martes, 30 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 47: AULILÍ

Le observo atenta. Está preparando todo lo necesario para la barbacoa, escoltado por Melen, Alejando, Pablo y Antonio (Orozco). Por un momento me planteo si me merezco que un hombre así se fije en mí y me trate de esa manera. Guapo, inteligente, amable, sencillo pero elegante, humilde, cariñoso… es tan… Y les cae bien, se nota. En especial creo que le ha caído muy bien a Alejandro, a él especialmente se le nota cuando alguien le da mala espina, tiene un sexto sentido para eso. Imagino que tendrá que ver la sensibilidad que tiene en general para detectar esas cosas. Le veo ahí, plantado, en bañador, haciendo la barbacoa y hablando con mis amigos como si tal cosa, con su copa en la mano o fumando. Es tan jodidamente normal que me vuelve loca. Me he sentido tan mal cuando me he dado cuenta de que estaba incómodo… pobrecito… estaba abrumado supongo.

-Lo vas a gastar de tanto mirarle – suelta Vero de repente – La baba hija…

-Qué imbécil eres… - digo bajando la cabeza avergonzada –

-Es muy mono… - dice Raquel mirándome con ternura –

-Mono? – dice escandalizada Vero – está para hacerle 7 hijos…

Estallo en una carcajada… mis pensamientos eran correctos, cómo conozco a Vero.

-Encima es simpático, no es un chulo… - prosigue Vero – me sigue las bromas, cosa muy importante… - me da por reirme - y ya he visto como te mira – arqueo las cejas – qué? Yo me fijo en esas cosas, ya lo sabes.

-Es un cielo… - digo tímidamente –

-Uy… esa actitud creo que no te la he visto nunca eh? – Pastora se ríe – así, tan tranquila, tan cómoda…

-Nada, no lo sueltes o nos enfadaremos contigo – sentencia Vero –

-La verdad es que creo que no había estado tan agusto con alguien en tan poco tiempo… - me da una risilla nerviosa – me siento rara.

-Se ha integrado muy bien… - Raquel bebe de su cerveza – y no es fácil, te lo digo yo.

-Mira, lo único que puede fallar es que se tuerza… - contesta Vero – que se flipe y te haga daño, entonces le mataremos – sonríe ampliamente – mientras tanto, a mí me gusta para ti.

-Aleluya – alzo las manos al cielo –

-Es que hija mía… nos has presentado a cada uno que vaya tela… - arqueo las cejas de nuevo – es verdad, te buscas ruinas… ahora has encontrado una mina parece ser…

-Y médico nada menos, yo estoy muy tranquila si hay un médico por aquí – dice Pastora riéndose –

-De qué os reís? – Vanesa se acerca –

-Del consorte de Malú – suelta Vero –

-Estás tonta eh? – le doy un manotazo –

-Jajajaja! – ríe Vane – lo tienes ahí trabajando como un negro… qué poca vergüenza…

-Y qué hago si se ofrece? – sonrío mirándole –

-Yo creo que te tiene un poco de miedo… cosa normal por otra parte… - espeta de forma graciosa Vane – he estado haciendo un sondeo sutil…

-Ya la estás liando… - niego con la cabeza –

-Lo consideran un buen fichaje todos… así que nada…

-Seguiremos informando… - interviene Vero –

-Joder, qué calor… - Melen se acerca a nosotras – oye, tu chico controla eh? Ha hecho ahí una salsita para echársela a la carne por encima y huele que te mueres…

-Ves? Buen fichaje… - dice Vero riéndose –

La barbacoa resulta todo un éxito, yo no me explico como las cosas pueden salirle tan bien a este hombre. Todo lo que hace le sale bien, tiene que tener algún defecto, yo no se lo encuentro, pero debe tenerlo… sino me asustaré, porque yo tengo miles. La carne está riquísima, menos mal que he comprado para un regimiento, porque todos están repitiendo.

-No te cansas? – digo de manera cariñosa a Quique –

-De qué? – me mira mordiendo una chuleta, está muy gracioso así – tenía mucha hambre…

-No, de eso no… - digo sonriendo – de hacerlo todo bien…

-Ah… todo? – asiento sonriente – no… no me canso… - dice con cierto aire chulesco – está rica no?

-Está todo riquísimo… - le miro un tanto embelesada –

-Voy a explotar… - sentencia Pablo –

-Bueno, el doctor ahora repartirá una ronda de Almax para bajar esto… - dice de manera divertida Vero y hace reir a toda la mesa –

-Esto se baja con música… - le doy voz al equipo –

-Metallica? – dice asombrado mirándome – tú? Metallica?

-Qué pasa? – contesto como ofendida –

-Nada nada… - alza las manos – que me sorprendes todos los días... y me mola esta música - dice sonriente - 

Yo sigo embobada mirándole. Charla tranquilamente con mi hermano y Rubén, creo que estoy llegando al culmen de la felicidad. Me encanta verle así, no le había visto desenvolverse en un ambiente tan distendido. La lista de reproducción que me pongo en casa siempre, sigue sonando. De pronto, un tema hace acto de presencia. Quique me mira con los ojos abiertos, como sorprendido, y se acerca a mí.

-Jefa, tú que quieres, que te pida matrimonio? – dice pegado a mi oído y me hace sufrir un escalofrío – es una de mis canciones favoritas…

-Ah si? – digo sonriente –

-Mmm… - hunde su cara en mi cuello – no me dejes beber más, que me pongo excesivamente cariñoso…

-Jajajajaja! Más?

-Más… tú no sabes hasta donde puede llegar mi estupidez…

Se abraza a mí y comienza a cantar pegado a mi oído. Joder, no sabía que cantaba tan bien. Es tan mono, parece que va algo contentillo… observo como Vero nos mira con una ceja levantada y, rápidamente, se pone a cuchichear con las chicas. Comienzo a cantar con él, ya se va animando. Si tuviera la visión que tengo yo… todos nos miran de reojo. Menos mal que él está de espaldas, sino creo que habría salido corriendo. Al terminar la canción, me planta un beso de estos que te dejan en shock.

-Guapa… - me susurra a escasos centímetros de mi boca – me puedo dar la vuelta sin ponerme rojo como un tomate?

-Jajajajajaja! – río con ganas – nos estaban mirando antes…

-Lo he supuesto… ves? No me dejes beber más, que hago tonterías…

-Pues a mí me parece que estás muy gracioso… - le hago una carantoña –

-Eh Quique! – se oye la voz de mi hermano – vente pa ca, que nos vamos a echar una foto

-Y yo qué? – pregunto indignada mientras caminamos hacia ellos –

-Yo creo que cabemos todos en la foto… hay que situarse estratégicamente… Vane, cógeme en brazos – bromea Melendi –

-Claro… - Vane pone los ojos en blanco –

-Quién tiene el brazo más largo? – pregunta inocentemente Pastora, pero no puedo evitar reirme –

-El brazo no sé… pero la mano seguro que Quique – suelto sin pensar, creo que también he bebido algo de más –

Una risa general se instaura en mi jardín. Quique me mira con gesto divertido. Parece que le ha hecho gracia mi comentario. Me toca el trasero fugazmente y hace que de un respingo y me parta de la risa.

-Dios… es que no sabemos hacer una foto? – coge la cámara Melendi – venga, caras normales o raras?

-Yo rara, no puedo poner otra – suelta Quique y se escucha una risa general –

Nos encontramos todos apegotonados en una parte del jardín, intentando salir en ese selfie estilo los oscar. Me parece una situación divertida, sobre todo al ver que a algunos les ha dado un ataque de risa y no pueden parar de reir. Mi hermano y la banda están subidos a unas sillas, detrás de todos. Como la foto salga bien, la enmarco.

-Venga Melen, que me meo viva joder! – suelta Vane –

-Que no puedo apretar al botón cojones… - dice Melendi entre risas – ahora ahora… cara raraaaaa!

Me caen lagrimones al ver la foto. Vaya caras hemos puesto. Casi sin pensarlo, Melen la ha subido a twitter con su móvil. Estupendo, sale Quique, pero me la suda tanto. Es más, que se entere todo el mundo que estoy con este hombre joder! Tengo que decirle a Vero que me guarde el móvil, puedo comenzar a hacer burradas en este momento. Como empezar a escribir por ejemplo. Y no, serénate Malú, pero es que no puedo, es que le veo reirse y me contagia la alegría. Es eso, es alegría.

 En la lista de reproducción que suena de fondo, aparece una canción mía. Soy un poco egocéntrica parece ser. Quique me mira sonriente y se pone a bailar de forma graciosa acercándose a mí.

