domingo, 28 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 40: ESTÚPIDO

-Has visto a Malú entonces?

La pregunta de mi madre cae sobre la mesa como una losa. Creo que en mi mente veo como los platos salen volando y mi madre se hace cada vez más y más grande. Me va a pillar. Lo va a hacer.

-Si… claro… - contesto sin darle demasiada importancia – vas a comerte eso hermanita?

Intento cambiar de tema, pero creo que he hecho lo peor que podría hacer. Mi padre come de su plato sin enterarse de nada, pero mi madre me mira fijamente. Veo como mi hermana la mira de reojo mientras bebe coca cola.

-Me cayó muy bien – miro fugazmente hacia mi madre mientras me afano en comer – parece una chica muy normal.

-Lo es… - carraspeo – camarero! – alzo mi brazo – otra cerveza por aquí!

-Me tienes que contar algo?



Joder. Joder. Joder. Pero cómo lo sabe? CÓMO LO SABE? No lo puedo entender, tiene que ser un microchip que les implantan a todas las madres en el paritorio. No le encuentro explicación. Por qué cojones siempre lo saben todo?

-Yo? No, por qué?

Me escucho a mí mismo y me doy lástima. En mi empeño por disimular lo único que hago es el ridículo. Escucho una risa fugaz de mi hermana, que ni siquiera me mira. Sabe que la asesinaría con la mirada. No le he contado nada, pero parece que también se lo huele. Pero por qué? Tanto se me nota? Me habré escrito en la frente un “malú” sin darme cuenta?

-Lo decía porque como te veo tan contento…

Contento yo? Qué va, en este momento no estoy contento. Ni puta gracia me hace esto. Necesito una salida, sacar algún tema, el que sea.

-Papá, Malú me ha dicho que puede conseguir entradas para ir a ver el Madrid.

Error. Malú? He dicho Malú? Mierda. Otra vez esa risa de mi hermana.

-Ah si? – pregunta mi padre entusiasmado – me gusta la amiga que te has echado.



Así es mi padre. En una frase puede decir más cosas de las que jamás nadie podría. Igual no se ha dado ni cuenta de lo que ocurre, pero acaba de dejarme muy tranquilo. Se hace un silencio en la mesa. Solo se escucha a mi hermana carraspear de vez en cuando. Mi madre sigue escrutándome con la mirada.

-Los padres de Malú son gente muy maja…

Otra losa de mi madre en la mesa. Esta vez, mi hermana me mira como diciéndome que se me está notando tanto que no puede aguantarse más la risa.

-Nos ayudaron mucho… - prosigue mi padre – dile a tu amiga que algún día tenemos que hacer alguna comida, que les invitamos a casa.

Oigo a mi hermana toser pero no quiero mirarla, si la miro estoy perdido. Creo que se ha atragantado con su coca cola. Pero por qué es así? Si yo no he dicho nada! Si nadie sabe nada!

-No nos has contado nada de lo que has hecho estos días… - mi madre acaba de tirar un edificio sobre la mesa –

-Emm… - no quiero mirar a mi hermana, pero en mi mente veo la cara que está poniendo – pues no se…

-Enrique…

Cuando mi madre me llama así, me cago literalmente. No sé exactamente que tono de voz pone, no se explicarlo…

-Qué es lo que ocurre que no nos quieres contar?

Alzo la mirada y veo a mi padre con el tenedor en la boca mirándome interrogante a mí y a mi madre alternativamente. Mi madre tiene el gesto serio, pero no como cuando va a echarme una bronca. Parece preocupada. Y mi hermana… bueno… mi hermana mejor que no me mire, la voy a matar por ayudarme tan poco.

-Pero si no ocurre nada… no se… - mi voz suena nerviosa –

-Quique… se te nota mucho… - afirma mi hermana y mis ganas de matarla van en aumento –

-Pero se me nota el qué? – digo riendo de forma nerviosa – no sé qué os pasa…

-Estés con quién estés, si te vemos feliz, nosotros te vamos a apoyar… ya lo sabes no?

Mi madre acaba de hacer que tenga unas ganas de salir corriendo tremendas. Pero como cojones saben esto? Se lo habrá contado Alex? O Marta? Voy a tener que liarme a tiros con más gente a parte de con mi hermana?

