Tras el primer viaje en el que se han ido una parte de
ellos, el resto subimos de nuevo a esa lancha que nos va a sacar de aquella
cárcel hecha isla. Me siento al lado de Malú, con una bolsa que contiene mis
pertenencias, por llamarlo de alguna manera. Paso un brazo por su hombro,
abrazándola y dejo un beso en su pelo. La lancha se pone en marcha y no dejo de
mirar aquella isla. Malú cruza su mano con la mía. 14 días allí han sido
suficientes para saber que no quiero separarme de esa mujer. La observo y veo como mira la isla con una mezcla de pena e incredulidad.
En parte, me da pena dejar aquello, es extraño,
pero estaba deseando hacerlo. Los hombres de la lancha nos dicen que volverán
por la mañana a recoger todo lo que hay allí y se encargarán de trasladar los
cadáveres del resto. Han quedado impactados cuando les llevamos hasta la tumba
que habíamos hecho, no saben qué decir, creo que todavía no se creen que
estemos vivos.
Poco a poco, nos vamos acercando a aquel barco que nos acaba de
liberar de esa prisión. Ayudo a Malú a subir a él por una escalera y arriba nos
recibe un hombre vestido con unos vaqueros y una camiseta negra, con gesto comedido.
-Llevamos días buscándoles. – dice emocionado – no
pensábamos encontrar gente con vida.
Vamos dando nuestros nombres, supongo que para una posible
lista de supervivientes que estoy seguro va a recorrer el mundo. Me imagino a
toda esa gente que adora a Malú gritando de alegría cuando suene su nombre.
Sonrío mirándola. No me suelta la mano y se abraza a mi cintura, como una niña
pequeña.
-Vamos a quedarnos hasta el amanecer aquí. Por la mañana
vendrá otro barco que se encargará de recuperar los cuerpos del resto – todos
bajamos la cabeza – no se imaginan la que se va a formar cuando vuelvan a casa…
esto es un milagro – dice sonriendo – Perdonen, estarán cansados, Arthur! –
llama a un chico que viene corriendo – acompáñales a las camarotes.
El chaval llamado Arthur nos hace una especie de reverencia
y se encamina hacia dentro del barco.
No puedo creerme lo que veo. Unas literas.
Una cama joder. Es antigua, suenan los muelles pero me da igual. Me dejo caer sobre ella, estamos en la habitación Malú,
Richard, Anthony y yo. El resto ha ido repartiéndose entre los camarotes de
forma que todos tengamos una cama donde dormir.
-Quieres la de abajo? – pregunto sin mirar a Malú –
-Me da igual… - contesta sonriendo mientras me mira –
-Quizá deberíamos irnos a otra habitación, verdad Richard? –
Richard alza la ceja izquierda ante el comentario de Anthony – eh… quiero decir… - me encuentro totalmente
avergonzado, no sé donde meterme… claramente lo ha dicho por Malú y por mi. La
miro y está riéndose negando con la cabeza -
-Demasiados hombres aquí eh? Cómo me hagáis algo os tiro por
la borda – dice escalando hasta la litera de arriba, no parece que le haya
importado el comentario – Dios mío! – se estira en la cama – no me lo puedo
creer! – grita –
-Está claro que me quedo la de abajo – digo renegando con la
cabeza –
-Una cosa os digo – se asoma por la litera – nada de pedos,
eructos o lo que hagáis los hombres cuando estáis solos eh? – estallamos en una
carcajada – que os tiro por la borda de verdad eh?
-La jefa ha hablado, ya sabes Anthony – dice Richard
subiendo a la otra litera de arriba –
-La decoración está genial eh? – señalo un timón de madera
pequeño, clavado en la pared, repleto de polvo – parece que estoy en la perla
negra…
-Jajajajaja – escucho la carcajada de Malú – esto me
recuerda a cuando me iba de viaje con la clase…
-Oye… qué va a pasar cuando lleguemos? – pregunta Anthony
tumbado en su litera, mirando al techo –
Me dirijo a mi litera tras mirar por la ventana redonda de
la habitación y dirijo una mirada a Malú, que se queda pensativa.
