martes, 16 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 9: VOY A QUEMARLO TODO

-El olor es insoportable… - dice Malú mientras se tapa la boca con la mano –

-Qué podemos hacer Rick? – me mira Richard interrogante –

-Lo mejor sería quemarlo todo – aparece Anthony por detrás –

-No me parece buena idea, ahí dentro hay personas – digo pensativo –

-Ya no son personas Rick – Insiste Anthony –

-Anthony… - me giro hacia él – a tu familia no le gustaría que le dijesen que no pueden enterrar a su hijo porque han quemado su cuerpo, no crees?

Quizá no debía ser tan gráfico en mis palabras. Anthony baja la cabeza y asiente.

-Qué propones Rick? – dice Richard mirándome –

-Creo que lo mejor sería sacar los cadáveres y enterrarlos

-Eso nos llevará tiempo – dice Rafael, que se incorpora al grupo –

-Lo sé… pero la otra opción es quemar el avión con ellos dentro… y me parece una falta de respeto… - Rafael asiente – después de sacarlos y de recuperar lo poco que quede dentro del avión, lo quemaremos… esto es un nido de infecciones.

Todos me miran, incluída Malú, con asombro.

-Bueno… es una idea… la vamos a consultar con el grupo y todos vamos a decidir qué hacer… - Noto como Malú sonríe de medio lado –

El debate duró poco. Todos estaban de acuerdo en llevar a cabo mi propuesta. El problema era que no todos estaban dispuestos a sacar los cadáveres del avión. Tras unos minutos discutiendo posibilidades, decidimos Richard y yo hacernos cargo de sacar los restos mortales de aquella gente. 

Otro grupo se dedicaría a cavar una fosa. No era muy ortodoxo, pero era lo mejor que podíamos hacer, o en unas horas el olor llegaría hasta el otro extremo de la playa y sería insoportable estar allí.

-No tienes por qué hacer esto Quique, se puede hacer un sorteo – Dice Malú preocupada –

-Malú, nadie quiere hacerlo… pero alguien tiene que hacerlo o nos tendremos que ir a otro sitio, y no hay muchas opciones… - me quedo pensativo – la playa es el mejor lugar para que nos vean cuando vengan a por nosotros…

-Pues yo te ayudaré – dice mientras cojea –

-No, tu tienes que guardar reposo – me mira seria – hablo en serio.

-Joder… - se da media vuelta con gesto indignado y se aleja cojeando levemente –

El hedor que desprende aquellos restos del avión es lo peor que he olido en mi vida. Miro a Richard, que ya está preparado con un pañuelo tapando su nariz y su boca, igual que yo. Empezamos a mover cadáveres y sacarlos fuera. Tardamos bastante tiempo, el suficiente para que el otro grupo ya lo tenga todo preparado. Han hecho una especie de herramientas con palos y piedras, parecemos neandertales en cierta manera.

Recojo pertenencias del avión y las deposito en la arena. Me encuentro mareado. No he comido nada en todo el día, pero es como si me hubiese comido algo en mal estado de nuevo.

-Rick, te encuentras bien? – dice Richard posando una mano sobre mi hombro –

-Esto es una puta mierda… - digo serio –

-Yo también tengo náuseas, pero hay que terminar esto.

Me recupero poco a poco, sin respirar hondo para que ese olor no se me clave en el cerebro. Volvemos a cargar los cadáveres uno a uno y los llevamos a la zona un poco más alejada, donde el grupo ha estado cavando. Noto como detrás de nosotros, uno a uno se van acercando.

-Es horrible – escucho a Amanda susurrando –

Aquello es lo único digno que se nos ha ocurrido para todas esas personas que no corrieron nuestra misma suerte. Son 8. El resto nadie nunca podrá explicar cómo sobrevivió, ni siquiera quiero saberlo. Comenzamos a enterrar aquellos cuerpos inertes bajo un silencio atronador.

-Rick, he traído esto – Anthony me muestra una especie de cruz hecha con palos – para que sepamos donde están y así decírselo a la gente que venga a rescatarnos.

Sonrío y doy una palmadita en su hombro. El chico es demasiado joven para pensar con coherencia desde el principio, pero es un buen chico.

-Mamá, cuando vengan a por nosotros, los desenterrarán? – la voz de Guillermo rompe aquel silencio y me hace girarme –

-Guillermo, te he dicho que te quedases en la playa con Juliet – le recrimina -

-Pero mamá…

-Vete de aquí Guillermo

-No! – grita el niño – quiero saber qué va a pasar con esas personas!

Decido intervenir y me pongo en cuclillas a la altura del niño.

-Guillermo, debes hacerle caso a tu madre

-Pero por qué se han muerto ellos y nosotros no? – pregunta inocentemente el niño –

Miro alrededor y veo a todos observándome. Hasta los padres de Guillermo no saben contestar.

-No lo sé Guille… - sonrío tiernamente – pero sea por lo que sea, nosotros estamos aquí… les enterramos para que cuando vengan a por nosotros, sus familias puedan recuperarles y tener un sitio donde llevarles flores.

-Como hacemos con la abuela, verdad mamá? – el niño se gira hacia su madre, que asiente a punto de llorar –

-Exacto… aunque ya no estén vivos, tienen familia y tenemos que hacerlo así.

-Y vamos a hacer una misa como con la abuela? – alcé las cejas y miré a los demás – así podrán descansar en paz, eso es lo que dice el abuelo.

Resoplo. Nunca me han gustado las iglesias. Me recuerdan a momentos tristes en mi vida y no me siento identificado con el ejemplo que predican.

-El niño tiene razón, deberíamos hacer una especie de misa para que descansen en paz – dice Rose, la abuela de Juliet –

Todos asintieron, la idea no era mala en cierto modo, pero yo no pienso hacer de cura.
Una vez enterrados todos los cuerpos, todo el mundo se fue posicionando alrededor de aquella tumba improvisada. Anthony clavó en la arena la cruz que había construido.

-Alguien debería decir algo – dijo Amanda –

Todos me miraron a mí. Por qué? No se me dan bien todas esas cosas… Malú me dio un codazo, como diciéndome que hablase. Cerré los ojos un instante y carraspeé.

-Bien… bueno… alguien quiere decir algo? – silencio. Todos seguían mirándome – de acuerdo, lo haré yo… - resoplé – por alguna razón, estas personas no pudieron sobrevivir a lo que nos ha pasado. Ocho personas que, como todos, tendrían familia… - no sabía como seguir – hemos hecho esto para mostrar nuestro respeto hacia ellos y hacia las personas que yacen en el fondo del mar, en la otra parte del avión… - veo a Richard asentir – y también lo hemos hecho, en cierto modo, porque si nosotros no hubiésemos sobrevivido, al menos nos hubiera gustado que alguien hiciera esto por nosotros. Cuando vengan a buscarnos, podrán identificarles y devolverles a sus familias para que tengan el sepelio que se merecen. – hice una pausa – Nosotros, lo único que podemos hacer, es dejarles aquí e intentar sobrevivir, por nosotros y por ellos, para que todos podamos volver a casa. – titubeo… no quiero decir nada más - Que en paz descansen – Algunos soltaron un amén tras aquella frase –

El grupo se deshizo lentamente. Me quedé allí plantado, mirando aquella cruz. Por un momento me aterró la idea de estar ahí abajo. Noté una mano sobre mi brazo. Era Malú, sonriendo tiernamente. Le devolví la sonrisa mientras comencé a caminar hacia la playa de nuevo. Tenía que comer algo o me desmayaría.

-Toma – dijo Malú ofreciéndome una fruta – No has comido nada en todo el día.

Cogí aquella fruta sonriendo agradecido. Me había quedado una sensación malísima después de haber hecho aquello.

-Has hablado muy bien – dijo sentándose a mi lado –

-Si, como un auténtico sacerdote… - digo negando con la cabeza –

-No… lo tuyo ha sido bastante más sincero… - supongo que le gusta tanto como a mí lo que representa la iglesia – ha sido un gesto muy bonito… - hizo una pausa – vas a quemar el avión?

-Sí, voy a quemarlo todo… - sonríe levemente – de qué te ries?

-Nada… acabo de recordar una canción que, casualmente, es mía… - sonríe de medio lado –

-Es verdad… - recuerdo riendo levemente – hay que quemarlo, no podemos respirar ese aire…

-Soy un poco pirómana… podré ayudarte o tengo que seguir en reposo? – dice divertida –
Niego con la cabeza. A veces tiene unos puntos irónicos que me hacen sonreir.

El fuselaje arde. El grupo se va disipando. Decido apartar la mirada del fuego, me está perturbando demasiado. Malú, se acerca a mí, con cara seria.

-He hablado con Rose… la niña se ha quedado un poco tocada después de… - hace un gesto hacia el avión –

-Ya… me lo he imaginado… - contesto pensativo – te he visto hablar con la niña… creo que eres la única que le quita esa cara de tristeza… - sigo mirando al fuego –

-Exagerado…

-Es verdad… Se te dan bien los críos…

-Has pensado como apagarlo? – cambia de tema mirando al fuselaje, que sigue ardiendo -

-Lloverá, de hecho, lo hará en breve – miro al cielo –

Malú me mira estupefacta cuando una gota cae sobre su pelo.

-Va a llover, vamos a las cabañas! – grito al grupo – 

No hay comentarios:

Publicar un comentario