-Aulilí li lila… - tararea mientras se acerca –

-Jajajajaja – no puedo parar de reir –

-Mira qué chula, prepara la música para su fiesta y mete una canción suya ahí, como si nadie fuese a darse cuenta…

Me levanto todavía riéndome ante los gestos de Quique para que baile con él. La gente está a su bola menos el grupillo que estábamos hablando, que estoy segura que nos miran. Nos ponemos a bailar medio en broma, medio en serio. Bueno, Quique lo hace de broma, aunque se mueve bien, con ritmo. Pone una mano en su boca y la mueve mientras da vueltas y yo no puedo parar de reirme. La canción acaba y me abrazo muerta de risa a él.

-Cómo cansa esto de bailar cuando no sabes hacerlo – dice divertido sentándose en el césped –

-Sí que sabes… - digo sentándome a su lado – pero te gusta hacer el tonto…

-Madre mía… - escucho por lo bajini a Vero negando con la cabeza –

-Bueno, punto y final a la cerveza – dice convencido – suficiente…

-Pero hombre! Si estamos de fiesta! No pasa nada por beber un poquito! – dice divertida Pastora –

-No no, que si empiezo a hacer tonterías la jefa me echa – alza su dedo hacia mí –

-Jajajaja! Pero como te voy a echar? – digo muerta de la risa –

-Es que como siga bebiendo veo las portadas mañana – carraspea poniendo voz seria – Joven asistente a una fiesta de Malú, encontrado agarrado a una farola – todas estallan en una carcajada – el joven fue trasladado a urgencias mientras susurraba Aulilí li lila…

-Para… - digo muerta de risa –

-La verdad es que nos estamos entonando un poco eh? – dice Vero mirando a Quique – tu eres de beber mucho?

-Vero! – le doy otro codazo, el enésimo de la velada –

-Yo? – ríe – que va, mi cervecita y mi tapita, pero borracheras las justas… ya pasó mi época…

-Ya pasó la época dice… - contesto rápidamente – ni los 30 tiene y ya dice que le pasó la época…

-Me han quitado 7 años de vida los críos… - reímos ante su comentario – tengo las coronarias ahí, luchando por no taponarse…

-Jajajaja! – río con ganas – qué exagerado eres…

CAPÍTULO 46: VIVIENDO DEPRISA (II)

Tras unos aperitivos, todos comienzan a ponerse sus trajes de baño, incluída Malú, que solo tiene que quitarse la ropa. Pues si que se fian de mí no? Si yo fuera ellos, desconfiaría de alguien a quien acaban de conocer y puede sacarles alguna foto comprometida cuando quiera.

-No vas a bañarte? – me pregunta acercándose peligrosamente –

-No me dejas pensar… - digo mirándola de arriba abajo –

-Mira… - dice sonriendo bajando la cabeza – no me digas estas cosas que la liamos… - se acerca y deja un beso en mis labios corto –

-Tú eres muy de liarla… - digo sin soltarla –

Noto como algo me da en la pierna, me giro y veo a un niño tapándose la cara. No recuerdo el hijo de quien es, pero me mira apenado, como pidiéndome perdón. Sonrío y cojo aquella pelota de plástico con los pies, acercándome sin dejarla caer, dando toques. El pequeño me mira con los ojos como platos.

-Es tuya? – el niño afirma sin saber muy bien donde mirar – y me dejas jugar?

La sonrisa de aquel niño ya luce ampliamente. Decido no mirar hacia atrás, supongo que Malú está mirándome y no quiero volver a encenderme como una bombilla, así que me pongo a jugar con él y con el resto de los niños allí presentes, como si tal cosa.

-Falta!! – grito en el suelo fingiendo dolor – eh! Árbitro! – escucho como los niños se ríen – no vale eh? – cojo la pelota con la mano y me tumbo encima, intentando que no me la quiten –

Los niños se abalanzan sobre mí intentando quitármela mientras se ríen. Creo que tengo alma de payaso, si alguien me está mirando estará pensando qué cojones hago, pero no lo puedo evitar, me encantan los críos. Consigo levantarme entre risas y, al alzar la vista, tengo a Malú mirándome con una sonrisa de oreja a oreja. Bueno, está ella y casi la totalidad de los allí presentes observando la escena. Vuelvo a sentirme un tanto avergonzado, me siento observado. Sigo jugando con los niños hasta que, agotado, me dirijo a las toallas donde están sentadas Malú, Pastora, Vero y Raquel, la mujer de Alejandro.

-Hay que ir al gimnasio antes de ser padre… - digo arrodillándome – qué energía tienen dios santo…

-Anda ven aquí – dice Malú riéndose –

-Iba a preguntarte si te gustaban los niños, pero ya veo que sí – dice riendo Raquel –

-Toma, hidrátate – Vero me pasa una cerveza -

Tras un rato agradable charlando de nuevo con el resto, Malú se levanta, en bikini, con todo lo que eso conlleva para mi salud, y se dirige a la piscina. La sigo sin poder evitarlo y me siento en el borde, con mi bañador puesto y con camiseta todavía, remojándome los pies. La pierdo de vista un segundo y al minuto noto que algo viene hacia mí y termina dentro de la piscina, salpicándome.

-Jajajajaja – Malú sale riendo del agua –

-Estas mal eh? – le hago un gesto como que está loca –

-Métete aquí conmigo – dice acercándose a mí –

-No, que hay niños delante – digo en voz baja haciéndola reir –

-Quítate la camiseta o te bañas vestido – dice agarrándome los pies – tú eliges.

Cuando la jefa da una orden, a la jefa se le obedece, así que me quito la camiseta y me meto en el agua tal y como ha dicho. Me acerco a ella mientras me mira de forma sugerente y, al llegar a su altura, me coge de la cabeza y me la hunde.

-Eh! – digo tosiendo al salir del agua – Me vas a hacer eso siempre que estemos en una piscina?

-Ay pobrecito… -se abraza a mi cuello – es que me dan envidia los niños cuando juegas con ellos… y quería jugar… - dice con voz de niña –

-Ya… - niego con la cabeza – estás preciosa, lo sabías no? – susurro pegado a su oído –

-Pff… - resopla mientras se ríe avergonzada – no me digas esas cosas anda…

-Es verdad… - dejo un tierno beso en sus labios –

-Ya no estás tenso… - dice sonriendo – les has caído muy bien, que lo sepas…

-He pasado el examen entonces? – asiente – toma! – hago un gesto de victoria –

-Estás cómodo de verdad? – dice riendo -

-Si… son muy majos todos conmigo… cuánto les has pagado? – digo sonriendo –

-Jajajaja – ríe en alto – no me puedo creer que estemos aquí…

-Creéme que yo menos… - digo sonriendo –

-Cuando pase lo del concierto… te vas a quedar aquí conmigo? – me mira tiernamente –

-Mmm… - pongo tono de estar pensándomelo – qué me ofreces?

-De verdad no sabes lo que te ofrezco? – pone cara sugerente –

-Vale, para, no me mires así que no voy a poder salir de la piscina… - digo riendo –

-Entonces? – vuelve a preguntar –

-Podemos negociar… - digo pegado a su oído – pero ya sabes que yo hago lo que tu quieras…

-Jajajajaja! – suelta una carcajada – qué pelota eres…

-Pareja! – grita Vero desde el borde de la piscina – que digo yo que los arrumacos los podíamos dejar para cuando esté echa la barbacoa no? Que estoy empezando a fusionarme con el suelo del hambre que tengo.

-Jajajajajajajaja! – nos reímos a la vez – oye Vero – digo serio – qué seca vas no? No te vas a bañar?

-Es verdad… deberíamos tirarla a la piscina… - sugiere Malú con una mirada maligna –

-Queréis morir no? – dice seria – Nos puede decir la anfitriona que tiene a sus invitados muertos del hambre, dónde tienes las cosas para hacer la barbacoa?

-Anda – digo dándole un beso en los labios – ya voy yo…


-Gracias gordo – escucho mientras me aúpo para salir de la piscina por un lateral – 

CAPÍTULO 45: VIVIENDO DEPRISA (I)

Bien, analicemos la situación. Malú ha preparado una fiesta improvisada. Y van a venir, todos van a venir. Va a presentarme en sociedad, es exactamente eso. Va a presentarme a Alejandro Sanz, a Miguel Bosé o a Pablo Alborán como mínimo. Hay que ensayar la cara de “puedo con esto, no estoy para nada superado”. Vamos Quique. Me miro al espejo. Quién me iba a decir a mí que pararme aquel día a mirar los paneles de los vuelos me iba a traer todo esto. Una mujer maravillosa que me hace sentirme correspondido después de tanto tiempo. Nah, no estoy nervioso, les voy a caer bien. Tendría que tener a mano algún orfidal, me cago en mi vida. El timbre suena y un temblor se apodera de mi mano derecha.

-Quique! Van a empezar a llegar!

Escucho la voz de Vero. Suspiro. Por lo menos es la primera en llegar, ya no me siento tan… fuera de lugar. Vero es de esas personas que te tienen que caer bien por cojones, es imposible que te caiga mal una persona así.

-Doctor! Me muero! – grita Vero desde abajo y me hace reirme –

-Un segundo señorita!

Bajo las escaleras, creo que voy bien arreglado. Malú sonríe ampliamente cuando me ve aparecer, eso significa que voy bien. Vero lanza un silbido al aire que hace reírse a Malú.



-Eh! Si parece formal y todo! – dice Vero con sorna –

-Yo también me alegro de verte!

-Mírale, si está nervioso… - sigue riéndose de mí –

-Eh! Deja a mi chico! – Malú me planta un beso en los labios –

-Qué asco dáis…

Poco a poco van llegando los invitados. Lo que imaginaba. Todo, o casi todo, caras famosas. Respiro un poco al ver aparecer a la banda de Malú, por lo menos los conozco. Jose es igual que su hermana en cuanto a carácter, solo que un poco más tímido si cabe. Aún así, sabe como hacer que alguien se sienta cómodo, trata a la gente con un colegueo que no es normal, o, por lo menos, a mí me trata así. La observo, radiante, sonriendo sin parar con sus amigos. Me siento fuera de lugar, no puedo evitarlo. Allí, plantado, mirándoles, con mi cerveza en la mano. Me observan, soy consciente de ello.

-Va todo bien?

Intento poner la mejor de mis sonrisas para no preocuparla. Esta tarde estaba eufórica llamando a diestro y siniestro a todo el mundo. Sé que quizá debería intentar integrarme, pero de qué voy a hablarles? De qué le voy a hablar a todo un Alejandro Sanz? De cuando tocaba sus canciones con el piano? Nah, no pinto nada aquí, esta gente tiene más vida recorrida de la que yo tendría en 400 años.

-Quique? – observo a Malú, que me mira sonriente pero con gesto preocupado –

-Si cariño, va todo bien… - paso una mano por su cintura –

-No me mientas anda… - tuerce el gesto –

-Bueno… - resoplo resignado – me siento un poco fuera de lugar… pero se me pasa en seguida…

-Cómo vas a sentirte fuera de lugar Quique? – su gesto ahora si que es de total preocupación – no ha sido buena idea verdad?

-Claro que ha sido buena idea cariño… - beso su mejilla – no te preocupes, es la impresión de ver tanta gente… conocida… estoy algo cortado, es solo eso…

-Anda ven… - me mira con ternura – ven al jardín, te estaba buscando… quieren conocerte…

Camino casi sin pensar, de la mano con ella. Nos paramos en un grupo formado por, atención, Alejandro Sanz, su mujer Raquel, Melendi, Pablo Alborán y Rosario. Creo que si hubiera comido algo lo estaría vomitando en este momento.

-La pareja del año! – grita Melendi –

Creo que debo parecer una bombilla de puticlub en este momento. Me imagino millones de flechas apuntándome, sirenas sonando anunciando mi cara de panoli, hasta una orquesta tocando alguna canción denigrante a mi costa. Qué vergüenza.

-Cállate Melen! No le hagas caso – se dirige a mí –

-Yo quiero saber cómo es esta en una isla… - dice Pablo con sorna – cuéntanoslo – me mira -  seguro que una mandona de cuidao…

-Os echo a todos eh? 

-Bueno... no os metáis más con la niña... - Rosario abraza a Malú cariñosamente -

Me río tímidamente. Supongo que están intentando que no me sienta un bicho raro. Poco a poco voy sintiéndome un poco menos incómodo, creo que es porque Melen no para de soltar gilipolleces. Viene bien para destensarse el saber que hay alguien que se esfuerza en integrarte. Alejandro creo que me mira de manera extraña, o quizá es mi sensación. Me da bastante impresión estar tomándome una cerveza a su lado, ha sido como una especie de ídolo para mí. Cuando iba al conservatorio, casi siempre acababa tocando alguna canción de él, sacando los acordes con el piano. Desde pequeñito siempre he sido un romántico de cojones.

-Ay, sabes que Sara me ha dicho que fue con Iker el verano pasado al pueblecito donde fuimos? – Malú me mira ilusionada –

-Sara? Qué Sara? – mi cara es un poema –

-Sara… Iker… te suenan? – me dice con cara de no querer reírse –

-Iker… Casillas… - digo lentamente –

-Si cariño… - dice riéndose y me hace una carantoña –

-Emm… - digo todavía contrariado – los conoces…

-Pues claro que los conozco, si son amigos míos… - dice sonriendo de lo más normal – hoy es que no podían venir…

-Y lo dice tan normal la tía… - escucho leves risas a mi alrededor – antes de que llegáseis le pregunto… y a quién has invitado? Y me suelta: Nada, a Pablo, a Alejandro…

-Jajajajaja – Malú ríe con ganas – tenías que haberte visto la cara cuando te he dicho los apellidos…

-A mí me pasó lo mismo con éste… - dice Raquel – él decía un nombre y yo buscaba un apellido famoso y cuando encajaban… me quedaba con cara de póker… - se escucha una risa general –

-Exactamente es eso…

-Qué habláis por aquí? – aparece Vanesa en escena –

-Nada, Quique se está acostumbrando a los apellidos… - suelta Raquel –

-Uff… - suspira – no te queda na chiquillo…

Parece que todos llamaban lo de acostumbrarse a ver caras famosas con lo de “los apellidos”. Supongo que es una especie de ritual. Malú me mira de manera divertida, es mala, mucho, pero sorprendentemente ahora me siento cómodo, no sé por qué.

-Yo como uso mi apellido, no hay susto, verdad tío? – me da una palmetada en el hombro –

-No si el susto creo que te lo di yo… - digo de manera tímida –

-Hostia ya ves… y la cara que puso Pastora? – comienza a reírse – así hay que hacer las cosas, sorprendiendo antes de que te sorprendan…

-Bueno, dejadle ya anda, que me lo asustáis con todo eso de los apellidos… - me hace una carantoña – no les hagas caso, son todos muy majos.

-Yo el que más, sin duda – interviene Alejandro – venga, vente a por una cerveza que Melen me ha dicho que sabes de fútbol…

Me encuentro con Alejandro, pasando un brazo en plan colegueo por mis hombros y andando con él hasta la cocina. En serio? No puede estar pasando esto. Bueno, deja de hacer el gilipollas Quique, habla normal, compórtate normal, son personas normales, como Malú, y ya está.

-Me ha dicho Malú que eres músico… - dice Alejandro abriendo el frigorífico –

-Qué exagerada es esta mujer… - niego con la cabeza un tanto avergonzado –

-Tocas el piano y la guitarra… eso es ser músico quieras o no – me ofrece una cerveza sonriente – luego cuando se vaya animando la fiesta, tocaremos algo juntos – dice como si nada –

-Yo? – digo incrédulo – si claro, todo esto lleno de artistas y voy a tocar yo algo… - niego con la cabeza –

-El arte no es ser conocido… el arte es otra cosa – se apoya en la encimera – podrías haberte presentado en esta fiesta con otro aire… - le miro extrañado – ya sabes, haciéndote fotos, metiéndote en conversaciones ajenas… - carraspea – y, sin embargo, has esperado a que Malú te incluyese en una conversación… - afirma con la cabeza – Malú es para mí como una hermana pequeña… la he visto crecer… - suspira – pensaba que no iba a volver a verla – hace una pausa – y, de repente, me entero que este músico me la ha cuidado – da dos palmaditas en mi hombro – no te sientas fuera de lugar aquí… precisamente eres el que más pinta en esta fiesta.



Me quedo paralizado. Ha dicho todo eso? Resulta que le caigo bien a una de las personas más importantes para Malú. Ahora si que me siento cómodo. Salgo de la cocina con otra sensación, como si, de repente, me hubiera dado cuenta que formo parte de la vida de Malú, que aquella fiesta la ha hecho para que me conociesen, porque le apetecía hacerlo. Llego al grupo, que ahora es más numeroso. Malú me mira sonriente pero interrogante. Sonrío y dejo un beso en su frente bajo la atenta mirada del resto.

Decido dejar un poco de lado mi timidez e intentar integrarme lo máximo posible entre aquellos amigos a los que conocía de haberles visto mil veces en la tele, o, incluso, haber seguido sus carreras. Son bastante agradables todos, supongo que Malú les habrá amenazado con matarles si me trataban mal. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 44: SI ESTOY LOCA

Faltaban 3 días para mi reaparición en los escenarios. Andaba algo nerviosa. Cuando me agobiaba, pensaba en aquellos días en la playa con Quique y sonreía sin poder evitarlo. Tras el viaje, pasamos un par de días en su pueblo. Su familia es maravillosa conmigo, tan normales, tan atentos… me quedé flipada, incluso me enteré que su madre y la mía hablaban de vez en cuando por teléfono. Por lo que me contaron, durante nuestra desaparición, todos los gastos, todos los trámites, absolutamente todo lo pagó mi familia e incluyó a su familia. Éramos los dos únicos españoles de aquel avión. Mi familia siempre ha sido generosa, siempre. Pero no sabía que hasta ese punto. Me imagino la alegría inmensa que debieron llevarse ambas familias cuando vieron que los dos estábamos vivos. Parece increíble que haya pasado más de un mes de todo aquello. A veces me da la sensación de estar viviéndolo todo demasiado deprisa, pero luego me paro a pensarlo y no podría ir más despacio, no me da la gana. Soy consciente de la expectación que provoca mi vuelta a los escenarios, pero no puedo evitar que me abrume. A diario leo mensajes de fans que me desean lo mejor, que desean verme… tengo la sensación que cuando empiece a cantar de nuevo dentro de 3 días, no voy a poder parar de llorar.

Quique se está implicando parcialmente en mi vuelta. La banda, en especial Rubén y mi hermano, se llevan genial con él. Ven partidos de fútbol juntos, porque Quique cada dos por tres está en casa. Todo se está normalizando tan deprisa que da miedo. Me da miedo que, cuando todo comience, se desvanezca lo que tengo ahora mismo. Hoy mi madre ha decidido venir a comer. Creo que Quique está más nervioso que en toda su vida, pobrecito, no ha parado de dar vueltas por la casa. Por la mañana, mientras hemos salido a correr, ha salido el tema y se ha quedado blanco. Pobrecito, me hace hasta gracia.

-Hola mamá – sonrío ante su abrazo –

-Hola hija… Jesús… que calor hace dios mio… - sonrío enternecida, adoro el acento andaluz de mi madre –

-Anda pasa… - digo riendo – estábamos poniendo la mesa…

-Uy, pero qué pasa aquí? Tu madre llegando a mesa puesta? Tienes fiebre hija? – me pone la mano en la frente –

-Hola Pepi… - Quique aparece por el pasillo sonriente, con sus pantalones vaqueros y su camiseta blanca que me vuelven loca – Qué tal? – se acerca a darle  dos besos –

Mi madre es una mujer efusiva. Es andaluza, sin más. Le planta un abrazo que le recoloca todas las vértebras. Quique me mira estupefacto pero corresponde al abrazo.

-Qué ganas tenía de verte hijo… - le planta dos besos – que guapo eres madre mía…

Mira que es perfecto, pero sonrojado todavía más. Estallo en una carcajada sin poder evitarlo y me manda una mirada asesina. Mi madre pasa al salón hablando de quién sabe qué, es única. Comenzamos aquella comida informal pero crucial y está resultando ser un éxito. La paella que ha preparado Quique está de vicio, impresionante, como buen Valenciano.

-Ojú hijo… - dice mi madre bebiendo vino – esto está riquísimo…

-Ya será menos Pepi… - dice riendo –

-De verdad hija mía, qué tranquila me quedo sabiendo que este muchacho está en casa… con lo poco que sabes tú cocinar…

-Mamá!! – replico – me está enseñando… yo voy aprendiendo, no soy una inútil eh?

-Dios me libre de decir eso de mi niña… - veo su gesto, se va a poner solemne – bueno, el concierto qué?

-Bufff… estoy muy nerviosa mamá… - niego con la cabeza –

-Pero nerviosa por qué? Si mi niña no se pone nerviosa con ná! – le da un golpecito en el brazo a Quique – has visto algún concierto suyo?

-Fui a uno… y no, no parece que se ponga nerviosa… - le saco la lengua – pero ahora si que lo está…

-Es que joder… - me quejo – es como… es mucha responsabilidad…

-Pero niña, si tú siempre has sido mu responsable! Y vamos a estar ahí contigo, y tú te vas a venir a la zona nuestra – dice dándole otro golpecito en el brazo que me hace reir – y tu familia también eh?

-Bueno mamá, deja de agobiarle anda… y deja de ponerme nerviosa! – me quejo de nuevo – que os imagino a todos ahí y me da una cosilla…

Tras la comida, Quique se empeñó en que no nos moviésemos y se puso a recogerlo todo él. Mi madre se revolvía en la silla como una niña pequeña, cómo le gusta manejarlo todo… Cuando Quique estaba en la cocina y se le oía recoger los platos, mi madre se sentó a mi lado, dispuesto a hacerme el interrogatorio que esperaba.

-Que niño tan guapo hija… - me coge la mano – recogiendo la mesa y todo… qué barbaridad…

-Mamá… - digo sonriendo tímidamente –

-Está viviendo aquí? – arquea las cejas –

-No – niego con la cabeza – no exactamente…

-Es bueno contigo? – poniendo el gesto típico de madre –

-Demasiado… - ladeo la cabeza – está pendiente de mí…

-De todos los que he conocido… este es el que más me gusta, que lo sepas… y tu madre tiene ojo…

-Ya… ya se que lo tienes… - digo riendo – entonces te gusta?

-Pero chiquilla! – alza un poco la voz – he visto como te mira… ahora solo falta que soporte todo el jaleo que llevas tú en tu vida…

-Ya… - tuerzo el gesto – todo el mundo me dice lo mismo…

-Tampoco es que pueda caerme mal… a lo mejor no soy objetiva… - dice reflexiva – cuando me contaste todo lo que había pasao…

-Dejemos el tema, sabes que no me gusta hablar mucho de eso… - me pongo seria –

-Bueno… como quieras…

Quique apareció por la puerta, perseguido de cerca por Danka, que movía su cola mirándole, quizá esperando algo de comida o alguna carantoña. Descubrí a mi madre haciéndole una radiografía express.

-Malú, hago café? – dice acariciando a Danka –

Me quedo embobada y parece que mi madre igual. Me mira y se sonríe y me da un codazo. Qué tipo de madre tengo? Si parece Vero…

-Emm… - nos ha pillado mirándole – Malú?

-Eh? – sacudo la cabeza – café? Vale… , pero deja que lo haga yo – digo levantándome –

-Quieta – me apunta con el dedo – Pepi, tú quieres café? – mi madre asiente sin decir nada –

Veo que tiene un gesto indescifrable en la cara. Mi madre es muy expresiva, pero a veces no entiendo lo que me quiere decir.

-Suéltalo… - le digo a mi madre con media sonrisa –

-Ay hija… - niega con la cabeza – me encanta para ti…



-Bueno… - se sienta en el sofá – ha ido bien la comida no?

-Muy bien… - sonrío y me acurruco a su lado – le gustas…

-Jajajaja! – ríe – con gustarte a ti…

-Nah, mejor cáele bien a mi madre… o no tendrás nada que hacer conmigo… - pongo gesto de chulería –

-Te pareces mucho a ella… - me acaricia el pelo – muy espontánea… con carácter…

-Eso es un poco más de mi padre… mi madre tiene mucha sensibilidad y mucha intuición…

-Bueno, eso también lo tienes tú… - ríe -  qué quieres hacer esta tarde?


-Mmm… - me incorporo como un resorte dejando un poco sorprendido a Quique – se me acaba de ocurrir una idea… - me mira arqueando las cejas – 

CAPÍTULO 43: EL AMOR ES UNA COSA SIMPLE (II)

Conduzco bajo su atenta mirada. De vez en cuando desvía sus ojos hacia el paisaje, imponente. Una carretera secundaria es testigo de nuestro paseo. Llegamos al destino y aparco en medio de ese aparcamiento abierto en la montaña. Al bajar del coche, Malú lo observa todo, y todavía no ha visto nada.

-Vamos, desde arriba se ve mejor…

Me obedece sin decir nada, sonriente. Nos cruzamos con una pareja que baja de aquel mirador agarrados de la cintura. Malú hace lo mismo conmigo, me enternece. Se pone delante de mi lentamente, como sin creerse donde está. Un mirador en medio de un acantilado. Adelante, solo mar y cielo, a los lados, otros acantilados donde, abajo, a lo lejos, se escucha el romper de las olas. Al llegar al muro y los barrotes, puestos ahí para que nadie se caiga, me mira maravillada.


-Pero… - vuelve a mirar al horizonte – esto es precioso! – se abraza a mí – qué vistas! – se asoma – y qué vértigo! Jajaja! – ríe como una cría –

-Te gusta? Es de postal eh?

-Ven, nos vamos a hacer una foto – saca su móvil – vamos!

Posamos con aquella estampa de fondo y así nos tiramos bastante rato, haciéndonos fotos, de vez en cuando besándonos, creo que dábamos hasta asco de lo pegajosos que nos hemos puesto.

-Joder Quique… - niega con la cabeza – esto es demasiado bonito…

-Date la vuelta – le ordeno – venga…

Me obedece no muy convencida y se queda mirando al mar. De mi bolsillo saco un cordón con un colgante. Dudo un instante, quizá es demasiado ñoño, pero qué cojones! Quiero serlo! Aparto un poco su pelo y noto como se estremece. Al pasar el cordón por delante suyo, intenta darse la vuelta.



