martes, 30 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 46: VIVIENDO DEPRISA (II)

Tras unos aperitivos, todos comienzan a ponerse sus trajes de baño, incluída Malú, que solo tiene que quitarse la ropa. Pues si que se fian de mí no? Si yo fuera ellos, desconfiaría de alguien a quien acaban de conocer y puede sacarles alguna foto comprometida cuando quiera.

-No vas a bañarte? – me pregunta acercándose peligrosamente –

-No me dejas pensar… - digo mirándola de arriba abajo –

-Mira… - dice sonriendo bajando la cabeza – no me digas estas cosas que la liamos… - se acerca y deja un beso en mis labios corto –

-Tú eres muy de liarla… - digo sin soltarla –

Noto como algo me da en la pierna, me giro y veo a un niño tapándose la cara. No recuerdo el hijo de quien es, pero me mira apenado, como pidiéndome perdón. Sonrío y cojo aquella pelota de plástico con los pies, acercándome sin dejarla caer, dando toques. El pequeño me mira con los ojos como platos.

-Es tuya? – el niño afirma sin saber muy bien donde mirar – y me dejas jugar?

La sonrisa de aquel niño ya luce ampliamente. Decido no mirar hacia atrás, supongo que Malú está mirándome y no quiero volver a encenderme como una bombilla, así que me pongo a jugar con él y con el resto de los niños allí presentes, como si tal cosa.

-Falta!! – grito en el suelo fingiendo dolor – eh! Árbitro! – escucho como los niños se ríen – no vale eh? – cojo la pelota con la mano y me tumbo encima, intentando que no me la quiten –

Los niños se abalanzan sobre mí intentando quitármela mientras se ríen. Creo que tengo alma de payaso, si alguien me está mirando estará pensando qué cojones hago, pero no lo puedo evitar, me encantan los críos. Consigo levantarme entre risas y, al alzar la vista, tengo a Malú mirándome con una sonrisa de oreja a oreja. Bueno, está ella y casi la totalidad de los allí presentes observando la escena. Vuelvo a sentirme un tanto avergonzado, me siento observado. Sigo jugando con los niños hasta que, agotado, me dirijo a las toallas donde están sentadas Malú, Pastora, Vero y Raquel, la mujer de Alejandro.

-Hay que ir al gimnasio antes de ser padre… - digo arrodillándome – qué energía tienen dios santo…

-Anda ven aquí – dice Malú riéndose –

-Iba a preguntarte si te gustaban los niños, pero ya veo que sí – dice riendo Raquel –

-Toma, hidrátate – Vero me pasa una cerveza -

Tras un rato agradable charlando de nuevo con el resto, Malú se levanta, en bikini, con todo lo que eso conlleva para mi salud, y se dirige a la piscina. La sigo sin poder evitarlo y me siento en el borde, con mi bañador puesto y con camiseta todavía, remojándome los pies. La pierdo de vista un segundo y al minuto noto que algo viene hacia mí y termina dentro de la piscina, salpicándome.

-Jajajajaja – Malú sale riendo del agua –

-Estas mal eh? – le hago un gesto como que está loca –

-Métete aquí conmigo – dice acercándose a mí –

-No, que hay niños delante – digo en voz baja haciéndola reir –

-Quítate la camiseta o te bañas vestido – dice agarrándome los pies – tú eliges.

Cuando la jefa da una orden, a la jefa se le obedece, así que me quito la camiseta y me meto en el agua tal y como ha dicho. Me acerco a ella mientras me mira de forma sugerente y, al llegar a su altura, me coge de la cabeza y me la hunde.

-Eh! – digo tosiendo al salir del agua – Me vas a hacer eso siempre que estemos en una piscina?

-Ay pobrecito… -se abraza a mi cuello – es que me dan envidia los niños cuando juegas con ellos… y quería jugar… - dice con voz de niña –

-Ya… - niego con la cabeza – estás preciosa, lo sabías no? – susurro pegado a su oído –

-Pff… - resopla mientras se ríe avergonzada – no me digas esas cosas anda…

-Es verdad… - dejo un tierno beso en sus labios –

-Ya no estás tenso… - dice sonriendo – les has caído muy bien, que lo sepas…

-He pasado el examen entonces? – asiente – toma! – hago un gesto de victoria –

-Estás cómodo de verdad? – dice riendo -

-Si… son muy majos todos conmigo… cuánto les has pagado? – digo sonriendo –

-Jajajaja – ríe en alto – no me puedo creer que estemos aquí…

-Creéme que yo menos… - digo sonriendo –

-Cuando pase lo del concierto… te vas a quedar aquí conmigo? – me mira tiernamente –

-Mmm… - pongo tono de estar pensándomelo – qué me ofreces?

-De verdad no sabes lo que te ofrezco? – pone cara sugerente –

-Vale, para, no me mires así que no voy a poder salir de la piscina… - digo riendo –

-Entonces? – vuelve a preguntar –

-Podemos negociar… - digo pegado a su oído – pero ya sabes que yo hago lo que tu quieras…

-Jajajajaja! – suelta una carcajada – qué pelota eres…

-Pareja! – grita Vero desde el borde de la piscina – que digo yo que los arrumacos los podíamos dejar para cuando esté echa la barbacoa no? Que estoy empezando a fusionarme con el suelo del hambre que tengo.

-Jajajajajajajaja! – nos reímos a la vez – oye Vero – digo serio – qué seca vas no? No te vas a bañar?

-Es verdad… deberíamos tirarla a la piscina… - sugiere Malú con una mirada maligna –

-Queréis morir no? – dice seria – Nos puede decir la anfitriona que tiene a sus invitados muertos del hambre, dónde tienes las cosas para hacer la barbacoa?

-Anda – digo dándole un beso en los labios – ya voy yo…


-Gracias gordo – escucho mientras me aúpo para salir de la piscina por un lateral – 

No hay comentarios:

Publicar un comentario