lunes, 29 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 43: EL AMOR ES UNA COSA SIMPLE (II)

Conduzco bajo su atenta mirada. De vez en cuando desvía sus ojos hacia el paisaje, imponente. Una carretera secundaria es testigo de nuestro paseo. Llegamos al destino y aparco en medio de ese aparcamiento abierto en la montaña. Al bajar del coche, Malú lo observa todo, y todavía no ha visto nada.

-Vamos, desde arriba se ve mejor…

Me obedece sin decir nada, sonriente. Nos cruzamos con una pareja que baja de aquel mirador agarrados de la cintura. Malú hace lo mismo conmigo, me enternece. Se pone delante de mi lentamente, como sin creerse donde está. Un mirador en medio de un acantilado. Adelante, solo mar y cielo, a los lados, otros acantilados donde, abajo, a lo lejos, se escucha el romper de las olas. Al llegar al muro y los barrotes, puestos ahí para que nadie se caiga, me mira maravillada.


-Pero… - vuelve a mirar al horizonte – esto es precioso! – se abraza a mí – qué vistas! – se asoma – y qué vértigo! Jajaja! – ríe como una cría –

-Te gusta? Es de postal eh?

-Ven, nos vamos a hacer una foto – saca su móvil – vamos!

Posamos con aquella estampa de fondo y así nos tiramos bastante rato, haciéndonos fotos, de vez en cuando besándonos, creo que dábamos hasta asco de lo pegajosos que nos hemos puesto.

-Joder Quique… - niega con la cabeza – esto es demasiado bonito…

-Date la vuelta – le ordeno – venga…

Me obedece no muy convencida y se queda mirando al mar. De mi bolsillo saco un cordón con un colgante. Dudo un instante, quizá es demasiado ñoño, pero qué cojones! Quiero serlo! Aparto un poco su pelo y noto como se estremece. Al pasar el cordón por delante suyo, intenta darse la vuelta.



-Qué es esto? – pregunta extrañada – Quique, no deberías haber…

-Schhh… - digo pegado a su oído – que es el primer regalo que te hago… no rompas el momento… - digo divertido –

-Idiota… - ríe –

-Ya está… - veo como se gira y me mira sonriente –

-No es el primer regalo que me haces, que lo sepas… - dice avergonzada –

-Ah no? – pregunto extrañado –

-No… ya me has hecho muchos… - se acerca lentamente y me besa – gracias… es precioso… - dice mirando el colgante –

-Como tú… - me alza una ceja – vale, ya paro…

-Jajajajaja! – ríe -  

-Cuenta la leyenda… - hago que se gire para abrazarla por detrás – que hace años, quizá siglos, los marineros del lugar subían aquí con sus… mujeres… - carraspeo – o novias, o como lo quieras llamar… y les hacían un regalo – noto como se ríe – lo hacían antes de salir a faenar… se tiraban semanas sin volver… y las mujeres subían aquí para mirar al horizonte esperando verles… para ser las primeras en ver que volvían - no dice nada – desde entonces, se dice que este sitio es mágico… que cuando alguien le regala algo a otra persona aquí, significa que siempre volverán a estar juntos, aunque estén separados un tiempo por la razón que sea.

-Joder Quique… - dice algo emocionada –

-Qué asquerosamente ñoño soy eh? – digo en tono burlón – me hacía ilusión regalarte algo aquí – comienzo a dejar besos por su cuello –

-Es precioso… - se gira para ponerse frente a mi –

Nos miramos bastantes segundos, sin decir nada, sin apartar la mirada, sin movernos. Sin besarme, se abraza a mí fuerte, cosa que me sorprende, será que se ha puesto tierna, como a mí me gusta.

-Bueno jefa… creo que me voy a desmayar del subidón de azúcar…

-Qué pastelada… - dice riéndose – me encanta.

Tras pasar un rato allí, mirando al horizonte, decidimos volver a comer al pueblo. En el coche, veo como trastea el móvil con una sonrisa pícara. Me da miedo esa sonrisa. Algo está tramando…

-Qué haces?

-Jajajajaja! – ríe con ganas – una locura…

-Como una locura? – digo extrañado sin dejar de mirar la carretera –

-Ala, mandada… verás qué lío acabo de formar… - sigue riendo –

Al momento, empieza a sonar su móvil. Es el sonido de las notificaciones. Miro a Malú con cara de circunstancias mientras no para de reírse. Al llegar a casa cojo el móvil y decido investigar.

-Qué has hecho? – digo sorprendido –

-Nada… lo que haría la gente normal… - se alza de hombros –

Veo detenidamente el tweet: “Un sitio mágico en la compañía perfecta” y una foto de las vistas del acantilado. La miro arqueando las cejas. No para de reírse.