-Qué es esto? – pregunta extrañada – Quique, no deberías haber…

-Schhh… - digo pegado a su oído – que es el primer regalo que te hago… no rompas el momento… - digo divertido –

-Idiota… - ríe –

-Ya está… - veo como se gira y me mira sonriente –

-No es el primer regalo que me haces, que lo sepas… - dice avergonzada –

-Ah no? – pregunto extrañado –

-No… ya me has hecho muchos… - se acerca lentamente y me besa – gracias… es precioso… - dice mirando el colgante –

-Como tú… - me alza una ceja – vale, ya paro…

-Jajajajaja! – ríe -  

-Cuenta la leyenda… - hago que se gire para abrazarla por detrás – que hace años, quizá siglos, los marineros del lugar subían aquí con sus… mujeres… - carraspeo – o novias, o como lo quieras llamar… y les hacían un regalo – noto como se ríe – lo hacían antes de salir a faenar… se tiraban semanas sin volver… y las mujeres subían aquí para mirar al horizonte esperando verles… para ser las primeras en ver que volvían - no dice nada – desde entonces, se dice que este sitio es mágico… que cuando alguien le regala algo a otra persona aquí, significa que siempre volverán a estar juntos, aunque estén separados un tiempo por la razón que sea.

-Joder Quique… - dice algo emocionada –

-Qué asquerosamente ñoño soy eh? – digo en tono burlón – me hacía ilusión regalarte algo aquí – comienzo a dejar besos por su cuello –

-Es precioso… - se gira para ponerse frente a mi –

Nos miramos bastantes segundos, sin decir nada, sin apartar la mirada, sin movernos. Sin besarme, se abraza a mí fuerte, cosa que me sorprende, será que se ha puesto tierna, como a mí me gusta.

-Bueno jefa… creo que me voy a desmayar del subidón de azúcar…

-Qué pastelada… - dice riéndose – me encanta.

Tras pasar un rato allí, mirando al horizonte, decidimos volver a comer al pueblo. En el coche, veo como trastea el móvil con una sonrisa pícara. Me da miedo esa sonrisa. Algo está tramando…

-Qué haces?

-Jajajajaja! – ríe con ganas – una locura…

-Como una locura? – digo extrañado sin dejar de mirar la carretera –

-Ala, mandada… verás qué lío acabo de formar… - sigue riendo –

Al momento, empieza a sonar su móvil. Es el sonido de las notificaciones. Miro a Malú con cara de circunstancias mientras no para de reírse. Al llegar a casa cojo el móvil y decido investigar.

-Qué has hecho? – digo sorprendido –

-Nada… lo que haría la gente normal… - se alza de hombros –

Veo detenidamente el tweet: “Un sitio mágico en la compañía perfecta” y una foto de las vistas del acantilado. La miro arqueando las cejas. No para de reírse.

-Estas muy loca… - niego con la cabeza – ya si hubieras puesto una foto nuestra, se lía… me colapsas el móvil…

-No lo he hecho porque no quiero que te agobies… pero ganas no me faltaban… - me da un beso – además, me apetece decir que estoy feliz…

-Estás feliz? – la cojo de la cintura –

-Mucho… - dice sonriendo – muchísimo…


-Me alegro mucho jefa… - acaricio su pelo –

-Y tu? – se abraza a mí –

-Muchísimo… - dejo un beso en su frente – voy a hacer la comida, que mira qué horas… Rosa me va a reñir…

-Rosa te va a poner en un altar… - sonríe –

-A ver… - abro el frigorífico – con lo que hemos comprado esta mañana podemos comer años… - oigo como se ríe – voy a hacer una tortillita de patatas y algo más, te parece?

-Vamos a hacer – puntualiza –

Decidimos comer en la terraza. La mesa de plástico y las sillas no son nada glamourosas, pero es lo más parecido a estar en casa ahora mismo. De hecho, siempre me había gustado la idea de comer en pareja en ese ambiente. La veo contenta, no para de reírse conmigo y yo con ella. Cualquiera que nos viera diría que estamos enamorados. Y, por mi parte, no se equivocaría. Me he enamorado como un gilipollas. Y como no voy a enamorarme de una mujer así?

-… Y entonces llega la mujer, con su papel de alta y todo, y me dice si ese es mi nombre, para que su hija me busque en facebook…

-Jajajajajajajajaja! Y te buscó? – dice muerta de la risa –

-No! Y no la hubiera aceptado joder! – río –

-Has partido corazones parece ser… - dice subiendo una ceja –

-Nah, es la bata de médico, que da poder… luego me la quito y mira – me señalo – no valgo na…

-Uy que no dice… - me hace una carantoña – pues yo no te he visto con la bata todavía y…

-Y que?... – digo insinuante –

-Y… - se queda mirándome un segundo - Pues a mí – carraspea divertida – me han tirado los trastos de todas las maneras…

-No me digas? – digo irónicamente –

-Pero nunca ha venido la madre de nadie a decirme lo que te dijo esa mujer… - se ríe – por cierto, mi madre me pregunta por ti

-Mm.. – me atraganto – y eso? – pregunto sorprendido –

-Quiere conocer mejor al hombre que salvó a su hija supongo… - se alza de hombros –

-Malú… - niego con la cabeza – deja de decir eso anda…

-Es la verdad… a mi padre le caíste bien… - bebe de su cerveza – y a Jose… y a mi hermanito…

-Vale vale! – alzo las manos – caigo mejor que el Rey parece ser… - hago un gesto con las manos para que entienda el doble sentido –

-Jajajajajaja! – vuelve a reírse – eres muuuuy tonto… jajajajaja!

-Se ha calmado un poco la cosa en twitter o qué? – abro la aplicación – tengo menciones… tu gente es muy lista…

-En serio? – dice sorprendida – a ver… - le enseño el móvil –

Comienza a leer y ve como algunas fans están especulando con quién está Malú. Salgo en algunas quinielas.

-Me mosquea no salir en todas las quinielas, que lo sepas… - me hago el enfadado – eres trending topic por cierto…

-Ya he visto… qué barbaridad… - se ríe – antes escribía bastante más…

-Y por qué no lo haces? – pregunto mientras sigo leyendo algunos mensajes –

-Porque hay mucha gente que se pasa… - dice pensativa – anda, vámonos a la playa un rato…

-Joder jefa… eres experta en dar órdenes… - escucho su carcajada desde la terraza -




-Sabes cuánto tiempo hacía que no estaba en una playa de España tranquilamente? – pregunta tumbada en la arena – mucho, que lo sepas…

-Bueno… esperemos que nadie te reconozca…

-No, a ver… - se incorpora – me da igual que me reconozcan… si a mi me encanta hacerme fotos con la gente, no me molesta… pero ya te he dicho antes que hay gente que se pasa…

-Imagino… - me enciendo un cigarro –

-No me has contado lo que dijeron tus padres cuando no les pudiste mentir… - dice sonriente –

-Jajajaja! – río – se me había olvidado por completo… en fin… - suspiro – a mis padres no les importa lo que yo haga si estoy feliz… y creo que hacía tiempo que no me veían así… pero es cierto que les asustó un poco…

-Lógico… - tuerce el gesto – sabes que esto no ha hecho nada más que empezar no?

-Lo sé… - afirmo – pero lo iremos llevando, tu no te preocupes por eso…

-Si te agobias quiero que me lo digas – se sienta más cerca de mí – quiero saberlo…


-Lo sabrás, no te preocupes…

domingo, 28 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 42: EL AMOR ES UNA COSA SIMPLE (I)

Me despierto con un olor a mar que me embriaga. Abro los ojos despacio y veo su pecho subir y bajar lentamente. Sonrío. Está dormido profundamente. Acaricio despacio su torso desnudo. Ayer fue la mejor noche de mi vida. Tras pasar un tiempo en la playa, sentados, hablando de todo y de nada, haciéndonos carantoñas, regresamos a casa y, para no perder la costumbre, empezamos una guerra de besos que acabó a altas horas de la madrugada. Me siento como en una nube. Me trata tan bien, pendiente de mí pero sin agobiarme, comportándose de una manera normal, sin extravagancias, sin excesos. Me estoy enamorando, o, mejor dicho, me he enamorado como una tonta. Lo noto, sé perfectamente cuando empiezo a sentir cosas fuertes. Cómo no me voy a enamorar? Es imposible no hacerlo. Enamorarme… yo… que dije que no volvería a hacerlo nunca más, que no iba a volver a fiarme de nadie. Y llega él y lo pone todo patas arriba. Escucho como su corazón late despacio, sosegado… me encanta ese sonido. 

