jueves, 18 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 22: SOLO EL AMOR NOS SALVARÁ

Me despierto aturdido. Me siento como si todavía estuviera soñando. No puedo estar en la playa… no es posible tener tanta suerte. Suerte… hace unos días no era una suerte estar aquí, pero hoy si, es curioso. Me incorporo un poco, notando como mis músculos se van activando lentamente… es como si hubiera recibido una paliza. La verdad es que metafóricamente ha sido así. Al incorporarme, afino la vista y la veo, metida hasta la cintura en el agua. Está pescando. Qué preciosa es. No se cuánto tiempo llevo mirando hacia ella, pero creo que bastante, no puedo apartar la vista. Me saluda y sale rápidamente del agua viniendo hacia mí. Cojones, tengo que estar soñando. Su cuerpo solo está cubierto por el bikini y yo me estoy mareando por momentos.

-Hola – su voz tiene un aire tímido que me encanta –

-Hola… - sonrío algo avergonzado… qué estúpido soy dios mio –

-Has descansado? – dice con voz dulce mientras se sienta a mi lado –

-Un poco…

Nos quedamos mirándonos un momento, solo un instante. Así que esas punzadas que sentía en el estómago cuando me acordaba de ella mientras volvía eran por esto. Eran porque me encanta como me mira. Se recuesta sobre sus brazos en la arena y hago lo mismo. Los dos miramos hacia el mar, sin hablar.

-Pensaba que no iba a volver a verte… - su voz resuena con un tinte de congoja que me hace hasta sentirme culpable –

-Pues aquí estoy… hecho una pena… pero aquí estoy… - digo intentando que, por lo menos, sonría un poco… parece que lo he conseguido –

Se incorpora un momento y abre el botiquín. Saca una botella de alcohol y una venda. La corta en un par de trozos pequeños, como haciendo una gasa y se arrodilla a mi lado.

-Qué haces? – pregunto extrañado –

-Curarte – de forma decidida, comienza a posar la gasa sobre algunos arañazos en mis piernas –

-Ahgg… - me quejo un poco, escuece –

-Lo siento… - dice apurada mirándome - Creo que no te haces una idea de lo importante que eres para todos… - dice apartando la mirada mientras sigue curándome – y de lo importante que eres para mí.

Me deja sin palabras. No puedo hacer otra cosa que sonreir conmovido.

-Quieres hacerme llorar eh jefa?

-No… - sonríe – claro que no… - me mira fugazmente – quise ir a por ti… pero Richard me apartó de la orilla… - su voz suena con tono de culpabilidad –

-Menos mal… - suspiro – he tenido miedo pensando que podías haber entrado al agua a buscarme… - me mira intensamente – te vi como corrías…

Baja la cabeza, de nuevo mirando mis piernas mientras las cura.

-Te duele? – pregunta mirándome –

-No… - sonrío – gracias por curarme... – veo como sonríe avergonzada guardando el bote de alcohol –

-Sigue descansando vale? – hace un intento de levantarse pero se lo impido agarrando su brazo. Me mira algo sorprendida –

-Tú también deberías descansar un rato… Amanda me ha contado que apenas has dormido estos días… - acaricio su brazo sutilmente –

Baja la cabeza, de nuevo avergonzada. Vuelve a sentarse a mi lado, pero no me mira.

-Túmbate anda – me tumbo y señalo mi hombro para que deje su cabeza sobre él –

Sin decir nada, obedece. Al sentir su pelo sobre mi pecho se me escapa una leve sonrisa. Pasa un brazo por encima de mí, abrazándome como una niña pequeña. Acariciando su pelo, me quedo dormido de nuevo.

La noche volvió a caer en aquella isla, pero, esta vez, estaba acompañado. Todos hicieron un corro alrededor del fuego, mientras cenábamos pescado. Malú esa tarde se había hinchado a pescar, mientras yo dormía como no lo había hecho desde que llegamos a la isla.

