martes, 16 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 10: HOJAS SECAS

La lluvia ha vuelto a hacer estragos en el campamento. Nuestras cabañas son hojas mecidas por el viento, nada consistentes. Como la vez anterior, tras la lluvia hay unos momentos de desconcierto, de no saber qué hacer. Ayer llovió bastante más que la última vez y el ánimo en la isla va decayendo. 

Recuerdo las palabras que les dije referentes a si habían pensado por qué no venía nadie a por nosotros. Nadie había hecho ningún comentario al respecto, pero se palpaba en el ambiente que la gente comenzaba a impacientarse.

-Rick – la voz grave de Richard me saca de mis pensamientos – ya he escuchado a varias personas preguntarse por qué no viene nadie a por nosotros – bajo la cabeza negando – y se está formando un lío en la orilla… Rafa quiere construir una barca.

Le miro estupefacto y camino hasta él.

-Ya… ya se lo que piensas, pero quizá habría que contarles lo que sabes – Malú y Richard son los únicos de la isla que saben de la conversación que escuché en el avión –

Al llegar a la orilla, me encuentro a Malú poco más que discutiendo con Rafael. Él está empeñado en construir una barca todos juntos para salir de allí. Malú, por el contrario, le expone los peligros de adentrarse en el mar. Poco a poco la conversación sube de tono.

-Tú, tan famosa que eres, no te preguntas por qué tu séquito no ha venido a buscarte? – pregunta Rafael con sorna –

Se escuchan cuchicheos. El resto de los supervivientes no conocen a Malú, solo por la conversación del otro día saben que es conocida.  

-Rafael, basta – dice Malú seria –

-Ninguna niña de papá va a darme órdenes – contesta Rafael algo exaltado – No sé quién te has creído que eres pero aquí no te vale el nombre para ordenar nada a nadie.

-Pero como puedes decir eso? – Malú comienza a cabrearse –

-Qué está pasando? – interrumpo la discusión –

Anthony narra las intenciones de Rafael de construir una barca y salir a alta mar a buscar ayuda. Algunos de los supervivientes dudan, fruto de la desesperación.

-Ya tuvo que llegar el jefe para poner paz – susurra en voz baja Rafael, recriminado por su mujer –

-Voy a hacer como que no he escuchado eso – intento contenerme – no es buena idea lo de salir a alta mar.

-Vieron? Aquí está el jefe dando órdenes – Grita Rafael –

-Te estás pasando Rafa – le cortó Malú –

-Vaya! Y ahora la artista le defiende, qué pasa, es tu novio? – ríe a carcajadas mofándose –

-Basta! – grito – Rafael, como piensas construir esa barca? – se hace un silencio en la isla –

-Con cañas de bambú y lo que encontremos – dice convencido –

-Ya… - no me puedo creer lo que estoy oyendo – y de verdad vas a subir a tu hijo a una barca hecha con cañas de bambú en un mar que no conoces?

Rafael me mira con rencor. Se pone frente a mí, está bastante beligerante.

-Lo que yo haga con mi hijo no es asunto tuyo

-Rafael, ya es suficiente – contesta Amanda –

-Cállate! – le grita – no hace falta que demuestres lo mucho que te gusta el doctor

-Qué estás diciendo Rafa? – replica Amanda algo ofendida –

-Qué prefieren? Quedarse aquí esperando a que llegue una ayuda que no va a llegar? O ayudarme a construir una barca que nos saque de aquí? – se escuchan murmullos entre los supervivientes – el doctor no les da soluciones, les pide paciencia, y a algunos se nos está agotando – me mira de nuevo con ira en los ojos – y ahora qué doctorcito? Como sienta que su rebaño ya no le siga?

-Vale ya Rafa! – grita Malú –

Rafael se acerca a ella como si estuviera poseído pero me interpongo entre ellos.

-Eh eh! – grito poniéndome entre ellos dándole un empujón a Rafa – se te ha ido la cabeza? Qué ibas a hacer?

Rafa me empuja con ganas, pero no consigue tumbarme en la arena.

-Por qué no decidimos como hombres quien es el jefe de la isla? – propone desafiante  -

Alzo las cejas en señal de asombro. Aquel hombre no parecía ser el hombre tranquilo que llevaba días trabajando por los demás en la isla.

-No hay que decidir quien es el jefe porque no hay jefe – sentencio – y nadie va a tocar a nadie en esta isla, está claro?

-Claro… cómo alguien va a osar tocar a Malú estando el doctor por en medio – replica con ironía – me va a escuchar solo un instante – se acerca a mi desafiante – voy a salir de esta isla con mi hijo y mi mujer – sube el tono de voz – y el que quiera acompañarme, adelante. El que se quede sabe que acabará como los 8 que enterramos ayer.

Rafael se gira hacia las cabañas cuando decido poner fin a aquella insensatez.

-Sé por qué no han venido a por nosotros todavía! – grito y Rafael se para en seco –

Comienzo a narrar lo que en su día les conté a Malú y a Richard. La gente comienza a asustarse, pero consigo tranquilizarles. A todos menos a Rafael.

