No puedo andar más. He caminado más de lo que mi cuerpo me
permite. No quiero estar en la playa, con la mirada de Malú en mi nuca, estoy
muy cabreado. Me siento en una roca y comienzo a llorar de rabia. Aquella isla
es lo más parecido a una prisión. Deseo ver algún avión, algún barco, alguien.
Y salir de allí, como sea. De pronto, recuerdo que Malú tiene una herida en el
brazo. Siento unas ganas irrefrenables de volver, pero no puedo, no todavía,
sigo enfadado.
Camino unos cuantos metros más hasta que escucho un sonido parecido
a agua cayendo… no puede ser verdad. Me adentro en una especie de cueva, pero
dentro se abre al cielo, y millones de gotas de agua caen juntas desde arriba.
Me aboco a ella sin importarme si esa agua está en buen estado o no, supongo
que si. Estoy agotado, sediento… el agua está fresca y noto como entra por mi
garganta, que suspira agradecida. Unos pasos me alertan, corro a intentar
esconderme hasta ver de donde provienen cuando, por la espalda, una voz me
asusta.
-Rick
-Joder! –Grito dándome la vuelta – Mierda, qué haces aquí?
Richard me mira disculpándose.
-Te he seguido, te he visto desaparecer de la playa. Venía a
traerte de vuelta – mira alrededor sorprendido – Eso es un manantial?
-Joder Richard… - me quejo del susto todavía –
-Mira tío… no se lo que te habrá pasado con tu chica, pero
te necesitamos en la playa.
-Mi… mi chica? – sonrío – la conozco desde ayer
Richard me mira sorprendido.
-No lo parece… - se queda pensativo - bueno, sea lo que sea, tienes que volver tío,
la gente está asustada. No eres el jefe de nadie, pero das seguridad a la
gente. He venido porque muchos te han visto adentrarte en la selva y se han
asustado. Entre ellos Malú. Ha intentado venir ella pero no la hemos dejado,
tiene el tobillo muy hinchado.
Resoplo. No sé desde cuando llevo andando, ni como no he
escuchado a Richard venir detrás de mí. Iba tan enfadado que ya se podría haber
puesto un león delante de mí, que no lo habría visto.
-Vamos tío, volvamos… - me coge del brazo – Acuérdate de
cómo llegar a este sitio, el agua escasea y la vamos a necesitar…
Cuando pongo un pie en la playa tengo la extraña sensación
de estar en casa, siento una extraña seguridad. Al verme llegar, vienen hasta
mí todos, hasta veo como Malú se levanta del suelo.
-A ver, tranquilos – Richard alza los brazos – Rick ha
vuelto con una buena noticia, ha encontrado agua – algunos lanzan un gritito –
-Rick, perdónanos por haber ido sin consultarle a nadie, no
pretendíamos hacer algo malo – dice Anthony acercándose a mí con la cara
agachada –
Sonrío levemente y hago un gesto de que no pasa nada.
-Bueno… emmm… - me rasco la cabeza, estoy algo avergonzado -
perdonad lo de antes de acuerdo? No pretendía gritarle a nadie… he tenido un
momento tenso, lo siento.
-No se vaya más doctor, sentimos si le hemos presionado
demasiado – niego con la cabeza ante las palabras de Amanda –
-Bien…eh… - estoy un poco avergonzado - lo dicho, perdonadme
en serio… - miro sus caras, sonrientes – vamos a arreglar lo del fuego, de
acuerdo Anna? – la cojo por los hombros y el grupo se disipa –
Ni siquiera me acerco a Malú, que me mira triste. Sigue
apoyada en un árbol, justo como la dejé. Anna y Anthony van a buscar ramas
secas para volver a encender el fuego. Me giro y veo a Malú tocarse el tobillo
y hacer gestos de dolor. No puedo evitar acercarme, aunque me cabreo cada vez
que pienso en la última conversación que hemos tenido.
-Puedo ver ese tobillo? – digo serio. Malú asiente sin
mirarme – Bueno… - lo exploro detenidamente – creo que solo te lo has torcido,
tendrás que hacer reposo – oigo como resopla – a ver ese brazo – observo
detenidamente la herida – no es muy profunda, creo que no voy a tener que
coserte…
-Menos mal…
-Si quieres te curo los rasguños que te has hecho y te vendo
el tobillo – digo con cautela –
-Quique… yo…
-No me saques el tema, de acuerdo? – digo serio, no quería
volver a enfadarme –
Malú me mira con tristeza mientras me voy a buscar una venda
y alcohol para desinfectar las heridas. Cuando vuelvo, sigue en la misma
posición.
-He traído una bolsa con agua para que te la pongas en el
tobillo. No es hielo pero algo ayudará a que baje esa inflamación.
-Siento lo de antes – no me hace caso y saca el tema –
-Mira… - resoplo – yo no pretendo ser tu padre, disculpa si
me he preocupado por ti en exceso.
-No pienso que lo hayas hecho… - se apresura en contestar -
te he hablado fatal y cuando te has ido me daba miedo que te pasara algo…
supongo que he entendido lo que te ha pasado a ti cuando no nos has visto.
No respondo, sigo enfadado.
-No eres el jefe de la isla, pero todo el mundo recurre a ti
cuando tiene algún problema, y solo llevamos aquí 24 horas… eso significa que
eres importante… - sigo sin contestarle – y para mí eres muy importante… no
tenía que haberte hablado así… - no alzo la mirada, me dedico a vendarle el
tobillo – Quique, no vas a mirarme?
Alzo la vista a regañadientes. Me encuentro con una
expresión de total tristeza por su parte. Me enternece demasiado y, de un
plumazo, desaparece mi enfado, pero decido seguir curándole.
-No te preocupes, no pasa nada… déjame que te cure ese brazo
– escucho como se quejaba – sé que escuece, pero si no hago esto, se infectará,
y dolerá más…
-Au… - dice sollozando – escuece mucho…
Me aboco a su brazo y comienzo a soplar. De golpe, pienso
que es eso lo que hacían mis padres cuando me hacía algún rasguño… sonrío sin
querer y me aparto.
-Voy a vendarte el brazo también para cubrir bien la herida
vale? – lo vendo con cuidado – el resto de los rasguños no creo que se infecten…
aunque habrá que limpiarlos a diario…
Tiene unos cuantos rasguños superficiales en las piernas,
apenas arañazos. En el cuello tiene un pequeño rasguño también.
-Este va a escocer un poquito, pero intentaré que no duela…
- digo apretando la gasa despacio sobre la herida –
-Au… joder…
Instintivamente vuelvo a soplarle… respiro cerca de ella y
me doy cuenta de nuevo. Sigue oliendo como en el aeropuerto. No doy crédito,
qué perfume aguanta tanto? Me quedo quieto un segundo, sin darme cuenta,
mientras huelo de nuevo su cuello.
-Pasa algo?
-Eh? – digo contrariado – no no… estaba… mirando bien la
herida… nada, no es nada…- intento disimular -
Me mira no muy convencida. Voy a levantarme cuando me coge
del brazo.
-Gracias… y perdóname, por favor… - dice poniendo de nuevo
aquel gesto triste que no soporto – No vuelvas a irte… me ha dado miedo que
desaparecieras…
No puedo soportarlo más y coloco un mechón de pelo que cae
sobre su cara detrás de su oreja. Sonrío levemente y la abrazo. Dejo un beso en
su pelo antes de levantarme. Mientras ando hasta el botiquín, una pequeña
sonrisa se ha instaurado en mi cara, recuerdo que Richard pensaba que Malú era
mi novia. Niego con la cabeza, qué tontería.
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