-Malú, deberías cantarnos algo – la voz de Rafael hizo que Malú se tapase la cara –

-No, me da vergüenza… - dijo con voz de niña –

-Venga ya! – grité riéndome – si lo has hecho otras noches… como te va a dar vergüenza cantar delante de 20 personas? Sabéis delante de cuanta gente ha cantado? – dije con un tono de orgullo en mi voz que me sorprendió hasta a mí –

-Cuantos? – preguntó Guillermo ilusionado –

-Miles – dije abriendo los brazos  mientras Guillermo me miraba con los ojos llenos de ilusión –

-Va Malú, no hay mejor ocasión que esta… - dijo Richard señalando hacia mí –

-Vale vale… - dijo subiendo los brazos – Dios… creo que no voy a saber… - una sonrisilla tonta se apodera de su cara… una cara que yo me comería a besos en aquel momento –

Comienzo a escuchar esas notas que salen de su garganta y siento un pinchazo en el pecho. No puedo dejar de mirarla. Es la mujer más preciosa que he visto en mi vida. Me sorprenden aquellos pensamientos, por un momento me paro a pensar en qué significa eso que estoy sintiendo. Tras cantar la primera y recibir el aplauso de todos, se arranca con otra mucho más animada.

-Yo no quisiera herirte más...– canta afinadamente –

-Yo de tí no me quiero alejar... Juntos una eternidad!
– canto con ella, que me mira sorprendida –

Cantamos el estribillo dando palmas a la vez, mientras todos nos siguen. Por un momento me olvido de donde estamos, parece que me he trasladado a otro sitio, un sitio donde siento una felicidad extrema. Acabamos la canción a la vez y se echa a reir mientras el resto aplaude.

-Eh, pero tu también cantas no? – pregunta Anthony dirigiéndose a mí –

Niego con el dedo en alto muerto de risa.

-Ha sido el subidón del momento – sigo riendo –

-Bueno… dejemos el concierto para otro momento – Richard se levanta – Rick debe descansar…

Hace un gesto con la cabeza al resto del grupo que se levanta sin decir nada, pero todos sonríen. Algunos miran a Malú y noto una punzada en el estómago. Qué significa este momento? Todos desaparecen de la escena y nos quedamos Malú y yo frente al fuego, solos. No me mira, pero detecto su sonrisa avergonzada.

-Tu no te vas? – digo sonriendo –

Me mira avergonzada de nuevo y niega con la cabeza.

-Quieres que me vaya? – pregunta temerosa –

-Sabes que no – digo sonriendo de nuevo, no puedo parar de hacerlo – Ven aquí

Abro los brazos y hago que se siente delante de mí, con su espalda pegada a mi pecho, mirando hacia el mar. Paso mis manos a su alrededor, abrazándola. Ella tira su cabeza hacia atrás y se apoya en mí. Nos quedamos así, en silencio. Paso mis dedos por sus brazos, haciéndole cosquillas. Escucho como ríe levemente.

-Mmm… que rico… - dice en voz baja –

Me estremezco por momentos. Creo que va a pasar, o eso quiero pensar. Quiero pensar que de un momento a otro voy a besar esos labios. Decido esperar y alargar ese momento.  

-Hay una cosa que no les he contado de lo que ha pasado… - digo pegado a su oído –

-El qué? – dice sin mirarme –

-Me sentía muy solo… y tarareaba canciones tuyas imaginándome que las estabas cantando tú… me he tirado así todos estos días… - hago una pausa y dejo un beso en su pelo – cuando tenía miedo hacía eso… y dejaba de tenerlo…

Mientras hablo, pasa una mano sobre mi pierna, buscando mi mano. Comienza a besarla lentamente y hace que acaricie su cara con ella.

-Si no llegas a volver… - dice apretando mi mano contra su cara – creía que iba a volverme loca…

Noto como comienza a llorar.

-Ei… - hago que se gire hacia mí – no llores…

-No te vayas más por favor…

Niego con la cabeza mientras sonrío tiernamente y acaricio su cara. Creo que quiero quedarme así el resto de mi vida. Su rostro y el mío están a escasos centímetros. No decimos nada, no hace falta. Justo cuando va a pasar, cuando ya noto su aliento y el mío mezclándose, notamos las pisadas de alguien. Instintivamente nos separamos.


-Perdón eh? – dice Anthony mientras pasa por nuestro lado – es que me he dejado la bolsa aquí…

Noto la risilla nerviosa de Malú que vuelve a ponerse de espaldas a mí.

Miro a Anthony queriendo matarle y veo que me mira haciéndome gestos de disculpa. 

Cuando desaparece, vuelvo a cruzar mi mano con la de Malú. Acaricio sus piernas sin ninguna pretensión… solo dejo leves caricias sobre ellas. Tiene la piel tan suave… Noto como sonríe y vuelve a apoyar su cabeza en mi pecho. De pronto, pega un bote que me hace asustarme.

-Has visto eso? – dice señalando hacia el mar –

Dirijo mi mirada hacia donde me apunta y veo un reflejo. Parece una luz.

-Hostia… - digo incorporándome – qué cojones es eso?


-Es una luz de algún sitio! – dice gritando – ehhh!!! – comienza a gritar alzando los brazos –

No me lo puedo creer… es posible que sea un barco que viene a buscarnos? Imito a Malú y aparecen todos corriendo sin saber que pasa. Cuando se dan cuenta, comienzan a gritar con nosotros. Es una luz, no hay duda.

-Vamos, coged un palo cada uno! – digo acercándome al fuego –

Comenzamos a mover aquellos palos ardiendo, intentando que esa luz nos vea. Comienzo a correr hacia el extremo de la playa con aquel palo en alto.

-Rick! Donde vas? – Escucho gritar a Richard –

Subo aquellas rocas con la esperanza de que estando más alto nos vean. Me agarro a una de ellas tras haber subido un poco y comienzo a agitar aquel palo.



-Vamos! – grito desesperado – Ehhh!!

Veo como Richard me imita y comienza a silbar todo lo fuerte que puede. La luz nos enfoca sin esperarlo y cierro los ojos deslumbrado. Escuchamos lo que parece el silbido de un barco. Salto de las rocas poseído por la adrenalina y voy corriendo hacia la orilla sin parar de mover aquel palo.

-Es un barco! – grito mirando a los demás –



Todos comienzan a gritar emocionados. Miro expectante hacia el barco y veo como la luz se mueve hacia nosotros. Clavo el palo en la arena exhausto y busco a Malú que me mira y se lanza corriendo hacia mí abrazándose.

-Vienen a por nosotros pequeña! – digo pegado a su oído – Volvemos a casa, te das cuenta?

Escuchamos el sonido de nuevo del barco que nos hace deshacer el abrazo. Esa luz cada vez se hace más grande. Tras unos minutos de confusión, escuchamos el sonido de una lancha y vemos que otra luz se enciende y se acerca a toda velocidad. No es posible, el corazón me late a mil por hora. Todos gritan esperando que llegue aquella embarcación. Cuando la lancha llega casi a la orilla, distinguimos tres figuras sobre ella.

-Quedaos atrás! – grito a los demás y doy un paso adelante –

-Quienes sois? – pregunta gritando un hombre en inglés –

-Somos los supervivientes del vuelo V734 que se estrelló hace 2 semanas – grito decidido –

La lancha vuelve a activarse para llegar hasta la orilla. De ella se bajan los 3 hombres, cautelosos. 

Nos enfocan con una linterna, estamos paralizados, no sabemos qué hacer, por un momento pienso que son gente hostil. Hasta que escucho a uno de ellos hablar por un walkie-talkie.

-Capitán, hemos encontrado supervivientes del avión – dice el hombre con voz emocionada – 

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