-Estas muy loca… - niego con la cabeza – ya si hubieras puesto una foto nuestra, se lía… me colapsas el móvil…

-No lo he hecho porque no quiero que te agobies… pero ganas no me faltaban… - me da un beso – además, me apetece decir que estoy feliz…

-Estás feliz? – la cojo de la cintura –

-Mucho… - dice sonriendo – muchísimo…


-Me alegro mucho jefa… - acaricio su pelo –

-Y tu? – se abraza a mí –

-Muchísimo… - dejo un beso en su frente – voy a hacer la comida, que mira qué horas… Rosa me va a reñir…

-Rosa te va a poner en un altar… - sonríe –

-A ver… - abro el frigorífico – con lo que hemos comprado esta mañana podemos comer años… - oigo como se ríe – voy a hacer una tortillita de patatas y algo más, te parece?

-Vamos a hacer – puntualiza –

Decidimos comer en la terraza. La mesa de plástico y las sillas no son nada glamourosas, pero es lo más parecido a estar en casa ahora mismo. De hecho, siempre me había gustado la idea de comer en pareja en ese ambiente. La veo contenta, no para de reírse conmigo y yo con ella. Cualquiera que nos viera diría que estamos enamorados. Y, por mi parte, no se equivocaría. Me he enamorado como un gilipollas. Y como no voy a enamorarme de una mujer así?

-… Y entonces llega la mujer, con su papel de alta y todo, y me dice si ese es mi nombre, para que su hija me busque en facebook…

-Jajajajajajajajaja! Y te buscó? – dice muerta de la risa –

-No! Y no la hubiera aceptado joder! – río –

-Has partido corazones parece ser… - dice subiendo una ceja –

-Nah, es la bata de médico, que da poder… luego me la quito y mira – me señalo – no valgo na…

-Uy que no dice… - me hace una carantoña – pues yo no te he visto con la bata todavía y…

-Y que?... – digo insinuante –

-Y… - se queda mirándome un segundo - Pues a mí – carraspea divertida – me han tirado los trastos de todas las maneras…

-No me digas? – digo irónicamente –

-Pero nunca ha venido la madre de nadie a decirme lo que te dijo esa mujer… - se ríe – por cierto, mi madre me pregunta por ti

-Mm.. – me atraganto – y eso? – pregunto sorprendido –

-Quiere conocer mejor al hombre que salvó a su hija supongo… - se alza de hombros –

-Malú… - niego con la cabeza – deja de decir eso anda…

-Es la verdad… a mi padre le caíste bien… - bebe de su cerveza – y a Jose… y a mi hermanito…

-Vale vale! – alzo las manos – caigo mejor que el Rey parece ser… - hago un gesto con las manos para que entienda el doble sentido –

-Jajajajajaja! – vuelve a reírse – eres muuuuy tonto… jajajajaja!

-Se ha calmado un poco la cosa en twitter o qué? – abro la aplicación – tengo menciones… tu gente es muy lista…

-En serio? – dice sorprendida – a ver… - le enseño el móvil –

Comienza a leer y ve como algunas fans están especulando con quién está Malú. Salgo en algunas quinielas.

-Me mosquea no salir en todas las quinielas, que lo sepas… - me hago el enfadado – eres trending topic por cierto…

-Ya he visto… qué barbaridad… - se ríe – antes escribía bastante más…

-Y por qué no lo haces? – pregunto mientras sigo leyendo algunos mensajes –

-Porque hay mucha gente que se pasa… - dice pensativa – anda, vámonos a la playa un rato…

-Joder jefa… eres experta en dar órdenes… - escucho su carcajada desde la terraza -




-Sabes cuánto tiempo hacía que no estaba en una playa de España tranquilamente? – pregunta tumbada en la arena – mucho, que lo sepas…

-Bueno… esperemos que nadie te reconozca…

-No, a ver… - se incorpora – me da igual que me reconozcan… si a mi me encanta hacerme fotos con la gente, no me molesta… pero ya te he dicho antes que hay gente que se pasa…

-Imagino… - me enciendo un cigarro –

-No me has contado lo que dijeron tus padres cuando no les pudiste mentir… - dice sonriente –

-Jajajaja! – río – se me había olvidado por completo… en fin… - suspiro – a mis padres no les importa lo que yo haga si estoy feliz… y creo que hacía tiempo que no me veían así… pero es cierto que les asustó un poco…

-Lógico… - tuerce el gesto – sabes que esto no ha hecho nada más que empezar no?

-Lo sé… - afirmo – pero lo iremos llevando, tu no te preocupes por eso…

-Si te agobias quiero que me lo digas – se sienta más cerca de mí – quiero saberlo…


-Lo sabrás, no te preocupes…

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