lunes, 15 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 7: DESAPARECER

No puedo andar más. He caminado más de lo que mi cuerpo me permite. No quiero estar en la playa, con la mirada de Malú en mi nuca, estoy muy cabreado. Me siento en una roca y comienzo a llorar de rabia. Aquella isla es lo más parecido a una prisión. Deseo ver algún avión, algún barco, alguien. Y salir de allí, como sea. De pronto, recuerdo que Malú tiene una herida en el brazo. Siento unas ganas irrefrenables de volver, pero no puedo, no todavía, sigo enfadado.

Camino unos cuantos metros más hasta que escucho un sonido parecido a agua cayendo… no puede ser verdad. Me adentro en una especie de cueva, pero dentro se abre al cielo, y millones de gotas de agua caen juntas desde arriba.

Me aboco a ella sin importarme si esa agua está en buen estado o no, supongo que si. Estoy agotado, sediento… el agua está fresca y noto como entra por mi garganta, que suspira agradecida. Unos pasos me alertan, corro a intentar esconderme hasta ver de donde provienen cuando, por la espalda, una voz me asusta.

-Rick

-Joder! –Grito dándome la vuelta – Mierda, qué haces aquí?

Richard me mira disculpándose.

-Te he seguido, te he visto desaparecer de la playa. Venía a traerte de vuelta – mira alrededor sorprendido – Eso es un manantial?

-Joder Richard… - me quejo del susto todavía –

-Mira tío… no se lo que te habrá pasado con tu chica, pero te necesitamos en la playa.

-Mi… mi chica? – sonrío – la conozco desde ayer

Richard me mira sorprendido.

-No lo parece… - se queda pensativo -  bueno, sea lo que sea, tienes que volver tío, la gente está asustada. No eres el jefe de nadie, pero das seguridad a la gente. He venido porque muchos te han visto adentrarte en la selva y se han asustado. Entre ellos Malú. Ha intentado venir ella pero no la hemos dejado, tiene el tobillo muy hinchado.

Resoplo. No sé desde cuando llevo andando, ni como no he escuchado a Richard venir detrás de mí. Iba tan enfadado que ya se podría haber puesto un león delante de mí, que no lo habría visto.

-Vamos tío, volvamos… - me coge del brazo – Acuérdate de cómo llegar a este sitio, el agua escasea y la vamos a necesitar…

Cuando pongo un pie en la playa tengo la extraña sensación de estar en casa, siento una extraña seguridad. Al verme llegar, vienen hasta mí todos, hasta veo como Malú se levanta del suelo.

-A ver, tranquilos – Richard alza los brazos – Rick ha vuelto con una buena noticia, ha encontrado agua – algunos lanzan un gritito –

-Rick, perdónanos por haber ido sin consultarle a nadie, no pretendíamos hacer algo malo – dice Anthony acercándose a mí con la cara agachada –

Sonrío levemente y hago un gesto de que no pasa nada.

-Bueno… emmm… - me rasco la cabeza, estoy algo avergonzado - perdonad lo de antes de acuerdo? No pretendía gritarle a nadie… he tenido un momento tenso, lo siento.

-No se vaya más doctor, sentimos si le hemos presionado demasiado – niego con la cabeza ante las palabras de Amanda –

-Bien…eh… - estoy un poco avergonzado - lo dicho, perdonadme en serio… - miro sus caras, sonrientes – vamos a arreglar lo del fuego, de acuerdo Anna? – la cojo por los hombros y el grupo se disipa –

Ni siquiera me acerco a Malú, que me mira triste. Sigue apoyada en un árbol, justo como la dejé. Anna y Anthony van a buscar ramas secas para volver a encender el fuego. Me giro y veo a Malú tocarse el tobillo y hacer gestos de dolor. No puedo evitar acercarme, aunque me cabreo cada vez que pienso en la última conversación que hemos tenido.  

-Puedo ver ese tobillo? – digo serio. Malú asiente sin mirarme – Bueno… - lo exploro detenidamente – creo que solo te lo has torcido, tendrás que hacer reposo – oigo como resopla – a ver ese brazo – observo detenidamente la herida – no es muy profunda, creo que no voy a tener que coserte…

-Menos mal…

-Si quieres te curo los rasguños que te has hecho y te vendo el tobillo – digo con cautela –

-Quique… yo…

-No me saques el tema, de acuerdo? – digo serio, no quería volver a enfadarme –

Malú me mira con tristeza mientras me voy a buscar una venda y alcohol para desinfectar las heridas. Cuando vuelvo, sigue en la misma posición.

-He traído una bolsa con agua para que te la pongas en el tobillo. No es hielo pero algo ayudará a que baje esa inflamación.

-Siento lo de antes – no me hace caso y saca el tema –

-Mira… - resoplo – yo no pretendo ser tu padre, disculpa si me he preocupado por ti en exceso.

-No pienso que lo hayas hecho… - se apresura en contestar - te he hablado fatal y cuando te has ido me daba miedo que te pasara algo… supongo que he entendido lo que te ha pasado a ti cuando no nos has visto.

No respondo, sigo enfadado.

-No eres el jefe de la isla, pero todo el mundo recurre a ti cuando tiene algún problema, y solo llevamos aquí 24 horas… eso significa que eres importante… - sigo sin contestarle – y para mí eres muy importante… no tenía que haberte hablado así… - no alzo la mirada, me dedico a vendarle el tobillo – Quique, no vas a mirarme?

Alzo la vista a regañadientes. Me encuentro con una expresión de total tristeza por su parte. Me enternece demasiado y, de un plumazo, desaparece mi enfado, pero decido seguir curándole.


-No te preocupes, no pasa nada… déjame que te cure ese brazo – escucho como se quejaba – sé que escuece, pero si no hago esto, se infectará, y dolerá más…

-Au… - dice sollozando – escuece mucho…

Me aboco a su brazo y comienzo a soplar. De golpe, pienso que es eso lo que hacían mis padres cuando me hacía algún rasguño… sonrío sin querer y me aparto.

-Voy a vendarte el brazo también para cubrir bien la herida vale? – lo vendo con cuidado – el resto de los rasguños no creo que se infecten… aunque habrá que limpiarlos a diario…

Tiene unos cuantos rasguños superficiales en las piernas, apenas arañazos. En el cuello tiene un pequeño rasguño también.

-Este va a escocer un poquito, pero intentaré que no duela… - digo apretando la gasa despacio sobre la herida –

-Au… joder…

Instintivamente vuelvo a soplarle… respiro cerca de ella y me doy cuenta de nuevo. Sigue oliendo como en el aeropuerto. No doy crédito, qué perfume aguanta tanto? Me quedo quieto un segundo, sin darme cuenta, mientras huelo de nuevo su cuello.

-Pasa algo?

-Eh? – digo contrariado – no no… estaba… mirando bien la herida… nada, no es nada…- intento disimular - 

Me mira no muy convencida. Voy a levantarme cuando me coge del brazo.

-Gracias… y perdóname, por favor… - dice poniendo de nuevo aquel gesto triste que no soporto – No vuelvas a irte… me ha dado miedo que desaparecieras…


No puedo soportarlo más y coloco un mechón de pelo que cae sobre su cara detrás de su oreja. Sonrío levemente y la abrazo. Dejo un beso en su pelo antes de levantarme. Mientras ando hasta el botiquín, una pequeña sonrisa se ha instaurado en mi cara, recuerdo que Richard pensaba que Malú era mi novia. Niego con la cabeza, qué tontería. 

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