-El avión para el resto ya está preparado.
Nos miramos y una pena me invade. Se tienen que ir. Esa
gente que con la que hemos convivido tiene que irse.
-Podemos ir a la pista a despedirles? Aquí hay demasiada
gente… - suplica Malú algo agobiada –
-Por supuesto… - afirma el hombre –
Nos dirigimos a la pista todos juntos, casi en silencio. Nadie ríe y
nadie habla. Me imagino que está claro que todos quieren irse a recuperar sus
vidas, pero no es tan fácil separarse de la gente con la que has vuelto a nacer
en cierta forma. Al llegar a la pista vemos el avión, con la escalera
preparada. Un latigazo me sacude de arriba abajo. Los demás miran el avión con
algo de desgana.
Guillermo se abalanza sobre mí y comienza a llorar, no puedo evitar hacerlo también. Aquel crío había vuelto a nacer en aquella isla y, sin
quererlo, una parte de mí también lo había hecho con él. Me abracé a sus padres
con emoción.
-Siento mucho lo que pasó Rick, tenías razón… había que
esperar… - dice Rafael emocionado –
-Todo eso está olvidado Rafa… - digo poniendo una mano sobre
su hombro – sabéis que tenéis una casa en España cuando queráis.
-Si! Mamá! Cuando vengamos a ver al Madrid! – dice Guillermo
todavía medio llorando –
-Claro, y yo encima vivo en Madrid, en mi casa también os
podréis quedar pequeñajo – aparece Malú en escena abrazandose a Guillermo –
La miro con tantas ganas de darle un beso… no sería lo
apropiado, delante de todos los fotógrafos agolpados en los cristales.
Guillermo se abraza a Malú con fuerza y sigue llorando.
-Jamás podré agradecerle lo que ha hecho por nosotros doctor
– Amanda me habla emocionada y no puedo evitar llorar –
-Eh Rick! – Richard se acerca a mi con los ojos rojos –
sabes que tienes un hermano en Londres – me extiende la mano y se la agarro con
fuerza hasta abrazarnos –
Abrazo a todos los demás, igual que Malú. Me detengo un poco
más con Juliet, que parece muy apenada.
-Vendrás a vernos Rick? – dice sollozando –
-Pues claro enana! – remuevo su pelo – pórtate bien eh? – la
niña asiente y me abraza de nuevo –
-Sonríe mucho de acuerdo? – dice Malú agachándose hasta su
altura –
La niña se abraza a ella durante bastante tiempo. Se han
cogido un cariño tremendo y creo que Juliet ha visto en Malú alguien a quien
admirar. Normal por otra parte.
Como cuando volví a la playa, acabamos haciendo una piña,
abrazándonos todos con todos. Escucho sus sollozos y los míos entremezclarse.
Deshacemos el abrazo y comienzan a caminar alzando sus manos despidiéndose
hacia el avión que les llevará de vuelta a casa, uno a uno. No hemos querido
viajar en aviones separados, acordamos antes de salir que iríamos en el mismo,
haciendo escalas, hasta que Juliet y Rose llegasen a Nueva York. Queríamos
viajar juntos, como la primera vez, y así ha sido. Malú rodea mi cintura con su
brazo derecho y apoya su cabeza en mí, emocionada. Paso mi brazo por sus
hombros y la pego a mí mientras nos despedimos de todos brazos en alto,
diciendo adiós con la mano.
Cuando están arriba del todo, a punto de entrar, veo como
alguien se abre paso y baja las escaleras. Guillermo y Juliet bajan las
escaleras a toda prisa y vienen hacia nosotros corriendo. Mis ojos se llenan
otra vez de lágrimas. Guillermo se abraza a una de mis piernas y Juliet a Malú,
que no puede parar de llorar. Los pobres no quieren irse, supongo que no habían
pensado en este momento y toda despedida es poca. Cojo en brazos a Guillermo y
le abrazo fuerte.
-Guille, vamos… ve a casa… - digo dulcemente – nos vamos a
ver muy pronto, ya lo verás…
-Te voy a echar de menos Rick – dice llorando –
-Y yo a ti campeón… - no puedo evitar ponerme a llorar de
nuevo –
Juliet se abraza a Malú sin querer soltarla.
Creo que ha
visto en ella lo mismo que he visto yo, una persona muy especial… la ha tratado con
tanto cariño que casi ha hecho el papel de madre. Dejo a Guillermo en el suelo, que
se abraza automáticamente a Malú. La despedida con Juliet está cargada de
sentimientos. La pobre cría ha tenido que soportar, quizá por primera vez en su
vida, sentirse culpable de algo de lo que, realmente, no tiene la culpa. Sé lo
que es, sé lo que se siente. Comienzan a caminar lentamente hacia las escaleras
del avión de nuevo, volviéndose cada dos por tres. Veo como se cogen de la mano
y sonrío enternecido.
Malú se abraza a mí, llorando como una niña. Acaricio su
pelo despacio mientras observo como suben las escaleras y nos miran. Alzo mi
brazo de nuevo, despidiéndome. Al llegar arriba, los demás les esperan. Antes
de que se cierren las puertas, alzan las manos con el gesto que suele poner
Malú en sus conciertos.
-Mira… - le digo para que deje de llorar y mire hacia el
avión –
Al mirar, noto como comienza a reírse y les imita. Yo hago
lo propio. Y así, les vemos entrar. Me siento bien y mal al mismo tiempo… Un
hombre se acerca a nosotros y nos dice que podemos entrar en el aeropuerto.
-Espere… - dice Malú mirando al avión –
-Podemos quedarnos hasta que despegue por favor? – el hombre
asiente sonriendo –
Sin decir nada, Malú y yo observamos cogidos de la cintura
como el avión encamina la pista de despegue. Pasa lentamente enfrente de
nosotros y puedo verles en las ventanillas, con las manos en alto de nuevo y el
gesto de guerra de Malú. Subimos los brazos imitándoles, llorando y riendo al
mismo tiempo. El avión encara la pista de despegue y acelera.
A los pocos
segundos, se eleva y observo emocionado como comienza su vuelo. Aquellas
personas que tanto han compartido conmigo, se van en busca de sus vidas de
nuevo. Nos quedamos unos segundos allí plantados, mirando al cielo, hasta que
Malú me abraza de nuevo.
-Cálmate jefa… - digo intentando serenarla – se van a casa…
como nosotros… - veo como asiente y se separa un poco de mí – bien? – con mis
pulgares, borro esas lágrimas que caen por sus mejillas.
Entramos de nuevo al aeropuerto, todavía con lágrimas en los
ojos, conmovidos por la situación. Me parece increíble estar en casa, no puede
ser, todavía no me lo creo.
-Tienen preparados los coches para ir a casa.
Malú me mira instantáneamente. Nos vamos a tener que
despedir. Me mira con tanta tristeza que me la contagia.
-Queréis venir a casa? – pregunta directamente a mis padres
– hay sitio de sobra verdad? – dice mirando a sus padres –
-Malú, tu familia querrá estar contigo… - digo dulcemente –
-Lo que tu quieras cariño – dice mi madre – en casa te están
esperando, tus amigos han montado una fiesta… pero si quieres que nos quedemos,
nos quedamos.
Malú me mira y entiendo su mirada. Debemos separarnos y
celebrar por separado nuestra vuelta a casa. Ya habrá tiempo de celebrarlo
juntos, o eso quiero creer. Se abraza a mí de nuevo, esta vez con más fuerza.
Comienza a sollozar de nuevo y se me hace difícil no imitarla.
-No quiero que te vayas…. – dice con voz dulce –
-Ni yo… - contesto pegado a su oído – pero tendremos tiempo
de celebrarlo juntos
-No se qué habría hecho sin ti… - comienza a llorar – no
estaría aquí.
-Ni yo tampoco, y lo sabes – acaricio su pelo – disfruta
mucho con tu gente, te habrán echado muchísimo de menos…
-Espera – se separa de mí – dadme un papel.
La miro apuntar un número de teléfono y sonrío enternecido.
-Toma – dice dándome un papel – llámame en cuanto puedas por
favor – dice con miedo –
-Pero tonta… - digo abrazándola – te piensas que no vamos a
hablar más o qué? – se abraza a mí más fuerte – Te voy a echar de menos jefa… -
digo algo emocionado –
-Pff… - resopla llorando – y yo a ti Rick… - sonrío
ampliamente – eres lo mejor que me ha pasado –
Ese susurro me deja de nuevo paralizado y con unas ganas de
llorar tremendas. No sé qué decir, solo puedo abrazarla más todavía y dejar
besos sobre su pelo mientras acaricio su espalda.
-Sus coches están preparados, pueden salir cuando quieran –
dice aquel hombre de negro –
Al salir a la calle, volvemos a abrazarnos. No quiero
separarme de ella joder, es así, pero tenemos que hacerlo.
-Ten mucho cuidado vale? – me acaricia la cara –
-Tú también… vendré a verte pronto de acuerdo? – hablamos en
voz baja, como si no quisiéramos que nadie se enterase –
Vuelve a abrazarme, esta vez más fuerte y más tiempo, y deja
un beso en mi mejilla, sonoro, corto pero precioso. Me coge la mano fuerte y
veo como comienza a andar hasta su coche y se gira cada dos pasos sonriéndome. Me quedo allí, de pie, viendo como se
sube acompañada de sus padres, que nos hacen un saludo. He visto como se
despedían de los míos, con mucho cariño, supongo que al encontrarse en el
aeropuerto, las dos familias sabían lo que era estar esperándonos. Antes de subirse al coche, me guiña un ojo y sonríe, provocándome otra punzada en el estómago que se desplaza a mi pecho rápidamente.
Veo como
arranca el coche y ella se da la vuelta mirándome desde el asiento trasero. Le
hago su gesto y puedo alcanzar a ver su sonrisa.
-Quique – escucho la voz de mi hermana – me gusta la amiga que te has echado – dice riéndose –
Sonrío y niego con la cabeza abrazando a mi hermana y a mis
padres y pongo rumbo a mi casa. No se si la he perdido pero prefiero no pensarlo. Prefiero pensar que esto es solo el comienzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario