lo demás… y ya lo hemos hablado… no voy a estar viviendo aquí de gorra - doy por zanjada la conversación –

-Eres un cabezota… - niega con la cabeza –

Salimos de casa, dispuestos a dar una vuelta y tomar algo por la zona. Es octubre, pero sigue haciendo una temperatura agradable para pasear. Malú cierra con llave la puerta y se agarra a mi mano. Los periodistas hace días que nos han dejado tranquilos, la verdad es que no nos han molestado mucho. Deben pensar, para qué? Si con mirar twitter ya no nos hace falta interrogaros.

Malú saluda con la mano a los vecinos de enfrente, una pareja de unos 60 años. No son conocidos mediáticos, pero, por lo que me ha contado, son de pasta. De mucha pasta. De hecho, esa casa es una de sus múltiples propiedades y paran poco por aquí. Por eso me he empeñado en pagar las cosas a medias, tenía dinero ahorrado, el suficiente como para no dejar que Malú corra con todos los gastos.
Justo después de saludarles con la mano, observo como van a subirse a su coche. Un coche imagino que carísimo. Qué bestialidad de ruedas. 

Presencio perfectamente como se desploma aquel hombre en la carretera, justo antes de abrir la puerta del coche. Miro fugazmente a Malú, que también ha presenciado la escena, y cruzo corriendo la calle hasta llegar a su altura.

-Paco! Que te pasa? – grita la mujer nerviosa –

-Oiga… - doy varias palmetadas en sus mejillas, sin obtener respuesta – Joder…

Maldigo cuando pongo mi mano en su cuello. O no encuentro el pulso, o no lo tiene. Pego mi cabeza a su pecho, intentando encontrar latido, pero no, no lo hay.

-Llama a una ambulancia – exclamo hacia Malú – está en parada…

Me remango en un segundo y comienzo a hacer la maniobra de RCP. Por mi cabeza pasan diferentes opciones. Tiene que haber sido un infarto. De hecho, todavía recuerdo aquella nochebuena, a las puertas de mi hospital. Yo me encontraba fumando un cigarrillo, tomándome un descanso, cagándome en la puta por estar de guardia una noche así, había sido una guardia dura. Y, como por arte de magia, el hombre que esperaba hablando por teléfono en la puerta, se desplomó. Las 4 de la mañana, llovía, y yo corrí a hacerle el masaje cardíaco. No sé por qué me estoy acordando de eso, quizá porque fue la primera vez que tuve que hacerlo en una persona de verdad y no en un maniquí.

-Pon el manos libres… - Malú me obedece, está palida – Hola, necesito una ambulancia urgentemente – digo con tono seguro – tengo una parada cardiorrespiratoria en un hombre de unos 60 años, estoy haciendo masaje.

-Está seguro que está en parada? – me contestan desde el teléfono –

-Soy médico cojones! Daros prisa! – doy la dirección exacta –

-Siga haciendo el masaje, no pare – me ordenan desde el teléfono… pues claro, no pensaba en otra cosa que dejar a ese hombre ahí tirado, no te jode –

La llamada acaba rápidamente. Sigo imprimiendo toda la fuerza que puedo sobre el pecho del vecino de Malú. La mujer está al borde del colapso. Se ha formado un pequeño corro a mi alrededor de curiosos, de vecinos alarmados por los gritos de la mujer.

-Puedo hacer algo Quique? – pregunta Malú asustada –

-Entra a por mi maletín, corre – sale corriendo – está en el armario! – resoplo – maldita sea, vamos… - alzo la voz – alguien sabe si hay un gimnasio, un centro deportivo o algo así por aquí cerca?

-El club deportivo está aquí al lado – responde una voz detrás de mí –

-Tienen que tener un desfibrilador, que alguien vaya cagando leches y me lo traiga! – escucho como alguien sale corriendo -

No sé cuánto ha tardado Malú, pero ha sido poquísimo. Abre el maletín temerosa, mirándome interrogante.

-Vale, recuerdas cuando me pusiste la inyección en la isla? – asiente asustada – carga la jeringuilla al 1, coge una de las ampollas donde pone Adrenalina y ábrela.

No me responde, solo actúa. Me estoy cagando en la puta, estoy cansado y no sé cuanto tiempo va a tardar la puta ambulancia. Malú me mira con cara de pánico con la aguja cargada.

-Bien… - digo sin parar de dar masaje – hay que ser rápidos, podrás hacer tú masaje mientras le pongo esto? – señalo con la cabeza a la jeringuilla. Malú me mira asustada – solo tienes que poner las manos como yo y dejar caer tu peso sobre el pecho, a la misma velocidad que voy yo, de acuerdo? – asiente – vale…

Hacemos el cambio. Observo de reojo cómo lo hace, asegurándome que imprime una fuerza aceptable. La primera vez que haces un masaje cardiaco no tienes ni puta idea de si lo estás haciendo bien o no, seas médico o cantante, eso es así. Sé que está pensando que no lo está haciendo bien, pero no es así. Agarro el brazo de aquel hombre e inyecto la dosis de adrenalina. Al hacerlo, Malú me mira como pidiéndome que siga haciéndolo yo.

-Bien… ya está… - volvemos a hacer el cambio – ahora coge el ambú.

-El qué? – pregunta temerosa –

-La mascarilla que tiene una bomba detrás – señalo el maletín – pónselo en la cara, que entre la boca y la nariz – me obedece – bien, cuando yo te diga, le darás dos veces de acuerdo? No tienes por qué hacerlo rápido, solo tiene que entrar el aire – asiente. Noto como le tiemblan las manos – dale – me obedece y aprieta dos veces el ambú – bien…

Cuento mentalmente las veces que hago la compresión torácica y vuelvo a ordenarle que apriete el ambú. Rezo para que lleguen pronto los de la ambulancia. Escucho los susurros de la gente detrás de mí, pero no quiero volverme, ni alzar la vista. No se donde está la mujer, pero creo que alguien la ha apartado de la escena de una forma muy inteligente.

-Vamos joder… aguanta… - imploro –

Noto como caen las gotas de sudor por mi frente. Miro el reloj sin dejar de hacer el masaje. Llevo 4 minutos. No deben tardar mucho más, nada más con recibir un aviso así, se sale a toda prisa de la unidad, lo sé de sobra. Tengo que seguir manejando la situación. Escucho las voces de alguien que se acerca corriendo a nosotros.

-Lo tengo! – el hombre deja el desfibrilador en el suelo y se aparta de la escena -

-Bien – observo por encima el desfibrilador, es como el de los estadios de fútbol – vale, es sencillo de acuerdo? Necesito que me releves y que no pares de hacer el masaje vale?

-No te vayas… - me suplica –

-No me voy, solo voy a preparar esto… - le hago un gesto con la cabeza – lo haces muy bien, vamos, solo será un momento…

Me obedece y comienza a dar el masaje. Resopla casi imperceptiblemente, soy consciente de lo mal que lo está pasando. Enciendo el desfibrilador y descubro el pecho del hombre. Malú me ha obedecido, no deja de hacer el masaje, parece totalmente concentrada. Pego las pegatinas de manera correcta.

-Para un segundo, tiene que analizar el ritmo – Malú me obedece instantáneamente – vamos… - observo la pantalla – Mierda… - reanudo yo el masaje –

-Qué pasa? – me mira completamente asustada –

-No se le puede dar la descarga… - me mira interrogante – no sirve si no está en un ritmo determinado… me cago en la puta…

Sin decir nada, vuelve a coger el ambú. Nos miramos fugazmente. Tengo el corazón a mil.

-Vamos joder… fibrila… - imploro – ponte de nuevo, voy a pincharle – me obedece – tiene que funcionar cojones… tiene que funcionar… - suelto la jeringuilla en el suelo – para un segundo...
Observo de nuevo la máquina. Fibrilación ventricular.

-Vale, aparta Malú, fuera todo el mundo! – grito y noto como el corrillo que se ha formado, ahora bastante más grande, da un paso para atrás – vamos – le doy al botón y la máquina realiza la descarga – hay que seguir… - observo en la pantalla que no hay pulso todavía -

-Dios… - susurra Malú –

-Va a funcionar… - sigo haciendo el masaje – reacciona joder!

Sigo dos minutos, tal como me indica el desfibrilador, y paro. Vuelve a estar en fibrilación ventricular y vuelvo a repetir el mismo proceso. Esta vez, en la pantalla, aparece un latido.