-No sé por qué dices eso mamá… - sigo intentando disimular –

-Deja de disimular de una vez hermanito – la miro con la mandíbula apretada – se te nota mucho.

Miro a mi hermana que me sonríe… quita esa sonrisa joder! No me hace ni puta gracia! Miro a mi madre que me mira como enternecida. Mi padre nos mira sin entender nada, pobre, no tiene el sexto sentido de las mujeres. Te entiendo papá.

-Se me nota el qué? – digo intentando saber que es lo que sospechan para no cagarla –

-Venga ya! – mi hermana alza los brazos – mamá, me voy a Madrid unos días que necesito despejarme – intenta invitarme – qué se te ha perdido a ti en Madrid? Amor quizás? - pone pose de enamorada, la voy a matar -



-Ahora resulta que tengo que pedir permiso o dar explicaciones? – me hago el ofendido –

-Claro que no hijo… pero que nos puedes contar lo que sea… que somos tu familia…

-Tú has ido a ver a Malú y ya está – dice mi hermana de lo más normal –

-Baja la voz! – recrimino a mi hermana mirando alrededor –

-Vale… - carraspea – tú has ido a ver a Malú y ya está – repite en voz baja –

Escucho a mi madre dar una carcajada contenida. Les miro, me miran interrogantes.

-Vale si, he ido a visitarla… y qué?

-Nada… - mi hermana alza los brazos de nuevo – tener una cuñada cantante me gusta…



Abro los ojos de par en par. Pero joder, que mi madre sepa lo que me pasa vale, pero mi hermana? Tan transparente soy? Me cago en la puta, no sé mentir, se me ha puesto una estúpida sonrisa en la cara. Me acabo de delatar.

-Qué está pasando que no me entero? – dice mi padre algo indignado –

Estallo en una carcajada sin querer, a la que me siguen mi madre y mi hermana. Mi padre me mira con cara de pocos amigos. Le hago un gesto como que no me estoy riendo de él y mi madre pone una mano en su hombro, como apiadándose de su inocencia.

-Nada nene… que el niño está ilusionado… no le ves? – dice mirándome con ternura –



-Os estáis montando una película que no es normal… - digo negando con la cabeza en mi último intento por disimular –

-Ay joder! – mi hermana me da una palmetada en el hombro – que dejes ya de disimular que te vamos a guardar el secreto coño!

-Ya veo! – le vuelvo a recriminar – quieres no gritar?

-Perdón… - hace un gesto tapándose la boca – aiiiiiiiissss… es que me hace tanta ilusión…

-Dios… - resoplo con resignación –

-Pero… - mi padre me mira – hostia… - hace un gesto como cayendo en la cuenta – joder, y parecía tonto cuando nació…

-Gracias papá… - pongo los ojos en blanco –

-Nos lo vas a contar? – dice mi hermana ilusionada –

-Pero que no hay nada que contar! – digo indignado – que… nos estamos conociendo y ya está…

Genial. Ahora si que acabo de confesar. Si es que soy gilipollas… nunca he servido para mentir, admiro mucho a la gente que puede disimular sin ningún esfuerzo.

-Ves como sí mamá? Te lo dije… - dice mi hermana con gesto triunfante – yo lo sabía, que lo sepas… esas miraditas en el aeropuerto no eran de amigos…

-Joder… - resoplo resignado de nuevo –

-Ten cuidado cariño… - dice mi madre acariciando mi cara – bastante daño te han hecho ya…

-Madre mía, que no tengo 15 años eh? Ni voy a casarme ni nada... – digo agobiado –

-Bueno… eso ya se verá… - dice mi hermana por lo bajini –

-La semana que viene me voy el miércoles… - digo sin pensar –

Mi cara es un poema. Por qué he dicho eso? Joder, estaba deseando contárselo a alguien, pero aquí no cojones! Llama a Alex y cuéntaselo! Pero a tus padres? Es que soy rematadamente estúpido coño.

-Uhhhh! – se burla mi hermana – no te tengo que explicar lo de las precauciones y eso no? Que no quiero ser tita tan joven…

Joder, es idiota. Una idiota adorable, pero una idiota. Me estoy poniendo muy rojo, tengo mucho calor. Más todavía cuando, inconscientemente, vienen a mi cabeza imágenes de estos días con ella. Maldita sea, me he enamorado como un imbécil, tanto, que hasta soy capaz de contárselo a mi familia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario