lunes, 22 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 31: LAS LLAMAS DE MI HOGUERA

Saco las cosas del maletero bajo la atenta mirada de Malú, que me mira de forma rara. Como enfadada pero divertida, no sé por qué. Noto algo raro. Claro. Lo raro es que todavía no me haya lanzado a decirle nada. Es el momento. Tiene que serlo. Tú eres tonto joder, cómo va a ser el momento en medio de la calle, con Melendi y Pastora Soler en el jardín de su casa? Bien… pues vamos a jugar. Mi idea brillante es que voy a jugar. Voy a tontear. Y si tonteo y me pone una de sus caras raras… me piro. Cierro el maletero y, cuando Malú va a coger mi mochila, se lo impido.

-Ni hablar, sería poco caballeroso por mi parte dejar que lleves algo – pongo tono serio –

-Caballeroso? A que te meto? – me hace un gesto con el puño –

-Está muy agresiva señorita Sanchez – la agarro de la cintura y dejo un beso en su mejilla – y me gusta.



Sin mirar atrás, enfilo el camino hasta su puerta. Menos mal que no ve mi cara. Es una cara que me hago a mí mismo como de… qué cojones acabas de hacer? Tengo muchas ganas de reirme jajajaja! La cara que ha puesto ha sido genial. Ya está hecho. Primer punto para mí. Me giro un segundo y la veo negar con la cabeza sonriendo mientras cruza la calle. Al entrar a su casa, coge mi mano y sube las escaleras, haciendo que las suba yo también. Veo de refilón lo que creo que es su habitación. Suspiro sin querer.

-Te parece bien aquí o quieres dormir conmigo? – suelta entrando a la habitación de al lado – qué? Hemos dormido juntos muchas veces no? – parpadeo varias veces, creo que se me acaban de secar las córneas del susto – ay Rick… si no sabes jugar… no juegues… - me da dos palmaditas en el brazo y sale de la habitación, dejándome allí, plantado cual arbusto. Eso vale por dos. Malú 2- gilipollas de mí 1 –



Qué acaba de pasar? Asi que me sigue el juego… estupendo, acabo de quedar como un subnormal pero estupendo.

-Ponte el bañador por cierto – se asoma por el marco de la puerta – si te atreves claro…



Alzo una de mis cejas y una sonrisa estúpida aparece en mi cara. Es mala. Y me encanta. No sé si llevo bañador… es posible que sí? Es posible que por una de esas alineaciones de planetas que ocurren una vez cada 150 años, algo haya hecho que me haya echado un bañador para ir a Madrid? Rebusco dentro del macuto. Señor, si haces que aparezca un bañador aquí, te juro que saco en procesión a la virgen que tu quieras. Oh dios mío… en uno de los bolsillos interiores hay algo. Oh si!

Soy estúpido… me he puesto a celebrarlo como un estúpido por la habitación al encontrar el bañador. Encima el que me gusta. Ahora solo falta decidir a qué virgen voy a agradecer este milagro. Me hubiera pegado con un látigo si tengo que soportar no bañarme en la piscina con esa mujer. Lo que no tengo es toalla… todo no puede salir bien pero bueno! Estoy en casa de Malú, en bañador y me voy a bañar con ella en su piscina. Dios existe, la vida me sonríe.

Bajo las escaleras y siento una vergüenza un poco extraña. No es una vergüenza normal. Es que me da vergüenza bañarme con ella en su piscina. Si es que tengo un retraso mental… pero si lo he hecho en aquella playa, por qué me da vergüenza ahora? Bah… nada de vergüenza, ahora llego a la piscina, me quito las gafas de sol y me tiro. Y si no sigue jugando, meto la cabeza en el agua y dejo de respirar. Ya está, está decidido mi plan de actuación. Entro con paso firme al jardín, ataviado solamente con el bañador y unas gafas de sol que me dan algo más de seguridad.

-Eh! Tenías bañador tío! – grita Melendi desde la piscina –

-Lo que no tengo es toalla… pero confío en que la inmensa hospitalidad de la jefa me deje una… - digo irónico –

-Toma anda – aparece por mi espalda y deja una en mi hombro –

Creo que me está dando un ictus. Noto como se me tuerce la boca y todo. La visión que tengo delante de mí me ha cortado el riego sanguíneo. Lentamente me quito las gafas para visualizar mejor la escena. Va en bikini. Se contonea hasta llegar al borde de la piscina. Lo está haciendo a posta, nadie puede andar así sin que se le salga la cadera. Se agacha y deja su toalla en el suelo, bien extendida. Definitivamente me está dando un ictus, no puedo andar. Seguro que si intento hablar se me cae la baba.


-Eh Rick! La piscina está aquí eh? – me señala riéndose y se lanza de cabeza hacia ella –
Noto como mis arterias luchan por no taponarse. Comienzo a andar y dejo mi toalla al lado de la suya. Al llegar al borde, decido sentarme. Remojo mis pies en el agua, está fresca. Pastora y Melendi están en la otra punta, hablando… y me miran. Maldita sea, no te pongas rojo, no lo hagas.

-Te vas a quedar ahí? – aparece Malú de debajo del agua y se sitúa entre mis piernas – Qué quieres? Que te tire por la fuerza? – me agarra un pie con mirada desafiante –

-Déjame el pie anda… me meto poco a poco… - cojo un poco de agua y la reparto por mis brazos –

-No, te metes ya – sentencia – a la de una…

-Malú para… - la apunto con un dedo –

-A la de dos…

-Vale vale! – alzo los brazos –

Me apoyo en mis brazos y voy dejándome caer lentamente. Joder, está fría… tengo todos los pelos de punta, pero no se si es del frío o de la mirada que me está lanzando Malú. Joder que si juega, eso no es jugar… eso es torturar…



-Hostia puta que fría está… - toco de puntillas el fondo intentando no mirar demasiado hacia Malú –

-Esa boca… - me recrimina Malú –

Observo como Pastora y Melendi nos observan divertidos desde el otro lado. Me siento observado. De pronto, no veo a Malú. Mierda.

-Al agua!

Noto como, detrás de mí, alguien me coge de la cabeza y me hunde hasta el fondo. Mi mandíbula se tensa al notar el agua tan fría por mi pescuezo. La voy a matar.

-Jajajajajaja! –escucho su risa al salir a la superficie – a que no está tan fría?

-Yo te mato… tengo los pezones para rayar cristales… - me miro de forma divertida el pecho y escucho la risa desde el otro lado de Melendi y Pastora –

-Jajajajajaja! Eres muy payaso… - Malú se acerca a mi despacio – y me gusta…

Mi corazón se acelera por momentos hasta que vuelve a su ritmo habitual conforme Malú se aleja. Vale, que se vayan! Que se vayan Melendi y Pastora por favor, esto ya es demasiado, me la voy a comer.

-Está buena eh? – Melendi me hace arquear las cejas a más no poder – el agua tío, me refiero al agua… - comienza a reirse - 



Gilipollas! Gilipollas!! Quita esa cara maldita sea! Es que eres tonto Quique… eres tonto.

-Si que está buena sí… - digo mirando furtivamente a Malú, que alza las cejas  y se ríe –

-Mola la piscina de la jefa eh? – Melendi se sienta en uno de los escalones que se alzan por debajo de la piscina hasta la salida – es lo mejor de la casa…

-Lo mejor de la casa soy yo, perdona… - dice con tono chulesco Malú –

-Esa es mi jefa! – exclama Pastora – tenemos que hacer otra fiesta como la del otro día eh? Para que vengan los que faltaron…

-Claro… - responde irónica - por la mañana a mi madre casi le da un infarto… - dice riéndose – menos mal que estaba ella aquí, sino vendo la casa y me compro otra…

-Nos pasamos un pelín… pero fue la euforia… - se excusa Melendi –

-Había vasos de cubata hasta en la bañera… que no entiendo que hacían ahí – se alza de brazos con expresión graciosa –

-Hacer fiestas en casa es lo que tiene eh? – decido intervenir –

-Te ha pasado verdad? – pregunta Pastora –

-En la fiesta de inauguración cuando me compré mi piso… a la mañana siguiente un amigo amaneció en la bañera en calzoncillos…

-Qué? Jajajajaja! – Malú estalla en una carcajada – y qué explicación te dio?

-Pues que empezó a desaparecer gente y él no quería conducir… y echó la pota… y ya pues se quedó ahí… - digo sin darle importancia – y como tenía calor… pues se quitó la ropa…

-Tío, pero y tú no te enteraste? – pregunta Melendi –

-Yo no me enteré de nada ese día… amanecí en la cama pero porque me arrastraron…

-Coño, este es de los míos Malú! – pasa un brazos por mis hombros –

-No me suelo poner así eh? – intento justificarme –

-No que va… - murmura Malú por lo bajini –

Lanzo una mirada asesina hacia ella y hace un gesto de cerrar su boca con una cremallera.

Tras un rato más en la piscina, hablando de todo un poco, decidimos salir. La verdad es que son muy majos, muy normales… no sé qué concepto tengo yo de los famosos… quizá los veo como gente que no es humana o algo así. Al salir de la piscina, miro de reojo a Malú, sin que se note demasiado que estoy escrutando una vez más su anatomía. Se tumba sin decir nada en la toalla, apoyándose en sus manos y entrecerrando los ojos por el sol.

-Me vas a hacer un favor Rick… - me mira desde abajo con cara de guasa –

-A ver… - digo resignado –

-Me traes mis gafas de sol? – me mira sonriente, con cara de niña –

-Donde están?

-En mi cuarto… - pone cara de estar haciendo algo malo –

-Pero como eres así Malú? – interviene Pastora – el pobre chico ahora tiene que subir a tu cuarto… - me mira apiadándose de mí - 



-Donde hay patrón… - abro mis brazos resignado y camino hacia dentro de la casa –

-Encima de la mesita! – escucho como me grita desde el jardín –

No puedo evitar sonreir. Entro en su habitación y aspiro ese aroma. Definitivamente, es que huele así, y eso me perturba, demasiado bien. Me quedo un momento observando la estancia. Una cama de matrimonio preside el dormitorio, con un cabecero de color gris, sobrio, elegante. Un armario enorme a la izquierda y una ventana muy luminosa a la derecha. Una televisión de plasma en el mueble de enfrente de la cama termina por hacer que aquel dormitorio me encante. Cuando me dispongo a coger las gafas, una voz hace que casi me caiga del susto.

-Te gusta mi cuarto o qué?

-Joder Malú… - me quejo – qué susto… qué haces aquí? Para eso me mandas a por tus gafas?

-Quería ver como de caballeroso eres conmigo… - sonríe y se acerca a mí – me das mis gafas?

Se pone delante de mí, sin moverse y consigue ponerme nervioso, pero no voy a dar mi brazo a torcer.

-Qué me das a cambio? – me arrepiento al instante de hacer esa pregunta. Demasiado directo. Me mira extrañada y sonríe pícaramente –


-Me estás chantajeando en mi casa con mis gafas? Tú no sabes lo que has hecho… - niega con la cabeza – ahora verás… - me da un empujón que me hace caer en la cama y se lanza con la mirada puesta en mi mano, que todavía sostiene las gafas – dámelas!

-Ni hablar! – contesto riendo intentando levantarme – Eh! – me quita las gafas e intenta levantarse pero la agarro de la cintura y la tumbo en la cama. Comienzo a hacerle cosquillas sin control –

-Para por favor! Quique!! – ríe sin control –

-Ahora qué eh? Ahora qué? – digo sin parar de hacerle cosquillas –

Se revuelve y pasa algo como estas cosas que pasan en las películas… que lo ves y dices… vaya pastelada, esto no se lo cree nadie. Se queda boca arriba y yo encima y, de repente, no me puedo mover. No puedo decir nada ni hacer nada, solo mirar sus ojos y, sin querer, su boca. De manera fugaz. Caigo en la cuenta que lleva el bikini y yo el bañador. Demasiada poca ropa para mi corazón. Y hemos mojado la cama… qué irónico todo.

-Em… - me aparto como un resorte – mira lo que has hecho, has mojado la cama! – finjo enfado para que no se me note lo nervioso que me he puesto en un momento –

-Serás… - niega con la cabeza riéndose – anda, vamos para abajo…

La verdad es que la tarde estaba siendo amena, pero mi testosterona se estaba acumulando no se muy bien donde. Creo que sé que cuando Melendi y Pastora se vayan de la casa, entre nosotros va a haber algo más que palabras. Ese juego no es normal. Si pienso en quedarnos a solas me pongo nervioso, muy nervioso. Noto como se me acelera el corazón si me imagino esa imagen. Tras la cena, detecto miradas entre Pastora y Malú que no se descifrar. Estoy demasiado ocupado con Melendi hablando de fútbol.

-Bueeeno – Pastora se levanta de repente del sofá – Melen, llévame a casa anda.

-Ya? Pero si es super pronto… - se queja –

-Melen… - Pastora hace un gesto que me hace mirar a Malú, que está mirando a Melendi con cara de estar flipando –




-Eh? – Melendi mira a Malú y a Pastora alternativamente – eh? Ahhhhh! – pone tono de caer en la cuenta de algo – claro… que… mañana madrugas… 

-Exacto… - veo como Malú pone los ojos en blanco – anda, tira… - le da una palmetada en la espalda… - bueno Quique, un placer conocerte – Pastora me da dos besos –

-Igualmente… - digo sonriente –

-Bueno tío… ya seguiremos la conversación… - me choca la mano amistosamente - sabe mucho de fútbol sabes? – dice mirando a Malú que me mira con una cara que me está perturbando demasiado - 


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