-Ya está – exclamo aliviado – lo tenemos…

-Esta vivo? – pregunta temerosa –

-Si, ahora si… -sigo con el masaje –

-Sigo haciendo esto? – dice sosteniendo el ambú -  

-Si, si paramos se puede volver a parar… solo se para el masaje cuando llega la ambulancia o cuando el paciente despierta… - Malú me mira sorprendida – sigue dándole al ambú, lo estás haciendo muy bien…

Pocos instantes después, escucho la ambulancia a lo lejos. Miro el reloj, no está mal, 7 minutos. La gente se aparta mientras escucho la sirena cada vez más cerca. Veo de reojo como bajan 3 sanitarios a toda prisa de la ambulancia.

-Ha salido de la parada a los 6 minutos con la segunda descarga. No he dejado de hacer masaje. Lleva dos ampollas de adrenalina y llevo 7 minutos de masaje.

-Eres el médico que ha llamado a la central? – pregunta sorprendido uno de ellos. Asiento – Cuanto ha pasado desde la parada hasta que has iniciado RCP?

-Nada, segundos… he visto como se desplomaba…

-Perfecto… cógele una via – indica el médico a la enfermera, que me mira como si me hubiera reconocido –

Me levanto del suelo totalmente agotado. Malú se aparta de la escena, está como en shock.

-Ya está… - me acerco y la abrazo –

-Nos lo llevamos al hospital – ordena el médico – trae la camilla… - se gira hacia mí – de donde has sacado el desfibrilador?

-Del centro deportivo de aquí al lado – contesto –

-Pues menos mal… - susurra mirando el electrocardiograma que acaban de hacerle – parece un infarto.

-Se ha desplomado cuando iba a subir al coche – le indico – no le he cogido vía porque no tengo instrumental…

-Bastante has hecho tío… habías hecho esto antes? – pregunta sin mirarme – en la calle me refiero…

-He estado en ambulancia unos meses… - confieso –

-Estaba solo?

-No… estaba la mujer pero creo que se la han llevado… - alzo la mirada y la veo aparecer entre la gente –

-Paco! – grita llorando – como está? – pregunta dirigiéndose a mí -

-Lo llevamos al hospital señora, parece que ha sufrido un infarto pero hay que hacerle pruebas…

-Está vivo? – pregunta asustada –

-Si, pero hay que llevarlo rápidamente – contesta el médico levantándose – tiene cómo ir?

-La llevamos nosotros Concha – responde Malú con voz segura –


-Recuérdame que no volvamos a salir a dar un paseo… - me tumbo en el sofá, agotado –

Malú me mira negando con la cabeza. Venimos del hospital, ya es de noche. Hemos querido quedarnos hasta asegurarnos que el hombre estaba bien. La mujer no ha parado de agradecernos lo que hemos hecho por su marido, no quería quedarse sola hasta que llegase alguno de sus hijos. No tengo ni hambre, solo me pesa todo el cuerpo.

-No sé cómo puedes tener toda esa información en la cabeza… - dice Malú sentándose a mi lado – sabías lo que había que hacer en todo momento…

-Es mi trabajo Malú… - le resto importancia – además… ahora tú también sabes lo que hay que hacer…

-Uy si, lo tengo clarísimo… - dice irónica –

-Me he buscado muy buena ayudante… - dejo un beso sobre su pelo – aprendes rápido jefa…

-He tenido mucho miedo… - confiesa – no se… les conozco… ha sido muy… joder, estaba cagada…

-Ves? Por eso no me gusta del todo trabajar en la ambulancia… - me alzo de hombros –

-Ya te he visto resucitar a dos personas ahora que lo pienso… - alza su mirada hacia mí – estoy viviendo con House…

-Jajajajajaja! – estallo en una carcajada – idiota…

-Qué tranquila estoy teniendo el mejor médico del mundo en casa…- dice mimosa, abrazándose a mí – ya te has hecho famoso en el vecindario…

-Verás qué gracia cuando vengan a hacerme consultas…

-Oye, pues es buena opción si algún día no me va bien con lo de la canción… - pongo los ojos en blanco – montamos una consulta privada y yo hago de enfermera…

-Mmm… enfermera eh? – digo insinuante –

-Tu no estabas cansado? – dice haciéndose la interesante –


-Contigo yo no me puedo cansar… - me tumbo sobre ella mientras escucho como se ríe -   

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