Decido quedarme un rato más así, observándole. Me encanta hacerlo cuando duerme, es tan mono, respira apenas sin hacer ruido, no ronca, es un punto a su favor bastante importante. Río levemente al darme cuenta de todos esos pensamientos. Tras unos minutos observándole, decido despertarle de la forma más dulce posible. Me sorprendo a mí misma con esa actitud tan tontorrona… en el fondo, siempre he sido una romántica, pero siempre me ha costado sacar todo ese romanticismo, supongo que por falta de confianza o de seguridad. Con él sé que puedo ser como quiera, no va a juzgarme. Comienzo a darle pequeños besitos en su pecho y subo hacia su cuello despacio, como si no quisiera despertarle aunque, en realidad, me muero por hacerlo. Mueve su cabeza un poco bajo mi risa tímida y decido seguir. Llego hasta sus labios y dejo un tierno beso en ellos, en la comisura, y comienzo a susurrarle al oído. Veo como se remueve lentamente y presencio esos momentos en los que se va despertando. Me parece un momento tan íntimo que hasta me da vergüenza vivirlo. Sin abrir los ojos, sonríe y acaricia mi pelo, sin decir nada. Vuelvo a repartir besos por su cuello y por sus mejillas hasta llegar a su boca, donde dejo pequeños besos y me quedo observándole. Sigue sonriendo hasta que abre los ojos despacio, primero uno y después el otro.

-Buenos días guapo… - susurro mirándole –

-Mmmm… - se despereza tímidamente – buenos días cariño…

Me acaba de llamar cariño, medio dormido. No lo puedo evitar, sigo besándole hasta que paso una pierna por encima de él. Se ríe tímidamente.

-Esto si que es despertarse bien… - sonríe y abre los ojos del todo por fin –

Le miro primero con gesto tierno y después con mirada pícara. Resopla de manera graciosa y sonríe, ya sabe lo que quiero. Me agarra de la cintura y me pongo encima de él, sin dejar de besar su cuello. Le oigo resoplar. Ya no hay vuelta atrás. Parece que ya se ha despertado del todo y comienza a besarme lentamente, acariciándome el pelo y bajando por mi espalda hasta mi trasero. Lo aprieta contra él, de una manera que no sabría explicar. No es sexo solamente, es bastante más, mi sensación es esa… me hace girar sobre mí misma y se coloca sobre mí. Sin mediar palabra, comienza a repartir besos por mi cuello, bajando por mis pechos, donde se detiene un buen rato mientras comienzo a suspirar en voz alta. 


Sigue descendiendo hasta mi abdomen, donde se detiene también, dejando besos sonoros y no tan sonoros, hasta que desciende donde tenía pensado en un principio. Siempre me hace lo mismo, yo sigo sorprendiéndome, parece no cansarse de darme placer de esa manera. A estas alturas mis suspiros se han tornado gemidos. Tiene una forma de tocarme, de besarme, de comerme que jamás había tenido nadie. Alcanzo el cielo sin ninguna dificultad, pero no se detiene, sigue en esa misma posición, con su cabeza entre mis piernas, llevándome a sitios de donde nunca querría salir. Tras un buen rato, decide volver a subir siguiendo el mismo camino hasta mi boca. Le recibo con ansias, intento tocarle, devolverle todo aquel placer, pero no me deja. No nos hemos dicho nada, no hace falta. Cuando quiero darme cuenta, ya está dentro de mí, con ligeros movimientos al principio que empiezan a volverme loca de nuevo. No deja de pasear su boca por mi cuello sin dejar de moverse, cada vez más rápido. 

No puedo pensar en nada, solo en que no pare nunca, aunque mi respiración agradecería una tregua, y la suya parece que también. Comenzamos a intensificar el ritmo, sin poder evitarlo, consigo girar sobre él y quedar sentada a horcajadas sobre sus caderas. Las miradas que nos damos son indescriptibles, es puro deseo, le deseo más de lo que he deseado nunca a nadie. Lo mejor de todo es que en su mirada veo lo mismo. Se incorpora hasta besarme y pasa sus manos por mi espalda, aferrándose a mí. 


Comienzo a moverme de nuevo y le escucho leves gemidos, me encanta. Vuelve a tumbarse sin dejar de agarrarse a mis muslos, moviendo sus manos marcándome el ritmo. Al principio le hago caso, pero luego voy por libre. Me siento libre, quizá debe ser eso. Libre de hacer lo que quiera, como quiera y cuando quiera. Me mira sacando levemente los dientes, respirando acelerado y, en un movimiento, vuelve a ponerme sobre la cama. Las embestidas son tan fuertes, tan llenas de deseo, tan rápidas, que creo que me va a dar un infarto. Los gemidos se transforman en gritos, gritos de placer, no puedo evitarlo. Me agarro a su cuello, a su espalda, estoy al borde del éxtasis. Cuando lo alcanzo, intento que pare un segundo, pero no me hace caso, intuyo que es porque no puede parar. Segundos después, noto como se tensa, suelta un leve pero intenso gemido y cae rendido sobre mí, con su cara escondida en mi cuello. 

Le escucho respirar, escucho sus latidos, ahora mucho más acelerados que cuando despertó. Los míos supongo que van al mismo ritmo. Comienza a dejar besos por mi cuello, con su respiración entrecortada, como queriendo alargar aquel momento. Me agarro con una mano a su espalda y con otra a su pelo, intentando retener aquello, aunque se que es imposible. Nos quedamos en esa posición unos instantes, los suficientes para notar que su respiración va normalizándose.

-Te quiero… - susurra respirando acompasadamente –

Mi pelo se eriza, como si acabase de salir de una piscina y viniera una ráfaga de aire fresco. Acaba de decirme eso de verdad? Siento tantas ganas de llorar…

-Quique… - intento frenar aquellas lágrimas pero me resulta imposible, me siento tan estúpida –

-No podía más… tenía que decírtelo… - su tono suena a disculpa –

Seguimos en esa posición, el con su cara enterrada en mi cuello, respirando ahora algo más normal. Intento de nuevo que no me pille llorando, pero no puedo, no puedo retener esas ganas de ponerme a llorar. Es demasiado bonito todo, me da miedo, me acojona… y me encanta. Mi pecho comienza a hacer pequeños espasmos, intento pararlos pero no hay forma, necesito llorar. Lo ha notado, veo como me mira interrogante. Para entonces, unas pequeñas lágrimas ya invaden mis ojos amenazando con caer por mis mejillas.

-Eh… - dice con tono suave – qué ocurre?

Acaricia mi mejilla suavemente y ya no puedo aguantar más. Comienzan a caer lágrimas desde mis ojos. Me siento ridícula. Quique, preocupado, comienza a dejar besos por mis mejillas, justo por donde están cayendo todas esas lágrimas. Soy una llorona joder, me recrimino a mí misma.

-Oye… - sigue acariciándome –

-Quique… - le corto mientras lloro –

-Sé que es pronto… lo siento…

-Quique… - vuelvo a repetir llorando – no es pronto… - intento recuperar el tipo –

-Entonces, qué pasa? – dice preocupado –

-Que yo también te quiero… - comienzo a llorar de nuevo – soy una puta llorona joder… - me recrimino con rabia.

Veo como me sonríe enternecido y hunde su cabeza en mi cuello de nuevo. Cuando consigo calmarme, le obligo a que me mire. Tiene los ojos rojos, húmedos…

-Me lo has pegado joder… - ríe avergonzado – para ya…


Es ahí cuando confirmo que todo es de verdad. Que él es de verdad. Que esto es de verdad. Y no pienso dejarlo escapar, es todo demasiado especial, lo más especial que me ha pasado nunca. Tras besarnos lentamente, sonriendo todavía algo avergonzados, deja su cabeza sobre mi pecho, justo como hago yo con él. Me parece tan tierno que decido no moverme. Le abrazo. No se qué hora es, pero no me importa, no me importa el tiempo que pasemos así. No necesito nada más en este momento para ser feliz, más feliz que nunca.

CAPÍTULO 41: SIEMPRE TÚ

Había llegado el día. Estaba nervioso mientras conducía. Malú había insistido en que fuese en tren, pero nos esperaba un viaje largo que había planeado para ella. En verdad estaba haciendo una gilipollez porque iba en dirección contraria, pero daba igual, quería llevar yo las riendas del viaje. Encamino aquella calle que ya me suena y aparco justo en la puerta. Bajo del coche algo nervioso, qué imbécil me siento. Me siento como un quinceañero que va a recoger a la novia en la moto, temeroso de lo que pueda pasar. 