-Pues no lo sé, pero mejor no pensarlo… vamos a descansar un
rato, nos llamarán en breve cuando se pongan en contacto con nuestras familias
– sentencio mientras me siento – tengo unas ganas de verles…
-Yo tengo ganas de ver a mi ahijada – dice Richard – la hija
de unos amigos… Kate…
-Buah… mi ahijada… - dice Malú con emoción – la mía se llama
Lucía –
-La mía Rocío – contesto –
Malú se aboca a los barrotes de la litera y estira el cuerpo
hasta verme. Es gracioso verla así, boca abajo, con el pelo cayéndole hacia el
suelo.
-Tienes una ahijada? – pregunta con sorpresa –
-Si… la hija de unos amigos… como Richard… - noto como mi
voz toma un punto de emoción –
-No me lo habías contado… - dice Malú en la misma posición –
-Si hablo de ella me pongo tonto… así que mejor te la
presento cuando lleguemos…
-Aquí todos tenéis ahijados o que? – dice indignado Anthony
y nos arranca una carcajada –
Malú vuelve a su posición y, poco después, nos quedamos
dormidos, no sin antes recapitular en mi cabeza lo que ha pasado. Lo repaso
todo, pero, sobre todo, ese no beso. Maldito Anthony. Y ahora qué?. Qué va a
pasar ahora? Llegaremos a Madrid y nos despediremos como si nada? Una extraña
sensación de miedo se apodera de mí cuando pienso en que nos vamos a separar.
Unos golpes en la puerta me despiertan. Me despierto
desubicado. Escucho al otro lado la voz suave de alguien que nos pide que
abramos la puerta. Los demás duermen profundamente, así que, viendo que nadie
se mueve, me pongo en pie a regañadientes. Abro la puerta y me encuentro con un
chico de la tripulación que lleva un teléfono en las manos. Le miro
contrariado.
-Hemos llamado a sus familias… Quique?
-Soy yo – contento tembloroso –
Me sonríe y me da el teléfono. Lo pongo en mi oreja con
miedo, como si no supiera lo que me espera al otro lado.
-Hola?
No he podido parar de llorar durante toda la conversación.
Mi madre estaba fuera de sí, apenas ha podido contarme nada, solo hemos estado
llorando. Con mi padre ha pasado lo mismo y con mi hermana igual. Solo he
alcanzado a entender que están todos bien, poco más. El chico de la tripulación
me pide que avise a Malú. Es la siguiente. Asiento y entro de nuevo en la
habitación, secándome las lágrimas. Siguen durmiendo los tres. Me acerco a mi
litera y observo como duerme. Parece un angelito, tapada con la sábana hasta el
cuello, con cara de estar durmiendo plácidamente.
Me da pena despertarla, pero
le va a encantar. Sin querer, toco su pelo, apartándolo de su cara. Es tan
guapa… no puedo evitar pensarlo.
-Malú… - digo en voz baja – jefa…
-Mmmm… - se queja –
-Tienes una llamada… - abre los ojos de repente – vamos, no
les hagas esperar…
Casi como un resorte, salta de la litera y sale de la habitación. Richard y Anthony se despiertan, la verdad es que no ha sido nada silenciosa. Me río sin querer. Richard y Anthony salen de la habitación como una exhalación a buscar otro teléfono para hablar ya con sus familias y me quedo solo en la litera. Me tumbo boca arriba, todavía intentando contener las lágrimas de antes. Qué ganas tengo de verles.
Tras unos minutos, Malú entra en la habitación. Me incorporo mientras lo hace, me mira con los ojos rojos y se ríe sin querer.
Me levanto y llego a su altura. Nos abrazamos sin decir nada. Se abraza a mí, llorando desconsoladamente, pero, esta vez, de alegría.
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