-El doctor nos ocultaba información como si fuéramos estúpidos, cierto?

-Eso no es así Rafa… no quería que la gente lo entendiese mal y pensara que no vendrían a por nosotros.

-Y ahora usted sabe seguro que van a venir? – resoplo y bajo la cabeza – Vieron? Les oculta información, les trata como si fueran estúpidos y no les propone soluciones. Yo sí. Les propongo que construyamos una barca y salgamos de esta isla – replica con total convicción -

Todos comienzan a cuchichear entre ellos mientras miro a Malú preocupado.

-Si esperamos todos juntos será mucho más fácil sobrevivir – dice Malú con voz pausada. Todos se callan al escucharla –

-Claro! En el mundo en el que usted vive todos sus problemas los solucionan los demás, no es así? – contesta Rafa en tono burlón – todos menos la muerte, su familia lo sabe bien.

Aquellas palabras me dolieron hasta a mí. Hizo clara referencia a la muerte de su tío para intentar sacarla de sus casillas, y lo consiguió.


-Eres un cabrón – dice mientras camina enfurecida hasta él pero me pongo en medio de ellos – a mi familia no la menciones me oyes?

-Malú, cálmate – digo agarrándola de la cintura -

-Pobrecita, la niñita echa de menos a su familia, no es cierto? – está siendo demasiado cruel para estar en sus cabales – por qué no le dice al doctor que le dé cariño?

He escuchado más de lo que puedo soportar. Me doy la vuelta y me pongo frente a frente con él. Me aguanta la mirada y, por un momento, pienso que vamos a comenzar a pegarnos, el silencio inunda la isla, todos nos miran asustados.

-Si no te calmas… - no me deja terminar y comienza a empujarme -

-Va a pegarme doctor? – dice mientras me empuja, estoy a punto de estallar – vamos, pégueme y demuestre a toda esta gente que tiene sangre en las venas – intento no caer en su provocación – es curioso, saca toda la hombría cuando pasa algo referente a su amiga, debería pensarlo…

-Basta… - digo apretando los puños –

-Papá! – la voz de Guillermo hace que deseche la posibilidad de pegarle a su padre –

Rafa se gira como si hubiera escuchado un fantasma. Detecto que la cara le cambia, parece no estar en sus cabales y haber vuelto de repente.

-No quiero irme de la isla en una barca, quiero quedarme aquí con los demás – replica el niño –

-Tú harás lo que yo te diga – dice el padre mientras le coge del brazo y se aleja junto a Amanda – Piénsenlo! – se dirige a los supervivientes -

Me quedo allí, de pie, sin saber qué hacer. Cuando Rafael desaparece, las miradas se centran en mí. Sigo con los puños apretados, como si estuviera triturando en mis manos un montón de hojas secas.

-Rick, no nos vamos a ir de esta isla si no es todos juntos, y menos en una barca que se va a hundir en cuanto venga una ola – la voz de Anthony me hace destensarme –

Todos apoyan aquellas palabras. Miro a Anthony agradecido y veo como Malú comienza a andar hasta la orilla, sin articular palabra. El grupo se deshace cuando Richard les alienta a seguir con las tareas que cada uno tiene asignadas. Decido seguirla, supongo que estará dolida.


-No tienes que perseguirme, estoy bien – dice Malú sentada en la arena, sin mirarme –

-No te persigo, solo quería decirte que, si quieres hablar, estoy aquí…

Espero unos segundos pero no obtengo respuesta. Decido dejarla sola pero justo cuando voy a girarme, escucho los sollozos que salen de su boca. Me parte el corazón aquella escena. Me acerco hasta ella, procuro no agobiarla demasiado. Pongo una mano sobre su hombro y escucho como comienza a llorar más fuerte. Decido sentarme a su lado y, sin mediar palabra, se gira y se abraza a mí como si le fuera la vida en ello.

-Vamos Malú… no llores… - digo acariciando su pelo – todo va a ir bien…

-Les echo tanto de menos… - llora amargamente – y si no vuelvo a verles?

-Ei… - hago que me mire – vamos a salir de aquí, lo sabes igual que yo.

-Ha sido muy cruel conmigo – baja la cabeza, refiriéndose a Rafa –

-Lo sé… no se qué le ha pasado, hay demasiado tensión en la isla, tiene que ser eso… 

-Quiero irme de aquí Quique… - su voz suena desesperada –

-Y yo… pero no voy a subirme a una barca… la mejor opción es esperar…

-Lo sé pero… joder! – exclama frustrada – me da miedo perder la cabeza…

-No lo vas a hacer… intenta no pensar en nada más que en sobrevivir aquí y no perderás la cabeza…

-Gracias por defenderme antes… - dice sin deshacer el abrazo –


Sonrío levemente y vuelvo a acariciar su pelo mientras pienso que la conversación con Rafa no habría acabado ni mucho menos. Acababa de empezar…

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