Toco el timbre y a los dos segundos me abren sin preguntarme. Entro a aquel jardín que recuerdo perfectamente y aparece ella. Se abraza a mí fuerte, me envuelve con sus brazos y no puedo parar de sonreir. Cuánto la había echado de menos. Lo primero que pueden percibir mis sentidos es su olor, el mismo de siempre, el que me gusta tanto. No nos decimos nada, solo entramos en su casa. Al entrar, vuelve a abrazarse a mí, sonriente, y me besa, me besa con todas sus ganas. Entre risas subimos aquellos escalones de su dúplex, ya se donde vamos, no lo podemos evitar. Acabamos en la cama, riéndonos y besándonos, y acariciándonos, y volviéndonos a besar. Terminamos desnudos en la cama, exhaustos. Apenas hemos cruzado palabra, no ha hecho falta, es increíble, no hace falta que hablemos, no hacen falta palabras, solo un simple gesto, una sonrisa, una mirada. Solo eso es suficiente. Acurrucada a mi lado, me acaricia el brazo mientras yo acaricio su espalda desnuda. No he dejado de sonreír desde que la he visto aparecer. Ni creo que pueda dejar de hacerlo en todo el tiempo que pasemos juntos estos días.

-Mmm… qué ganas tenía de estar así… - dice con voz de niña pegándose más a mí –

-Y yo… - beso su pelo – tienes hecha la maleta? – pregunto juguetón –

-Si… - me sonríe –

-Nos damos una ducha y nos vamos?

Al montar al coche, Malú no paraba de preguntarme dónde íbamos. Decidí no decirle nada, que fuese descubriendo a qué parte de la geografía española nos dirigíamos. Casi todo el viaje nos lo tiramos hablando, haciéndonos carantoñas. Paramos un par de veces, el viaje era largo. Se empeñaba en llevar el coche, pero entonces tendría que darle pistas, y decidí conducir yo. A eso de las 6 de la tarde, enfilábamos el ultimo tramo de autovía que nos llevaba a nuestro destino.

-Veamos – mirando su móvil – si vamos a la playa, porque me has dicho que me traiga el bikini… - mirando los letreros – joder me vas a decir ya a qué sitio vamos?

-Jajajaja! Llevas más de 6 horas preguntándomelo, y ya te he dicho que aguantes un poquito, que estamos llegando…

-Por lo menos sé que estamos en Andalucía... - dice sin parar de intentar descifrar letreros - falta mucho?

-Que no... - digo sonriente - 

Me salí de la autovía y cogí una carretera secundaria. Malú lo miraba todo por la ventanilla, todo ese paisaje como desierto, de vez en cuando hacía fotos, se hacía selfies conmigo de fondo conduciendo, la notaba eufórica. Después de dejar atrás un paisaje de lo más seco, casi como por arte de magia, apareció aquel pueblecito de playa. No vivía apenas gente, aunque en verano tenía bastante reclamo turístico... la zona en general, ya que las vistas eran preciosas. Era un pueblo con encanto, con todas las casas pintadas de blanco, entre las montañas y el mar, en pleno parque natural. Malú me mira sorprendida y corre a sacar su móvil de nuevo.


-Es esto? – pregunta ilusionada – pero si es precioso! Mira que vistas!

La miro de reojo sin quitar la mirada de la carretera. Sonrío tiernamente al verla tan ilusionada, creo que no me he equivocado de sitio. Entramos en aquel pueblo y aparco en una calle que se estrecha desde donde, al final, se ve el mar. Malú se baja del coche a toda prisa. Me mira de nuevo radiante y viene hacia mí.



-Es aquí? – asentí – Dios, es genial!! – me abrazó –

-Anda ven…

Caminamos por aquella calle hasta llegar al pequeño estanco, el único del pueblo. Dentro se encontraba aquel hombre, el tío de un amigo de Alex. Por él conocí este sitio. Vine hace años con ellos y me encantó el lugar, pero ya no había vuelto.

-Hola Antonio! – digo acercándome por su espalda –

-Hombre Quique! – me abraza – Te estaba esperando. Me alegro de verte! Cómo va todo? Vi lo que pasó en la tele… - comenta comedido -

-Ya… - sonreí de medio lado – todo está bien Antonio… tienes las llaves?

-Si – rebuscando en su cajón – he podido conseguirte el apartamento que me pediste… - veo que dirige la mirada a Malú, que observa el lugar como maravillada –

-Viene conmigo – me apresuro en contestar -

-Comprendo… Cuánto tiempo sin verte… - me abraza de nuevo -

-Ya… he estado algo liado - asiente comprendiendo –

-Venga, os llevo a la casa, dónde habéis aparcado?

-Aquí mismo, no hay mucha gente no?

-No, ya sabes que esto no está demasiado concurrido hasta que no entra el verano del todo – salimos del estanco – encantado señorita – le tiende la mano a Malú que se la devuelve sonriendo – me suenas de algo… - dice pensativo –

Malú se echa a reir. Miro a Antonio como pidiéndole que no pregunte más y parece comprenderme. Llegamos a aquel apartamento del que me enamoré un año que lo conseguimos alquilar. Tenía dos habitaciones, pero, lo que más me gustaba, una terraza enorme, con vistas al mar. Malú tenía expresión de sorpresa constante en la cara.

-Bueno, me dijiste hasta el lunes no? – asiento – ya he hablado yo con el casero… - mete sus manos en los bolsillos - pues nada, que disfrutéis mucho, si necesitáis algo ya sabéis donde estoy..

Le contestamos agradeciéndoselo y se marcha. Me río por dentro. No se si había reconocido a Malú.

-Bueno qué? Te gusta? – me acerco a ella, que está mirando por la terraza hacia el mar –



-Quique, esto es increíble… - contesta sincera –

-Vine aquí hace muchos años con Alex y Marta – me río – Antonio es tío de un amigo de Alex y vive aquí, es el dueño del estanco - la abrazo por detrás – es la primera vez que vengo con alguien…

-Habías venido con tus amigos… - dice juguetona –

-No es lo mismo… - dejo un beso en su mejilla –

-Nadie me había llevado de vacaciones… - se gira para mirarme dejándome sorprendido – siempre las organizaba yo… las pocas veces que me he ido claro…

-Bueno… siempre hay una primera vez no? – sonreímos – te voy a llevar a cenar a un sitio que te va a encantar… - arquea las cejas –

-Madre mía… - sonríe mirando al suelo – esto tiene que haberte costado una pasta…

-Schhh – le pongo el dedo en los labios – no te preocupes por eso… - acerco mis labios a los suyos – te apetece una ducha conmigo?

Sin decir nada, me coge de la mano y entramos al baño. Lo que pasa allí dentro es difícil de explicar, como difícil es entender como no nos hemos partido todos los huesos resbalándonos. Menudo ímpetu tiene, yo estoy agotado pero, sorprendentemente, con ganas de más y más cada vez. Es adictiva, es como una droga que sabes que está acabando con tu salud física, pero que no puedes dejar porque te sientes peor sin ella. Y ella lo sabe, y se aprovecha. Nuestra relación está dando pasos hacia delante, nos llevamos tan bien que parece que llevamos años juntos. O quizá nos llevamos bien porque no llevamos tanto tiempo… no se, el caso es que me parece imposible plantearme nada que no sea seguir con esta relación.

El sitio le ha encantado, normal, si esto es el puto paraíso. Un pueblecito a la orilla del mar, flanqueado por montañas, con sus casitas bajas y sus visitantes incrédulos por ser testigos de aquellas vistas paseando por sus calles. El lugar idóneo para que Malú se sienta cómoda, nada que ver con el bullicio de las grandes capitales. Espero paciente viendo la tele mientras ella termina de “arreglarse”. Que no se para qué lo hace, porque sin maquillar está preciosa, pero bueno, supongo que son cosas de mujeres que yo nunca entenderé.

-Ya estoy… - sale del baño y recoge su bolso –



Me quedo hipnotizado. Un vestido de tirantes, con estampados negros y rojos, cubre su figura. Es un vestido de verano, arreglado pero informal, cortito, veraniego… creo que llevo demasiado tiempo mirándola de arriba abajo porque ha comenzado a reírse avergonzada.

-Te gusta? – dice riendo dándose una vuelta –

-Estás… - sigo mirándola desde el sofá – eres un escándalo… - carraspeo –



Espero ir bien arreglado, aunque creo que si. Me remango la camisa, tengo un poco de calor después de haber visto cómo va vestida.

-Estás muy guapo… - me hace una carantoña – vamos? – su voz suena ilusionada –

Caminamos de la mano por esas calles estrechas en las que, de vez en cuando, nos cruzamos con algún vecino de avanzada edad. Es miércoles, Junio… la gente que está allí es o bien habitante de aquel pueblecito, o bien alguien que, por alguna extraña razón tiene vacaciones en junio, en su mayoría extranjeros. Vamos, que no hay demasiada gente a las 10 de la noche. Llegamos a aquel pequeño restaurante de comida italiana. Al entrar, un ambiente muy íntimo y casero nos recibe. Veo a Jesús, el hijo de Antonio, tras la barra y me hace un gesto de colegueo al mismo tiempo que sale de ella.

-Hombre!!... – me da un abrazo – cuando me has llamado para reservar me he quedao flipao tio… como estas? – me da palmaditas en el brazo –

-Bien, y vosotros qué? Mucho trabajo?

-Nah, ya sabes que esto empieza fuerte en Julio… os acompaño fuera, me habías dicho terraza no? – le hace un gesto a Malú y me mira algo extrañado –  eh… - le hago un gesto rogándole que no diga nada y junto sus dedos a su boca, en señal de que será una tumba –

La terraza está vacía, no hay nadie. Noto como Malú está algo asombrada, aquella terraza en primera línea de playa, deja unas vistas descomunales. Sonrío triunfante, ha sido buena elección. Nos sentamos en una mesa acompañados por Jesús.



-Bueno, decidme qué queréis de beber… - sacando una libreta –

-Yo una cerveza, y tu? – miro a Malú –

-Otra… tráenos una jarra si quieres…

-Jarra de cerveza – dice apuntando – os dejo por aquí la carta… en seguida vuelvo – contesta sonriente y se marcha –

-Qué? He acertado con el sitio?

-Pfff… - mira a su alrededor – es genial… y estamos solos aquí…

-Si… ya te dije que por las fechas no estaría demasiado concurrido… pero en Julio y Agosto da cosa venir… está lleno de gente.

-Es muy acogedor… - dice sonriente –

-Pues si, y la comida está que te mueres según me ha dicho Alex... - abro la carta – la pasta es casera y las pizzas también…

-Con lo que me gusta la comida italiana… - sonríe –

Tras tomarnos nota y servirnos los platos, comenzamos a cenar mientras hablamos. Compartimos muchas opiniones y gustos, eso ya lo sabía. Es extremadamente divertida, ocurrente… se puede hablar con ella de cualquier cosa y eso me hace sentirme todavía más cómodo. Caigo en la cuenta que es nuestra primera cita y sonrío un tanto avergonzado. Parezco un crío.

-Entonces – se limpia con la servilleta – cuéntame eso del trabajo que ibas a decirme…

-Ah… bueno… - bebo un trago de cerveza – creo que no te dije que hace unos meses me apunté a la bolsa de Madrid… cuando me dijeron que no me renovaban el contrato en mi hospital… todavía no me han llamado, pero es posible que lo hagan… – me mira ilusionada - y sacan unas oposiciones… todavía no se sabe la fecha… pero creo que voy a presentarme…

-Vas a venirte a trabajar a Madrid? – su cara de ilusión me contagia -



-Bueno… - sonrío de medio lado – es difícil eh? Y tengo que volver a estudiar...

-Tiene que ser… inquietante saber tanto del ser humano… - bebe de su cerveza –

-A veces me gustaría no saber… - alzo los hombros – sobre todo cuando algún familiar te pregunta…

-Pues vas a tener que estudiar y yo me voy a encargar de eso… - dice convencida –

-Ah si?

-Si, cuando vengas a casa te traerás tus libros y te meterás en la sala de estudio que tengo para componer… - afirma decidida -

-Malú, cuando voy a verte me apetece cualquier cosa antes que estudiar… - digo arqueando las cejas –

-Ya… pero esa oposición, cuando salga, la vas a aprobar – su tono convencido me da hasta miedo –

-Bueno, ya veremos qué pasa… - hago una pausa – cuando era la fecha del concierto?

-23 de junio, noche de San Juan… - dice ilusionada – dentro de 2 semanas… tengo que ponerme en forma, quiero que sea mágico, espectacular…

-Me dejarás ir a verte supongo… - digo irónicamente –

-Te obligaré a que vayas… - dice sonriendo –

-Joder jefa, no haces más que mandarme eh? Eso no está bien… - saco mi paquete de tabaco mientras la escucho reirse – no puedo más… estoy a punto de explotar…

-Bufff… - suelta su tenedor – estaba todo riquísimo… - me quita un cigarrillo – Sabes? Te admiro mucho… - hace un silencio – tiene que ser una profesión muy bonita…

-Bueno… - sonrío algo avergonzado – la tuya también no?... – sonrío algo tímido - no se, me gusta mi trabajo, eso es lo mejor que puede pasarle a una persona…

-Yo es que te imagino ahí con la bata... en una urgencia... se me hace hasta raro - ríe -  habrás tenido momentos malos...

-Momentos malos? Siempre… saber convivir con el sufrimiento de la gente es lo más difícil… pero bueno, tiene muchos momentos gratificantes… como en todos los trabajos…

-Me da miedo volver sabes? – contesta reflexiva – me da miedo no estar a la altura… tengo que ponerme en forma antes de volver a cantar…

-Bueno… creo que estamos haciendo bastante ejercicio no? – abre los ojos de par en par – esa no te la esperabas…

Estallamos en una carcajada justo cuando Jesús irrumpe en la terraza. Veo como se queda algo cortado pero decide acercarse a nuestra mesa.

-Postre vais a tomar? – todavía está algo avergonzado –

-Pues… tarta de queso, que tiene una pinta…

-No no, yo no quiero… - contesta Malú resoplando –

-Tráete dos cucharas, lo probará seguro…

-Marchando – recoge los platos en un segundo y desaparece de la terraza –

-Me ha reconocido verdad? – pregunta Malú sonriendo –

-Si… es joven… lógico… pero no te preocupes, no creo que vaya contándolo por ahí… - empiezo a agobiarme un poco –

-No pasa nada si lo cuenta… - sonríe – somos personas normales que se van de vacaciones…

-Vaya… - digo sorprendido – y esa despreocupación de repente?

-Bueno… - se alza de hombros – he decidido no pensar demasiado…

Nos quedamos mirándonos unos segundos, sonriendo… parece que se ha parado el tiempo… justo cuando vamos a besarnos, vuelve a aparecer Jesús, todavía más avergonzado que antes.

-Perdón… - dice poniendo el trozo de tarta sobre la mesa – que aproveche…

No dice nada más, desaparece. A malú se le escapa una tímida risilla que me enternece. Tras terminar los postres y pagar, dejando a Malú un tanto molesta por no dejarle ni siquiera ver la cuenta, salimos de la terraza para poner rumbo a casa. Veo como Jesús me hace un gesto y voy a la barra.

-Oye… se que no está bien pero… em… bueno, que sé quien es y tal… - dice algo ruborizado –

Miro a Malú que me mira sonriente y viene hacia nosotros. Noto como Jesús se pone algo nervioso.

-Estaba todo riquísimo eh? Muchas gracias – dice sonriente –

-Me alegro… - contesta algo nervioso – bueno… emm… esto... verás, es que nos haría ilusión si te haces una foto con nosotros… - dice mirando hacia otra camarera, Sara, que creo entender que es su novia –

-Claro que sí! – dice ilusionada –

-En serio? – dice algo avergonzado – bueno, no quiero molestar…

-Venga, os la hago yo – Jesús me mira con cara de circunstancias y me da su móvil. Sara se acerca a nosotros tímidamente –

Hago la foto y le entrego el móvil a Jesús que me mira agradecido. Malú da dos besos a cada uno. Qué amable es, supongo que será así siempre con todo el mundo… o quizá le ha pillado en un buen día. Nos despedimos y salimos de aquel restaurante sin rumbo fijo, decidimos caminar por el pequeño paseo marítimo.

-Qué gracia me ha hecho… - dice Malú sonriente – estaban ahí que no sabían si pedirme una foto o qué hacer…

-Pobres…

-Vamos a pasear por la playa porfa… - me mira como una niña y sonrío –



Nos sentamos a la orilla, en la arena. Paso un brazo por sus hombros y pone su cabeza apoyada en mí. Nos quedamos unos minutos ahí, mirando al horizonte. La luna está casi llena, alumbra parcialmente el agua y hace unos efectos preciosos.

-Qué diferente estar así… a cuando estábamos en la otra playa - dice sin moverse – siempre me ha gustado el mar… no quiero cogerle manía…

-Jajajaja! – río – no se la cogeremos, no sufras…

-Estoy tan tranquila… - se acurruca un poco más en mí – este sitio es perfecto…

-Pues claro jefa… cuando te he llevado yo a un mal sitio? – digo con aire chulesco –

-Qué tonto que eres… - ríe tímidamente – creo que no voy a querer irme de aquí…

-Tenemos muchos días… y los vamos a disfrutar… mañana te voy a llevar a un sitio genial…

-Jo… - susurra – creo que es la primera vez que me tratan así…

-Y lo que te queda jefa… - acaricio su pelo – te advierto que soy un ñoño de cuidao…

-A mi me gusta que seas romántico… - alza la cabeza y me besa –


-Ya me lo dirás cuando sea un pesado… - le devuelvo el beso –